Virgen de la Candelaria,
Madre de los mineros y del pueblo de Atacama,
a Tí venimos con la confianza y sencillez de hijos.
A Tí llegamos con nuestras angustias y esperanzas,
con nuestras penas y alegrías,
con las fatigas del trabajo y el peso de nuestros pecados;
con todo lo que somos y tenemos.
Virgen de la Candelaria,
Tú eres la primera portadora de la Luz, que es Cristo;
Tú eres nuestra Madre;
Tú nos reúnes junto a Cristo Salvador;
Tú eres nuestra esperanza, consuelo y gozo;
Tú nos acompañas en la ciudad, el desierto, los valles, las minas
y el mar;
Tú eres nuestra estrella en el camino hacia el Padre;
Tú, nuestra huella para encontrar a Jesús.
Virgen de la Candelaria,
Virgen Madre de Dios,
escucha nuestros ruegos, bendice nuestros hogares,
alcánzanos trabajo y salud;
enseñanos a escuchar la palabra de tu Hijo
y a vivirla cada día,
para que dóciles al Espíritu Santo,
sepamos construir una Nación de hermanos
y una Iglesia servidora
en nuestra tierra de Atacama.
HIMNO.
Virgen de la Candelaria,
Madre del Señor Jesús:
Haz que siguiendo a tu Hijo
para el mundo seamos Luz.
Haz que siguiendo a tu Hijo
para el mundo seamos Luz.
Hasta tu casa venimos
para verte y saludar.
Recibe nuestra plegaria,
gozo, dolor y cantar.
Tú nos enseñas o Madre,
el Evangelio a vivir.
Haznos de Cristo testigos,
de su mensaje hasta el fin.
Siempre tuviste encendida
la Candela del amor;
que nuestros pasos caminen
guiados por su gran fulgor.
Fortalece nuestras manos
y bendice nuestro hogar;
enriquece nuestras minas
da a nuestro pueblo la Paz.
Bajo tu manto nos quieres
como familia juntar;
que cada día sepamos
a los hermanos amar.
Cuando en el mundo anochezca
de odio, mentira y maldad
que no perdamos la huella
del que es Amor y Verdad.
Saldremos por los caminos
de la pampa y la ciudad,
llevando la Luz de Cristo,
Justicia, Paz y Unidad.