2.- Parte del comandante Juan
Guillermo Moore
El comandante de la fragata
“Independencia” Juan Moore, envió el siguiente informe a
Grau.
Iquique, Mayo 22 de 1879.
Señor Capitán de Navío,
Comandante General de la Primera División Naval. S.C.G. En
cumplimiento de las órdenes recibidas por Ud. zarpé del
puerto de Arica el día 20 del presente mes a 8 p.m. me
aguanté sobre la punta de Pisagua para esperarlo, por haber
entrado a dicho puerto.
A las 4 a.m. me puse en
movimiento, siempre en convoy, a poca distancia de la costa
haciendo dar toda fuerza a la máquina hasta las 5 h. 30 a.m.
que estuvimos a la vista del puerto de Iquique, demorando en
ese momento el “Huáscar” como a dos millas por la proa.
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Capitán
de navío, Juan Guillermo Moore, comandante de la
fragata "Independencia" |
A las 7 h. 30 a.m. se
avistaron dentro del puerto, y muy pegados a la costa, tres
buques a vapor, que reconocidos, resultaron ser los buques
chilenos, corbeta de guerra “Esmeralda”, cañonera
“Covadonga” y un transporte.
Como el buque al mando de Ud.
se dirigiera hacia la parte sur del puerto, seguí
recorriendo la costa del norte para encerrar a los enemigos
en la bahía.
En esta aplicación hicieron
rumbo al sur; pero encontrando que les cerraba el paso la
salida del “Huáscar”, regresaron, gobernando la “Esmeralda”
hacia el norte. En este momento el buque de Ud. inició el
ataque haciendo el primer disparo sobre la “Covadonga” y
mandé romper los fuegos de la “Independencia” sobre la
corbeta “Esmeralda” y aprovechándose de esta circunstancia,
el transporte hizo rumbo al sur navegando con toda la fuerza
de su máquina.
Empeñado así el combate y
viendo que el “Huáscar” cambiaba su proa dirigiendo sus
tiros a la “Esmeralda”, y que la “Covadonga” trataba de
fugar pegándose a la isla, goberné en la misma dirección a
fin de impedírselo, no pudiendo conseguir mi objeto, porque
al llegar a la altura de la isla, la “Covadonga” la había
rebasado, pegándose mucho a las rompientes, y obligándome a
seguirla.
Comprendiendo que ese buque
ponía en práctica el único medio que podía emplear por su
propio calado, traté de ganarle el barlovento para obligarlo
a salir afuera, o retroceder. Esto último lo conseguí en la
primera caleta de la bahía de Cheurañate, por lo cual puse
proa al norte, haciendo fuego con el costado del estribor,
pero la “Covadonga” volvió a dirigirse al sur, metiéndose
de caleta en caleta y tuve que continuar el combate
siguiendo al buque enemigo, que barajaba la costa metiéndose
entre las rompientes y en fondo insuficiente para la
“Independencia”, maniobrando en distintas direcciones.
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Fragata
"Independencia" |
Habían transcurrido desde
entonces más de tres horas de combate y viendo lo incierto
de los tiros de nuestros cañones, por falta de ejercicio,
pues toda la tripulación era nueva, y el efecto que
producían las ametralladoras y nutrido fuego de fusilería,
que el enemigo hacía sobre la dotación de la fragata, que se
encontraba sobre cubierta, en gran parte por haberse
estrechado tanto la distancia, acometí con el espolón por
dos veces, cuando la circunstancia me lo permitía, pero
encontrando poco fondo, tuve que retroceder, lo que dio
tiempo al enemigo para ganar el sur.
Resolví por tercera vez embestirla con
el ariete, pegándome a la punta Gruesa, para impedirle la
salida de la bahía
estrechándola en la última caleta, cuando los sondajes
repetidos marcaban de ocho a nueve brazas de agua, y siendo
limpia la bahía según las cartas. En este momento, notando
que se pegaba más a las rompientes de la punta, ordené poner
la caña a babor para poder rebasarla y atacar así con
ventaja por el otro lado, lo que no pudo realizarse con la
rapidez necesaria por haber sido en ese momento heridos tres
timonéles, por el fuego nutrido de ametralladoras y
fusilería, que el enemigos nos hacía desde las cofas, mandé
dar atrás con toda la fuerza de la máquina contando durante
todo este tiempo los timoneles el mismo sondaje anterior, es
decir de nueve brazas de agua.
