1.- Parte de Grau sobre el
combate.
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Plaza de
armas de Iquique en 1879 |
Apenas llegó la escuadra
peruana a Arica con el Presidente Prado, hubo una reunión de
alto nivel a la que asistieron el contralmirante Lizardo
Montero, Jefe de la Plaza de Arica y los comandantes de los
buques. Se tomó conocimiento oficial que los barcos chilenos
“Esmeralda” y “Covadonga” se encontraban bloqueando el
puerto de Iquique y se consideró una brillante oportunidad
para destruirlos, designándose al “Huáscar” con Grau y a la
“Independencia” con More para tal misión, que se consideró
fácil de llevar a cabo, por que los barcos chilenos eran de
madera y los peruanos eran blindados. Pero las cosas no
resultaron como se deseaban y fue un desastre
peruano.
La mejor forma de exponer lo
que pasó en Iquique el 21 de mayo de 1879, es transcribiendo
los partes oficiales de Grau y de Moore, comandantes de los
dos barcos que tomaron parte en la acción
Parte del Comandante Grau.-
Comandancia de la primera división
naval, Al ancla Iquique, Mayo 23 de 1879. Benemérito señor General, Director de la
Guerra.- En cumplimiento de las instrucciones verbales
recibidas de V.E. zarpé en la primera noche del 20 del
presente, con el monitor «Huáscar» y la fragata
“Independencia”, ambos buques
pertenecen a la división naval
a mi mando y mes es honroso dar cuenta a V.E. de los
acontecimientos que han tenido lugar en ella hasta la fecha.
En la travesía del puerto de Arica al de Iquique, creí
conveniente recalar a Pisagua, lo que verifiqué a las 4 h.
20 a.m. del 21 con el objeto de inquirir algunas noticias
relativas a la comisión que debía de realizar en Iquique. En
efecto, supe por el capitán de dicho puerto, quien me mostró
un telegrama del prefecto del departamento de Tarapacá de
fecha 19, en el que se comunicaba que la “Esmeralda” la
cañonera «Covadonga» y el transporte “La Mar”, buques de la
escuadra chilena, hacían efectivo el bloqueo de Iquique.
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Espolón
del monitor "Huáscar" |
Al aproximarse nuestros
buques al puerto de Iquique, noté que efectivamente tres
buques caldeaban, pronto pude reconocer entre ellos a la
“Esmeralda” y a la “Covadonga», que se ponían en movimiento,
tomando posiciones defensivas, a la par que salía del puerto
un vapor con bandera norteamericana, probablemente el “La
Mar” y se dirigía al sur. La anticipación con que hizo esta
maniobra y la distancia de cinco millas a que se hallaba del
puerto, teniendo en cuenta las diligencias consiguientes a
su reconocimiento, me decidieron a dirigir mis operaciones
de preferencia sobre los dos buques que antes le he
indicado. Llegado el «Huáscar» a los mil metros
próximamente al norte, del fondeadero de los buques
enemigos, mandé afianzar el pabellón y ordené a la
“Independencia” que venía por el norte, próximo a la costa y
a cinco millas de distancia, se dispusiese para el combate.
Ocupaban entonces los
mencionados buques posiciones a un cable o cable y medio de
la playa, frente al lado N. de la población, en orden de
combate, la “Covadonga» por la popa del otro y ambos con
proa al N. de manera que estaban interpuestos entre nosotros
y la población: eran las 8 h.20 m. am. del 21
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Corbeta chilena
"Esmeralda". |
Trabóse el combate desde este momento entre el «Huáscar» y los dos buques enemigos y
30 minutos después se unió y rompió sus fuegos la
Independencia, pero nuestros tiros no podían ser bien
dirigidos, por encontrarnos en la boca del puerto bajo
acción de la mar, a la par que la puntería de los buques
enemigos tenían por lo general buena dirección y elevación.
La «Covadonga», después de
la primera hora salió del puerto muy pegada a la isla que
cierra la parte occidental, y emprendió su retirada por la
parte sur, barajándola muy próximo a la playa; en vista de
lo cual ordené a la “Independencia”, a perseguirla,
quedándome por consiguiente batiendo con el «Huáscar» a la
“Esmeralda”.
Mientras la “Independencia”
seguía su camino, y notando la inseguridad de nuestros tiros
por la causa que he dicho antes, me decidí atacar a la
Esmeralda con el espolón, pero informado por el capitán de
corbeta y del puerto don Salomé Porras, y por el práctico
del mismo don Guillermo Checle, quienes se encontraban a
bordo desde el principio del combate, de que dicho buque
estaba defendido por una línea de torpedos en su delante,
intenté dirigirme sobre el lado del sur, para desalojarlo de
la zona en que maniobraba defendido. Más, observando a la
vez, que se dirigía hacia el norte, saliendo por esa zona,
cambié de propósito y goberné directamente. A medio cumplido
de distancia detuve la máquina y la Esmeralda guiñando para
evadir el golpe al costado, lo recibió por la aleta de babor
en dirección muy oblicua; el espolón resbaló, su efecto fue
de poca consideración, y quedaron abordados ambos buques,
hasta que el «Huáscar», empezó su movimiento para atrás.
