CAPITULO VIII
EMBOSCADA
Las máquinas de propulsión la Enterprise retornaban lentamente a la vida, en la medida que
consumían el combustible. El suave ronroneo del reactor modificado de Kemra
contrastaba con la casi imperceptible vibración que solían producir los viejos
reactores materia/antimateria, todavía usados pero sólo para alimentar los
escudos y las armas de la nave. Un último chequeo a los instrumentos para
confirmar que todo volvía a funcionar a la perfección, y Scott llamó por fin al
Capitán Kirk al puente, donde su llamada era esperada con extrema urgencia.
"¡Gracias, Scotty!", dijo Kirk al escuchar su reporte. "Señor Sulu, gire la nave
de cara al espacio abierto... y vamos a casa".
La maniobra alertó inmediatamente a la tripulación del Avenger. Needa, que continuaba
de frente a una de las ventanas del puente, fue de los primeros en percibir el
movimiento en la nave intrusa.
"Que los artilleros se preparen", ordenó. "Seguramente su Capitán se comunicó con ellos
desde el transbordador y les ordenó escapar. Un acto muy noble, pero completamente inútil",
reflexionó. No escuchó los pasos que se acercaban, pero el resoplar producido por una
respiración forzada a través de una máscara delató la presencia de Darth Vader a sus
espaldas.
"Que nadie abra fuego", ordenó Vader. Needa quiso protestar, pero no se atrevió. No tenía las
agallas para hacerlo. Nadie en el Imperio, además del Emperador, podría esperar seguir
viviendo luego de protestar una orden suya.
"Sus armas están apuntándonos", reportó Spock. En el puente de la Enterprise la tensión era
cortante. "Sin embargo, no parecen tener intención de disparar, Capitán".
"Algo se proponen, pero con otra poca de suerte, estaremos lejos para cuando lo hagan".
Activó el intercomunicador. "¿Listos para velocidad Warp-Plus, Scotty?". Espero. La respuesta
fue afirmativa. Cortó la comunicación y ordenó a Sulu y a Chekov: "¡Adelante!"
"¡Capitán!", exclamó Chekov, "¿es real esa cosa?".
Todos en el puente miraron hacia la pantalla frontal. Afuera, podían verse estrellas, pocas
estrellas, porque la mayor parte del panorama era opacado por la presencia de un objeto
recién salido del hiperespacio, una nave en apariencia, y tan grande que hacia ver al Destructor
Estelar a sus espaldas como un obstáculo insignificante. En la sala de máquinas, la imagen de
la pantalla fue transmitida a uno de los videos. Kemra no pudo disimular su impacto.
"Eso... ¡Es un SuperDestructor Estelar!". Y a toda prisa salió, tomó el ascensor y lo dirigió
hacia el puente de mando.
Para cuando Kemra alcanzó el puente, las alarmas de la Enterprise ordenaban a cada oficial y
civil abordo adoptar posiciones "seguras", lo cual significaba, que todo aquel prescindible
para la operación de la nave, debía ir a su habitación y esperar el desenlace, cualquiera
que fuera.
"De la vuelta, señor Sulu", ordenó Kirk. "Pero Capitán, el Destructor nos obstruye el paso",
replicó el teniente. "Lo sé", respondió, "pero tendremos más oportunidad enfrentándolo, que batiéndonos
contra ese acorazado". Kemra hizo notar su presencia.
"Capitán, un duelo con cualquiera de ellos resultaría mortal para la nave. Así que quizás
debamos intentar una última incursión..."
Abordo del Avenger, la tripulación del puente de mando comenzó a evacuar, siguiendo las
últimas indicaciones de Vader. Todos, excepto Needa.
"Continúe, Kemra", solicitó Kirk. "Según recuerdo, no son muchos los oficiales encargados de
laborar en el puente de los Destructores, y siendo que sus escudos continúan lo suficientemente
bajos como para poder bloquear la energía del teletransporte...".
