Yo quiero ser un viejo marinero,
y navegar allende de los mares,
cruzando el horizonte en mi velero,
y entre brumas y luces estelares,
antes que apunte la radiante aurora,
que las ninfas me enseñen sus
cantares.
Yo siempre navegando hora tras hora
por los gélidos mares. La corriente
que a nuestra singladura se incorpora.
Los mares tropicales. Sol caliente
que deja sobre el aire en primavera
una sutil fragancia transparente.
Quiero la soledad. También quisiera
yo ser condecorado por el viento
y ondear con orgullo mi bandera.
Sentir la inmensidad. ¡Qué
gran evento!
Saber que se convierte en osadía
maniobrar el timón. ¡Y en
un momento!
Vencer el temporal con valentía.
¡Oh la estrella polar! ¡Oh
mi velero!
Cómo surca la extraña travesía.
Se aproxima el otoño. ¡Qué
ligero!
Atraviesa los círculos polares.
La aurora boreal. Yo sólo quiero
quedarme entre las brumas de los mares.
Costa
del Sol, septiembre de 2000
MI CORAZÓN PENITENTE
Y A se acerca el otoño. Mi corazón
lo siente,
porque pesa el cansancio de su largo
camino.
Va buscando sin tregua cuál será
su destino,
aunque olvida su rumbo de una forma inconsciente.
Se aproxima a la noche sigiloso y prudente,
con dolor asfixiante y con el paso cansino.
Va reptando mi vida como el fiel peregrino
que ya lleva la angustia reflejada en
su frente.
Y aunque sigue reptando va dejando sus
huellas
en los riscos hirientes de su larga andadura,
donde deja en el aire su fatigoso aliento.
¡Qué terrible suplicio!
Buscando en las estrellas,
una luz de esperanza que rompa la amargura
de convertirse en nada sin ningún
argumento.
Equinoccio
de otoño de 2000
QUISIERA SER MARINERO
Quisiera ser marinero
de una goleta en la mar.
Sentirme un aventurero,
y aunque no sé navegar,
perderme con mi velero.
Navegar. ¡Cuánto daría!
Por maniobrar el timón.
Ser bruma en la lejanía,
y olvidar la sinfonía
que amarga mi corazón.
Mi velero. ¡Siempre avante!
Navegando en alta mar,
y aunque el singlar es constante,
sabe que en cualquier instante,
puede un barco naufragar.
Abril
de 2001
LLENOS DE PASIÓN
Y o quiero que amanezca, vida mía,
y poder contemplar,
tus ojos, tu sonrisa, tu alegría,
en la orilla del mar.
Mirar al horizonte indiferente,
con su tenue esplendor,
posar un beso en tu impoluta frente,
como prueba de amor.
Y trémulos los dos ante la aurora,
y llenos de pasión,
que calcine tu boca redentora,
mi pobre corazón.
Mayo
de 2001
UN JARDÍN PARA LAS OLAS
A
mis nietos Alfonso y Alejandro, con todo
mi cariño.
Tengo plantado en la mar,
un jardín de caracolas
para que vengan las olas
por la mañana a soñar.
Las olas en el jardín
de estuco y plantas marinas,
con las flores nacarinas
de color verde y carmín.
Las olas de espuma y sal,
con su suave movimiento
y la caricia del viento
que llega del litoral.
Se presentan cada día,
las olas enamoradas
de luna y sol coronadas
con su alegre algarabía.
Las olas con sus amores,
los delfines de la aurora
y el jardín que se decora
con los más vivos colores.
Las olas en la pradera
de los fondos submarinos,
con destellos matutinos
de la tibia primavera.
Sevilla,
26 de abril de 2001
SUEÑOS DEL MAR
Para
Ángel Moyano, un buen amigo, con
sincero afecto.
Y o no sé cuánto daría
por ver de nuevo la mar,
la escollera, la bahía
y sentirme todavía
con ganas de navegar.
Con las velas desplegadas,
navegando a sotavento,
y pasar las madrugadas
entre las olas y el viento.
El bramido de los mares,
la levedad del timón,
recordando los cantares
que llevo en el corazón.
Navegar en mi velero,
bajo la noche estrellada
y hacer siempre lo que quiero,
que es ser un buen marinero
sin deberle a nadie nada.
9
de diciembre de 2000
NAUFRAGIO
Hoy ha muerto un marinero,
que ha naufragado en la aurora,
cuando una ola traidora
ha partido su velero.
Su velero. Su ilusión
naufragando en alta mar.
Ya no puede navegar
su fornido corazón.
Su corazón que tenía
toda la furia del viento,
y en un terrible momento
descuartizó su alegría.
Porque la mar traicionera,
siempre oculta su rencor
y muerde como un traidor
cuando nadie se lo espera.
¡Cuánto dolor! ¡Qué
amargura!
Si la existencia no es nada.
La noche en una posada
y una loca calentura.
16
junio de 2000
ME SABEN MUCHO MEJOR
Tú fuiste mi primavera
cuando me diste tu aliento,
por eso ahora me siento
como se siente cualquiera,
que ha bebido la solera
y la esencia del amor.
Tú eres el suave dulzor
que desprende la ambrosía,
y tus besos cada día,
me saben mucho mejor.
Córdoba,
25 de abril de 2001
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