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El Conejo Español en Chile (*)

        Como su nombre lo indica, el conejo español (Oryctolagus cuniculus) no es un animal nativo chileno. Su introducción a Chile central se sugiere que ocurrió hace menos de un siglo. Claudio Gay, en su Historia natural de Chile, recomendaba con entusiasmo la introducción de conejos. Su raciocinio era que como Chile central se parecía mucho a España, la introducción de conejos debía ser factible. conejo.jpg (6406 bytes)

        Y además de factible, útil, porque en España el conejo daba sustento a una valiosa industria peletera y proporcionaba medios de subsistencia a los campesinos.

        Este tipo de razonamiento no es totalmente carente de base: muchos organismos de la región mediterránea han sido introducidos en nuestro país. Los gorriones, las palomas, las liebres, la vid, la zarzamora y los sauces son algunos de tales ejemplos. Es más, las otras regiones de tipo mediterráneo (California, Sudáfrica y el sur de Australia), han intercambiado algunos organismos entre sí. Bastando con mencionar que hoy en Chile Central la Codorniz, originalmente californiana, es muy abundante. En consecuencia, no era aventurado suponer que el conejo de España podía ser introducido con éxito en nuestro país. Es así que en sucesivos libros y artículos sobre Historia Natural chilena, se comenzó a perfilar la aparición y aumento de poblaciones de conejos en Chile central.

        Aunque esto fue visto con beneplácito en un principio por los cazadores y campesinos, hacia fines de los años 1960 algunas voces comenzaron a alzarse notando los daños que estaban causando a los cultivos y plantaciones forestales. Esta situación persiste hasta hoy, pese a los numerosos esfuerzos de control y exterminio que se ha intentado. de un animal promisorio y beneficioso para el campo chileno, como suponía Gay, el conejo en realidad se convirtió en un animal nocivo para los intereses humanos.

        Siendo que en España el conejo no es ni ha sido nunca una peste agrícola, ¿cual es la causa que lo llevó a serlo en Chile?. Una comparación de las características ecológicas del conejo en España y Chile puede permitir dar una respuesta.

bullet13.gif (6125 bytes)La fecundidad del conejo en España es inferior a la de Chile (11-16 crías/año).
bullet13.gif (6125 bytes)La mortalidad producida por depredación y mixomatosis (enfermedad viral típica de conejos), es la más alta conocida para la especie.
bullet13.gif (6125 bytes)La forma en que el conejo consigue mantener densidades de entre 1 y 10 animales/hectárea en España es gracias a su maduración sexual muy temprana: entre los 3,5-4 meses de edad, con 900 gramos de peso.
bullet13.gif (6125 bytes)En Chile una hembra produce en promedio 19 crías/año. La madurez sexual se logra entre los 4-6 meses de edad, con 1195 gramos de peso.
bullet13.gif (6125 bytes)Las densidades promedio en Chile fluctúan entre 2-26 conejos/hectárea.
bullet13.gif (6125 bytes)La mixomatosis en nuestro país es inexistente en forma natural.
bullet13.gif (6125 bytes)La depredación es bastante baja por parte de los depredadores chilenos (0-19,7 %).

        Todo esto, indica que en Chile el conejo vive mas tiempo, y por ello alcanza pesos corporales mayores que en España. Según Soriguer, la corta expectativa de vida de los conejos en España se debe a dos causas principales. Una es que allí la mixomatosis es una enfermedad endémica. Esto se traduce en que cuando aumenta mucho la densidad de conejos, estos se debilitan por falta de suficiente comida por una parte, y por otro, se acelera la transmisión de la enfermedad por incremento de los contactos directos entre ellos. Esto causa una enorme mortalidad de conejos y así se reducen naturalmente sus poblaciones. La segunda causa es que en España el conejo es un animal muy consumido por los seres humanos y una enorme variedad de animales depredadores. Estos incluyen águilas, lechuzas, serpientes y zorros. No menos 30 especies de depredadores lo consumen. Este, ha podido sobrevivir a la alta depredación, en parte, debido a dos de sus características biológicas: su reproducción temprana, y su conducta de selección de hábitat. Esto último se traduce en que escoge como lugar preferencial donde vivir a los matorrales densos, y pocas veces se aventura a terreno abierto. Esta restricción de uso del espacio reduce los riesgos de depredación sobre el conejo, pero al mismo tiempo le reduce el acceso a los abundantes pastos que crecen fuera de los arbustos.

        En Chile central la cosa es totalmente distinta. Por una parte la mixomatosis es inexistente y el consumo humano es relativamente escaso. Por otra parte ha ocurrido algo inesperado: los depredadores no se muestran capaces de mantener el balance poblacional. Es por esto que resulta un desbalance entre una alta natalidad y una baja mortalidad. Como resultado nos encontramos con una alta tasa de crecimiento poblacional y las altas densidades de conejos que se observan en Chile central. Además, esta baja depredación aparentemente se ha traducido en un cambio en la conducta de selección de hábitat: en vez de permanecer cerca de arbustos y en los matorrales densos, se aventura a los espacios abiertos, donde su alimento (hierbas) es mas abundante. Con este cambio, la capacidad del ambiente para sustentar conejos se ha hecho mayor, configurándose así una segunda causa de sus altas densidades. En resumen, en Chile los conejos parecen ser mas abundantes que en su país de origen, y además, pueden usar los espacios abiertos lejos de los arbustos, como son los sembrados, potreros y plantaciones. Dos razones distintas para convertirse en "peste", pero ambas perfectamente "naturales".

