PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA, FUERZA BOLIVARIANA DE LIBERACIÓN, ESPERANZA PATRIÓTICA
La absurda decisión, del Tribunal
Supremo de Justicia, de no encontrar méritos para enjuiciar a los militares
golpista, hace imperativo un pronunciamiento enérgico de los revolucionarios que
guíe las acciones del pueblo en los difíciles días que se aproximan. Para que
cualquier acción futura sea exitosa
debe partir de un análisis de los antecedentes de la decisión, de las
motivaciones políticas e institucionales, así como de una profunda comprensión
de los intereses de la Patria Bolivariana.
¿Cómo y por qué se llegó a esta
decisión antipatriótica?
La esencia del proceso bolivariano
está en abrir a los más amplios sectores nacionales la participación en la toma
de decisiones y en los más relevantes problemas del acontecer nacional. De ello
dan fe la participación del país en el proceso constituyente, en el desarrollo y
aprobación de la Constitución Bolivariana. El sello de la revolución debería
definirse como una revolución democrática participativa: participación y más
participación, sobre todo de los excluidos.
Desde la segunda mitad del año 2000
el proceso casi fue secuestrado por una elite burguesa modernizadora encabezada
por Luis Miquilena. Esta cúpula sustituyó el principio de la democracia
participativa por el de la democracia cupular y elitista de la política
tradicional. La participación del pueblo por la negociación con las cúpulas
corruptas del Punto Fijismo. Los candidatos a diputados fueron seleccionados
según afinidades, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional
Electoral, la defensoría del pueblo y la mayoría de las Instituciones y poderes
comenzaron a seleccionarse sin apego a la esencia de lo aprobado en la nueva
carta magna.
Es imprescindible decir a manera
autocrítica que en la elección del Tribunal Supremo de Justicia se utilizaron
métodos de la IV Republica. Los Magistrados fueron electos en conciliábulos
cupulares. La fuerza de la Revolución Bolivariana: el pueblo movilizado
políticamente, no participó en esa escogencia. Se cometió el error de confundir
los intereses de una fracción mercantilista del MVR, con la fuerza real de la
Revolución: el pueblo. Por supuesto, que un tribunal electo de esa manera sigue
órdenes de sus jefes. Mientras había coincidencias tácticas, en tanto no
afloraban las contradicciones de esas cúpulas con la Revolución, todo marchaba
muy bien. Pero cuando aparecieron las primeras contradicciones, el Tribunal
Supremo de Justicia, tal como era previsible, obedeció más a los intereses del
grupo que lo eligió y se puso a espaldas del ! pueblo y de los intereses de la
Nación.
Hoy estamos pagando el error de haber abandonado el camino franco de la
revolución: apoyarse siempre en el fervor popular. Si el pueblo participa en las
decisiones de la revolución, las comparte y las dota de vigor, la Revolución
será invencible. Por el contrario, si la revolución se aparta de su pueblo, si
va por torcidos atajos, si cae en la tentación de negociar a espaldas de su base
social, será fácil presa de sus enemigos.
Es preciso declarar sin sonrojarnos
que en esta larga y victoriosa lucha revolucionaria tuvimos una derrota política
maquillada de institucionalismo. La contrarrevolución no nos derrotó en el
terreno institucional. Las leyes al respecto son claras y tipifican con
precisión el delito. La oposición hizo uso de todo su poder económico, político
e institucional. Primero se llevó a los medios, su mayor cuota de poder, la
matriz de que no hubo golpe, sino “vacío de poder”, de que el Plan Ávila es un
plan para masacrar al pueblo. Esa idea irracional dio justificación para que sus
jueces títeres tomaran la decisión que beneficiaba a sus dueños y perjudicaba al
pueblo. Por último disfrazaron la decisión netamente política, de una decisión
jurídica. Y ya la escena estaba lista: los timoratos llaman a respetar la
decisión jurídica, los confundidos ! se olvidan de los aspectos políticos y se
centran en el leguleyismo distraccionista, los menos avisados llaman a defender
una institución que ya no puede esconder su condición de oficina golpista. La
derrota primero fue política y sólo después institucional.
¿En qué condición no encontramos?
La decisión del Tribunal Supremo
tiene varios componentes que deben ser diagnosticados para diseñar la respuesta
adecuada, y evitar lanzar nuestra energía contra falsos objetivos. Es indudable
que se trata de una decisión política conspiradora, hija directa del golpe de
Abril, que extiende el golpe militar hacia un golpe jurídico institucional. Tan
golpistas son los militares y los civiles que trataron de acabar con la
institucionalidad bolivariana por la fuerza de las armas, como los golpistas
jurídicos que tratan de desestabilizar el país por el camino de la
institucionalidad cupular y Punto Fijista. Los dos caminos tienen el mismo
objetivo: derrocar al presidente Chávez, legítimamente electo por el pueblo y
truncar al sueño de Bolívar. Es por ello que la respuesta a la absurda decisión
debe ser en primer lugar política, porqué es una ! acción política cruenta, se
trata de la primera parte de un
golpe con sordina, cuya conclusión es la cabeza de Chávez.
¿Qué debemos
hacer?
Lo fundamental es tener claro que
la decisión política del Tribunal
Supremo, debe tener una respuesta política, es la política la que
determinará a todas las otras réplicas. Es necesaria una contundente respuesta
política que sustente las otras medidas que se puedan tomar contra el Tribunal
Supremo. No hacerlo así es equivocar los objetivos y debilitar a la
Revolución.
