-Proposición de un nuevo criterio de evaluación de un modelo de sociedad: la disminución del autoritarismo remanente.- [*Nota 2001] Puede parecer extraño que postule como criterio de evaluación de una sociedad -una existente o un proyecto de sociedad- conceptos propios de teorías basadas en el desarrollo ético-moral. La razón más obvia de esta extrañeza es, simplemente, que no se acostumbra, que nadie lo hace, y que si no se ha hecho hasta ahora, por algo será. Se asume que no se ha realizado ningún intento porque no vale la pena, o que los que han intentado algo no han conseguido nada que valiera la pena. Si alguien hubiera logrado resultados valiosos y verdaderamente útiles, ya se habría sabido. Es tan poco habitual que algunas personas, a la sola mención de este planteamiento, sin conocerlo realmente en sus detalles, han reaccionado espontáneamente, con su visión habitual de lo que es moral y ética, opinando que cualquier sistema que fuera operado por personas de moral intachable funcionaría perfectamente bien, capitalismos y socialismos, daría lo mismo. No parece muy lejano de las opiniones de personeros religiosos en el sentido de que el sistema es lo de menos, lo que mejoraría todo es que las personas cumplieran los preceptos de sus religiones. Creo que otra razón de la extrañeza es que las construcciones paradigmáticas imperantes en nuestras sociedades actuales -incluídos los ámbitos políticos y los de las ciencias sociales o humanas- consideran como separados los diferentes aspectos constitutivos del operar humano, uno de los cuales es el aspecto ético-moral. Las construcciones paradigmáticas habituales acerca de lo que es la ética y la moral incluyen sus conexiones con los otros aspectos del vivir sólo superficialmente, sin dar debida cuenta de todas sus íntimas interdependencias. Entonces, si ya se considera ilícito y/o inconveniente el uso de conceptos psicológicos en el análisis de problemas sociológicos, con mayor razón se rechaza el uso de conceptos ético-morales. La separación de las diferentes construcciones paradigmáticas va tan lejos que, en algunos medios académicos -asociados a las universidades confesionales- se llega al extremo de considerar al aspecto ético-moral como separado de la psicología: se subentiende a la ética y a la moral como dominios propios de las religiones y sus respectivas teologías. En otros medios académicos -los de las universidades laicas o no confesionales- la ética y la moral se consideran como parte de la llamada «psicología del desarrollo», aparentemente debido a que los primeros estudios de carácter científico al respecto fueron los que realizó Piaget -en 1928-: como Piaget está asociado -por sus otros estudios acerca del desarrollo cognitivo- al desarrollo, entonces lo que se refiere al aspecto ético-moral también es sólo desarrollo, vale decir, exclusivo para los niños. Estos curiosos "argumentos" -tan alejados de la visión de Piaget- pueden estar avalados por el título que el más famoso de los "discípulos" de Piaget, el Dr. Lawrence Kohlberg, le diera a sus estudios, Moral Development -en castellano, Desarrollo Moral- y que este mismo nombre sea el de numerosos Moral Development Department de las universidades norteamericanas. Es decir, en las construcciones paradigmáticas habituales, en todos los medios, tanto en los legos como en los doctos, incluídos los políticos, los de las ciencias políticas y los de la propia psicología, la psicología -que se considera el estudio de la psiquis del individuo- no tiene nada que ver con el «comportamiento de las masas» (¿será campo de la sociología?), ni con la economía ni con los sistemas de gobierno y sus estructuras. Se acepta que "sí, claro, todo está relacionado con todo, pero que no hay que exagerar, porque si lo hacemos corremos el riesgo de no entender nada, en especial cuando se intenta mezclar dominios tan nítidamente distintos". Pero me temo que éstas no son las únicas "razones" por las que se considera extraño que una teoría acerca de la ética y la moral sirva como criterio válido para el análisis social y, peor aun, para la elaboración de paradigmas o modelos de sociedades deseables. Me parece que hasta ahora hemos estado abusando del uso de conceptos antropomorfizados, en vez de buscar en el mecanismo por el cual las personas actuan como vemos que actuan cuando las observamos en el conjunto social. Me temo que esta es una explicación larga, pero que sí vale la pena. Si revisamos los criterios que he comentado y seleccionamos los que han sido usados para elaborar proyectos de sociedades deseables, tendríamos que descartar varios: -el de la organización, de Boulding, -el de la definición precisa de necesidades y satisfactores, de Max-Neef,y -el de la buena comunicación, de Flores. El criterio de Touraine me parece más una propuesta metodológica para resolver los problemas de las sociedades capitalistas actuales que un paradigma para replantearse una forma diferente de sociedad, por lo que me atrevería a incluírla en el gran grupo de los capitalismos. Nos quedan los capitalismos y los socialismos. Nótese que los criterios que hemos descartado son los que apuntan al mejor conocimiento de la motivación y consecuente actuación de las personas, de carne y hueso, como actores directos del proceso social. Y no han sido usados, que yo sepa, hasta la fecha. Creo que ambos grupos, socialismos y capitalismos, Touraine incluido, postulan sociedades en las cuales actuan y se enfrentan "actores" diferentes a las personas que los constituyen: en ellos participan las «clases sociales», el «mercado», las «naciones», los «actores sociales», etc. Detrás de cada una de estas concepciones de cómo opera una sociedad -y de cómo debiera operar- está implícita también una concepción propia de cómo operan las personas, y en las que se asume, también tácitamente, que las estructuras sociales que sirven de contexto para la acción de las personas ejerce sobre éstas un efecto tan fuerte que no les dejará más remedio que actuar según lo que las estructuras les permitan. Más aun, que actuarán en este contexto con una dosis de la racionalidad implícita del sistema tal que, en el promedio, el paradigma en cuestión logrará capacidad explicativa y predictiva de los fenómenos sociales suficiente como para elaborar las estrategias adecuadas, requeridas para ir resolviendo las dificultades que puedan surgir. En buenas cuentas, que las estructuras sociales determinan a las personas de tal manera que no interesa ahondar en las operaciones psicológicas que las personas usan para decidir en su relacionarse unas con otras. Es decir, según estas construcciones paradigmáticas, las personas actuarán según sus «intereses de clase», de acuerdo con las «señales del mercado» o de sus «ventajas comparativas», o, por último, de acuerdo con las necesidades o designios de los «actores sociales» de los que forman parte. Y aquí aparece la antropomorfización de la que hablaba, en que los conceptos utilizados en el análisis -perfectamente lícitos como abstracción para estos efectos, sólo de análisis y caracterización- empiezan a adquirir características antropomórficas: -las clases sociales luchan unas con otras, -los actores sociales se disputan espacios económico-sociales, -lo político margina a lo cultural del espacio público y lo deja carente de los medios necesarios, -el postmodernismo desplaza al modernismo sin contemplaciones. Estos conceptos personificados adquieren fines propios, deseos y necesidades, diversas capacidades: de influir, de actuar por su cuenta y de desarrollar estrategias complejas "para derrotar a sus enemigos". Todo esto, independientemente de las personas que los componen, sin tomarlas para nada en cuenta. Si bien es cierto que la historia de los grupos sociales puede ser estudiada y que es posible y útil abstraer de esa historia las características permanentes y descriptibles de cada grupo, de sus evoluciones en el tiempo, eso no justifica que se deduzca que los grupos se comportan como si fueran cuasi-personas, Pienso que este aspecto o método de los paradigmas mencionados peca de