EL VERSO
CON RIMA Y MEDIDA


 
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   LÍRICA CASTELLANA   -   A LOS NIETOS   


En esta página encontrarás las siguientes poesías:

 



            la primavera del poeta viejo
             
            Ese rayo de sol que vertical
            quiere encender de luz nuestro planeta
            es el cósmico aviso que denuncia
            la llegada feliz a Primavera;
             
            y en tu marcha cansada de astro viejo
            otro giro orbital de vida empieza
            y el camino infinito de este mundo
            es vida que de vida se renueva.
             
            Primavera de luz, luz que es verdad,
            como todos ansían que lo seas
            porque donde la luz brilla radiante
            se borran con espanto las tinieblas,
             
            y en tu luz portentosa se iluminan
            las almas de los férvidos poetas
            y en el rayo de luz que nos envías
            florecen transparentes las ideas
             
            en un amanecer anunciador
            de que ha vuelto a nacer la Primavera.
            Y esa tu luz radiante y generosa
            hace en vida explotar nuestro planeta
             
            pigmentando de verde las campiñas,
            salpicando los verdes de violetas
            y en las flores que pintan los jardines
            sutiles mariposas aletean,
             
            mientras llenan los nidos escondidos
            de pájaros y amores la floresta
            y los gritos de celo de la fauna
            van llenando el silencio de la sierra
             
            y renace la vida de la vida
            en tu mágica luz de Primavera.
            Y tu luz y tu vida cruzar veo
            anotando mis años de existencia
             
            y viendo como el tiempo que se marcha
            se va haciendo cartón en mis arterias
            que los nietos suceden a mis hijos
            y mis negros cabellos se platean,
             
            mientras se van muriendo lentamente
            las pocas ilusiones que me quedan.
            Y aunque todo parece que se acabe
            yo te sigo esperando Primavera.
             
             

             
            Primavera del cosmos
             
            Yo ignoro tu esencia y tu destino,
            tu magnitud sublime y tu figura;
            pero, en la luz radiante que fulgura
            encendiendo tus astros, te adivino.
             
            Eres inmensidad en el vacío,
            eres algo que empieza y no termina,
            eres vida que sin cesar germina
            soles que han de nacer a tu albedrío.
             
            Soles que arden en llamas fulgurantes
            arrastrando una corte de planetas.
            Soles viajeros que nacen cometas
            cabelleras de luces caminantes.
             
            Eres principio y fin de lo infinito,
            abismo en el sin fin de lo insondable
            y la altura mayor inalcanzable,
            eres sueño y verdad, esencia y mito.
             
            Con tus años de luz que nadie entiende,
            con tus bellas estrellas incontables
            en esas nebulosas admirables
            que ni el alma del poeta las comprende.
             
            Porque tu eres algo más que fantasía,
            eres cristal y espejo transparente,
            en el que veo a un Dios Omnipotente
            fabricando universos de Poesía.
             
            Y ese gran Forjador de astros fecundo
            que sin tiempo ni espacio hace la Historia,
            al hombre le ha de dar para su gloria
            algo más que un rincón en este mundo.
             
            Y en loco frenesí de la quimera
            el hombre caminó hasta la Luna
            sus cenizas pisando con fortuna
            en el Cosmos abriendo Primavera.
             
            Y en esta Primavera que se ha abierto
            en la marcha estelar de su camino
            nos dice que tenemos un destino
            a cumplir en el cósmico concierto.
             
            Yo busco en las estrellas a mi hermano
            y busco en los planetas otras vidas,
            porque en tantas estrellas encendidas
            no nos puede faltar el ser humano.
             
            Para abrir de tus cielos el secreto
            el resto de mi vida no me alcanza,
            pero nace en mi alma la esperanza
            de darte un astronauta, con mi nieto.
             
             
             

            Canto a la primavera
             
            ¿Por qué me pides mujer
            que te hable de Primavera,
            si todo lo que yo quiera
            Primavera habrá de ser?
             
            ¿Que dirías si te dijera
            que mi alma enamorada
            te mira con embeleso
            cuando tu estas enojada
            para hacer de tu mirada
            la primavera de un beso?
             
            De aquel pobrecito viejo
            al que nada satisface
            y ya solo se complace
            en prodigar el consejo,
            la primavera renace
            en la voz de una mocita
            que corre hacia el arroyuelo,
            arranca una margarita
            y desde lejos le grita:
            -Esta flor para mi abuelo.
             
