EDITORIALES
NI MILOSEVIC ES DE IZQUIERDAS
NI YUGOSLAVIA ES SOCIALISTA
A IZQUIERDA UNIDA le corresponde el
mérito de haber encabezado las primeras protestas masivas contra
la criminal intervención militar de la OTAN. Lo que indudablemente
es un gran acierto político.
Otra cosa son los argumentos que han
empleado algunos sus principales dirigentes. Al principio, IU puso el énfasis
de su oposición a la intervención de la OTAN en la "ilegalidad"
del bombardeo y criticó la marginación de la ONU.
Vacuo argumento. La OTAN, sin duda,
es una alianza militar dominada por EE.UU., pero la ONU no se queda atrás.
Es otra agencia del imperialismo cuyas funciones diplomática y política
no le impidieron servir de cobertura al asesino embargo contra el pueblo
de Irak.
La salida del conflicto nunca vendrá
de la mano del imperialismo, ya sea el anglomericano o el alemán
o francés, que se ocuparán de defender sus intereses, dividiendo
a los pueblos y enfrentándolos unos a otros.
Más tarde, algunos dirigentes
de la coalición empezaron a decir cosas como que Yugoslavia era
"el último bastión socialista de Europa" y a alabar a Milosevic,
cuestionando la limpieza étnica contra los kosovares. Incluso Anguita
se dejo llevar por esa nueva línea: "Milosevic, que no es ningún
santo y es autor de matanzas, tiene el defecto de ser de izquierdas y por
ello hay que acabar con él" (La Vanguardia, 19-ABR-99).
Desgraciado comentario éste
de Ánguita. El Coordinador General de Izquierda Unida parece no
entender que la condición de genocida y de responsable político
de la limpieza étnica contra el pueblo kosovar de la que goza Milosevic
es incompatible con una identidad de izquierdas.
Milosevic, ex-burócrata del
régimen estalinista de Tito, impone a sangre y fuego los planes
de ajuste más brutales del FMI y está totalmente comprometido
en el saqueo del antiguo Estado obrero, que con la guerra, es el principal
elemento de la restauración capitalista en los Bálcanes.
Su dictadura se basa en una demagogia
nacionalista y racista que raya el fascismo. Una dictadura que se ve legitimada
con la intervención de la OTAN. Sin embargo, las gentes de izquierdas
tenemos que tener claro que la criminal intervención militar de
la OTAN no hace bueno a Milosevic.
Esto lo ha entendido otros dirigentes
de IU y del sector crítico de CC.OO. que han apoyado un Manifiesto
impulsado por Carlos Taibo, que al margen de consideraciones retóricas,
acierta en el análisis y facilita una salida acorde con los principios
socialistas.
Con frases desafortunadas como la de
Anguita y otros dirigentes, IU desperdiciaría la oportunidad de
extender el movimiento contra la guerra que actualmente encabeza.
En el complejo conflicto de Kosovo
las cosas no están tan claras como para alinearse sin más
con algunos de los contendientes. Si se condena a Milosevic y nada se dice
de los bombardeos de la OTAN que principalmente sufren los trabajadores
y campesinos serbios nos alineamos con el imperialismo, el principal enemigo
de los pueblos y de los trabajadores en el mundo.
Si por el contrario, denunciamos el
bombardeo y nada decimos de la atrocidades cometidas por la policía
serbia contra la población civil de Kosovo, nos alineamos con Milosevic
y nos haremos cómplices de la limpieza étnica.
La única opción viable
para una izquierda internacionalista y revolucionaria, la única
vía para impulsar la movilización popular contra esta guerra
reaccionaria consiste en apoyar la autodeterminación del pueblo
de Kosovo, que tanto la OTAN como Milosevic repudian, al mismo tiempo que
nos oponemos a la intervención imperialista y nos manifestamos contra
la limpieza étnica.
El derrocamiento de Milosevic por parte
del imperialismo sólo beneficiará a los sectores más
nacionalistas que están detrás. La única salida progresista
radica en una política de independencia de clase.
Los trabajadores y campesinos serbios,
junto a los trabajadores y campesinos kosovares, deben luchar por el derrocamiento
de Milosevic con la bandera del socialismo y de la unidad de los trabajadores
balcánicos por encima de fronteras nacionales.
La única bandera donde el derecho
a la autodeterminación no es una cáscara vacía sino
una opción real, una condición indispensable a la hora de
establecer una Federación Socialista que sólo puede basarse
en la libre y voluntaria unión de los pueblos balcánicos.
UN CRIMEN DE ESTADO
EN TIEMPOS DE LA DICTADURA FRANQUISTA
era corriente que los esbirros del tricornio aplicasen con manga ancha
la Ley de Fugas disparando primero y preguntando después.
Esta tradición, parece no estar
del todo olvidada en la llamada Benemérita. Todavía, en su
seno, hay elementos como el Brigada Pedro Jimenez que se atreven a jugar
al tiro al blanco con seres humanos.
El resultado no pudo ser más
trágico. Miriam Gómez, joven sevillana de 21 años,
resultó muerta a consecuencia de las heridas producidas por el disparo
del guardia civil.
Poco a poco, se va aclarando el oscuro
caso. Parece que el Brigada Jimenez apuntó y disparó su arma
reglamentaria cuando el vehículo conducido por Beltrán, amigo
de la víctima, circulaba a una distancia muy corta y en paralelo
al vehículo policial, lo que contradice la versión del Brigada
que admite que efectuó un disparo intimidatorio a las ruedas.
El Brigada Jimenez está considerado
como un tirador selecto y estuvo destinado en Euskadi en un cuerpo de élite,
los Grupos Antiterroristas Rurales.
Resulta difícil de creer que
un experto tirador a tan corta distancia apunte a las ruedas y la bala
termine cegando la vida de uno de los ocupantes del vehículo.
En cualquier caso, el disparo es ilegal.
El Brigada Jimenez no debió usar el arma en ningún momento
puesto que la vida de los agentes nunca estuvo en peligro. Es inadmisible
que un rutinario control de alcoholemia acabe en muerte.
La muerte de Miriam no es otra cosa
que un nuevo crimen de estado que al margen de la sentencia ejemplar que
todos esperamos sólo podrá saldarse con la disolución
de ese cuerpo cáduco y antidemocrático que es la Guardia
In-Civil.
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