ego y de sociocentrismo -en el sentido de Piaget-. Nos olvidamos que estos conceptos son producto de nuestra capacidad de abstraer, sistematizar y organizar nuestras ideas y generalizaciones, y en el olvido, les asignamos características que son exclusivas de los seres humanos en cuanto individuos. Estamos haciendo con nuestras categorías de análisis lo mismo que los antiguos griegos hacían con sus dioses. Estamos reconstruyendo un nuevo Olimpo plagado de poderosos conceptos-dioses, que no dejan ningún espacio a las simples personas que supuestamente conforman cada uno de estos titanes modernos, pero con raíces tan antiguas como los de los griegos: la visión ego o sociocéntrica de los fenómenos sociales, constituyentes de lo que Piaget denomina heteronomía. Pareciera que la vida social transcurre a espaldas de las personas y que son estos entes los que tienen las riendas, los que luchan entre sí y terminan envolviendo a las pobres personas, como hojas en una tormenta, en sus maquinaciones. Las únicas excepciones que recuerdo son las de los estratos socioeconómicos -tan parecidos a las viejas clases sociales-, los que todavía no he visto con «actitudes» humanoides: siempre los he visto -o tal vez se han mantenido- como simples descriptores y conceptos. Curiosamente, según los relatos de estas construcciones paradigmáticas en boga, estos entes mantienen entre sí el mismo tipo de relaciones plenas de heteronomía como el que se establece entre personas que operan como heterónomas, muestran tanta ética primitiva como la que es posible observar en las personas que hablan de ellos, o que en nombre de algún concepto humanoide -en su defensa o para combatirlo- plantean tales o cuales estrategias. Siento que es indispensable que nuestra especie agudice su capacidad de abstraer hasta el punto de que todas las abstracciones resultantes se mantengan siempre como tales: no me imagino mejor logro de nuestra capacidad de abstraer, típicamente humana, que el de liberarnos de nuestras propias abstracciones cuando éstas parecen tomar por nosotros las decisiones de las que sólo nosotros, en cuanto individuos, seremos responsables. Si bien es cierto que el todo no es lo mismo que la simple suma de las partes, no me parece que sea válida la común afirmación de que, por tratarse de diferentes ámbitos, se requieren métodos y sistemas nocionales separados y desconectados entre sí para el estudio del comportamiento de las personas para cuando actúan individualmente que para cuando lo hacen socialmente. Sin duda que las personas actúan de manera distinta en uno que en otro caso, pero creo que sólo se trata de diferentes aspectos de la misma actividad humana, que resultan inseparables, por cuanto me cuesta aceptar que existan actividades humanas que no sean, simultáneamente "individuales" y "sociales". Creo que estos enfoques implícitos están ignorando que todo conjunto social está formado por personas humanas y que, por lo tanto, no es posible comprender el comportamiento del conjunto sin tener un buen paradigma -con buena correspondencia con la experiencia empírica- de cómo operan las personas en cuanto individuos en sociedad, es decir, de su modo de relacionarse -con otros, con el medio y consigo mismas- y de entenderse a sí mismas, tanto en sus actuaciones en soledad como en grupos de diferentes tamaños. Vale decir, se requiere de un buen paradigma psicológico. Y como creo que el desarrollo psicológico de las personas depende de modo fundamental del medio social en que viven, no veo otra solución que tratar de elaborar un paradigma que considere simultáneamente ambos aspectos, tanto lo que se ha llamado el aspecto sociológico como el psicológico de lo que entendemos como lo típicamente humano. Y como ninguno de los paradigmas-criterio que he conocido me ha dejado completamente satisfecho, por las razones que acabo de dar, me permito postular uno nuevo, derivado de las concepciones acerca del desarrollo moral de Jean Piaget, sabio suizo casi mundialmente conocido y reconocido por sus descubrimientos sobre el desarrollo cognitivo.[1] Me parece que el sistema conceptual piagetiano que estoy proponiendo cumple satisfactoriamente con las condiciones que los otros paradigmas no cumplen. Y que permite hacer distinciones bastante precisas de algunas características del operar humano, que no creo posibles desde los otros paradigmas. Se trata, precísamente, de aquellas características regulares que muestran los seres humanos en su constante determinar, en la vida cotidiana, cómo deben relacionarse unos con otros, consigo mismos y con su medio ambiente: es el resultado del estudio sistemático y con evidencia empírica de la función ético-moral, de la función psicológica socializadora del actuar humano. De la función psicológica que constituye el nexo entre los aspectos psicológicos individuales y los sociales que son inseparables en el individuo mismo. Como la gran mayoría de las investigaciones de Piaget, la que estoy proponiendo como base cuenta con las características necesarias y suficientes como para ser considerada científica: -sistemática, rigurosa y metódica, -con coherencia interna -de los diferentes conceptos entre sí-, -con coherencia externa -de los conceptos propios de este campo con los del campo cognitivo, del campo afectivo y de otros campos psicológicos-, -con evidencia empírica, repetidamente comprobada, -con capacidad explicativa de los fenómenos del ámbito, -con capacidad predictiva para estos fenómenos. Genio multifacético, Piaget dominaba o al menos conocía todos -o casi todos- los ámbitos del saber actual: biología, matemáticas, psicología, lógica pura, sociología, cibernética, física y química en todas sus superespecialidades, filosofía, topología y análisis vectorial, pedagogía y estadística, historia y paleontología, lingüística y semiótica. En los medios especializados fue respetado como importante epistemólogo, fundando su propia escuela, el Estructuralismo Genético. Tan completo y universal como el gran Leonardo pero en una época en que tratar de emularlo resulta simplemente imposible. Combinando sus vastísimos conocimientos con su extraordinario ingenio, su laboriosidad y originalidad, diseñó y efectuó investigaciones que le permitieron crear y utilizar un gran sistema o paradigma sistemático, coherente, universal y multi-interdisciplinario, ya que reune en un solo gran conjunto a casi todas las disciplinas. La International Encyclopedia of Social Sciences, disponible en la biblioteca de Flacso, versión de 1986 {11}, no se ha enterado de sus trabajos, porque no figura por su nombre. Si es mencionado por L. Kohlberg en el artículo de esta enciclopedia sobre desarrollo moral, según el modelo de desarrollo moral del propio Kohlberg.[2] Kohlberg se autodeclara discípulo de Piaget. En 1928 Piaget publicó la versión original en francés de "El criterio moral en el niño" {26}, el único dedicado específica y completamente al tema entre más de medio centenar de libros. Los escritos posteriores de este genio -hasta los del año 1980, el año de su muerte-, en sus referencias al tema, amplían y mejoran sus explicaciones originales, pero en ningún caso, que yo sepa, alteran o invalidan sus hallazgos pioneros. Este libro es, entonces, una reliquia un tanto subestimada y subutilizada, pero plenamente vigente. A mi juicio, ha sido también malinterpretada, por lo que he podido averiguar. En este libro, Piaget describe sus investigaciones con cientos de niñas y niños, desde los 2 a los 15 años, a los que pregunta acerca de cómo entienden y aplican las normas de conducta debida en diferentes ámbitos. Todo lo que viene, que tenga alguna relación con el dominio ético-moral, está fundamentalmente basado en mi propia interpretación de este libro, ya que conozco muchas otras interpretaciones, muy diferentes, incluídas algunas firmemente establecidas en los medios académicos chilenos. También agrego deducciones de mi cosecha, casi todas insinuadas por el mismo Piaget o implícitas en este libro. Mi plan de trabajo. Partiré definiendo lo que entiendo por «ética», por «moral», por «función ético-moral», y luego el complejo contexto psicológico básico general que les da un sentido distinto al docto habitual y también al de uso público o vulgar. Creo que también tienen sentido en otros paradigmas psicológicos, pero me parece que en éste adquieren un sentido más pleno y coherente. (Capítulo IV). Continuaré definiendo algunos otros términos básicos, ahora ético-morales, que complementan estas construcciones paradigmáticas psicológicas, complejas aunque básicas, dando forma a una serie de construcciones paradigmáticas acerca de la función ético-moral pero de carácter científico, una parte con evidencia empírica -la aportada por Piaget- y otra parte en carácter de hipótesis, fundada en deducciones generadas a partir de dicha evidencia empírica. (Capítulo V). Muchos de los términos que usaré son los que se usan habitualmente en la actualidad, la mayoría con significados levemente distintos a los que les dió Piaget y que uso yo ahora, pero que, en el conjunto, hacen que las diferencias sean muy significativas. Creo que la misma exposición, por el orden en que expongo y defino los diferentes conceptos, logra -o al menos intenta- dar una visión de conjunto resumida de este sistema conceptual, que muestra las principales relaciones entre los diferentes conceptos. Luego, trataré de justificar mi preferencia por este criterio -el del autoritarismo remanente-, mostrando algunas de las posibilidades de aplicación del sistema conceptual ético-moral propuesto en el análisis de problemas típicos de nuestras sociedades y en la búsqueda de métodos que conduzcan a sus posibles soluciones. (Capítulo VI). Por último, en el Epílogo, intentaré fundamentar lo afirmado en el subtítulo, vale decir, que el uso del sistema conceptual propuesto se puede considerar como una técnica con bases científicas para acelerar la co-construcción social de la libertad, en el más amplio y completo de los sentidos. Lamento que me sean necesarias explicaciones bastante extensas para poder entregar una idea inteligible de las construcciones paradigmáticas propuestas como criterio nuevo, bastante complejas a mi entender, pero mi dominio todavía incipiente de estas materias no me deja otro camino. Espero que los esfuerzos -el de escribir estas líneas y el de leerlas- valgan la pena. Volver al comienzo del Capítulo III -El contexto: definiciones básicas y un paradigma psicológico básico, explícito. Moral: Entiendo que moral es la práctica de la capacidad humana de conocer y posibilitar la recta conducta. Es la actividad que nos permite resolver los conflictos de intereses en nuestras relaciones con los demás, con el medio ambiente y con nosotros mismos. Ética: es, en el ámbito de las ciencias, el estudio teórico de la moral, y en el dominio de la vida corriente, las consideraciones morales hipotéticas, nuestro reflexionar acerca de la moral, nuestro entender el aspecto moral de la vida. En la vida corriente, también se usa como sinónimo de "correcto" o de "moralmente bueno", lo que "es ético", o bien como su negación -"no es ético" lo que es moralmente incorrecto-. Estas definiciones siguen el esquema general planteado por M. Bunge al respecto, en "Ética y ciencia" {9}. Para facilitar la definición de la función ético-moral y posibilitar su comprensión cabal creo conveniente explicitar el contexto en que esta definición adquiere su pleno sentido: es mi propia idea de cómo operan las personas.[1] El operar o vivir humano se efectúa mediante lo que designo como «funciones psicológicas», operaciones básicas distinguibles entre sí, con las características generales que veremos luego. Estas funciones psicológicas son: 1.-las percepciones, (P), 2.-las motivaciones y voliciones, (MV), 3.-los razonamientos, (R), 4.-los estados emocionales, (EE), 5.-las acciones, (A), y 6.-la función ético-moral, (EM). Estas funciones operan en conjunto con otras funciones psicológicas, como la memoria, la atención, etc. y con otras funciones psicobiológicas, como las motoras, pero estimo que exceden el alcance del paradigma esquemático y básico que deseo mostrar. Las funciones psicológicas antedichas operan y tienen sentido en una serie de contextos psicológicos que denomino «construcciones paradigmáticas», (CP), algunas permanentes y otras efímeras, algunas simples y otras compuestas de varias construcciones paradigmáticas. Veremos pronto lo que las caracteriza. Pienso que la operación o proceso de estas funciones psicológicas, la vivencia de las funciones psicológicas, en el contexto de las construcciones paradigmáticas, se nos da habitualmente en lo que llamo «rutinas no conscientes» (RNC), y que sólo ocasionalmente las vivimos como «rutinas conscientes» (RC), formas de experienciar y vivir que detallaré luego. Antes de indicar las características que distinguen y caracterizan a cada una de estas funciones psicológicas unas de otras, a los contextos o construcciones paradigmáticas y a los modos de vivir o rutinas, quiero destacar algunas características que, según creo, les son comunes. Estas son: Durante los períodos de vigilia, cuando estamos despiertos: a.-las estamos viviendo, o se nos dan, todas simultáneamente, todas al mismo tiempo. b.- todas ellas están permanentemente presentes, estamos ejecutándolas siempre-, c.-nos resultan todas inevitables, es decir, no podemos dejar de ejecutarlas, ni se nos ocurre tratar de dejar de ejecutarlas, d.-mientras las estamos viviendo, todas se están interrelacionando entre sí, influyéndose mutuamente, recíprocamente, todas con todas, e.-muy difícilmente logramos tener consciencia de estarlas viviendo, aun cuando pensemos que existen y que son posibles de distinguir -cuando tengamos acerca de ellas una construcción paradigmática que consideramos verdadera-. En beneficio de la brevedad, veamos muy someramente, las "definiciones" de cada una de estas nociones, entendidas en este contexto. 1.-Las percepciones, (P). Entiendo por percepciones las reacciones de nuestros sentidos -como el tacto, la vista, el oído, el olfato, detectores de dolor o de calor-frío, o de hambre, etc.- ante aquella fracción de los fenómenos físico-químicos que los gatillan y que induce en ellos una "información", es decir, que les gatillan -nos gatillan- estímulos comprensibles y con significado, acerca del medio circundante o interno. De acuerdo con esta definición, sólo están incluídas aquellas reacciones que son percibidas, y queda excluído todo lo que pasa y que no es percibido por los sentidos. Tambien quedarían incluídas las "percepciones pasivas", como la "temperatura ambiente adecuada" o el "estado de satisfacción" -de "no tener hambre"-, que mantienen un estado de "no percepción" mientras las condiciones se mantengan dentro de umbrales habituales, y que sólo se hacen presentes cuando las condiciones sobrepasan los umbrales mencionados. Como he recalcado ya, las percepciones influyen a todas las otras funciones psicológicas y, simultáneamente, son influídas -incluso determinadas- por todas las otras funciones psicológicas, adquieren su sentido en diversas construcciones paradigmáticas y se viven, habitualmente, en rutinas no conscientes. 2.-Las motivaciones y voliciones, (MV), Entiendo por motivaciones y voliciones aquellas ideas que nos inducen a la acción vital, que dirigen y focalizan la atención sobre lo que nos interesa -los intereses- lo que tenemos ganas de lograr en cuanto personas, de gran o pequeño alcance -tanto un plan de vida como el placer de escuchar una pieza musical-, los impulsos biológicos y psicológicos -nuestros deseos y nuestras necesidades- tambien grandes o pequeñas, urgentes o de largo plazo, muy directas y simples o muy complejas y alambicadas. Pienso que con estos intereses, deseos y necesidades estamos siempre reelaborando "listas de prioridades" no conscientes, escalas motivacionales y escalas valóricas -en el sentido de deseabilidad-, que nos permiten decidir entre unos y otros, cuando llega el caso, que nos hace orientar los esfuerzos en uno u otro sentido. La reelaboración permanente es un proceso que permite incluir nuevas M y V, desechar las que ya se cumplieron o que "pasaron de moda", y, en general, que facilita la realización individual en la adaptación -en el sentido de Piaget-. Es una gran parte de lo que Max-Neef llama "Necesidades" en su cuadro de Necesidades y Satisfactores {23}. Estas listas de prioridades no conscientes constituyen también construcciones paradigmáticas de lo que queremos, necesitamos y deseamos. Por cierto muy complejas y "reticuladas", nada de lineales, con muchos deseos dependiendo de otros, necesidades derivadas de intereses, todo influyéndose recíprocamente con todo, todo simultáneamente. 