Epistolario Martiano

Carta a Juan Fernández Ruz

Fragmentos

..... "Se por amigos de Ud. que los son míos, lo que Ud. vale en la guerra; y vería con dolor que por impaciencia o error de cálculos se pusiera en camino de malograrse hombre tan útil

Hace ya unos días que recibí su carta leída más de una vez y aunque en el mismo instante hubiera podido responderle lo que le respondo ahora, demoré de propósito mi contestación para reforzarle con lo que observase en consecuencia de la reunión que acá se tuvo el 10 de octubre, y con lo que en estos mismos días había de llegar, y ha llegado a mi noticia sobre la disposición dominante en las distintas comarcas de nuestro país cuya actitud ha procurado Ud. con corduras conocer."

...."Ud. es un hombre entero, comprende la gravedad tremenda de nuestros actos y palabras, y sabe que los sucesos históricos no pueden prepararse ni llevarse a cabo sin un cuidado exquisito calculando con la mayor precisión posible al instante, los resultados y los elementos. Los héroes mismos cuando llegan a su hora, mueren abandonados, si no maldecidos por los mismos que lo recibirían luego con honor y los acompañarían en su triunfo."

"Ud. tiene razón. El esperar, que es en política cuando no se le debilita por la exageración, el mayor de los talentos, nos ha dado la razón a los que parecía que no la teníamos"

..."-¿No está demostrado ya que un jefe puro y notable puede desembarcar en Oriente mismo, aún después de un año de guerra, sin que se decidan a unírsele sus más íntimos amigos y compañeros?

-¿No es verdad que de esa manera el único modo de impedir la revolución es llevarla antes de tiempo interrumpiendo el desarrollo espontáneo de sus elementos y caería sobre nosotros los impacientes la culpa gravísima de haberla malogrado?

- Y sobre todo ¿está acaso tan lejos ese desarrollo a que el instinto político aconseja esperar, para que nos sea permitido arriesgarlo todo por no esperarlo?

Entonces, amigo mío, no llamarán a los héroes "aventureros", sino "redentores"(...)"

..."Todo eso quería yo que se hiciera, y por mi parte he hecho, desde hace cuatro años, (es decir desde el inicio del Plan Gómez-Maceo en 1884) preparando la hora que hace dos estuvo por llegar, y alejamos con nuestros errores:-la hora que está acercándose, pero no parece llamarnos todavía."

...."De nada quiero convencer a Ud. ni disuadirlo; pero ¿como no he de decirle lo que palpo, lo que sé de la Isla y lo que pienso? Hablando con Ud., yo le apuntaría dificultades que llevado a su generosidad, no ha previsto, tanto de orden político como personal, y en las que puede ser mortal el error: yo compararía, con la serenidad en estas cosas necesarias, -no los peligros que un hombre como Ud. no los cuenta, sino las probabilidades de éxito de su plan con los obstáculos y desventajas, y con el riesgo en que podría poner el alzamiento inmediato y definitivo de la Isla en que los antecedentes de Ud. su pericia militar y su espíritu del bien público pueden subir tanto de valor con las cualidades de prudencia y alta política que en situación presente tiene Ud. ocasión de revelar"

....."¡Si yo pudiera ver a Ud. aquí, y hablarle sobre todo lo que a ese fin, ajustando sus heroicos deseos a los de nuestra tierra, se podría hacer, se puede hacer, es urgente ya hacer, si hemos de servirla de un modo digno de ella! Hacer posible la lucha próxima vale más, amigo mío, que comprometerla. Yo presiento que llegan los días grandes, y no hago por mí más que vigilar y estremecerme. Mostrémonos dignos de la responsabilidad temible que pesa sobre nosotros. Que no se diga que por el interés vanidoso de la gloria, o por cualquier otro interés, contribuimos a afligir a nuestra patria, en el instante mismo en que íbamos a tener ocasión de salvarla. Prepárese pero no para hoy porque no tiene el derecho de exponerse a perecer sin fruto uno de los que con más justicia está llamado mañana a guiar. Dígame si, después de conocer estas ideas, desea que le hable de la forma práctica que ya van teniendo, y para la que no hay día perdido. Y dígame si no quiere, como yo, refrenar el amor a la gloria para que en la hora propicia sea mayor su fuerza. Es necesario elevarse a la altura de los tiempos, y contar con ellos

Deseando vivamente recibir respuesta suya y que ella fuese su propia persona, queda estimándole y sirviéndole su compatriota afmo.

José Martí