2. - Cambios de Transición.
Lo característico de los cambios de transición
es que se reemplaza un estado por otro que es substancialmente
diferente. Aquí, la gestión del cambio consiste
en organizar el paso de un estado a otro.
A diferencia de los cambios de crecimiento,
que representaban una respuesta adaptativa a ciertos cambios
registrados en el entorno exterior de la organización,
los cambios de transición responden a cambios externos
más importantes.
En su forma más simple, los cambios de
transición constan de tres etapas: el punto de partida,
el período de transición y nueva situación
de llegada.
Se hace necesario romper con ciertos lazos existentes
entre las personas y las situaciones que se abandonan. Una transición
implica siempre un final y representa una pérdida.
Los cambios de crecimiento representan una afirmación
de la identidad. La mayor parte de las personas afectadas dentro
de la organización, continúan ocupando las mismas
posiciones y mantienen las mismas responsabilidades. El crecimiento
implica ir a más, sin dejar de ser lo que uno es.
Por el contrario, los cambios de transición
implican una modificación de la identidad. Los afectados
por el cambio, dentro de la organización, deben abandonar
sus posiciones, sus responsabilidades y prerrogativas y necesitan
adaptarse a una situación nueva.
Las fusiones son un buen ejemplo de cambios
de transición. En las fusiones totales, desde las posiciones
de mayor responsabilidad hasta los empleados con menos especialización,
todos quedan expuestos a los avatares de la transición.
La adopción intensiva por parte de una
organización de todas las posibilidades que ofrece Internet
representa otro buen ejemplo de cambio de transición.
La distribución integral de la información, la
apertura de flujos internos de comunicación horizontal
a gran escala, el establecimiento de relaciones directas con
los clientes que evapora literalmente muchas instancias intermedias,
la reconfiguración profunda de los dispositivos de control,
el acceso a cientos de millones de clientes potenciales distribuidos
por todo el planeta, todo esto implica una profunda reestructuración
de la organización.
En los cambios de transición, la atención
a las reacciones emocionales de los afectados dentro y fuera
de la organización tiene mucha más importancia
que en los cambios de crecimiento. En una transición
es indispensable que los miembros de la organización
no se encierren en posiciones defensivas porque es necesario
que colaboren activamente en la realización de los cambios.
Si los afectados no cooperan, la transición fracasa.
Podrá desembocar en una situación aparentemente
nueva, pero conservará prácticamente intacto el
espíritu y los tics de la situación precedente.