3.-Los razonamientos, (R), Entiendo por razonamientos aquellos procesos por medio de los cuales relacionamos, organizamos, interpretamos, comprendemos y damos sentido a las otras funciones psicológicas, y por medio de los cuales construímos y actualizamos las construcciones paradigmáticas. Estos procesos psíquicos son de naturaleza recurrente, por cuanto descansan y se basan en todas las otras funciones psicológicas y en todas las construcciones paradigmáticas vigentes, las que sirven de contexto indispensable. Estos procesos se han comparado, muchas veces, con los que ejecuta lo que se conoce como Unidad Central de Procesamiento (UCP o CPU en inglés) de los computadores, pero con un poco que se profundice en la variedad y complejidad de lo que somos capaces de hacer con nuestros razonamientos, estas comparaciones se demuestran como altamente inadecuadas e incompletas, incluso en lo que a velocidad de procesamiento se refiere. Se podría decir que las UCP pueden remedar mecánicamente -sin creatividad alguna- sólo algunas de las operaciones que hacemos con nuestros razonamientos, por lo que no es raro que los computadores puedan "concentrarse" mucho más que nosotros, sin "aburrirse" ni "distraerse", y lograr así resultados que nos parecen asombrosos. Creo que es posible distinguir razonamientos principales o "en primer plano" de razonamientos secundarios, de "segundos", "terceros" y enésimos planos, simultáneos con el principal, que ejecutamos paralelamente al razonamiento de primer plano. Es como si dispusiéramos de más de una UCP, en relación íntima unas con otras, lo que está muy lejos de ser logrado en los más avanzados computadores. Tanto el razonamiento principal como los secundarios son ejecutados, a mi juicio, en rutinas no conscientes, y sólo ocasionalmente pasamos a rutinas conscientes únicamente el razonamiento principal. Veremos algunos ejemplos, que me parecen muy claros, en la definición de las rutinas conscientes y de las rutinas no conscientes. 4.-Los estados emocionales, (EE). Entiendo por estados emocionales lo que sentimos con respecto a lo que estamos viviendo, las emociones de rabia, alegría, pena, dolor, entusiasmo, enojo, susto, miedo, indignación, amor y odio, cariño, indiferencia, optimismo, etc., etc., con que toda vivencia se acompaña y tiñe, ineludiblemente. No estoy en condiciones de entrar en un estudio profundo de este emocionante tema, sobre el cual existe abundante y documentada literatura especializada, y pienso que, afortunadamente, no necesito hacerlo: basta con que se hagan algunas distinciones muy gruesas. En efecto, creo que, para los fines de este trabajo, basta con diferenciar entre estados emocionales turbulentos y estados emocionales tranquilos. Aun cuando los nombres me parecen casi autoexplicativos, diré que considero turbulentos los estados emocionales que nos producen alteraciones graves del vivir, incluso a nivel biológico, como aumento de la adrenalina en la sangre, aceleración del ritmo cardíaco y del respiratorio, aumento del contenido de glucosa en la sangre, vasoconstricción periférica o vasodilatación muscular y cerebral, etc. Los estados emocionales tranquilos son aquellos en que no se dan estas alteraciones, manteniéndose un estado generalizado de calma y serenidad relativas. Entre los estados emocionales turbulentos cabe distinguir a los estados emocionales de agresión, clase que tiene relación muy directa con dos de los modos ético-morales, y que definiré al final, para claridad de la exposición. 5.-Las acciones, (A). Entiendo por acciones los comportamientos, conductas, actos, etc., tanto psíquicos como materiales o físico-químicos, por medio de los cuales interaccionamos con el medio circundante, social o material. Puede parecer extraño que incluya las acciones entre las funciones psicológicas. Tal vez sería más adecuado decir que las acciones se ejecutan mediante las funciones psicológicas. Y que el sentido de toda función psicológica es servir para la acción, hacerla posible, por lo que las acciones serían de otro nivel, de otro tipo de actividad. Pero, siguiendo a Piaget, creo que este actuar es tanto biológico o físico como psicológico. Pienso que el actuar se vive inseparablemente de toda actividad psíquica, lo que además apoyo en el hecho, demostrado por el mismo Piaget[2], de que el origen de la actividad psicológica es el llamado pensamiento psicomotriz, primera etapa del desarrollo cognitivo. En buenas cuentas, pienso que pensamos con todo nuestro cuerpo, también cuando actuamos. Si pensar es un fenómeno psíquico, entonces las acciones también lo son. También de las investigaciones de Piaget acerca de las etapas más evolucionadas del pensamiento, se deduce claramente que todo avance en el razonar va precedido de un "saber hacer". Vale decir, primero se detecta un actuar que requiere dicho progreso, por lo que no cabe duda de que ese logro ya se ha adquirido, y luego de un tiempo se puede observar que la persona se hace consciente del avance y puede reflexionar acerca de él. Lo dicho con respecto al razonar me parece enteramente aplicable al emocionar, al sentir necesidades y deseos y también al percibir. Por supuesto, ocurre otro tanto en el dominio ético-moral. Cuando hablo de acciones, estoy incluyendo tanto las acciones que ejecutamos, físicamente, con nuestro cuerpo, como aquellas acciones que ejecutamos con el lenguaje, hablado o escrito, lo que Habermas llama "la acción comunicativa", y también las comunicaciones del ámbito estético, como la música, la pintura, el ballet, la escultura, el cine y el video, y tantas otras. Estas últimas "contienen" algo más que la acción misma, lo que no resulta difícil de reconocer. Lo que no suele ser tan habitualmente aceptado es que las simples acciones físicas también "contienen" algo más que la misma acción, también portan un mensaje y un significado, al menos para quien las ejecuta. Junto con este mensaje para los demás, pienso que la acción es el proceso mismo del vivir, que se ejecuta mediante las funciones psicológicas y, por lo tanto, en el que las funciones psicológicas aparecen y se adaptan al vivir, siendo permanentemente actualizadas. Creo que allí reside su cualidad de psíquicas, por lo que adopto el criterio de Bateson, considerando con él que "toda acción es comunicación"[3], agregando que, si toda comunicación es psíquica, entonces toda acción es psíquica. 6.-La función ético-moral (EM).- Por la numeración, correspondería definir ahora esta función. Como ocuparé conceptos aun no definidos, prefiero retomarla al término de las definiciones, pensando que así se entenderá mejor. 7.