            Y aquella torre en ruina
            de desmayada espadaña
            de primavera la baña
            un nido de golondrina.
            Y la carcomida encina
            tiene también primavera
            en el hueco carcomido
            donde por azar pusiera
            una tórtola viajera
            el palacio de su nido.
             
            También en la serranía
            en el cubil de la fiera
            existe la primavera
            de sus lobeznos en cría.
            Y existe en la torrentera
            de esa rápida vertiente
            con horrísono bramar
            que el río con su corriente
            la transforma dulcemente
            en primavera del mar.
             
            También primavera es
            en el cementerio triste
            ese retoño que existe
            en el lánguido ciprés.
            Como ves todo consiste
            en mirarlo de tal suerte
            que en el espanto del duelo
            sea primavera la muerte,
            que amando a Dios se convierte
            en Primavera del Cielo.

             

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            Despierta la nieta...
             
            Despierta la nieta
            de sus dulces sueños
            y empieza a llorar;
            y yo soy su abuelo.
             
            Pero es tan pequeña
            que apenas la entiendo;
            no sabe de risas,
            ni sabe de cuentos,
            ni sabe de bromas,
            ni sabe de versos;
            solo llorar sabe
            su boquita abriendo.
             
            Yo busco el chupete,
            engaño y remedio,
            que hace de madre,
            que imita su pecho,
            y ya en su boquita
            se calla al momento.
             
            Es tan pequeñita
            que apenas la entiendo,
            pero, cuando crezca
            y escuche a su abuelo,
            oirá muchas cosas
            de mis pensamientos:
            sabrá fantasías
            y miles de cuentos,
            donde haya Princesas
            y Reyes muy serios
            con hadas madrina
            y enanos discretos;
            y estrellas que bailan
            de noche en los cielos,
            jardines con flores
            y pájaros bellos,
            lindas mariposas
            llenas de misterio;
            caballos con alas
            que llevan en vuelo
            Príncipes que tienen
            lejanos imperios;
            y perros que hablan
            que cuentan secretos
            y rojos bufones
            que se está, riendo.
             
            Veras Mari-Jose
            cuando tengas tiempo
            las cosas que sabe
            por viejo tu abuelo,
            que solo ya espera
            que vayas creciendo,
            hasta que tu rías
            la gracia de un cuento;
            hasta que tu sepas
            lo que dice un verso;
            que muchos te guarda
            la voz de tu abuelo;
            todos los que quepan
            en mi pensamiento;
            pero ahora pequeña,
            como no entiendo,
            toma este chupete
            y además un beso.
             
             
             

            Ya tiene dos meses

                Cuando nació María José como tenía mucho pelo, cariñosamente la llamaban "monito".

             Ya crece Monito,
            ya sabe cositas,
            ya tiene dos meses
            y, quién lo diría
            ¡las cosas que sabe
            hacer la chiquilla!
            Cuando le preguntan
            ¿cómo está la tita?
            levanta su mano
            con gracia la niña,
            y la pone en la frente
            y le da vueltecitas;
            y el abuelo se asusta,
            oculta su risa,
            y exclama asombrado
            con gran picardía:
            -¡Hay que ver qué cosas,
            como está la tita!.
             
            Y cuando le preguntan
            ¿cómo está abuelita?
            levanta sus piernas,
            los pies hacia arriba
            y con mucha gracia
            los mueve y agita;
            y abuelo comenta
            con una sonrisa
            diciendo a Monito:
            -Así está la abuelita,
            ¡arriba petetes!
            ¡petetes arriba!
            -¿Cómo está abuelito?
            y entonces la niña
            cierra sus puñitos,
            aprieta manitas
            y, fingiendo fuerza,
            sus brazos estira.
            -Así está abuelete,
            verdad mi niñita,
            fuerte que fuerte
            aunque sea mentira.
             
            Pero la abuela
            que el juego vigila
            le dice muy seria:
            -Todo es fantasía.
            Monito no hace
            lo que te imaginas,
            ella sólo quiere
            descansar tranquila.
             
            Yo sé que no tiene
            razón la abuelita,
            lo que pasa es que tiene
            un poco de envidia
            de que ver que me quiere
            más que a ella misma;
            pues quiere Monito
            vivir la alegría
            del mundo que abre
            la flor de la vida,
            para sus ojitos,
            para su sonrisa;
            una vida que empieza
            por ser ella misma.
             
