América Latina a través de sus revistas, esta es la propuesta. Un itinerario por distintas publicaciones –algunas olvidadas, algunas desconocidas– desde comienzos del siglo XX hasta el presente. Comentarios y afirmaciones políticas, apuestas estéticas, declaraciones, polémicas, chimentos, desmentidas que fueron viajando en semanarios, mensuarios o revistas que sólo tuvieron un primer y único número. Entre búsquedas y descubrimientos vamos armando este revistero que podrá acomodar en un rincón de su casa, donde no le llegue el polvillo.
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LAS FLECHAS DEL CARCAX

En la década del veinte numerosas revistas acompañaron el –por entonces- movido campo de las letras y del pensamiento. No sólo en Buenos Aires, sino en la influyente ciudad de La Plata. En esa ciudad, Alfredo Palacios como Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Derecho, Pedro Henríquez Ureña como docente del colegio secundario de la Universidad y la revista Valoraciones, son tres de las referencias obligadas que dan marco a la salida de una nueva publicación. Sagitario (1) nace también –y se nota en su lectura– como heredera de la Reforma Universitaria. Su permanencia abarcó un total de doce números aparecidos entre los años 1925 y 1927. Carlos Américo Amaya, quien dirigiera los primeros seis números de Valoraciones, abandona esa revista para impulsar –poco tiempo después– junto a Julio V. González y Carlos Sánchez Viamonte, a la que califican como una Revista de Humanidades.

Esta definición viene propuesta desde su tapa, donde además está el nombre, bordeado todo por líneas de puntos, y en cuyo centro una ilustración de un arquero –que apunta su flecha hacia el norte– culmina el diseño. Dicen de esa figura: “Era el hombre de la nueva generación que aparecía en el escenario de la América Latina. [...]” Ese sujeto –que simboliza con su nombre la revista- cuando interpela a los “protohombres” les dice: “Vosotros ya nada tenéis para decir. Habéis hablado lo bastante. A vuestro alrededor se han trabado luchas que no sabréis comprender, disputas que no alcanzareis a dirimir.... De la precipitada sucesión de los acontecimientos, saltan interrogantes para los cuales recurriréis inútilmente a vuestro repertorio de respuestas.”
Sus rezongos juvenilistas tienen límites claros, cuando saludan en el mismo artículo a dos hombres cuyas potentes voces resuenan en el continente: José Vasconcelos, sumando una mirada universitaria sin desdeñar lo político, y José Ortega y Gasset, que aportaba su teoría de las generaciones. Dos concepciones reunidas para la propuesta de Sagitario de “sistematizar y poner orden sobre los nuevos valores culturales de la vida contemporánea.” Sus páginas se hallan abiertas –sugieren– para el registro de “las más modernas tendencias que van de la filosofía a la historia y de las matemáticas al arte y la biología”.

Las casi ciento cincuenta páginas de la revista se organizan sobre secciones que se mantienen en todos los números: los ensayos, las reseñas bibliográficas, Noticias y Universitarias. Con frecuencia irregular, se agregan los Comentarios y Latinoamérica. En esta última, se entremezclan noticias relacionadas con el continente, algunas cartas –como la que recibe Palacios de parte de estudiantes y trabajadores presos de Panamá– pero armada con cierta arbitrariedad, ya que por ejemplo, un artículo sobre la puesta en libertad del comunista cubano Julio A. Mella, va a parar a la sección Comentarios.

