GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO VII:

EL COMBATE DE IQUIQUE

1.- Parte de Grau sobre el combate

2.- Parte del comandante Juan Guillermo Moore

3.- Los muertos y los heridos

4.- Después del combate

5.- Carta de Grau a Prado

6.- Carta a la viuda de Prat

7.- Carta a Montero

8.- Carta de la viuda de Prat a Grau

 

1.- Parte de Grau sobre el combate. 

Plaza de armas de Iquique en 1879

Apenas llegó la escuadra peruana a Arica con el Presidente Prado, hubo una reunión de alto nivel a la que asistieron el contralmirante Lizardo Montero, Jefe de la Plaza de Arica y  los comandantes de los buques. Se tomó conocimiento oficial que los barcos chilenos “Esmeralda” y “Covadonga” se encontraban bloqueando el puerto de Iquique y se consideró una brillante oportunidad para destruirlos, designándose al “Huáscar” con Grau y a la “Independencia” con More para tal misión, que se consideró fácil de llevar a cabo, por que los barcos chilenos eran de madera y los peruanos eran blindados. Pero las cosas no resultaron como se deseaban y fue un desastre peruano.

La mejor forma de exponer lo que pasó en Iquique el 21 de mayo de 1879, es transcribiendo los partes oficiales de Grau y de Moore, comandantes de los dos barcos que tomaron parte en la acción 

Parte del Comandante Grau.-

Comandancia de la primera división naval, Al ancla Iquique, Mayo 23 de 1879. Benemérito señor General, Director de la Guerra.- En cumplimiento de las instrucciones verbales recibidas de V.E. zarpé  en la primera noche del 20 del presente, con el monitor «Huáscar»  y la fragata “Independencia”, ambos buques pertenecen a la división naval a mi mando y mes es honroso dar cuenta a V.E.  de los acontecimientos que han tenido lugar en ella hasta la fecha. En la travesía del puerto de Arica al de Iquique, creí conveniente recalar a Pisagua, lo que verifiqué a las 4 h. 20 a.m. del 21 con el objeto de inquirir algunas noticias relativas a la comisión que debía de realizar en Iquique. En efecto, supe por el capitán de dicho puerto, quien me mostró un telegrama del prefecto del departamento de Tarapacá de fecha 19, en el que se comunicaba que la “Esmeralda”  la cañonera «Covadonga» y el transporte “La Mar”, buques de la escuadra chilena, hacían efectivo el bloqueo de Iquique. 

Espolón del monitor "Huáscar"

Al aproximarse nuestros buques al puerto de Iquique, noté que efectivamente tres buques caldeaban, pronto pude reconocer entre ellos a la “Esmeralda” y a la “Covadonga», que se ponían en movimiento, tomando posiciones defensivas, a la par que salía del puerto un vapor con bandera norteamericana, probablemente el “La Mar” y se dirigía al sur. La anticipación con que hizo esta maniobra y la distancia de cinco millas a que se hallaba del puerto, teniendo en cuenta las diligencias consiguientes a su reconocimiento, me decidieron a dirigir  mis operaciones de preferencia  sobre los dos buques que antes le he indicado. Llegado el «Huáscar»  a los mil metros próximamente al norte, del fondeadero de los buques enemigos, mandé afianzar el pabellón  y ordené a la “Independencia” que venía por el norte, próximo a la costa y a cinco millas de distancia, se dispusiese para el combate.

Ocupaban entonces los mencionados buques posiciones a un cable o cable y medio de la playa, frente al lado N. de la población, en orden de combate, la “Covadonga» por la popa del otro y ambos con proa al N. de manera que estaban interpuestos entre nosotros y la población: eran las 8 h.20 m. am. del 21 

Corbeta chilena "Esmeralda".

Trabóse el combate desde este momento entre el «Huáscar» y los dos buques enemigos y 30 minutos después se unió y rompió sus fuegos la Independencia, pero nuestros tiros no podían ser bien dirigidos, por  encontrarnos en la boca del puerto bajo acción de la mar, a la par que la puntería de los buques enemigos tenían por lo general buena dirección y elevación. 

La «Covadonga», después de la primera hora salió del puerto muy pegada a la isla que cierra la parte occidental, y emprendió su retirada por la parte sur, barajándola muy próximo a la playa; en vista de lo cual ordené a la “Independencia”, a perseguirla, quedándome por consiguiente batiendo con el «Huáscar» a la “Esmeralda”.

