ANDALUCÍA
Pescadería y Chanca,
alto Almanzora.
Mónsul y Media luna...,
arena mora.
En tu bahía,
y en tu roja Alcazaba
sueño, Almería
Carnavales de Cádiz...
sentir de azahar.
Jicarilla de plata
templada al mar.
Flores de mayo
aldabean tus campos
y tus caballos.
Tiene tu serranía
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.
Generalife y
Alhambra,
embrujos moros.
Entre el Darro y el Genil.
corren tus lloros.
Luce granada
de tomillos y nieve
Sierra Nevada.
Tierra llana, medialuna,
gitana bella.
De azófar el Río Tinto
pintó tu enseña.
Junto a tu parra,
Huelva, son de fandango,
eres guitarra.

Cimbra de San Lorenzo,
trigos y olivos.
Guarda sierra morena
vientos cautivos.
Entre alfajores,
Jaén; jara y romero,
viste de flores.
San pedro de Alcántara
sol y verdiales
Miramar y Alcazaba...,
sentimentales.
Málaga hermosa;
anhelos de sultana,
rumor de rosa.
Torre de oro y peineta,
blanca mantilla.
Regio, el Guadalquivir
cruza Sevilla.
La Macarena
a la giralda enseña
su tez morena.
FIESTA
¡Qué lento baja el arroyo
serpeando la cañada!
visten alegres su paso
farolillos y guirnaldas.
Es la fiesta de mi pueblo
allá en mi Castilla llana.
Luciendo bellos adornos
mi pueblito se engalana.
Suenan áfonos tambores;
y la gente alborozada
saca en desfile a la virgen
entre romeros y grana.
Animando el paso tocan
la gaitilla y la dulzaina,
y se escucha, a lo lejos,
el tañer de las campanas.
Calla la vieja sus rezos.
Rompe en júbilo la calma.
Alegre en la plaza suena
una jota Castellana.
Fiesta, alegría, algazara,
farolillos y guirnaldas.
Es la fiesta de mi pueblo
allá en mi Castilla llana.
EL PESCADOR Y EL PEZ
Allá va cruzando el río
buscando peces de plata;
surcando el invierno frío
para acallar su hambre ingrata.
-Pescador mucho me temo
me salga la vida cara
si avanzas a flor de remo
entre el sedal y la jara-
-Cae en mi red, pez de plata,
que tengo por cosa clara
que el hombre su hambre no mata
a golpes de simple vara-
Lanza el pescador su anzuelo,
con soltura y mucha maña,
trazando un arco en el cielo
con el puntal de su caña.
El cebo, al fondo del río,
sorprende al pez no saciado
que ciego de hambre, con brío,
se lanza a darle un bocado.
-Libérame del anzuelo
pescador de mente clara.
Odio morir en el suelo,
entre el sedal y la jara-
-No te suelto pez amigo
pues es invierno y yo quiero
que haga mi mujer contigo
buena sopa en el puchero.
Serás entero comido.
Tu fritura para el plato,
tu espina para el cocido,
y tus ojos para el gato-
Echa el pez en su mallero
y con presteza lo tapa.
Queda libre un agujero,
y, de un salto se le escapa.