EL VERSO
CON RIMA Y MEDIDA


 
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   A PUENTE  GENIL   y   SONETOS   


En esta página encontrarás las siguientes poesías:

 



            El Cristo de la Humildad
             
            Después de condenado en burdo juicio,
            coronada tu frente por espinas,
            sobre tu misma mano la reclinas
            en el breve descanso del suplicio.
             
            ¿Qué se esconde, Señor, bajo tu frente?
            ¿Qué piensas mi Señor en ese instante?
            ¿Es acaso, Jesús, que no es bastante
            hacerte condenar, siendo inocente?
             
            Sólo a tus jueces la condena infama
            por el torpe baldón de su sentencia,
            y todo el orbe con ardor se inflama
             
            al noble resplandor de tu inocencia.
            Y para siempre con amor te aclama,
            Señor de la Humildad y la Paciencia.
             
             
             
            Los Romanos
             
            Reflejo de los cascos imperiales
            flotar de sus penachos en el viento,
            brillante formación en movimiento
            al compás de los sones mas marciales.
             
             
            Espejo de los bravos centuriones
            al viento la bandera desplegada
            os aplaude la gente entusiasmada
            temblando de emoción los corazones.
             
            Para siempre enterrada por la historia
            la Roma de los Cesares caída,
            envidia sentirá por vuestra gloria
             
            al veros desfilar como romanos
            porque cobra su Imperio nueva vida
            en vuestra eterna fe como cristianos.
             
             
             
            A la Virgen de la Amargura
             
            La Virgen de la Amargura
            lleva una pena tan grande
            que va regando dolores
            que en el alma no le caben.
             
            ¡Oh! Madre de la Amargura
            llena de dolor las calles
            que los pechos pontanenses
            para guardarlo se abren.
             
            Amarguras de tu alma
            repártelas como Madre,
            dame un poco de tu pena
            si quieres que yo me salve,
             
            que el dolor de tus dolores
            mi alma también abrase
            que quiero sufrir contigo
            para aprender a adorarte.
             
            Yo quiero de tu amargura
            el dolor que quieres darme
            porque quiero ser yo tu hijo
            para que tu seas mi madre.
             
            La Virgen de la Amargura
            lleva una pena tan grande
            que va regando dolores
            que en el alma no le caben.

           

              Arriba

           

            Hijo de Dios
             
            Cristo agoniza en el Gólgota
            entre suplicios y agravios
            y sólo dicen sus labios
            un: ¡Perdónalos Señor!
            Pide a Dios por sus verdugos
            y en ese gesto elocuente
            nos da la prueba evidente
            de que es El, el mismo Amor.
             
            Ha muerto. En el Calvario
            un fenómeno acontece,
            todo de pronto obscurece
            en torno de aquella cruz;
            con sus tinieblas nos dice
            la sabia Naturaleza,
            en su sublime grandeza,
            que de Cristo era la Luz.
             
            Ya abandonó su Sepulcro.
            Yo resucitaré, dijo,
            y entonces lo que predijo
            fue auténtica realidad;
            y en esa resurrección
            de su Majestad divina
            nos confirma la doctrina
            de que El, era la Verdad.
             
            Es Amor cuando agoniza,
            Luz, porque falta si ha muerto,
            Verdad, su sepulcro abierto
            ¿Quién puede dudar de Vos?
            Amor, Luz, Verdad. ¿No es eso
            lo que Jesucristo encierra?
            ¿Quién habrá pues en la tierra
            que no diga: Hijo de Dios?

                  Puente Genil 1950

             
             
            El Domingo de Romanos
             
            Rebosa de Primavera
            el obscurecido cielo,
            tachonado con estrellas
            y sembrando de luceros;
            lágrimas de luz de plata
            van del espacio cayendo,
            acariciando la noche
            con sus brillantes reflejos,
            noche de aroma y perfumes
            de nardos y limoneros,
            de claveles reventones
            que se desangran en tiestos.
             