- Las construcciones paradigmáticas, (CP). Entiendo por construcciones paradigmáticas las ideas que mantenemos acerca de "como es el mundo", o como es la vida, o las instituciones, o nuestro plan o proyecto de vida, o una situación particular, o las personas, o «cualquier cosa» en que creemos, pensamos o imaginamos. Es en el contexto de esta multitud de construcciones paradigmáticas que se desarrolla la vida, en el que transcurre nuestro operar, en el que tienen sentido nuestras percepciones, nuestros estados emocionales, nuestras motivaciones y voliciones, nuestros razonamientos, nuestras acciones y, por supuesto, nuestra actividad ético-moral. También las construcciones paradigmáticas se prestan "entre sí" el contexto en que todas tienen sentido, en un proceso recursivo de enorme complejidad. Y también recursivamente, las construcciones paradigmáticas de un determinado suceso -persona, cosa o acontecimiento- están constituídas por el recuerdo organizado de: - los estados emocionales que acompañaron al suceso, - por las percepciones relativas al mismo, - por los razonamientos que organizaron, interpretaron y compren dieron el conjunto, - por las acciones que ejecutamos durante el mismo, - las motivaciones y voliciones que estuvieron involucradas, - todo lo anterior en el contexto de las correspondientes construcciones paradigmáticas previas. Son ideas que mantenemos, en el sentido de que estamos permanentemente actualizándolas -adecuándolas a las informaciones nuevas que recogemos de ellas y que reelaboramos-, y en el sentido de que permanecen en el tiempo. Algunas, las permanentes, mucho tiempo -como la idea que tenemos de nosotros mismos- otras, las fugaces, muy poco tiempo -como la idea de lo que decía el letrero del bus que tomamos hoy en la mañana-. Las construcciones paradigmáticas permanentes lo son del mismo modo como nosotros somos los mismos mientras estamos permanentemente cambiando, sin dejar de ser identificables, como todas las personas y la mayoría de las cosas. Cabe decir, entonces, que las construcciones paradigmáticas son un proceso permanente, en el mismo sentido en que las personas lo somos. He elegido este nombre, construcciones paradigmáticas, porque pienso que las estamos siempre construyendo. Construímos las primeras en la primera infancia y de allí en adelante no hemos cesado de reconstruirlas y de elaborar otras nuevas, que luego reconstruímos. Y paradigmáticas porque, pase lo que pase en un hipotético mundo real, nosotros no tendremos acceso más que a estos paradigmas -ideas de como son las cosas-, que incluye a un par de ideas muy arraigadas en casi todas las personas, la de que existe un mundo real y que ese mundo real coincide con las construcciones paradigmáticas que cada cual se ha fabricado. La mayoría de las personas cree, incluso, que ese mundo real y sus ideas acerca de él son la misma cosa. Pero no sólo nos construímos contundentes construcciones paradigmáticas acerca del mundo tangible, del que estamos seguros que existe, y del que nos sentimos parte integrante. También somos capaces de elaborar alambicadas y complejas construcciones paradigmáticas acerca de asuntos que, dentro de las mismas construcciones paradigmáticas, tienen contemplado el que se refieren a algo que no existe. Nos es posible conversar largamente acerca de ficciones, manteniendo cuidadosamente las reglas de coherencia que asignamos a dichas construcciones. Es el pensamiento hipotético, muchas veces simplemente entretenido, otras muy complicado, pero casi siempre productivo. Deja de ser útil cuando nos olvidamos que se trataba de ficciones y empezamos a operar como si se tratara de realidades, mezclándolas con ellas y sin poder discriminar después lo que es y lo que no es fruto de nuestra capacidad de imaginar. Creo que esta maravillosa capacidad humana alcanza otros extremos, que también me parecen inconvenientes: me refiero a la capacidad de mantener, simultáneamente, construcciones paradigmáticas que no resultan coherentes entre sí, y que hasta llegan a ser mutuamente contradictorias. Sin duda, entonces, que al menos una, o más de una, no corresponde a lo que está ocurriendo en nuestro medio, y la capacidad de adaptación se ve fuertemente disminuida. Lo paradojal es que, cuando esto ocurre, no nos percatamos de ello, no nos preocupa y ni siquiera nos incomoda. El proceso que habitualmente nos hace posible detectar estas "malformaciones" es el de comparar y contrastar nuestras construcciones paradigmáticas con las de los demás, característico de la vida social, que comienza tan pronto estamos en condiciones de elaborar las construcciones paradigmáticas que nos muestran que todas las personas elaboran sus propias construcciones paradigmáticas, las que no necesariamente coinciden con las nuestras. Más aun, terminamos concluyendo que habitualmente son distintas. Este es el proceso que origina la gran mayoría de las correcciones y actualizaciones de nuestras construcciones paradigmáticas. Y que incide en que la formación de las construcciones paradigmáticas sea una actividad fundamentalmente social. Es, también, el proceso más característico del ámbito de las ciencias. Sin embargo, no siempre el resultado de la contrastación y comparación es el de revisión y actualización de las construcciones paradigmáticas "defectuosas". Peor aun, y creo que es el caso de la mayoría de las personas, a pesar de darse cuenta de flagrantes contradicciones y fallas graves de coherencia entre construcciones paradigmáticas importantes, se acepta el hecho como normal y corriente, el que pasa a formar parte de una más entre tantas construcciones paradigmáticas, más amplia, que les dice que "la vida incluye y muestra contradicciones como éstas". Para muestra, un botón de significación innegable: personas que postulan, para ellas, la validez de la libertad de mantener relaciones sexuales simultáneas con más de una pareja, la objetan, por inconveniente o "inmoral", para una de sus parejas o para sus hijos y, especialmente, para sus hijas. He afirmado que disponemos y hacemos uso de una enorme variedad de construcciones paradigmáticas, entre las cuales considero conveniente destacar las siguientes: -las ideas que cada cual construye de sí mismo (de su propia personalidad), -las ideas que cada cual construye acerca de como son cada uno de los demás significativos, incluyendo un otro genérico (de como es la gente), -las ideas que cada cual construye, o CP, del significado de ciertos gestos, ciertos ruidos y signos escritos -una forma especial de dibujos- (los diferentes lenguajes), -las CP del modo en que operan y en que consisten esas "cosas" que llamamos instituciones humanas, tales como una familia, la escuela, la ciencia, una empresa, esa ciudad, el gobierno, los países europeos, la comunidad mundial, etc., -las CP acerca del valor de las cosas, tanto materiales como el tipo de interrelación conocido como «servicios» (las escalas de valores económico-sociales), -las CP acerca de las propias motivaciones y voliciones (escalas de "buenas razones" para hacer lo que hacemos y continuar viviendo), -las CP sobre lo que consideramos bueno, correcto, debido, o bien malo, inadecuado, indebido (las escalas valóricas ético-morales). -las CP acerca de qué circunstancias ameritan el aparecimento -o sentir- de qué estados emocionales (las CP del sentir o emocionar). -las CP acerca de cómo relacionar lo que sentimos -emociones, percepciones, acciones, CP, motivaciones-, es decir, las CP del razonar. De esta brevísima enumeración se deduce que, a mi entender (sinónimo de «según mis construcciones paradigmáticas»), por la naturaleza misma de las construcciones paradigmáticas, no cabe asignarles un orden de prioridad, ya que todas ellas adquieren sentido todas en función de todas. Conjunto que corresponde a mi CP de «cultura», cultura entendida como una enorme serie ininterrumpida de construcciones paradigmáticas elaboradas unas a partir de otras, construidas socialmente por individuos particulares a todo lo largo y ancho de toda la historia y geografía de la humanidad.[4] De un modo semejante al que Mario Vidal muestra en su libro "El hombre inconcluso" {32}, que continúa indefinidamente inconcluso, pero que siempre es un poco mejor que ayer. 8.