             
             

            El astronauta

                Christma de Navidad a su nieto Guillermo 1971

            ¡Hola Guillermo!. Ven. Vamos a ver.
            Si dejas de ser niño cualquier día,
            de seguro que a ti te gustaría
            un trabajo bonito el escoger.
             
            Lo más seguro es que te gustara,
            más que tener carrera, ser artista,
            tal vez ser torero o futbolista,
            u otra cosa en que no se trabajara.
             
            Pero eso, nieto mío, no es posible
            que aquel profesional que no trabaja
            su labor o su arte lo rebaja
            y se suelen convertir en cosa horrible.
             
            Como debes saber cuanto te quiero
            a escoger profesión quiero ayudarte
            para que luego no puedas tú quejarte
            que a tiempo no tuviste consejero.
             
            No cojas nada que a justicia toca
            que te sirva tu abuelo de escarmiento,
            que a nadie dejarás nunca contento,
            una vez harás mucha y otra poca.
             
            Si te empeñas en ser un ingeniero
            lo mismo que tu padre, no es sencillo,
            que además de la tuerca y el tornillo
            hay también que pensar en el dinero,
             
            y al paso como va la ingeniería
            cuando puedas hacer el primer puente,
            seguro que hecho está por otra gente
            que ahora se hace un puente cada día.
             
            Si has de escoger farmacia o medicina
            piensa que eso es vivir del mal ajeno
            y vivir para el mal eso no es bueno
            aunque cure a la gente la aspirina.
             
            Y así vas a decirme, que a este paso,
            todas las profesiones tienen pega,
            que el defecto o el mal a todas llega
            y vas a decidir no hacerme caso;
             
            por eso quiero darte yo una pauta,
            de una profesión que es excelente
            y donde faltará pronto la gente
            y es esa profesión, la de astronauta.
             
            Que es el ir y el venir hasta la Luna,
            cruzar en el camino algún cometa
            y hacer una visita a otro planeta
            que siempre te será muy oportuna.
             
            Pues da gusto viajar en el espacio
            contemplando radiantes las estrellas,
            que son rojas y azules, siempre bellas
            como hechas de rubí o de topacio.
             
            Cruzando los abismos siderales,
            viajando en los espacios infinitos,
            hallarás otros mundos más bonitos
            y otros hombres que tengan ideales.
             
            Y podrás recordar en algún vuelo,
            el que cuando eras tu solo un chiquillo
            de vez en vez veía algún platillo
            en quien nadie creyó, menos tu abuelo.
             
            Pues él nunca fue tan ignorante
            de que el hombre vivió solo en la Tierra,
            pues nadie sabe lo que el mundo encierra
            y quien niega sin saber, es un pedante.
             
            Cuando de ese infinito seas viajero
            a tu abuelo recuerda en ese día
            que sin ser astronauta ya sabía
            que se ha de dominar el orbe entero.
             
            Por eso este astronauta yo te envío
            del que puedes tomar muy buena nota
            de que no hay que perder ninguna bota
            cuando se ha de viajar en el vacío.
             
            Pero eso a lo mejor que te parece
            de que viene a recogerla un angelito
            es un algo que siendo tan bonito
            solo por Navidad nos acontece.
             
            Aprovéchate tú en las Navidades,
            zumbándole a las pasas y el turrón
            en esta astronáutica ocasión
            en que yo te deseo ¡felicidades!
             
             

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            A mi nieta al cumplir los cinco años
             
            Ha venido la quinta primavera
            a traerte la corte de sus flores
            y ha llenado los campos de colores
            y ha cubierto de verde la pradera;
            la alameda de trinos y jilgueros,
            el parque lo llenó de bellas rosas,
            el jardín lo plagó de mariposas
            y la noche de estrellas y luceros.
             
            Y todo eso: luz, color y algarabía
            quiero felicitarte en este día,
            por ser el primer lustro de una nieta
            que es más bonita que el azul del cielo.
            Y lo digo con razón, pues además de abuelo
            yo sirvo a la Justicia y soy poeta.
             
             

             
            La hucha de mi nieta

                María José: Este es un cuento de nosotros dos
                Tu abuelo.

            Quiero que sepas, ya que así es a veces,
            que el sueño escapa cuando somos viejos
            y en la noche la mente va muy lejos
            y mucho más en los que somos jueces.
             
