Se
ha tratado de escoger lo más florido del conjunto de la
importante obra de Federico Acosta. Destaca la
belleza de las bien construidas décimas o espinelas,
junto a la fuerza expresiva de los romances
heroicos. También podemos recrear el espíritu
con la lectura de sus bien construidos sonetos
endecasílabos. Es de destacar el cántico
magistral que hace a la humilde manta zamorana,
empleando unas singulares y rítmicas estrofas endechas.
Pero no menos importantes son las composiciones hechas a
base de romances octosílabos de cuidada métrica.
En la página
A
ZAMORA Y TÁBARA dedica el poeta sus bellas composiciones al
recuerdo de su larga estancia en las tierras zamoranas,
de donde tanto llegó a encariñarse.
En
la página dedicada a FERMOSELLE,
ese bello pueblito fronterizo con Portugal en donde el río Tormes
rinde la fuerza de sus aguas ante el gran Douro; es de
destacar el cariño con el que recuerda los
aspectos festivos de esta población de la que es hijo
adoptivo.
En A
PUENTE GENIL Y SONETOS dedica sus composiciones
poéticas al cántico de las imágenes cordobesas que
forman parte de sus arraigadas creencias religiosas y
dedica bellos y bien construidos sonetos para recordar a
varios de sus amigos.
Por
último, dedicamos una cuarta página a las
composiciones de su visión cósmica hecha en sus
dorados años, y a las poesías que describen con gran
belleza poética el crecimiento de sus nietos y que
hemos dado en titular LÍRICA
CASTELLANA - A LOS NIETOS.
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