Núm 31, II Época  - Abril 2001 - Edita FE-JONS  -  La Falange  


El Estado destruye patrimonio de Cartagena

Julio Ruiz de Alda

      

Tolerarás al inmigrante
Antonio Martín Beaumont

Inmigración sí pero controlada
Emilio L. Sánchez Toro

Editorial FE

Reconciliación
José Mª Gª de Tuñón

Una cuestión de dignidad
Miguel Ángel Loma

Puerto Rico
Redacción

      

Una prez por España
Enrique Olagüe

"El Estado destruye patrimonio histórico cartagenero".

 

Uno puede ser cartaginés o romano. Uno puede admirar a los íberos o a los celtas, puede amar a los austrias o a los borbones, a la monarquía o a la república, a los blancos , los rojos o los azules. Uno puede valorar los procesos históricos con el prisma de la ideología o de la pasión, del sentimiento o el raciocinio, del "pathos" o del "logos", puede amar, odiar, consentir o tolerar. Lo que no debe hacer es secuestrar información a las generaciones futuras. Ni arruinar el patrimonio común, el acerbo histórico añadido por épocas de romanos o cartagineses, republicanos o monárquicos, rojos o azules...

Nos informan que la Delegación de Correos ha decidido retirar el escudo con el águila de San Juan del frontispicio de su edificio de Cartagena, tras años asegurando que "mantendrían el patrimonio". Y para justificar el desafuero argumentan que "los sindicatos solicitaron hace años su retirada por ser anticonstitucional".

Si Correos actúa contra el patrimonio histórico, común e irrepetible, la afirmación sindical (no se a qué sindicato/s se refiere) demuestra simple y patética ignorancia pues el escudo del águila de San Juan estuvo vigente varios años después de aprobada la Constitución vigente. Dicha Constitución. además, no menciona ningún escudo en su texto, pero en su articulado inicial, aprobado por las Cortes en 1978 figura, en plenitud , en su portada.

Los talibanes han destruido grandes imágenes de una religión que , ahora, no es la suya, en un alarde de fanática intolerancia que ha conmovido a todo el mundo civilizado, entre el que, teóricamente, nos incluimos todos los dias, alineándonos "con la boca llena" con las naciones de nuestro entorno. Pero eso es solamente ante los desafueros talibanes, tan lejanos, tan ajenos. Cuando los desafueros se comenten ante nuestras casas, en gratuito acto iconoclasta, todo se justifica en rencores, en viejos agravios, en olvidadas afrentas. Lo único cierto es que un hermoso escudo labrado en piedra, que representa un pasado histórico siempre a respetar y conocer, está siendo inícuamente destruido por un fanatismo anacrónico y estúpido

Muchos de nosotros ignoramos quienes pusieron el escudo en las Escuelas Graduadas de la calle Gisbert, o el del Ayuntamiento. Todos nosotros lamentamos la destrucción de nuestros símbolos identificativos, especialmente si lo realiza un Estado que asegura es "de todos"..

Solo algunos se alegran.

Carlos León Roch