            La bella noche andaluza
            ha quebrado su silencio;
            los trinos de un pasodoble
            lanzan al aire sus ecos
            y el redoble del tambor
            lo va transportando el viento.
            Una reja se entreabre
            que oculta unos ojos negros
            y unos labios femeninos
            musitan casi en silencio:
            -Son los romanos que suben
            a cantar al Nazareno.
             
            Y el pasodoble se apaga
            ahogándose en el silencio
            y de sus notas resurge
            de un miserere el lamento
            que va pintando en la noche
            la emoción y el sentimiento;
            y cuando la última nota
            quiere apagarse en sus ecos,
            una saeta valiente
            se quiebra con voz de duelo.
            -Son los romanos que vienen
            a rendirse al Nazareno
             
            Con la última bengala
            ya se ha emprendido el regreso
            y el pasodoble desgrana
            de vuelta los mismos ecos.
            Ya regresan los romanos
            a cobijarse en su Imperio
            envueltos en sus capuchas
            y con su bandera al viento
            y al descender de la Ermita
            todos se quedan diciendo:
            -Son los romanos que vienen
            de rendirse al Nazareno.
             
            Y la calle despoblada
            se va llenando al momento
            de los curiosos que acuden
            a presenciar el cortejo.
            Son los romanos que vienen
            de amplias túnicas envueltos,
            de pálidos colorines
            que la noche vuelve negros;
            al compás de un pasodoble
            que redobla bullanguero,
            verde y roja su bandera
            agitada por el viento,
            iluminando la calle
            con bengalas, que su fuego
            va salpicando luciérnagas
            que se apagan en el suelo.
            -Son los romanos que suben
            a cantar al Nazareno.
             
            En la Ermita de Jesús,
            que cubre el dosel del Cielo,
            resaltando su blancura
            entre pálidos reflejos,
            hacen un alto en la marcha
            los Romanos del Imperio.

           

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            A D. José Regojo
             
            Galicia le brindó noble solar
            para adornar mejor su nacimiento,
            mas Castilla le presta el pensamiento
            enseñándole un mundo a conquistar.
             
            Y ya conquistador, brillante estela
            Capitán de la Industria lo proclama,
            y pueden dar testimonio de su fama
            Fermoselle, Zamora y Redondela.
             
            Y ampliando la misión conquistadora
            se lanza a la conquista del amigo,
            con su franca amistad acogedora,
             
            y amigo de Regojo en esta hora
            no hay quien deje de serlo en este Vigo
            ni quien deje de serlo allí en Zamora.
             
             
             
             
            Al Magistral

                A D. Francisco Romero López

            Aunque nace en El Barco es salmantino
            siempre del Tormes en la misma orilla;
            verso y sotana para andar Castilla
            le da patria y honor Vitigudino.
             
            Del Cielo y de la Tierra, en su equipaje
            versos, leyendas, cuentos y sermones,
            a Zamora la ensalza en bendiciones
            con su pluma rindiéndole homenaje.
             
            Maestro en la enseñanza y el saber
            y maestro en el arte de escribir,
            maestro en el hablar y en el decir,
            maestro de maestros llegó a ser;
             
            por eso es Arcipreste en Cateral
            pero el pueblo le llama: "El Magistral"
             
             

             

            La figura del sábado

                  A D. Francisco Romero

            La figura del sábado triunfa
            en desfile, semana tras semana,
            en versos perfiló la traza humana
            del hombre que luchó por su historial.
             
            Mas este año a tan buen documental
            faltaba una figura zamorana;
            la figura era envuelta en la sotana
            de un noble vate insigne: el Magistral.
             
            Sacerdote, poeta y caballero,
            es la triple razón merecedora;
            pues a esto dedicado por entero,
             
            su palabra brilló deslumbradora,
            plasmando el pensamiento verdadero,
            al servicio de Dios y de Zamora.
             

                   
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            Despedida

                En la marcha a Madrid del farmacéutico de Tábara

            Camino de Madrid, Manolo y Charo
            de estos buenos amigos ya se alejan
            y llenos de pesar aquí nos dejan,
            sin Folguera y julepe, en desamparo.
             