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Combate
de Iquique, el "Huáscar" hunde a la corbeta chilena
"Esmeralda". |
Embestí nuevamente con igual
velocidad y la Esmeralda presentó su proa, evadiendo de esta
manera nuevamente, los efectos del choque, sin embargo,
estos dos golpes la dejaron bastante maltratada.
En ambas ocasiones, a la aproximación de los
buques, y durante el tiempo que permanecieron muy cerca,
recibíamos nutrido fuego de las ametralladoras que tenían
establecidas en sus cofas, el de fusilería y muchas bombas
de mano a la vez que descargas completas de artillería de
sus costados. El blindaje protegió muy bien a nuestra gente
de los efectos de tan certeros fuegos, muchos de los cuales
chocaron en nuestra torre, y otros rompían algunas partes de
madera o de fierro muy delgado, y permitía sostener
igualmente nuestro fuego de cañón y de fusilería.
Finalmente emprendí la
tercera embestida con una velocidad de 10 millas y logré
tomarla por el centro; a este golpe se encabezó y
desapareció completamente la “Esmeralda”, sumergiéndose y
dejando a flote pequeños pedazos de cascos y algunos de sus
tripulantes. Eran las 12 y 10 p.m. El comandante de es
buque, nos abordó a la vez que uno de sus oficiales y
algunos de sus tripulantes por el castillo y en defensa de
este abordaje perecieron víctimas de su temerario arrojo.
Inmediatamente mandé todas las embarcaciones del buque a
salvar a los náufragos y logré que fuesen recogidos sesenta
y tres, los únicos que habían sobrevivido a tan obstinada
resistencia.
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Capitán
de fragata Arturo Prat, por efecto del espolonazo,
cae con otros chilenos en la cubierta del "Huáscar" |
No puedo prescindir de llamar
la atención a V.E. hacia la sensible pérdida del teniente 2ª
graduado don Jorge Velarde, para significar el noble
comportamiento y arrojo con que este oficial conservó su
puesto en la cubierta, al pie del pabellón hasta ser víctima
de su valor y serenidad.
Terminado en el puerto de
Iquique el salvamento de los náufragos y con ellos a bordo,
me dirigí en demanda de la “Independencia” que estaba a la
vista en la punta denominada Gruesa, al sur de Iquique, con
el intento de ayudarle al apresamiento de la “Covadonga”.
Noté que ésta, desde que se apercibió del movimiento del «Huáscar»,
se alejó a toda fuerza con rumbo sur, a la vez que la
“Independencia”, algo recostada a una banda, permanecía en
el mismo sitio. A medida que iba avanzando, pude claramente
comprender que éste último buque estaba varado, y preferí
continuar la persecución de la “Covadonga” durante tres
horas, hasta que convencido que la distancia de 10 millas,
que apro- ximadamente me separaba de ella, no podía
estrecharla antes de la puesta del sol, creí muy conveniente
desistir del empeño y volver en auxilio de la
“Independencia”
Pude entonces apreciar, que
la pérdida de la fragata era total y mandé a mis
embarcaciones por la gente que había a su bordo, dando la
orden de incendiar el buque.
Los detalles relativos a la
pérdida de la fragata, los encontrará V.E. en el parte
adjunto del comandante de dicho buque; este jefe con todos
sus subordinados marchan en el “Chalaco” a ponerse a las
órdenes de V.E.
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Los
chilenos Prat y Serrano son ultimados por los
marinos peruanos. Grau se enteró, después, que el
comandante de la "Esmeralda" fue muerto en
esta acción |
Regresé al puerto de Iquique
y remití a tierra a los prisioneros a órdenes del Señor
general en jefe del ejército, a los heridos para su
curación y a los cadáveres para su sepultura. Por
considerarlo prudente, me volví a la mar con el fin de pasar
la noche sobre la máquina, reconociendo las cercanías del
puerto, y avisté en la madrugada al “Chalaco” que estaba en
Pisagua. Me dirigí en demanda de él, e impuesto de su
comisión, le ordené venir a cumplirla al puerto de Iquique,
por creerlo así más conveniente.
Actualmente me ocupo de hacer
carbón, tomándolo del “Chalaco”, de tierra y de una lancha
del enemigo, con el fin de continuar dando cumplimiento a
las instrucciones de V.E. Al terminar cábeme la satisfacción
de asegurar a V.E. que todos los individuos de la dotación
del “Huáscar" que me están subordinados, han cumplido con su
deber.
Todo lo cual tengo el honor
de elevar a conocimiento de V.E. para los fines a que haya
lugar. Dios guarde a Ud. Miguel Grau.