¿Y
quién los desautorizará a ellos?
Mientras
el Gobierno se llena la boca buscando caldear los ánimos de los
habitantes del valle de San Lorenzo, Manhattan regresa a
Tambogrande para recuperar el espacio que perdió, en vísperas
del aniversario de la reacción popular que la expulsó de la
zona, hace un año.
La
historia parece volverse a repetir. Semanas antes del asalto al
campamento de Manhattan a las afueras de Tambogrande, la
compañía y sus aliados desplegaron todos los medios para públicamente
negociar, pero secretamente caldear los ánimos.
Tanto
el Gobierno como la empresa minera están haciendo lo imposible,
cada una por su lado, para enturbiar las aguas, de tal forma que
sea la población la culpable de todas las desgracias que vengan
por no aceptar la minería. Una suerte de sutil chantaje
colectivo.
La
guerra informativa se ha reiniciado, y como hace un año, está
tomando desguarnecidos a los integrantes de la resistencia
minera.
El
Gobierno y Manhattan están reaccionando de esta manera porque,
en el fondo, tienen miedo a la población, y no por lo violenta
que sea –quedó probado que la violencia fue una respuesta a
la represión superior—sino por lo que los nuevos mecanismos y
actitudes del pueblo de Tambogrande representan.
La
consulta distrital es una suerte de ‘cuco’ para los hermanos
Quijandría y Mr. Lawrence Glaser, el presidente de Manhattan
Minerals, porque de cara a organismos internacionales, como el
Banco Mundial, será una soberana cachetada a su imagen y sus
intereses, y demostrará la ilegalidad de sus acciones en el
valle de San Lorenzo.
Los
señores del logotipo azul y amarillo ahora tiemblan mucho más,
porque la resistencia contra sus objetivos contaminantes, perdón,
comerciales, ya se está desarrollando en su propio territorio y
a las afueras de sus puertas. Eso significará otra baja de
imagen, otra caída en sus acciones, y, de mantener la tendencia
actual, el final de la compañía.
 |
La consulta distrital no es un logro del Gobierno,
sino del pueblo; por lo tanto, su ilegitimidad sólo
corresponde enunciarla al segundo. |
Propuesta
bajo presión
Fue
el miedo el que congregó a las cabezas de los Ministerios de
Energía y Minas y Agricultura –sí, los mismos dirigidos por
los hermanitos Quijandría—para desestimar por todo lo alto la
consulta distrital, diciendo que no tiene validez legal, algo
que todo el mundo ya sabía.
“No
es el mecanismo legal, ni el medio idóneo para aprobar o
desaprobar un proyecto minero”, dijo Matías Prieto, jefe del
Inrena, el Instituto Nacional de Recursos Naturales, una división
dependiente del Ministerio de Agricultura, cuya teórica labor
es salvaguardar ecosistemas.
“La
propuesta del Gobierno [ojo, dijo ‘Gobierno’, no
‘Estado’] sí es un procedimiento de consulta válido,
eficaz y que permite recoger las inquietudes y observaciones
ciudadanas y del Estado [no como organizador, sino como sujeto
paciente] para definir la viabilidad del proyecto”, añadió.
Como
se recordará Toledo, Quijandría y asociados han propuesto que
se finalice el EIA, y que sobre esa base, se realice una
consulta bajo su responsabilidad. El cambio sustancial es que la
consultora del estudio sea extranjera, de renombre y aceptada
por la sociedad civil de Piura.
La
consultora supervisará la finalización del EIA, revisará sus
contenidos e informará de sus observaciones a la ciudadanía de
Tambogrande y Piura, mediante audiencias públicas y talleres
con la participación de veedores civiles.
La
mayoría de los habitantes de Tambogrande se oponen a esa
oferta, y prefieren expresar su opinión antes que conocer el
EIA, porque nadie les asegura (lo cual también significa miedo)
la objetividad de las conclusiones que se aporten, además de no
poder costear.
Queda
muy claro que el Gobierno quiere tener todo el control del caso,
porque de alguna manera ya lo perdió, es decir, al ver que la
población por sí sola dará al traste con sus intenciones, es
mejor intervenir. Al mejor estilo de las dictaduras.
Pero
si la consulta no tiene validez legal, ¿por qué la gente se
empecina en desarrollarla? Porque “es una demostración de la
decisión del pueblo a que se respeten sus derechos, y las
autoridades del gobierno central tienen la obligación de
respetarlo sea cual fuere el resultado”, según Alfredo
Rengifo, alcalde de Tambogrande.
El
Frente de Defensa del Valle de San Lorenzo y Tambogrande, por su
parte, ha reiterado que no dejarán que se les imponga una
actividad económica que no han elegido, y anunciaron que el 28
de febrero próximo se reunirán para decidir si van o no a Lima
a hacerle recordar al Gobierno que con minerales, por acá no es
el negocio.
 |
Todo apunta a señalar que las reacciones del 28 de
febrero fueron 'de laboratorio'. |
Cosechando
tempestades
Fueron
estas marchas y contramarchas las que crearon un estado de
frustración colectiva entre los tambograndinos, y que llevaron
a reaccionar de la manera harto conocida, el año pasado.