Ahora bien, para dar esta
necesarísima respuesta política es fundamental un reacomodo, un viraje en la
conducta y la organización del campo revolucionario. Debemos partir de que: “Una Revolución no puede llegar más allá de
la dirección, la organización y la ideología política que la sustenta” Sin una
clara ideología, concientizada por las mayorías bolivarianas, conducida por una
dirección colectiva y una sólida organización política y popular no habrá
reforma, ni revolución posible.
Es por tanto necesario tomar medidas de
urgencia:
CONSTRUIR UNA DIRECCIÓN POLÍTICA
REVOLUCIONARIA, que, al lado del Comandante Chávez, guíe el proceso, canalice la fuerza espontánea del pueblo
y la convierta en un invencible instrumento político. Es preciso evitar que el
anarquismo disipe la energía popular en mil batallas sin sentido o que los
conciliadores entreguen la revolución por el temor al volcán popular en
erupción. Esta dirección debe tener probidad, entrega incondicional al proceso,
visión política, todo esto
sustentado en una gran solidez ideológica.
ES NECESARIO QUE EL PUEBLO
RETOME LA CALLE. Debemos reconocer
que fue un error dejar la calle, una Revolución se sustenta en el pueblo
movilizado políticamente: Al dejar la calle la Revolución desactivó su arma más
poderosa, se debilitó y permitió la ofensiva enemiga. Es necesario retomar la
calle con una gran concentración
popular en la cual se presenten los grandes lineamientos futuros de la
Revolución, se reconozcan errores y se presenten sus correcciones. Esta gran
concentración popular tiene que servir, para relanzar con fuerza la revolución,
retomar conciencia del papel histórico que nos toca vivir, y tiene que servir principalmente para
decirle a los oligarcas que esta Revolución no sólo es una hermos! a intención,
sino que es pueblo aguerrido, organizado políticamente, unido sin mezquindades
alrededor de su líder, de su dirección y del pensamiento revolucionario, pueblo
que se hace invencible y que está dispuesto a defender sus sueños, y a construir
su camino.
ES NECESARIO REFORZAR LA UNIDAD
CÍVICO-MILITAR:
El pueblo venezolano es uno solo, en
él se fusionan los militares y los civiles, guiados por el pensamiento de
Bolívar y por la pasión irrevocable de transitar el camino revolucionario. Esta
fusión cívico-militar, que sabiamente estableció el Libertador, hizo posible la emancipación del
continente americano. Ahora cuando la nación reclama el mejor esfuerzo de sus
hijos, ahora cuando la voracidad de la oligarquía pretende disolver la
nacionalidad en la charca pestilente de la globalización, es hora de invocar,
siguiendo el ejemplo de los próceres de la patria, la unidad cívico-militar.
Debemos dar una organicidad a esta unión que la dote de eficacia y la
solidifique en la idea y en la acción.
ES NECESARIO ARTICULAR LA ORGANIZACIÓN POPULAR. El pueblo ha dado
profundas muestras de sabiduría de las que debemos aprender, una de ellas son
las variadas y valiosísimas formas de organización popular que hoy están
dispersas, es deber de la dirección buscar formas organizativas que las integren
orgánicamente al esfuerzo revolucionario.
Estamos seguros que si se cumplen
estos urgentes pasos, la Revolución estará en condiciones de vencer a la
oligarquía nacional e internacional que se empeña en aplastar los sueños de
Bolívar.
La movilización política popular
debe preceder a cualquier otra respuesta, las salidas jurídicas, las
institucionales, o de cualquier otro tipo deben estar subordinadas a la
movilización popular. Sin pueblo en la calle, organizado, políticamente
conciente, disciplinado, no hay victoria revolucionaria posible. En este punto
debemos llamar la atención: Es necesaria la MOVILIZACIÓN POLÍTICA ORGANIZADA Y
CONCIENTE. Esta no debe confundirse
con aglomeración, sin objetivos claros, sin estrategia definida, sin
organización; aglomeración que en última instancia dispersa la energía
revolucionaria y debilita el proceso.
Sentimos que la hora de la
Revolución ha llegado, estamos en un momento estelar: tenemos un líder sembrado
en el alma popular, tenemos un gran pueblo, civil y militar, con un inmenso
instinto revolucionario, estamos inspirados en la conducta y la doctrina del
Libertador de América. Los ojos de progresistas del mundo incluso dentro de
los propios Estados Unidos están puestos en el desarrollo de la Revolución
Bolivariana, ya lo dijo el Comandante Chávez en Bolivia, el golpe de Abril más
que un golpe contra Chávez fue un golpe contra los modelos alternativos al
neoliberalismo salvaje que hoy
surgen en el continente. No estamos solos. La Historia sólo nos pide, dejar de
lado las mezquindades, elevarnos por sobre las pequeñeces, desechar las
ilusiones y seg! uir transitando con fe, con alegría el hermoso camino de la
redención del pueblo.
COMANDANTE CHÁVEZ CONVOQUE AL PUEBLO.
PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA,
FUERZA BOLIVARIANA DE LIBERACIÓN, ESPERANZA PATRIÓTICA
Para mayor información, teléfono: 0416 8743244
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