8.- Carta de la viuda de Prat
a Grau
Dos meses más tarde de la
fecha de la carta que Grau envió a la viuda de Prat, ésta
le contestó, agradeciéndole en los siguientes términos:
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Doña
Carmela Carvajal viuda de Prat |
Valparaíso 1º de agosto
de 1879
Miguel Grau.
Distinguido señor.
Recibí su fina y estimada
carta fechada a bordo del monitor “Huáscar” en 2 de junio
del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero
antiguo, se digna Ud. acompañarme en mi dolor, deplorando
sinceramente la muerte de mi esposo; y tiene la generosidad
de enviarme las queridas prendas que encontraron sobre la
persona de mi querido Arturo; prendas para mí de valor
inestimable por ser, o consagradas por su afecto como los
retratos de mi familia o consagradas por su martirio, como
la espada que lleva su adorado nombre.
Al proferir la palabra
martirio, no crea Ud. señor, que sea mi intento culpar al
jefe del «Huáscar» la muerte de mi esposo. Por el contrario,
tengo la conciencia de que el distinguido jefe, que
arrostrando el furor de innobles pasiones sobre excitadas
por la guerra, tiene hoy el valor, cuando aún palpitan los
recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy
alto el nombre y la conducta de mi esposo en esa jornada, y
que tiene aún el más raro valor de desprenderse de un
valioso trofeo, poniendo en mis manos una espada que ha
cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de no
haber sido jamás rendida; un jefe semejante, un corazón tan
noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, a haberlo
podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un
sacrificio tan estéril para su patria, como desastroso para
mi corazón.
A este propósito, no
puedo menos de expresar a Ud. que es altamente consolador,
en medio de las calamidades que origina la guerra,
presenciar el grandioso despliegue de sentimientos
magnánimos y luchas inmortales, que hacen revivir en América
las escenas de los
hombres de la epopeya antigua. Profundamente reconocida por
la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona y por
las nobles palabras con que se digna honrar la memoria de mi
esposo, me ofrezco muy respetuosamente, de usted atenta y
afectísima. S.S. Carmela Carvajal de Prat.
Sobre el combate de Iquique,
hay que reconocer, que la “Esmeralda” era un barco
relativamente débil de madera y con poca artillería, pero
los artilleros chilenos estaban largamente entrenados y
tenían muy buena puntería lo que no ocurrió con los
artilleros peruanos.
La “Esmeralda” no se rindió y
se hundió con la bandera al tope y con mucho personal a
bordo, los que en gran número murieron por el efecto de
succión.
Cuando el «Huáscar» alcanzó
al barco enemigo con el espolón, hubo un momento en que la
cubierta del monitor se incrustó en la nave enemiga, y según
algunas versiones, por efecto del golpe, Prat que estaba en
lugar próximo fue impelido bruscamente a la cubierta del «Huáscar»
que era mucho más baja. Eso hubiera significado que, no
habría habido en Prat una acción voluntaria, lo que le
quitaría mérito. Por nuestra parte la consignamos, por
tratarse de una versión muy difundida, pero no la avalamos.