Cuando
aún éramos un suplemento electrónico, desde finales de enero
de 2001, ya habíamos advertido que varias personas ligadas a
intereses mineros sostenían reuniones en localizaciones no
determinadas de la ciudad de Piura y del mismo Tambogrande, y
que el manejo informativo y procedimental (Vg. Mudar la comisaría
de esa ciudad al campamento minero) estaba destinado a provocar
una respuesta violenta en la gente.
Las
advertencias fueron lanzadas por Internet, incluso hasta una
semana antes de los sucesos. Como resultado, 60 personas han
sido acusadas de vandalismo, y en algún momento, Manhattan las
ligó a grupos terroristas interesados en desbaratar el proceso
electoral que se vivía entonces. La empresa nunca pudo probar
sus acusaciones (y nadie la enjuició por ello).
Las
reacciones del Gobierno, y los comentarios de los partidarios
pro-mineros, están regenerando tal sensación, pues, cortar la
consulta implicará volver a atacar el espíritu de los
pobladores, quienes al verse nuevamente burlados podrían actuar
de la misma manera que hace un año.
Y
nosotros sí tenemos cómo probar esto. Basta revisar los
escaparates y leer entre líneas los dos periódicos regionales
para darse cuenta de que se busca azuzar nuevamente a la
comunidad.
Entonces,
la volverán a acusar de vandalismo, el EIA tendrá que ser
informado en tiempo record de tal manera que sea aprobado a la
mala, y con o sin anuencia de la población, comenzar a
construir el primer tajo abierto en el primer trimestre del próximo
año.
 |
Una de las razones por las que el pueblo reaccionó
fue la compulsiva acumulación del poder que ostentaba
Manhattan. |
Manhattan
ha vuelto
En
una de sus recientes cartas, el presidente de Manhattan dijo que
para no exaltar a la población, habían optado por aplazar su
regreso a San Lorenzo en un lapso de tiempo que no determinó.
Tal
parece que el lapso ya se cumplió. El martes 12, Roberto
Obradovich, gerente de Minera Manhattan, la filial peruana,
abordaba la camioneta azul de la empresa, que había ingresado a
la zona de Malingas, al SE de Tambogrande, hacia las 15:30
locales.
¿Qué
está haciendo la empresa minera de nuevo por Tambogrande? Se
está reuniendo con sus propios promotores, que suman unos 300,
para darles instrucciones sobre su labor que consistirá en:
primero, convencer a la gente de los beneficios de la minería,
segundo, hacer que la población reste importancia a quienes se
les opongan, y tercero, iniciar una contracampaña a la consulta
distrital.
Es
decir, los focos de tensión ahora se diseminarán por todo el
valle, algo que en mercadeo se llama la estrategia guerrilla
por nuclearse en pequeños colectivos antes que en toda la
población con la finalidad de provocar un mejor acercamiento al
nuevo servicio o producto, y restar público al producto o
servicio líder.
Estos
300 promotores fueron los que hasta el año pasado recibían 20
soles por cada visita que hicieran a las instalaciones de la
empresa minera en Piura.
El
jueves 14, la compañía admitió que “ha iniciado talleres
independientes en comunidades rurales para ayudar a la creación
de sus planes de desarrollo”, pero habitantes de Malingas,
Valle de los Incas y la zona de Locuto dijeron desconocer la
existencia de tales reuniones, a menos que sean secretas.
“Los
talleres tendrán frecuencia semanal, y se incrementarán para
asegurar le mayor cantidad de comunicación personal directa y
de distribución de información a través de las
comunidades”, sostienen.
La
compañía también confirmó que sigue auspiciando proyectos
pilotos para desarrollar cultivos propios de la zona e
introducir otros nuevos, así como promover manejo pecuario.
O
sea, fuera, lo que se dice fuera, nunca estuvo.
Lo
que sí ni ellos mismos se lo creen es que están “ganando
apoyo nacional adicional para el proyecto con un trabajo exitoso
en los medios, lo que seguirá creciendo”. Claro, por eso
nadie la conoce, pues la gente sabe más de Tambogrande por su
limón que por la empresa minera. Así cualquiera presume.
Lo
que no dicen es que sus funcionarios nuevamente quieren negociar
con dirigentes de la resistencia, como Paola Ávila, a quien
mandaron a llamar el lunes para conversar en un lugar no
determinado del pueblo de Malingas. Ella se negó a ir.
Con
informaciones de El Tiempo, Marita Orbegoso, NPC Tambogrande y
factortierra-LI.
©2002
NPC www.oocities.org/NPCcomunicaciones/NewsSupply
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