"¿Está sugiriendo", interrumpió Kirk, "que envíe un comando a tomar el puente de mando de esa
nave?". Kemra asintió y comentó: "Según mis cálculos, sólo necesitaré a otro hombre para...". De nuevo
fue interrumpido. "¿Ud. irá? No se ofenda, pero no creo..."
"Capitán", interrumpió esta vez Kemra, "todavía conservó la destreza que adquirí durante mi
entrenamiento Jedi y además conservo esto" y sacó de su uniforme un cilindro cubierto de
algunos botones. Al ser presionado uno de ellos, un haz de energía surgió. "Es un sable láser.
El arma de todo Jedi. Además, sólo yo puedo conseguir mover esa nave". Kirk tuvo que
aceptar.
Momentos después, tan rápido como uno de los guardias de seguridad los hubo armado apropiadamente,
Kirk dio la que podría se su última orden: "Transpórtenos". A su
lado, Kemra musitó: "No era necesario que viniera, Capitán. Su gente lo necesita". A lo que
Kirk replicó: "Spock sabrá llevar la Enterprise a casa si no regresamos. Además, no arriesgaré la
vida de nadie más en esta misión". Entonces, los tubos de transporte se activaron y los dos
fueron convertidos en una ráfaga de electrones.
El viaje pasaba sin ser sentido, a excepción de una sensación de nausea producto del mareo
experimentado por la desorientación momentánea de los sentidos. Nada de que quejarse. En cuanto
se materializaron sobre el puente, cada uno apuntó su arma en una dirección, pero no hubo
necesidad alguna de disparar. Sólo Needa los esperaba.
"Me sorprende que todavía viva, Capitán Kirk", dijo Needa. Kemra, único que le entendió, fue
hacia él. "¿Qué ocurre aquí?", preguntó. No hubo necesidad de responder. La respuesta vino de
un oscuro corredor al final del puente. "Ha pasado mucho tiempo, Kemra. Creí que para ahora
ya estarías muerto... pero mejor así". La voz fue seguida por el paso seguro de Darth Vader,
quien se acercaba con su sable láser presto para el duelo.
Kirk apuntó su arma hacia el señor del Sith y disparó dos veces. Cada uno de los rayos fueron
hábilmente desviados por Vader con ayuda de su sable. Dispuesto a no perder tiempo con el
intruso, uso su poder para elevarlo sobre los controles y lanzarlo contra uno de los muchos
paneles de control. El golpe fue duro pero no mortal y Kirk pudo levantarse de nuevo.
"Nada mal para alguien que hace sólo unas horas iba a morir", murmuró Kemra. Dejó caer su arma
al suelo y de su cinturón sacó su sable láser, activándolo. Lentamente se acercó a Vader.
"Este es el final de tu camino, Kemra. Y tu destino será morir en mis manos, de la misma forma
en que murió Obi-Wan". La revelación hizo que Kemra detuviera su avance. "Obi-Wan...
Obi-Wan Kenobi fue un buen amigo mío... juntos luchamos en las guerras Clon...
lo vi por última vez en Tatooine, justo antes de partir hacia
una misión en compañía de otros tres caballeros Jedi... Los últimos caballeros...
A una misión que concluiría con su muerte
y mi exilio a otra galaxia... Durante ese último encuentro, sin embargo, fui
testigo de un secreto que Obi-Wan quiso compartir conmigo. El acababa de regresar de Alderaan y
traía consigo a un pequeño al que llevaba para dejarlo con sus tíos... Un pequeño llamado
Luke, el hijo de Anakin Skywalker...
"¡Mi hijo!", exclamó Vader con duda y sorpresa. Entonces, Kemra reparó en lo estúpido que había
sido al dejar que sus pensamientos afloraran con tanta fuerza. Sin proponérselo, acababa de
traicionar un secreto que había llevado consigo todo este tiempo, un secreto por el que hubiera
muerto. "Maldito...", fue lo único que pudo decir.