La pluma de varios opositores a la dictadura peruana de Leguía –La Plata contaba por decenas los exiliados políticos– pasan por sus páginas: entre ellos, José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre, Eudosio Ravines y Antenor Orrego. La pertenencia de los mismos al A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana) y de tantos otros a la Unión Latino-Americana dan un perfil bastante definido del compromiso político asumido, como puede leerse en los escritos firmados por éstos y otros autores, o en la publicidad que dan de las declaraciones de las filiales del A.P.R.A. establecidas en distintos países y también de las Federaciones Universitarias. La mayor apuesta política viene de la mano de Julio V. González cuando, en 1927, se propone plasmar lo que considera –a partir de la experiencia de la reforma universitaria– en germen, la creación del Partido Nacional Reformista. Eso a nivel organizativo, pero como intervención crítica probablemente la más dura en cuanto al tono pueda leerse en su último editorial, cuando expresen su repudio a la presencia como embajador español en Buenos Aires de Ramiro de Maetzu. No sólo por cuestionar en su persona a Primo de Rivera, sino por considerar que el “indeseable” Maetzu traicionó la causa de la libertad después de pertenecer a sus filas. “Valorizó su personalidad –dicen del autor de La crisis del humanismo– con las ideas que ahora combate y adquirió volumen moral expresando sentimientos que ahora pisotea y denigra”.

El terreno de la literatura tiene menor espacio que en otras revistas de la misma década. Aparece algún texto literario en sus primeros números. Publican, por ejemplo, un adelanto de El romance de un gaucho de Benito Lynch (2). Más adelante no publican narrativa sino ensayos sobre literatura o comentarios bibliográficas. Entre las firmas de las reseñas vinculadas a ese espacio aparecen las de Jorge Luis Borges, Ezequiel Martínez Estrada, Nydia Lamarque, Francisco López Merino y Francisco Luis Bernárdez. La poesía no tiene lugar en esta publicación, a excepción de Seis poemas sobre la revolución del escritor peruano Esteban Pavletich, ex secretario de Sandino. Los editores aclaran que el valor de esos versos justifican “la infracción de la norma invariablemente observada por Sagitario, de no publicar versos en sus páginas”.

En el cuerpo principal de la revista otros nombres aparecen: si por el lado de la filosofía se suman Carlos Astrada y Francisco Romero, por el educativo aparecen Julio Barcos y Juan Mantovani. Otros nombres que aparecen en sus páginas son los del futuro director de Marcha Carlos Quijano -por entonces secretario de la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París-, Homero Guglielmini, Guillermo de Torre, Jorge Furt, Enrique Méndez Calzada.
El año 28 dio fin a tres publicaciones platenses: Valoraciones, Diógenes y Sagitario (cuyo último número salió en diciembre de 1927). Los números no cerraban. Cuentan que en un bodegón platense (3) sus editores se reunieron. El motivo era la intención de saldar cuentas con las diferencias pasadas y emprender una nueva publicación como síntesis de las tres. “La iniciativa quedó en anhelo”.
Años más tarde, en días en que un hombre, mientras jugaba ajedrez, escucha hablar en un bar sobre un fusilado vivo, Carlos Sánchez Viamonte resucitaba Sagitario. Aquel parroquiano y otros varios comenzaban dando nombre a otra “nueva generación”. Pero eso es otra historia.

Guillermo Korn

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NOTAS
1.
Si de signos zodiacales se trata, merece citarse al menos otras dos revistas. La que en 1929 aparece dirigida por Francisco Luis Bernárdez y Leopoldo Marechal: Libra. Su primer y único número, estrictamente literario, tiene textos de sus directores y de Macedonio Fernández, Ricardo Molinari, Alfonso Reyes. Años más tarde, entre 1953 y 1954, aparecerán ocho números de Capricornio dirigidos por Bernardo Kordon. Bajo una ideología más explícita sus páginas dan lugar –por ejemplo- a la polémica sostenida entre Sartre y Camus. Habría que esperar una década para marcar su segunda época, con el propio Kordon en la dirección y Jorge Lafforgue como secretario de redacción.

2. En el número 2 de julio-agosto de 1925. A pesar de la clásica nota al pie que indicaba: Novela próxima a aparecer, recién en 1933 será editado por Librerías Anaconda.

3. Las revistas literarias argentinas 1893-1967, de Lafleur, Provenzano y Alonso., Centro Editor de América Latina, 1968

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