Algunos frunciran el ceño cuando reciban la noticia de la nueva aparición de esta modestísima hojilla. Otros sonreiran. Unos con complicidad y otros con sorna.
En una de las organizaciones que perteneció el que escribe estas líneas se llego a un congreso que tuvo por lema principal "Mientras no este todo perdido, nada esta perdido".
Y con ese espíritu se intenta continuar, nadie nos va a decir cuando hemos de dar por acabada o perdida nuestra batalla. Podemos, siguiendo el refrán, sentarnos a la puerta de nuestra tienda a ver pasar el cadáver de nuestros enemigos. O podemos ponernos en marcha pensando en las generaciones políticas que nos seguirán y que, con justicia, algún día nos reclamaran por nuestras actitudes en este momento. Cada uno medite sobre como quiere ser recordado.
En nuestro anterior número poníamos énfasis en un posible nuevo congreso de FE-JONS. Los meses han pasado y no parece que eso pueda ocurrir de inmediato. Cerramos pues el interrogante.
Durante estos últimos meses se nos ha pedido en repetidas ocasiones calma, mesura, ponderación, en nombre de una solución que a medida que pasan las semanas parece imposible. No tenemos pues más de esas virtudes para agotar en nombre de finalidad o meta de desconocido significado.
Queremos como siempre ofensiva, actualidad y futuro.
No tardará mucho tiempo para que una nueva generación de hombres y mujeres que se han proclamado falangistas en algún momento vuelvan a hacerse de nuevo la pregunta. Debemos continuar llamándonos falangistas, o en nombre de los valores que defendemos debemos dar un paso al frente y reconocer que nuestras metas deben ser proclamadas de otra manera.
Ciclicamente es una cuestión que se repite, según las experiencias de cada uno conocerá un caso u otro de este tipo. (Desde el propio Manuel Hedilla hasta Narciso Perales, pasando por muchos y variados ejemplos).
No queremos resolver la cuestión porque sabemos que la discusión sobre si debemos o no seguir llamándonos falangistas forma parte de una de esas esterilidades políticas del propio falangismo. Es volver otra vez a hablar de nosotros mismos en vez de plantearnos de una vez la acción política en el presente encarada hacia el futuro.
Los próximos meses serán prolijos en este tipo de historias. Cuando se empiece a reconocer que la unidad es un mito imposible y paralizante, nacerán sesudas discusiones sobre que es lo ideal, como debemos presentarnos y quien debería ser el jefe. Es decir otra vez volveremos a hablar de nosotros mismos.
Evidentemente hay que salir de este circuito infernal. Y contar para ello solo con los que estén dispuestos a seguir el difícil camino de dar la cara en público y en privado por la esencia de nuestras ideas.
Y si decir todo esto nos cuesta que nos echen, sin problemas. Si el asunto se arregla, -empezamos a creer que no-, tendrá que haber una "amnistía". Y si no se arregla no tiene sentido seguir estando callados, complices de que las cosas sigan sin solución.
Queremos ir mas allá y diremos que a nosotros no nos van las camisas de colores, sino la acción política con sentido y con resultados.
No vamos, una vez mas, a hacer repaso detallado de los grupúsculos existentes esta primavera en el mapa. Tenemos a grandes rasgos unos de carácter católico que confunden la política con la acción social de la Iglesia, una iglesia por otra parte que no tiene interés en su acción política. Unos grupos de derecha radical que siempre servirán a la derecha liberal para hacer de "tapón" a posibles estructuras "nacional-radicales". Y unos grupos históricos que en su bagaje político pesa mas la lucha interna que la acción política externa.
En este panorama los grupos nacionales radicales han jugado siempre de comparsa. Queremos romper ese circuito político viciado con nuevas formas y nuevas acciones. Es por ello que nuestra primera propuesta es constituirnos como un nuevo tipo de agrupación, diferente a las que hay en presencia hoy. Queremos ser un grupo de presión o afinidad, eso que algunos llaman "lobby".
Por ello nuestra actuación estará a un nivel diferente del que hasta ahora tienen grupúsculos políticos y/o partidos.
Nuestra opción estará por la presión para la construcción y desarrollo de los elementos necesarios para el establecimiento, ampliación y correcto funcionamiento de una opción radical, coherente y moderna de carácter político, social y cultural.
Nuestros ejes de actuación serán:
1. La creación de las condiciones necesarias para la constitución de un elemento político con posibilidades de actuación. Sea este elemento político una coalición, un movimiento socio-político, un bloque o un partido.
2. El desarrollo de elementos para la elaboración, profundización y divulgación de valores políticos, sociales y culturales.
3. El apoyo a iniciativas sectoriales concretas reales. Especialmente en los campos de la cultura, la juventud, los estudiantes, los trabajadores, y la ecología.
4. La constitución de una asociación o grupo de trabajo que sea el referente de nuestra propia actividad. Asociación o grupo de trabajo que no sea excluyente.
Los principios de nuestra actuación se basaran en el documento conocido como el Manifiesto de "La Conquista del Estado" a cuyo espíritu apelamos.