Kemra se lanzó contra Vader. Las espadas láser chocaron y fuertes destellos se produjeron. Uno
y otro se movieron por los corredores del puente, esquivando, arremetiendo... si hubiera
estado en mejor forma, Kemra difícilmente hubiera conseguido resistir. Pero el poco tiempo
tomado por Vader para su recuperación compensaba la diferencia de edades.
Buscando ayudar a su amo y reducir su fracaso, Needa tomó el arma que Kemra dejara. Apuntó con
ella al viejo Jedi, seguro de no errar el disparo. Pero Kirk se abalanzó contra él haciéndole
perder el equilibrio. Los dos cayeron y Kirk rodó para evitar un rápido contraataque. Al hacerlo,
dio contra uno de los paneles de controles y descubrió bajo él una especie de control remoto.
Lo tomó y se levantó.
En la sala de máquinas del Avenger, un grupo de técnicos trabajaba a toda prisa desmantelando la bomba
plantada por Skeele. Ya habían conseguido reducir su potencia en un 80 por ciento, pero le
quedaba suficiente fuerza como para producir un considerable daño a la nave.
"¡Deja eso!", gritó Needa. Su desesperó llamó la atención de Kemra, quien prontamente hurgó en
sus recuerdos, descubriendo el incidente con Skeele y el uso para el cual construyó el control.
"¡Rápido Capitán", gritó, "presione el botón!".
Sorprendido, Kirk hizo lo que Kemra dijo. Al instante, una fuerte explosión estremeció al Avenger.
Los restos todavía activos de la bomba no podrían destruir la nave, pero si dejar fuertemente
averiados los sistemas de estabilidad. Sin ellos, el Avenger comenzó a caer hacia el planeta.
En cuanto se hubo abierto una ventana lo suficientemente grande como para dar paso a la
Enterprise, Spock se comunicó con la sala de transporte. "¿Los tienen localizados?", preguntó.
La respuesta pareció tardar una eternidad en llegar. Antes que el oficial terminara de hablar,
Spock le ordenó: "Entonces, ¡transpórtelos de regreso!".
En el puente del Avenger, la explosión hizo que todos cayeran al suelo. Needa fue el primero
en levantarse y saltar hacia una de las consolas. Activó un micrófono y ordenó por un
intercomunicador: "¡Todo el personal del puente repórtese en su sitio, ahora!" y abrió las
puertas del puente.
Kirk fue el segundo en levantarse. Entonces, escucho un sonido agudo salir de su aparato de
comunicación. Iban a transportarlos de regreso al Enterprise. "¡Kemra..." su voz se apagó
al ser convertido en un patrón de electrones que fue rápidamente vuelto a armar en los
tubos de la sala de teletransportación de la Enterprise. "... nos vamos!". Al verse en la
sala buscó a Kemra pero no lo encontró. Angustiado, miró al oficial encargado de los
controles. Lo vio una y otra vez luchar con las lecturas recibidas y adivinó por la perplejidad
en su rostro, que no volvería a ver al ingeniero.
Vader fue el tercero en levantarse. Caminó hacia las ropas que una vez Kemra usara y que
ahora lo esperaban vacías en el piso del puente. Ya había visto esto ocurrir antes, cuando
lucho con Obi-Wan. Y al igual que su antiguo maestro, el cuerpo de Kemra parecía haberse desvanecido en el
aire justo cuando su sable láser cegó su luz y terminó con su existencia. "¿Es este el destino que me
espera?", se preguntó.
En ese momento, y por segunda ocasión, el puente de mando del Avenger se estremeció. Esta vez debido a la turbulencia
producida por la Enterprise al pasar a su lado a alta velocidad. Needa ordenó a los técnicos que
ingresaban al puente rastrear la nave, pero todo esfuerzo resultó inútil. La nave había
entrado al hiperespacio... o más allá.
FIN DEL CAPITULO