Mientras la “Independencia” seguía su camino, y notando la inseguridad de nuestros tiros por la causa que he dicho antes, me decidí atacar a la Esmeralda con el espolón, pero informado por el capitán de corbeta y del puerto don Salomé Porras, y por el práctico del mismo don Guillermo Checle, quienes se encontraban a bordo desde el principio del combate, de que dicho buque estaba defendido  por una línea de torpedos en su delante, intenté dirigirme sobre el lado del sur, para desalojarlo de la zona en que maniobraba defendido. Más, observando a la vez, que se dirigía hacia el norte, saliendo por esa zona, cambié de propósito y goberné directamente. A medio cumplido de distancia detuve la máquina y la Esmeralda guiñando para evadir el golpe al costado, lo recibió por la aleta de babor en dirección muy oblicua; el espolón resbaló, su efecto fue de poca consideración, y quedaron abordados ambos buques, hasta que el «Huáscar», empezó su movimiento para atrás. 

Combate de Iquique, el "Huáscar" hunde a la corbeta chilena "Esmeralda".

Embestí nuevamente con igual velocidad y la Esmeralda presentó su proa, evadiendo de esta manera nuevamente, los efectos del choque, sin embargo, estos dos golpes la dejaron bastante maltratada.

En ambas ocasiones, a la aproximación de los buques, y durante el tiempo que permanecieron muy cerca, recibíamos nutrido fuego de las ametralladoras que tenían establecidas en sus cofas, el de fusilería y muchas bombas de mano a la vez que descargas completas de artillería de sus costados. El blindaje protegió muy bien a nuestra gente de los efectos de tan certeros fuegos, muchos de los cuales chocaron en nuestra torre, y otros rompían algunas partes de madera o de fierro muy delgado, y permitía sostener igualmente nuestro fuego de cañón y de fusilería.

Finalmente emprendí la tercera embestida con una velocidad de 10 millas y logré tomarla por el centro; a este golpe se encabezó y desapareció completamente la “Esmeralda”, sumergiéndose y dejando a flote pequeños pedazos de cascos y algunos de sus tripulantes. Eran las 12 y 10 p.m. El comandante de es buque, nos abordó a la vez que uno de sus oficiales y algunos de sus tripulantes por el castillo y en defensa de este abordaje perecieron víctimas de su temerario arrojo. Inmediatamente mandé todas las embarcaciones del buque a salvar a los náufragos y logré que fuesen recogidos sesenta y tres, los únicos que habían sobrevivido a tan obstinada resistencia. 

Capitán de fragata Arturo Prat, por efecto del espolonazo, cae con otros chilenos en la cubierta del "Huáscar"

No puedo prescindir de llamar la atención a V.E. hacia la sensible pérdida del teniente 2ª graduado don Jorge Velarde, para significar el noble comportamiento y arrojo con que este oficial conservó su puesto en la cubierta, al pie del pabellón hasta ser víctima de su valor y serenidad. 

Terminado en el puerto de Iquique el salvamento de los náufragos y con ellos a bordo, me dirigí en demanda de la “Independencia” que estaba a la vista en la punta denominada Gruesa, al sur de Iquique, con el intento de ayudarle al apresamiento de la “Covadonga”. Noté que ésta, desde que se apercibió del movimiento del «Huáscar», se alejó a toda fuerza con rumbo sur, a la vez que la “Independencia”, algo recostada a una banda, permanecía en el mismo sitio. A medida que iba avanzando, pude claramente comprender que éste último buque estaba varado, y preferí continuar la persecución de la “Covadonga” durante tres horas, hasta que convencido que la distancia de 10 millas, que apro- ximadamente me separaba de ella, no podía estrecharla antes de la puesta del sol, creí muy conveniente desistir del empeño y volver en auxilio de la “Independencia” 

Pude entonces apreciar, que la pérdida de la fragata era total y mandé a mis embarcaciones por la gente que había a su bordo, dando la orden de incendiar el buque. 

Los detalles relativos a la pérdida de la fragata, los encontrará V.E. en el parte adjunto del comandante de dicho buque; este jefe con todos sus subordinados marchan en el “Chalaco” a ponerse a las órdenes de V.E. 

Los chilenos Prat y Serrano son ultimados por los marinos peruanos. Grau se enteró, después, que el comandante de la "Esmeralda" fue muerto en esta acción

Regresé al puerto de Iquique  y remití a tierra a los prisioneros  a órdenes del Señor  general en jefe del ejército, a los heridos  para su curación y a los cadáveres para su sepultura. Por considerarlo prudente, me volví a la mar con el fin de pasar la noche sobre la máquina, reconociendo las cercanías del puerto, y avisté en la madrugada al “Chalaco” que estaba en Pisagua. Me dirigí en demanda de él, e impuesto de su comisión, le ordené venir a cumplirla al puerto de Iquique, por creerlo así más conveniente. 

Actualmente me ocupo de hacer carbón, tomándolo del “Chalaco”, de tierra  y de una lancha del enemigo, con el fin de continuar dando cumplimiento a las instrucciones de V.E. Al terminar cábeme la satisfacción de asegurar a V.E.  que todos los individuos de la dotación del “Huáscar" que me están subordinados, han cumplido con su deber. 

Todo lo cual tengo el honor de elevar a conocimiento de V.E. para los fines a que haya lugar. Dios guarde a Ud. Miguel Grau.