- Las rutinas no conscientes (RNC) y las rutinas conscientes (RC). Entiendo por rutinas no conscientes al modo automático, familiar y recurrente en que habitualmente vivimos la vida, despreocupadamente, que no requiere que centremos nuestra atención en eso que estamos haciendo, -no consciente de lo que hacemos-. Es el operar en estado consciente pero sin tener conciencia de -sin focalizar la atención en- lo que estamos viviendo, razón por la que he preferido «no consciente» en vez de «inconsciente», estado diferente al de vigilia. (Está inconsciente una persona que, por ejemplo, se desmayó). En contraste con las anteriores, entiendo por rutinas conscientes a las formas de vivir la vida que usamos eventualmente, modos también familiares y recurrentes de vivir, pero en los cuales deliberadamente centramos el foco de nuestra atención y analizamos intencionalmente lo que está ocurriendo. Podemos ejecutar una rutina consciente o no consciente mejor que el mejor de todos los actores, sin tener que pensar en cómo hacerlo, de manera continua y simultánea con otras rutinas no conscientes o conscientes, "reaccionando adecuadamente" a los "estímulos habituales" que se nos presentan en el vivir la rutina, mientras la vida fluye a nuestro alrededor. "Reaccionando adecuadamente", en el sentido de que nuestras respuestas corresponden a lo que sabemos -sin tener que pensar- que debemos hacer para que se produzcan los resultados concretos -físicos y/o psicológicos- que esperamos en el vivir la rutina no consciente. Las rutinas no conscientes transcurren así en el contexto de nuestras construcciones paradigmáticas más familiares. Esta adecuación incluye una sutil y compleja forma de sintonización del sujeto con su medio social, de interpretación consensual de las diferentes formas de comunicación humana. "Estímulos habituales" en el sentido de que son esperables en el contexto de las construcciones paradigmáticas asociadas a la rutina, que conocemos muy bien y para los cuales tenemos respuestas automáticas. Por eso podemos ejecutar una rutina no consciente sin necesidad de centrar el foco de atención en su ejecución, y por lo mismo, podemos ejecutar varias rutinas no conscientes simultáneamente, sin dificultades, mientras nuestra atención se focaliza en una actividad diferente. Por ejemplo, podemos conducir un auto para ir al trabajo -rutina no consciente-, escuchar la radio del auto -otra rutina no consciente-, conversar de asuntos intrascendentes con el acompañante -otra rutina no consciente-, y además pensar en cómo enfrentaremos un problema del trabajo -en lo que centramos la atención, o rutina consciente-. Además, en nuestra búsqueda de soluciones para nuestro problema del trabajo, podemos estar usando métodos que constituyen, en sí mismos, rutinas no conscientes (como rutinas de sumar, de ordenar, de comparar, etc). Ligeras alteraciones en la vivencia de una rutina no consciente pueden producirnos la focalización, transitoria y esporádica, de la atención en esa rutina, la que se hace consciente, para volver a su condición de no consciente inmediatamente después de efectuados los ajustes requeridos. La focalización puede ir deslizándose a diferentes rutinas, sucediéndose en el tiempo. Nuestra vida transcurre así, en la vivencia de una sucesión ininterrumpida de rutinas no conscientes, a veces viviendo varias de ellas simultáneas o en paralelo, mientras nos deslizamos de la vivencia de unas a la de otras, con escasos períodos en que vivimos rutinas conscientes, también simultáneas con una o más rutinas no conscientes. Una rutina no consciente desaparece o se detiene cuando: a) se termina la actividad o vivencia b) se produce un quiebre de la rutina no consciente c) decidimos, voluntariamente, analizar críticamente la actividad o vivencia. Ejemplos: a) cuando voy en bicicleta a la casa de un amigo, al llegar a su casa, termina naturalmente esa rutina no consciente. b) mientras voy en bicicleta, se rompe un neumático. c) andando en bicicleta, decido mejorar mi "estilo de andar en bicicleta". El caso de término de actividad o vivencia resulta obvio, puesto que corresponde al término natural de la rutina no consciente. Un quiebre es la ocurrencia de un suceso que no corresponde al contexto que consideramos propio de la vivencia, por lo que no tenemos preparada una reacción automática, o de la aparición de una circunstancia que nos hace centrar la atención en la vivencia misma, por lo que la rutina deja de ser una rutina no consciente. Veamos otro par de ejemplos. Al estar comiendo -en una rutina no consciente- mientras converso -otra rutina no consciente- y aparece un trozo extremadamente salado, se me produce un quiebre de la rutina no consciente de comer, que me lleva a centrar la atención en el comer. Dejo de conversar y me dedico a resolver el quiebre, probablemente entrando en otra rutina no consciente de "qué hacer cuando sale un trozo de comida salada de más". Cuando paseo en bicicleta -ando en bicicleta en una rutina no consciente- y estoy centrando mi atención en el paisaje, si aparece un auto con peligro grave de atropellarme, al percibirlo se me produce el quiebre de la rutina no consciente de andar en bicicleta, e intento cualquier solución de emergencia para evitar el ser atropellado, como, por ejemplo, tirarme al suelo. En ambos ejemplos de quiebre sentiré, sin duda, sensaciones y emociones muy distintas a las que experimentaba al vivir las rutinas no conscientes respectivas. Me parece que también en esos casos, las emociones y sensaciones son vividas en forma tal que constituyen, a su vez, sendas rutinas no conscientes: al percibir el exceso de sal se me gatilla desagrado, enojo con el que cocinó y desconfianza de seguir comiendo, en el primer caso, y temor, ganas de gritar y enojo con el conductor del auto en el segundo caso. Sin contar con que mis reacciones serán, probablemente, otras rutinas no conscientes. Creo importante destacar que los quiebres pueden no ser desencadenados por estímulos externos, como en los ejemplos dados. Un súbito dolor de estómago, un estornudo, un recuerdo doloroso, un deseo imperioso y otros estímulos internos semejantes pueden producir quiebres en la ejecución de cualquier rutina no consciente. Lo que he expuesto recién está fundado en lo que Flores y Winograd[5] llaman la "transparencia de interacción" del vivir, y que he preferido presentar como "rutina no consciente". Fernando Flores, esta vez con Michael Graves[6], ha continuado desarrollando el tema de la transparencia -entre varios otros-, y ellos también usan el término "rutina", en un sentido prácticamente igual al que le asigné en las rutinas, conscientes o no conscientes.[7]
9.-El "objetivo" o sentido del vivir de una persona. He mostrado el "cómo" creo que operan, o funcionan, o viven las personas: ahora deseo revisar el "para qué" creo que viven, funcionan y operan. Más bien, cual es el sentido que me parece razonable o deseable en el cual las personas pueden -o les conviene- "usar" sus diferentes capacidades, y, en especial, las que hemos revisado. Creo que las personas viven para tratar de satisfacer sus necesidades, realizar sus intereses y cumplir sus deseos lo más plenamente posible. En la medida en que logren estos objetivos, sienten estados emocionales agradables, lo que constituye uno de los deseos más importantes. Los razonamientos, las percepciones, las acciones y la función ético-moral son herramientas que, en el contexto de las construcciones paradigmáticas, ayudan a conseguir estos objetivos. Las vivencias se dan principalmente en rutinas no conscientes, con algunos momentos de rutinas conscientes. La autonomía suele ser un elemento importante en la obtención de los objetivos personales, muchas veces como un deseo y/o necesidad más, generalmente significativo. Con ella se elimina la dependencia innecesaria de terceros en el logro de los fines propios, y se agrega el placer del logro personal. También es útil en los casos de vivencias en común con otras personas, las de cooperación o de simple convivencia, ya que mejora las posibilidades de coordinación de actividades y facilita la convivencia de igual a igual diferenciado, ambas cosas habitualmente gratificantes. Puede parecer que estos objetivos tiendan necesariamente a un hedonismo egoista y extremo, pero creo que eso puede ocurrir sólo en el caso de que las necesidades personales de tipo "socializador", -como la de pertenencia y de ser aceptado por los demás, o la gratificación personal por la satisfacción de necesidades ajenas y los deseos de ser justo- no estén adecuadamente desarrolladas. Esto dependerá principalmente, a mi juicio, de la "calidad socializadora" de las construcciones paradigmáticas ético-morales de uso público que mantenga la sociedad en que vive la persona, y de la "calidad socializadora" de las construcciones paradigmáticas que esa persona construya para sí misma, a partir de las de uso público. 9.1.-Una representación gráfica del esquema general. Creo conveniente, en este punto de la exposición, agregar un pequeño esquema que muestra gráficamente las interrelaciones entre las diferentes funciones psicológicas, el papel central de contexto que juegan las construcciones paradigmáticas y las rutinas, conscientes y no conscientes, como formas de «vivir la vida».[8] Es el siguiente. ESQUEMA DE LAS FUNCIONES PSICOLOGICAS Y DE SUS INTERRELACIONES