            Y aunque mucho su marcha lamentamos
            de Tábara a Madrid, porque mejora
            y tiene una farmacia redentora,
            de su buen porvenir nos alegramos.
             
            ¡Que le vamos a hacer! Son los vaivenes
            con que siempre se marcha en esta vida,
            de venir y marchar los parabienes,
             
            de vivir en eterna despedida,
            con julepe o sin él, los mil belenes
            gozando una amistad que no se olvida.
             
             
             

            A un historiador

                 A Enrique Fernández-Prieto Domínguez Pescador de romances para la Historia.

            Buceador de la historia infatigable
            su fuente la encontró en el Romancero
            pues siendo zamorano es lo primero
            donde se ha de buscar como historiable.
             
            Y pescando romances en el río
            de poemas históricos revuelto
            fundó en un libro lo que andaba suelto
            salvándolos así del extravío.
             
            Es un tributo al pueblo zamorano
            de un enamorado de su historia
            que deja en esto su perfil humano,
             
            de dar al mundo el testimonio vivo
            sacando a relucir toda la gloria
            que estaba escondida en el archivo.
             
             
             

            A un sacerdote que hacía juegos de manos
             
            Prestidigitador de alma sencilla
            en sus ágiles dedos la destreza,
            la magia, la ilusión y la belleza
            buscando la inocente maravilla.
             
            Y en su vida normal y cotidiana
            sacerdote ejemplar, siempre al servicio
            de cuanto exige amor y sacrificio
            al que ha de predicar con la sotana.
             
            Y Dios quiso también al prestimano
            y en ágiles dedos se levanta
            en la forma sublime de Hostia Santa,
             
            el camino divino que en lo humano,
            mueve a hacer realidad la fantasía
            de un milagro y verdad: La Eucaristía.
             
             

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            A la capa

                Dedicado a mi amigo D. Alipio Pérez Tabernero, Presidente de la Peña Salmantina, por caballero y por tradición hombre de capa.

            Negra, parda o azul era lo mismo
            para esculpir su paño la elegancia,
            pues la capa llevaba su importancia
            en la gracia especial de su tipismo.
             
            Llevarla un elegante era esnobismo,
            llevarla un militar daba arrogancia,
            llevarla un caballero era jactancia,
            llevarla un español fue patriotismo.
             
            Sin embargo en espiral la hizo caricia
            para ser el amor del caballero
            y en el manto real se hizo justicia,
             
            mas el trono dejó por lo castizo
            y con ella el que quiso fue chispero
            o padrino de rumbo en un bautizo.
             
             
             

            Al Viti
             
            El toro se ha prendido en su muleta
            resoplante, su espuma salpicando
            el diestro en espiral lo va guiando
            hábil dominador, figura quieta.
             
            Humilde su testuz el toro humilla,
            y el pase gira, largo, bajo y lento
            y del diestro a los pies llega el aliento
            de la res, al besar la zapatilla
             
            Silencio abrumador en los tendidos
            y un nudo de congoja en la garganta
            y cada pase con que el diestro aguanta
             
            aumenta el corazón en sus latidos.
            ¿Quién torea así, tan colosal?
            Es El Viti toreando al natural.
             
             
             

            A una Princesa enamorada

                A la Princesa Margarita de Inglaterra, cuando anunció que no se casaba. ( De "Tres minutos ante el micrófono).

            Margarita del mundo te deshoja..
            -sí... no... Frívola y torpe muchedumbre
            sólo porque princesa de alta cumbre
            el mirar hacia abajo no os enoja.
             
            Para mí, gran princesa, es paradoja
            que el mundo a ver no llegue en tal costumbre
            que la curiosidad es pesadumbre
            con que el alma enamorada se acongoja.
             
            Si romántico amor de azul poema
            quiso el hado escribir en noble escudo
            el regalo mejor, es la diadema
             
            de ser ante el amor un pueblo mudo,
            porque ante él gran dama no hay razones
            sólo deben hablar los corazones.
             

 

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