Introducción.-
Salutación.
Perdone el lector, si al escribir no ve estilo. Espero que comprenda que sólo pretendo reflejar algo de lo que vi de lo que sentí, de lo que pensé y de lo que ahora vivo.

Pág.- 9-11
Pudo ser en otro lugar, pudo ser en otro día, pudo ser el final de otra vida; pero me parece recordar que fue para San Pedro, cuando dejó de sufrir aquella larga agonía.
Su vida fue un duro calvario al que nunca le vio la salida; de pequeña, pobre y desatendida...

Pág.- 21
Su madre, que la observa, se alegra, porque sabe de sus rezos y de sus noches en vela, por eso le aconseja y le promete cuanto esfuerzo y ayuda darle pueda. Él se aproxima, llega, la saluda, la mira, la besa y, tembloroso, le cuenta que llegó siguiendo los paso...

Pág.- 27-28
Habían andado un buen trecho cuando decidieron descansar en un recodo del camino; sentados en la linde cambiaron impresiones, abrieron las barjas, tomaron algo de engañifa, cortaron algo de tocino y le dieron unos cuantos tientos al vino...

Pág.- 99
Y en eso, mi conciencia no pudo por menos que interpretar, que era el supremo que me volvía a llamar, y aunque por cansada y por vieja creía que podía recurrir, sin rechistar obedecí, y esa es la causa de que en este secadero esté ahora junto a ti, y sin embargo...

Pág.- 154-155
Y Ambos, entonces, acuerdan que no hay tiempo que perder, que lo mejor es hacer un hueco en la carga y poner en ella, y con mucho tiento, a la enferma, su mujer, tumbada sobre una hamaca, y así, con sumo cuidado, intentar llegar hasta el Vadollano...