Las funciones contiguas de la primera línea del esquema indican la acción de cada función sobre todas las demás -de igual nivel- y la acción que ejercen todas las demás sobre cada función, efectos que son permanentes y simultáneos.La posición central de las construcciones paradigmáticas indica el papel de contexto insustituible que ellas desempeñan en las vivencias y en el ejercicio de las funciones, lo mismo que las rutinas de la línea inferior lo inevitable de vivirlas en rutinas. Tanto el mundo físico como el psicosocial sólo nos son accesibles "a través" de las rutinas y de las construcciones paradigmáticas. Las otras funciones vitales, tales como las físico-biológicas y el resto de las psicológicas no están mostradas, pero se suponen existentes e imprescindibles. Ir a Adición al Capítulo IV: Las interacciones. En esta Adición se muestra cómo operan las funciones psicológicas básicas en las interacciones de y entre las personas. Fué escrito poco más de un año después que el resto del texto. 6.-La función ético-moral (EM).- Ahora, con todo el contexto básico definido, completo la exposición del paradigma psicológico. Entiendo por función ético-moral al conjunto de actividades que dicen relación con la evaluación y decisión ético-moral. Estas comprenden la elaboración y actualización de las construcciones paradigmáticas conocidas como escalas valóricas y códigos ético-morales, así como sus aplicaciones a la práctica en las correspondientes evaluaciones ético- morales de acciones reales o hipotéticas, las decisiones y acciones ético-morales, la selección, aplicación y aceptación de sanciones, así como los aprendizajes correspondientes. Creo que las vivencias ético-morales se efectúan, en su mayoría, en rutinas no conscientes, y que sólo ocasionalmente se usan rutinas conscientes. También que esta función psicológica se origina por el carácter social de la relación de la persona con su medio, y que es, como el resto de la vida psicosocial, una herramienta de adaptación -asimilación y acomodación-, en el sentido de Piaget.[9] Tal como ocurre con las otras funciones psicológicas, la función ético-moral es fuertemente influída, hasta determinada, por las otras funciones, psicológicas y/o biológicas, y se efectúa en el contexto de las construcciones paradigmáticas generales, además de ser, obviamente, dependiente de las construcciones paradigmáticas específicamente ético-morales, es decir, de las escalas valóricas y los códigos ético-morales. Si es cierto que las personas estamos permanentemente haciendo una construcción social de la realidad, como afirman Berger y Luckman en su libro de igual nombre {5} [10] y como yo creo, o co-construyendo la realidad socialmente junto con las demás personas, debe considerarse que es precísamente la función ético-moral la que regula la relación social de las personas, es la que proporciona el contexto social a todas las demás funciones psicológicas, la que usamos para decidir el modo adecuado de relacionarnos con los demás y con el medio ambiente. Aceptadas estas características de la función ético-moral, resulta casi obvio que cualquier criterio de evaluación de una sociedad que se adopte necesita por lo muy menos tenerla en cuenta, por lo que es indispensable mantener un conjunto de construcciones paradigmáticas explícitas y claras de esta función, que además tengan la mejor de las correspondencias posibles con lo que nos muestra la experiencia, si es que deseamos que las evaluaciones efectuadas nos sirvan para lograr mejoras que después se traduzcan efectivamente a la práctica. El criterio de evaluación de una sociedad que propongo sólo se entiende y tiene sentido pleno en el contexto de una forma especial de comprender esta función ético-moral, basada fundamentalmente en las investigaciones de Piaget acerca del desarrollo moral. Es lo que expongo a continuación. ¿Sugerencias, críticas, comentarios, preguntas?. Envíalas al autor, pinchando aquí. Las agregaré para enriquecer este ensayo, previa evaluación de su seriedad. Volver al comienzo del Capítulo IV Notas Capítulo III -Proposición de un nuevo criterio de evaluación de un modelo de sociedad: la disminución del autoritarismo remanente.- Cuando escribí este texto, en 1993, todavía no había llegado a desarrollar los conceptos que tienen relación con el Modo Individualista, ni los relacionados con la vigencia actual y extensión del Modo Ética Primitiva. El esquema conceptual completo, con estos Modos, lo he elaborado después: el más completo y actualizado se encuentra en mi Tesis de Maestría, de 1998 {36}. A la luz del esquema completo, el criterio de evaluación de un modelo de sociedad sería el de "disminución del uso de los modos más arcaicos", o bien, en positivo, "el aumento del uso del Modo Democrático -o de Autonomía-". Una buena idea de este criterio está expuesta en mi ensayo "Sociedades adolescentes" {37}. Volver al texto [1] Uno de los libros que presenta casi toda la obra de Piaget, hasta 1974, es la de Battro, A., "El pensamiento de Jean Piaget", {4} Volver al texto [2] Véase "International Encyclopedia...", {11} págs.483 a 494. Volver al texto Notas al Capítulo IV -El contexto: definiciones básicas y un paradigma psicológico básico, explícito. [1] El paradigma psicológico que expongo aquí es un resumen del Anexo Paradigma Psicológico de la Tesis de Título del Postgrado en Ciencias Sociales que efectué en Arcis en 1991-1992, tesis actualmente en elaboración. (Puede verse dicha Tesis, finalizada en 1998, {36}) Dicho Anexo contiene, además, una serie de Cuadros que muestran las influencias mutuas entre las diferentes funciones psicológicas básicas, importantes para una comprensión completa de este microparadigma, pero que he omitido aquí por razones de espacio.Volver al texto [2] Este origen de la actividad psicológica, el pensamiento psicomotriz, está presente en numerosas obras de Piaget. En el libro "Psicología de la inteligencia" {27}, Piaget dedica el Capítulo IV de la Segunda Parte a este tema, en el que discute y confirma lo dicho, y que vuelve a reafirmar más adelante, en las páginas 129 y 130, comienzo del Capítulo V y Tercera Parte, en la que muestra las diferencias entre el punto de partida y el de equilibrio final: las operaciones de pensamiento o formales. Aquí Piaget insiste en que "ciertamente, la inteligencia senso-motriz se halla en la fuente del pensamiento y continuará actuando sobre él durante toda la vida por intermedio de las percepciones y de las actitudes prácticas".Volver al texto [3] Ver Bateson y Ruesh, "Comunicación, la matriz social de la psiquiatría" {3}. Volver al texto [4] Como se habrá podido apreciar, estas «construcciones paradigmáticas» son una extrapolación a la vida cotidiana de los conceptos de «paradigma» que Kuhn elaboró para las actividades propias del dominio científico, en su ya clásico libro "La estructura de las revoluciones científicas" {19}. Se trata, en el fondo, de los mismos conceptos, sólo que extendidos a las personas corrientes en la vida corriente. No es, a mi juicio, "un uso laxo del concepto de Kuhn, ya aceptado por -y establecido en- los medios académicos de las ciencias sociales", como se me ha criticado, sinó que una extensión lícita de los mismos conceptos, apoyada en el constructivismo radical del mismo Piaget (todos los conceptos son lentamente construidos por cada persona, desde las nociones de espacio y permanencia del objeto en adelante), implícito pero básico de toda su obra, y del constructivismo postulado y demostrado por Berger y Luckman en su