En este instante, y cuando
tocaba con el ariete a la “Covadonga” se sintió un gran
choque y quedó detenida la fragata. El golpe había sido
sobre una roca que no está marcada en la carta, pues se
encuentra al norte del último bajo que aparece en ella.
Por consecuencia de este
choque, se llenó completamente de agua el buque, se apagaron
los fuegos y suspendiéronse las calderas, hasta la caja de
humo; y en segundo y tercer choque se inundaron
completamente las otras secciones. El buque cayó sobre su
costado de estribor, entrando el agua por las portas de la
batería. No obstante esta desgracia, al pasar la “Covadonga”
por el costado de estribor haciéndonos fuego con su
artillería, nuestros cañones contestaron cuando el agua casi
los cubrían, continué el fuego con las ametralladoras de las
cofas y con la tripulación que mandé subir a cubierta,
armada de rifles y revólveres, hasta que se agotaron las
municiones que no podían ser repuestas, pues el buque estaba
inundado casi por completo, como lo digo anteriormente. La
Covadonga seguía haciendo fuego de cañón ya a mansalva y una
de cuyas bombas rompió el pico de mesana donde estaba izado
el pabellón. Inmediatamente mandé poner otro en otra driza.
Después del choque mandé a sondar todo el contorno del buque
marcando la sonda por todos los lados de cinco y media a
seis brazas; lo que prueba que la roca en que chocó la
fragata es aislada y a distancia de los arrecifes de la
punta.
Cuando me convencí de que
todo esfuerzo por salvar el buque era infructuoso, ordené
que se prendiera fuego a la santabárbara, orden que bajó a
cumplir el oficial encargado de ella, pero ya era tarde,
pues el agua a torrentes entraba a bordo, lo impidió.
Siendo casi toda la tripulación de hombres que no están
acostumbrados al servicio de buques de guerra, embarcados
pocos días antes de nuestra salida del Callao, fue
imposible evitar que se arrojasen al agua, corriendo el
riesgo de perecer ahogados; mandé arriar todas las
embarcaciones para mandar la gente a tierra, haciendo
colocar en la primera a todos los heridos, yendo cada bote
a cargo de dos oficiales para que regresaran por el resto de
gente.
En el último mandé al 2ª Jefe
comandante Raygada para que organizara la gente en tierra, e
hiciera regresar algunas embarcaciones que hubieran llegado
a tierra, lo cual no pudo verificar, pues las rompientes
las destruyeron todas al llegar a la costa. Sin embargo,
casi toda la tripulación estaba ya salvada, quedando sólo
conmigo a bordo cerca de 20 personas, entre ellas los
tenientes primeros graduados don Pedro Gárezon y don
Melchor Ulloa y el 2ª don Alfredo de la Haza, el alférez de
fragata don Ricardo Herrera, el guardia marina don Carlos
Elespuru, el corresponsal de “El Comercio” don José Rodolfo
del Campo, el Dr. Enrique Basadre y el primer maquinista don
Tomás Wilkins con su segundo, más tarde se aproximó a
nosotros el buque al mando de Ud. y mandó tres embarcaciones
para trasbordarnos a los que aún quedábamos en la fragata,
lo que no hice hasta no prender fuego al buque, inutilizando
los cañones y arrojar al agua las armas que no podían
servir.
Adjunto a Ud. una relación de
los muertos y heridos habidos en la fragata a mi mando
durante el combate.
Réstame sólo poner en
conocimiento de Ud. que todos los jefes, oficiales y
tripulación del buque se han comportado dignamente,
mostrando valor y serenidad en todo el combate, sin
separarse un solo instante de los puestos que tenían
señalados.
Al 2ª jefe le tenía
encargado, recorrer todo el buque durante el combate, al
tercer jefe el cuidado de las baterías, y como quedara fuera
de combate a los primeros disparos del enemigo, ordené que
la reemplazara el capitán de fragata don José Sánchez
Logomarcino que se encontraba en el fuerte como jefe de la
columna Constitución, que hasta ese momento permaneció a mi
lado, junto con el teniente 1ª don Narciso García y García,
el oficial de señales don Fortunato Salaverry y mi ayudante
el teniente 2ª don Enrique Palacios.
No concluiré, sin manifestar
a Ud. que uno de los últimos tiros de rifle del enemigo,
mató súbitamente al alférez de fragata Guillermo García y
García uno de los más inteligentes oficiales de marina, Dios
guarde a Ud. Juan G. More.