        Los hábitos herbívoros del conejo y su gran abundancia lo convierten en un importante competidor con los intereses agrícolas, ganaderos y forestales de los seres humanos. Los conejos afectan directamente la producción agrícola a través de consumir productos hortícolas. Las pérdidas que ellos causan a los agricultores son difíciles de evaluar, pero deben ser significativas. Por otra parte, los conejos también interfieren con las actividades ganaderas: el pasto que los conejos consumen deja de estar disponible para el ganado doméstico. Se ha calculado que en algunos lugares 5 conejos comen la misma cantidad de forraje diario que una oveja, de manera que a mayor cantidad de conejos en un área, menor es la cantidad de ganado que puede pastar allí. Además, aunque el conejo es principalmente un herbívoro pastoreador (come hierbas), en épocas de escasez de forraje se convierte en un ramoneador (come brotes de arbustos y cortezas de árboles). Por esta razón, los conejos son temibles en las plantaciones forestales, y sus efectos negativos sobre los almácigos de pinos son sobradamente conocidos.

        Los conejos además retardan los procesos de recolonización vegetacional de zonas denudadas de vegetación, ya sea por agentes naturales (por ejemplo; deslizamientos de laderas) o humanos (por ejemplo; extracción de leña). La recolonización de dichas áreas naturalmente debiera ocurrir a partir de los arbustos de matorral circundante. Pero los conejos consumen las plántulas con gran efectividad. por ejemplo, se ha calculado que la expectativa de vida para una plántula de arbusto en áreas donde hay conejos es de menos de 2 meses. De esta manera, por efecto del ramoneo de conejos, se dificulta la re-vegetación de áreas denodadas, la erosión del suelo se hace más difícil de contener, y se dificulta el manejo de cuencas en situaciones de alta pluviosidad. Entonces estos son los 3 factores detallados que son causa del gran incremento de las densidades de conejos introducidos: una alta capacidad reproductiva, sufriendo poca depredación, e indirectamente favorecido por el hombre. El conejo existe en Chile central en densidades tan altas que ya atenta contra los intereses económicos del hombre; es decir, ha pasado a convertirse en una peste, tal como las ratas y ratones. Todas las introducciones que se han hecho siguieron el mismo patrón: sobrepoblación de conejos asociada con baja depredación, uso de hábitats abiertos y conflictos con los intereses económicos humanos. En todos estos casos se ha intentado controlar a los conejos introduciendo depredadores, pero ellos resultaron ser inefectivos. Sin embargo, los errores ya fueros cometidos y lo que queda para adelante es minimizar el daño que causan las sobrepoblaciones de conejos. Pero antes de tomar resoluciones debe dimensionarse el daño.

        Evidentemente el conejo no ha resultado ser el animal beneficioso que se pensó al introducirlo en Chile central. ni siquiera ha resultado ser inocuo, sino perjudicial a algunos intereses humanos. Ante estos hechos, al menos 3 alternativas podrían plantearse: exterminio, control o manejo. Por exterminio entenderemos la erradicación completa de conejos de Chile; por control, una reducción sustancial de sus densidades, pero sin aprovechamiento de los conejos muertos. Por manejo entenderemos una reducción de sus densidades aparejada con comercialización de los conejos muertos o sus subproductos.

        Una primera alternativa es tratar de extirpar al conejo, con campañas de exterminio en todo Chile. Numerosos intentos se han hecho en distintas partes del país: envenenamientos masivos mediante gases o cebos, cacerías organizadas, introducción de depredadores, e inoculación de enfermedades. Los intentos menos afortunados han sido los de envenenamientos masivos (ya que usualmente otros animales no nocivos son afectados), y las introducciones de depredadores (porque usualmente los depredadores se han dedicado a comer presas más fáciles de capturar, como ha sucedido en Tierra del Fuego, Australia y Nueva Zelandia). El intento que más se ha acercado al éxito ha sido la inoculación del virus del mixoma a los conejos que infectaban Tierra del Fuego y Australia. Esta enfermedad (la mixomatosis) es extraordinariamente mortal para los conejos cuando los ataca por primera vez, pero tiene el problema que los conejos de cada generación que por azar sobreviven producen crías cada vez más resistentes a la enfermedad, hasta que al cabo de pocos años generaciones casi completas llegan a ser inmunes. Por otra parte, el virus del mixoma tiende a atenuarse, lo que demanda campañas de inoculación cada vez mas frecuentes. Sin duda la propagación de la mixomatosis en Chile central causaría una notable disminución de los conejos, reduciendo así los daños que causan a los cultivos agrícolas, ganadería y forestales. Pero sería una solución a corto, y tal vez a mediano plazo. Al parecer, nunca seremos capaces de erradicar completamente los conejos, como lo demuestra el hecho que estos siguen existiendo en tierra del fuego, Australia y Nueva Zelandia.