libro "La construcción social de la realidad" {5}, que ellos analizan y plantean para las realidades sociales, y que he extendido, nuevamente, a todas las realidades. Sin duda que Bateson y Watzlawick, con sus contextos indispensables o meta-comunicaciones, Watzlawick con su libro "La realidad inventada" {35}, y el pequeño pero clarísimo texto de Cecilia Dockendorff "Notas sobre la noción de paradigma" {13} me han llevado a dar el paso necesario para todas estas extensiones combinadas: si los científicos requieren de paradigmas para que sus conceptos científicos tengan sentido, ¿porqué no van a necesitar también de mini-paradigmas para que los conceptos de su operar cotidiano tengan sentido?. Me ha parecido obvio que también usan miniparadigmas o construcciones paradigmáticas como contexto para estos efectos, y para todas sus actividades, partiendo desde las percepciones más simples, y que estos contextos han sido tan social y trabajosamente construídos como las diferentes acepciones de paradigma de Kuhn, lo que, por supuesto, vale para toda persona, para todo concepto. He subrayado varias veces, para que se note, que Kuhn planteó en su libro citado varios conceptos a los que llama igualmente «paradigma», varias acepciones del mismo término. En dicho texto, Kuhn incluye una "Postdata 1969", escrita siete años después de la primera edición, dedicada a responder las críticas recibidas en el intertanto. El mismo Kuhn cita aquí a una crítica partidaria suya, Margaret Masterman, la que se tomó el trabajo de elaborar un índice analítico parcial, en el que recoge al menos 22 modos diferentes utilizados por Kuhn para el término «paradigma» ({19}, págs. 278 y 279). Reconociendo el hecho, en respuesta, Kuhn sugiere entonces otro término, «matriz disciplinaria», concepto complejo que describe en las páginas siguientes en base a explicar cuales son sus diferentes conceptos componentes. Estos conceptos resultan ser también complejos (formados por varios conceptos) y múltiples, puesto que son presentados como "clases" de conceptos. Kuhn describe con cierto detalle solamente cinco de ellos, declarando que "los otros no los analizará aquí" ({19}, pág. 286). Me parece que las dificultades que Kuhn evidencia en la definición de "paradigma", el concepto central de su libro, y posteriormente de "matriz disciplinaria" y de sus conceptos "componentes", deriva de que no reconoce que estas diferentes acepciones constituyen construcciones paradigmáticas complejas, que corresponden a diferentes modos de acercamiento a la actividad de los científicos, en que los contextos indispensables proporcionados por diferentes tipos de construcciones paradigmáticas -normativas, de procedimiento, conceptuales, etc.- se le confunden al utilizar el mismo término para referirse a todos ellos. Me parece realmente extraño que haya llegado a este punto sin resolverlo. Considero notable la distinción que Kuhn realiza entre «estímulo» y «sensación» y la clara descripción del proceso que conduce desde uno al otro, análisis expuesto en la disgresión de las páginas 294 y 295. En este excelente trozo Kuhn muestra con toda claridad la necesidad imperiosa de la existencia de un contexto que soporte el proceso por el cual el sujeto transforma el estímulo en sensación, el mismo que he llamado aquí «construcciones paradigmáticas». Y que me atrevería a extender a lo que hace la diferencia entre «fenómeno físico-químico» y «estímulo» (no todos los fenómenos que están ocurriendo en un instante actúan como estímulos, la gran mayoría de los fenómenos pasan desapercibidos, palabra que significa «no son percibidos»). Creo que Kuhn, en éste como en numerosos pasajes anteriores, ha estado muy cerca, a mi juicio, de mis actuales planteamientos. Tan cerca, que no me explico porqué no dió el paso, muy pequeño, que creo le faltó. Para terminar, creo que el ultraconstructivismo que estoy proponiendo, lejos de contraponerse con sus constructivismos parciales de origen, o de ser usos ilícitos de ellos, está avalado por cada una de sus fuentes -Kuhn, Bateson, Watzlawick, Berger y Luckmann, Piaget, Dockendorff- ya que constituye una aplicación rigurosa del mismo principio, sólo que extendida a todos los dominios de la actividad humana. Estoy de acuerdo en que no resulta fácil de aceptar, puesto que se aleja mucho de las firmes concepciones tradicionales de las realidades ingenuas, que son las nociones habituales y generalizadas de uso público, las del sentido común, siempre implícitas, pero esta dificultad no constituye, a mi juicio, una razón invalidante. Volver al texto [5] Véase Flores, Fdo y Winograd, Terry, "Understanding computers and cognition" {16}, Página 164. Volver al texto [6] Véase Flores Fdo. y Graves, Michael, "Emotions and ..." {15} Página 19. Volver al texto [7] Berger y Luckmann, en "La construcción social...",{5}, en el capítulo II, "La sociedad como realidad objetiva", punto 1 "Institucionalización", dedican el apartado d. "Roles", al análisis de lo que, según el contexto conceptual presente, serían las «rutinas no conscientes institucionalizadas», págs. 95 a 104. La caracterización de estos roles tiene muchas semejanzas con las rutinas no conscientes recién descritas, pero están restringidas a la vivencia de situaciones institucionalizadas y su relación con el efecto de institucionalización. Volver al texto [8] He creido imprescindible mostrar este modelo o paradigma de cómo creo yo que operan o funcionan, psicológicamente, las personas porque la función ético-moral -que explico a continuación- me parecía como suspendida en un vacío conceptual al respecto. En la búsqueda de este indispensable contexto revisé, con mucha ayuda de personas expertas, los postulados y alguna literatura de diferentes escuelas psicológicas, tratando de encontrar un esquema simple, básico, pero además completo, que ojalá fuera aceptado por todas ellas. Luego de que esta tarea resultara muy larga y finalmente infructuosa, tal vez por no haberla realizado en la forma debida, he llegado a la sorprendente conclusión de que es probable que las diferentes escuelas psicológicas que he conocido consideren que este operar es tan sabido, tan obvio, que simplemente lo omiten. Incluso los propulsores del Análisis Transaccional, que han explicitado un esquema simple del operar humano, han omitido las relaciones entre las funciones más básicas, tales como las expuestas aquí. Al tratar de comparar y evaluar las concepciones de estas diferentes posturas o visiones, me ha parecido que sus concepciones implícitas de las funciones básicas, que omitían por demasiado obvias, eran diferentes entre sí. Y que estas diferencias escondidas generaban buena parte de las contradicciones entre ellas: me pareció que cada una se estaba refiriendo a diferentes especies de homo sapiens sapiens. Al no encontrar un paradigma explícito suficientemente básico y simple, que además fuera un "común denominador" de todas las escuelas, no me quedó más remedio que elaborar uno, y éste es el resultado. Mis concepciones, en las que las construcciones paradigmáticas juegan un papel crucial, pueden servir también para justificar mi interés y necesidad de encontrar, y en su defecto, de elaborar, un conjunto de construcciones paradigmáticas que me resulten claras, creíbles y coherentes con lo que me parece que ocurre en la realidad que yo me he construido. Y que sean explícitas, ya que al menos tendrán la virtud de ser fácilmente refutables, discutidas y, lo que me parece más importante, perfeccionadas. Volver al texto [9] Para un análisis de este tema, ver, del libro de Piaget "Psicología de la inteligencia" {25}, el Capítulo VI, "Los factores sociales del desarrollo intelectual", págs. 166 a 175. Una explicación breve pero muy clara y simple de la adaptación en sus aspectos simultáneos de asimilación y acomodación, en Bringuier, J. C., "Conversaciones con Piaget" {8}, págs. 82 a 86. Volver al texto [10] Aparte del libro mencionado, Watzlawick ha compilado una serie de artículos que muestran otras versiones del mismo postulado, en "La realidad inventada"{33}. Volver al texto |