            Por eso aquella noche no dormía,
            mirando la rendija inoportuna
            por donde un rayo entraba de la luna
            que en rojo con la colcha se encendía.
             
            Y por esta razón mis pensamientos
            con las cosas mas raras se encontraban,
            cosas buenas y malas se juntaban
            para a prueba poner mis sentimientos.
             
            Y así, llegué a pensar en la oficina,
            donde bailaban unos mil asuntos;
            y mira por donde, de entre todos juntos
            me tuve que encontrar el de Agustina.
             
            Esta pobre señora tiene un nieto,
            que él, aquí, trabajaba de ordinario
            y nunca le faltaba su salario
            para vivir su abuela con aprieto.
             
            Mas hace un año que el dichoso chico
            empeñóse en marchar al extranjero
            a ganar, según él, mucho dinero
            y volver a su casa como un rico.
             
            Y desde entonces ¡pobrecita abuela!
            nadie sabe en verdad de lo que vive,
            pues del nieto que marchó nada recibe
            ni tiene para echar a la cazuela.
             
            Mas, vive del milagro la Agustina,
            mientras espera que su muerte ocurra,
            de una casa, una huerta y una burra,
            que son toda su vida campesina.
             
            Y tuvo la desgracia el otro día
            que olvidando la burra, se le fuera
            y que un Guarda de Campo se la viera
            comiéndole la alfalfa a Rosalía;
             
            y hallando el caso por demás extraño,
            el Guarda se pensó que era un delito
            y me hizo la denuncia por escrito
            culpando a la Agustina por el daño.
             
            Y este bobo de asunto que quedó
            pendiente de fallarse en el Juzgado,
            me tuvo por la noche preocupado
            y el sueño del descanso me robó.
             
            Pues es verdad que el alma me dolía
            de ver a la Agustina ya multada,
            pues la pobre mujer no tiene nada
            ni el nieto que marchó nada le envía.
             
            Y pensé en los jilgueros y pardales
            que comen por los campos a su antojo,
            sin que causen a nadie justo enojo,
            comiendo sementeras y trigales.
             
            -Son criaturas de Dios, yo me decía,
            por esto todo el mundo los mantiene.
            ¿Y porqué este derecho no lo tiene
            la burra al alfalfar de Rosalía?
             
            Y aunque esto no fuera consecuente,
            me pudiera servir ante el aprieto
            de salvar a Agustina, a quien su nieto
            la tenía olvidada injustamente.
             
            De esa forma, quizá inoportuna,
            llegué al recuerdo de la nieta mía,
            que a esas horas seguro que dormía,
            tranquila en Barcelona, allí en su cuna.
             
            Y en su cuna la vio mi pensamiento;
            mas de pronto, mi loca fantasía
            tanto la hizo crecer, que la veía
            hecha niña mayor en un momento.
             
            Y viéndola mayor , me dijo:  
            -Escucha
            no te preocupes de Agustina, abuelo,
            que las multas también las paga el Cielo,
            si la nieta del juez tiene una hucha.
             
            Y al oírla así hablar, con desparpajo,
            yo ya daba la multa por saldada
            y el ver a la Agustina condenada
            ya no me iba a costar tan gran trabajo.
             
            Y lo mismo que un ángel , en un vuelo
            llegó mi nieta a casa de Agustina
            y le dejó la hucha en la cocina
            para pagar la multa de su abuelo.
             
            Y con este tan iluso pensamiento
            dejó el asunto de tenerme en vilo,
            y al quedar como juez harto tranquilo
            pude dormirme, desde aquel momento.
             
            Cuando ya la mañana por fin vino
            acudí presuroso a la oficina,
            en el juicio pensando de Agustina
            y en la dura impiedad de mi destino.
             
            Y al llegar a la sala del Juzgado
            un guarda me esperaba algo impaciente
            y el hombre me explicó muy diligente
            en la denuncia haberse equivocado.
             
            Que la burra, no fue la de Agustina
            la que hizo al alfalfar tan grave daño,
            que aunque el caso parezca un poco extraño,
            la burra resultó de otra vecina.
             
            Enseguida escribí lo que decía
            para dejar sentado que la gente
            no se debe comer impunemente
            el alfarfar que tiene Rosalía.
             
            Y como en vez de Agustina es ya Ramona
            la que ha de pechar con la receta.
            me sentí muy feliz de aquella nieta
            que en su cuna está dormida, en Barcelona.


 

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