src="images/troya2.gif" border="0" vspace="0" width="140" height="50"> Troya: su historia, sus héroes...

Aquiles

Al igual que Héctor era el héroe indiscutible, uno de los más ilustres entre los griegos. Y es que su nombre, su persona misma simboliza el valor en el combate y el ímpetu en sus sentimientos sin medir las consecuencias. Su padre, el mortal Peleo, descendía de Zeur, y su madre, la diosa Tetis, descendía de Océano, dios del océano a quien dio nombre. Su madre quiso hacerle inmortal y para ello, siendo un bebé, le sumergió en las aguas mágicas del río Éstige, que volvería invulnerable a quien se bañara en ellas. Su corta edad impedía que se bañara solo y por eso le tenía que sujetar por el talón para que no se hundiera, de ahí que su único punto vulnerable y por tanto mortal fuese el talón.

De la educación de Aquiles se encarga el excepcional centauro, Quirón. Le enseña las virtudes morales y guerreras y alimenta con entrañas de león y jabalí, que le convirtieron en uno de los principales guerreros campeones en la guerra de Troya. Pero su madre temía por su vida ya que le habían anunciado que moriría en esta campaña y cuentan que, para evitar su muerte, le escondió en la isla Esciros, disfrazado de mujer con el nombre de Pirra, en la corte del rey Licomedes. De los amores de Aquiles con Deidamía, una de las hijas de Licomedes nació Pirro, también llamado Neoptólemo.

Ulises sabía que sin Aquiles no podrían ganar a los troyanos y que por su gusto estaría con ellos en la batalla así que con un engaño logró acercarse a las hijas de Licomedes: disfrazado de mercader, les ofreció hermosas telas, todas acudieron a admirarlas mientras una de ellas, Pirra, se maravillaba de la espada que colgaba del cinto. Descubierto el engaño, Aquiles feliz de la treta de su amigo se unió a la expedición no sin antes Tetis, su madre resignada, proporcionarle dos caballos inmortales dotados de la facultad de hablar, antiguo obsequio de Poseidón.

Aquiles se reunió en Áulide con la armada aquea comandada por Agamenón. Y allí fue donde se enfrentó por primera vez con él. La causa ya sabemos que fue el sacrificio de Ifigenia, pero lo que más indignó a Aquiles fue que le utilizara para atraer a su hija hasta Áulide ya que le dijo que la había prometido en matrimonio con Aquiles y quería que se desposaran antes de partir a la batalla. Es el momento de decir que Ifigenia no murió en el sacrificio ya que la diosa Artemisa, viendo la sumisión de la joven aceptando su muerte, la rescató  sustituyéndola por una cierva (sin que nadie se percatase) y la llevó a Táuride, cerca de Crimea, donde la convirtió en sacerdotisa de su culto. Pero sigamos con Aquiles.

Ante las murallas troyanas fue acumulando victorias y proezas, tantas que minaba la resistencia de los troyanos y al décimo año de la campaña otro enfrentamiento con Agamenón, por causa de su esclava favorita, Briseida, se retiró a su tienda negándose a combatir en lo sucesivo a su lado. Solo la muerte de Patroclo, su más querido amigo, a manos de Héctor consiguió que Aquiles volviera a la lucha, lleno de dolor y furia. Persiguió a Héctor tres veces en torno a las murallas y cuando le alcanzó lo mató con su espada. Después de las honras fúnebres a Patroclo, Aquiles loco de dolor ató el cuerpo de Héctor a su carro y lo arrastró por el polvo. Pero Aquiles no era un malvado, sólo el dolor le hizo actuar así, Por eso ante las súplicas de Príamo, el anciano rey de Troya y padre de Héctor, cedió a entregarle su cuerpo. Aprovechando ese momento de la entrega y con la inestimable ayuda de Apolo, que guió su flecha, Paris consiguió herir de muerte en el talón a nuestro héroe. La profecía se había cumplido.

 


Príamo

Héctor

Paris

Menelao

Agamenón

Aquiles

Ulises


Mitología

Inicio