        Una segunda alternativa sería contentarse no con el exterminio sino con la reducción de las poblaciones de conejos a densidades tolerables. Es decir, mantenerlos bajo control y cada vez que se vislumbre la potencialidad de daño económico. En el fondo, la aplicación de las mismas medidas arriba prescritas para el exterminio son aplicables a esta meta mas modesta de control. La implementación de un control efectivo probablemente requeriría de la constitución de un organismo formado por expertos y funcionarios que constantemente estuvieran realizando seguimientos y censos de las poblaciones de conejos a lo largo del país, experimentando y seleccionando las técnicas de control más adecuadas para las distintas regiones del país, y provistos de los medios para actuar rápida y efectivamente donde fuese necesario. En otros países en que ha habido problemas con el conejo (Australia, Nueva Zelandia), estos organismos se han formado a partir de iniciativas estatales y han resultado suficientemente efectivos. Tal vez las experiencias de los australianos y neozelandeses podrían examinarse bajo la luz de nuestra propia realidad nacional. Esta alternativa mereciera explotarse en relación a la factibilidad técnica de desarrollar tecnologías de control efectivas. Por ejemplo los avances de la biotecnología quizás podrían utilizarse para generar virus cada vez más efectivos.

        Una tercera alternativa sería manejar los conejos, es decir, tratar de minimizar sus daños pero a la vez conseguir beneficios de su explotación. Tanto el pelo, cuero y carne de los conejos silvestres tienen valor comercial. El pelo de conejo se puede usar en confección de zapatillas y abrigos; y la carne es considerada sabrosa. Por razones desconocidas estos subproductos del faenamiento de conejos no son utilizados en la medida que se podría. A modo de ejemplo, las estadísticas oficiales muestran que las pieles de conejos se exportaban al extranjero en enormes cantidades en décadas pasadas. Es así como entre 1925 y 1934 se exportaron 520.000 pieles, y en las siguientes décadas las pieles exportadas fueron 228.000, 639.000 y 529.000. sin embargo, entre 1965 y 1974 s\'f3lo se exportaron 157.000 pieles, y entre 1975 y 1084, un magro total de 66.000 pieles. Una política de incentivo a la exportación de pieles de conejos tal vez lograría varios objetivos: dar trabajo a cazadores y tramperos, ingresar divisas al país, y reducir en algo las poblaciones de conejos. A la vez, una campaña de incentivación al consumo de carne de conejo tendría similares ventajas, además de mejorar el estado nutricional de familias de escasos recursos, y mejorar sus ingresos.

        En síntesis, salvo escasas excepciones, la mayoría de las introducciones de animales han sido desastrosas. Lo importante es considerar lo planteado anteriormente: la conducta de una especie animal introducida en un medio extraño es muy impredecible. En terrenos insulares o semejantes, como Chile, la mayor probabilidad de éxito la tienen las especies introducidas, por sus mejores mecanismos de aclimatación. La modificación del medio ejercida por el hombre favorece a las especies exóticas ya que la resistencia ambiental de los ecosistemas simplificados es mucho menor. En ecosistemas alterados como los nuestros, un solo estudio de factibilidad de introducir una especie no sería en absoluto suficiente. Si los ejemplos de introducción fracasadas son tan numerosos, no parece bueno el favorecer tales acciones, puesto que aun teniendo un casi nulo poder predictivo, los intereses económicos involucrados harán aparecer como panaceas las mas grandes barbaridades.

        Las tres alternativas arriba señaladas - exterminio, control o manejo - debieran ser analizadas en términos de costos y beneficios económicos a corto, mediano y largo plazo, pero lo que es claro es que alguna resolución debe tomarse acerca de esta plaga. Tal vez lo único valioso que nos quede es la lección que no porque un organismo es beneficioso o inocuo en un cierto lugar, necesariamente lo sería en otro. Esta lección debiera ser tomada muy en cuenta por quienes alientan la introducción de plantas o animales alóctonos (de origen extranjero) con miras a mejorar la producción agropecuaria o forestal de Chile. La conveniencia de efectuar introducciones de organismos foráneos a nuestro país debiera ser cuidadosamente evaluada por expertos. La experiencia con el conejo español indica que juicios de simple sentido común pueden resultar en perjuicios inesperados.


Huiña-pukios. Difusión de la Biodiversidad local.
(*)Fuente:
Ecología de los vertebrados de Chile   Fabián Jaksic. Editorial Universidad Católica de Chile.  ISBN 956-14-0440-0 
Ecología del Paisaje de Chile Central   Eduardo Fuentes. Sergio Prenafeta. Editorial Universidad Católica de Chile.  ISBN 956-14-0213-K. 
El conejo español: ¿un convidado de piedra?  Fabián Jaksic. Eduardo Fuentes. Editorial Universidad Católica de Chile.  ISBN 956-14-0213-K. 
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