"Desde hace trescientos setenta años los alcazareños vienen defendiendo con firmeza,
como uno de sus mejores tintes de gloria, la tradición que hace de Alcázar de San Juan el lugar
donde nació el Príncipe de los Ingenios españoles, Miguel de Cervantes Saavedra. Esto les ha acarreado
muchas burlas; pero los alcazareños siguen firmes en sus creencias, no por mera «cazurrería» propia
de pardillos de pueblos, como le han llegado a decir, sino por convicción primeramente y después por
las formas poco correctas con que se ha pretendido probar que tal vez pudieran estar equivocados.
Y no sólo se ha usado de la incorrección contra las creencias alcazareñas, sino también contra todos
aquellos que de algún modo las han apoyado. Buena prueba de ello es la leyenda negra que se tejió
alrededor del eminente paleógrafo español don Blas Nasarre, descubridor de la partida de Alcázar,
el cual de su puño y letra anotó al margen de ella: «Este es el autor de la historia de Don Quijote».
Es mi propósito exponer algunos datos históricos que la diuturnidad del tiempo borra de la
memoria de los hombres y hace aparecer a las personas y las cosas distintas a como en realidad fueron.
Hechos ineluctables y que sólo desciframos cuando, ahondando en la materia, vemos que la mayor parte
fueron desvanecidos adrede. No nos debemos, por tanto, guiar nada más que de verdaderos sabios y
eruditos a los que no cegó la pasión y, si de sabios es errar, ¿qué diremos de los pseudosabios?;
pero en fin, no divaguemos y vayamos al tema; hay que contentarse con lo que dijo Cervantes: «Más
fuerza tiene el tiempo para deshacer y mudar las cosas, que las humanas voluntades» (Cervantes, Don Quijote
de la Mancha, 1ª parte, capítulo XLIV)".
Francisco Saludador Merino.
Consideraciones sobre la verdadera cuna de Cervantes: