dejar de fumar sin engordar
 

 
 

Dejar de fumar sin engordar

 
 

 

Dejar de Fumar sin Engordar, ¿Es verdad que la Persona se Sobrepesa?

¿Cómo hago para dejar de fumar sin engordar? es la pregunta, o casi diríamos la súplica más frecuente que se nos hace en los cursos de desintoxicación tabáquica.
La obesidad es el fantasma que asusta a un gran número de personas – mayormente de sexo femenino – que están luchando por abandonar el hábito de dejar de fumar sin engordar.
¿Por qué se aumenta de peso al dejar de fumar? En primer lugar debemos aclarar que no todos los que dejan de fumar son propensos al sobrepeso. Según las estadísticas de “Smoke Watchers” (organización de ex fumadores), solamente una de cada diez personas que dejan de fumar tiene un aumento sustancial de peso, es decir que se puede dejar de fumar sin engordar. Por lo tanto, puede estar tranquilo. Lo más probable es que usted sea uno de los nueve que no serán molestados por el fantasma.
Sin embargo, debemos reconocer la existencia de ciertos factores que influyen para que algunas personas aumenten de peso al dejar de fumar. Uno de ellos es un factor metabólico, aunque es discutido por algunos como culpable del sobrepeso. Nos detendremos en él más adelante.
El mejoramiento del gusto y el olfato es uno de los factores más importantes. Durante mucho tiempo el humo de tabaco mantuvo adormecidas sus papilas gustativas. Ahora comienzan a despertar… y ¡¡ Eureka!! ¡Se habían olvidado que la comida era tan sabrosa! Como lógica consecuencia, ud. comienza a comer más porque los alimentos le gustan más. Pero no son éstos los únicos factores que contribuyen al sobrepeso. El fumador tiene el hábito físico casi incontrolable de llevar algo a la boca. Como ya no ésta el cigarrillo, lo reemplaza con comida.
Finalmente, algunas personas utilizan el cigarrillo como señal de que la comida ha terminado. Al no tener la señal, siguen comiendo… más de la cuenta y esto es lo que hace que no podamos dejar de fumar sin engordar.

   
 


 

Por lo tanto, no hay nada extraño en esos kilos de más, nada mágico ni explicable. El ex fumador engorda simplemente porque come más. Sin embargo, esos pocos kilos no conforman riesgo para la salud, especialmente si los comparamos con los que corre el que tiene el hábito de fumar, ya que el fumar veinte cigarrillos diarios equivale, como factor de riesgo, a estar excedido en cuarenta kilos. ¿Qué hacer con “esos kilos”? Es importante tener en cuenta que el aumento de peso significa que usted ya tenía tendencia a engordar, por lo tanto éste no es un problema de fumar sino un problema de sobrepeso, y como tal debe tratarlo. Enumeramos a continuación algunos consejos útiles para mantener alejados esos indeseables kilos y poder dejar de fumar sin engordar.

Consejos para: Dejar de Fumar sin Engordar

1. Sólo tres comidas diarias. Como ya hemos mencionado, el fumador necesita tener algo en la boca. Por eso cuando deja de fumar sustituye esa necesidad oral comiendo caramelos, pastillas, chocolates y todas las golosinas imaginables, a toda hora. De esa forma en lugar de tres, come diez o veinte veces por día, y las calorías aumentan más… y más… y la aguja de la balanza se empecinan en ir cada vez más hacia la derecha y no podemos dejar de fumar sin engordar.
Muchas personas, evitando tan sólo el comer fuera de las tres comidas principales, logran mantener su peso normal.
Es un hecho, por otro lado, que las pastillas ayudan a muchos a olvidar un poco el cigarrillo, al satisfacer en parte su necesidad oral. Pero si usted tiene tendencia al sobrepeso, recuerde que las golosinas no son otra cosa que calorías concentradas. Por ello, en lugar de pastillas le aconsejamos masticar raíz de genciana ( se vende en farmacias o negocios de productos dietéticos ), y si le fuera imposible conseguirla, utilice goma de mascar, que tiene la ventaja de durar varias horas en la boca.
2. ¡Cuidado con las bebidas! Es importante tomar mucho líquido ( por lo menos seis vasos diarios ), para que los riñones trabajen a pleno y eliminen la nicotina de su cuerpo. Pero recuerde: el agua tiene cero calorías y una botella de gaseosa dulce cien, lo que equivale a comer medio kilo de tomates o ciento veinte gramos de papas. Por eso, ¡cuidado con el tipo de líquido que bebe!. Sino será imposible dejar de fumar sin engordar.

 


3. Buena masticación. Si mastica completamente todos los alimentos, tomándose tiempo para comer tranquilo y si apuro, se sentirá satisfecho con menor cantidad de alimentos.
4. Levantarse de la mesa. Investigaciones recientes han descubierto en el hipotálamo ( pequeña zona ubicada en la base del cerebro ) lo que podríamos llamar el “apetitostato” de nuestro cuerpo. Cuando en las ratas se estimula eléctricamente cierta zona hipotalámica, comienzan a comer compulsivamente. A esa zona se le llama “centro del apetito”. Asimismo, estimulando la zona central del hipotálamo, las ratas dejan de comer. Allí está el “centro de la saciedad”.
Es el centro de la saciedad el que nos indica cuándo deja de comer por estar satisfechos. El estómago, al ser distendido por los alimentos, envía una señal al centro de la saciedad para informar que ya tiene suficiente. Además, el apetitostato se maneja con los niveles de glucemia ( azúcar en la sangre ) a través de receptores muy sensibles llamados “glucorreceptores”.
Al absorberse los alimentos, aumenta la glucemia y el apetitostato nos pide que dejemos de comer. Por ello, si tiene problema de sobrepeso levántese de la mesa un poco antes de sentirse satisfecho. A los pocos minutos, cuando los alimentos comiencen a absorberse y aumente la glucemia, su apetitostato le hará disfrutar esa sensación tan placentera que se sentirse satisfecho y, a la vez, habrá ingerido unas cuantas calorías menos.
Recuerde que muchos utilizan el cigarrillo de la sobremesa como la “señal” para dejar de comer. Pero usted ya no tiene esa “señal” Esta es otra importante razón para dejar de fumar sin engordar, por la cual es conveniente levantarse de la mesa y disfrutar de una breve caminata.
5. Ejercicio. Todo procedimiento “mágico” para adelgazar no es más que una gran mentira. No hay otro método que el de ingerir menos calorías y consumir más.
El ejercicio –a primera vista- puede no parecer tan útil. Caminando a paso vivo se consumen cinco calorías por minuto, y corriendo, quince. Esto significa que para “quemar” las calorías ingeridas al comer una manzana grande necesitamos caminar a paso vivo 20 minutos, ó 32 minutos si bebimos un vaso de leche.
Sin embargo, el ejercicio es fundamental no sólo para las calorías “quemadas” mientras se lo realiza, sino porque produce un aumento del metabolismo basal durante muchas horas posteriores al ejercicio.
El metabolismo basal nos indica la mínima cantidad de energía en calorías que necesita el cuerpo estando en completo reposo. Por lo tanto, si el metabolismo aumenta, aumentará también al consumo de calorías durante el reposo.
De esa manera, un ejercicio en el cual consumimos cien calorías, permite que durante las siguientes 24 horas se “quemen” otras doscientas por el aumento del metabolismo basal.
La nicotina que inhala el fumador produce la libración de una sustancia llamada adrenalina, la que a su vez aumenta el metabolismo basal. Al dejar de fumar y disminuir el nivel de adrenalina, disminuye también el metabolismo basal, y por lo tanto se “queman” menos calorías en el reposo. Este, que es el factor metabólico mencionado al comienzo, nos demuestra la importancia adicional que tiene el ejercicio para dejar de fumar sin engordar, a fin de elevar su metabolismo por lo menos los niveles que tenía cuando fumaba.
Es importante notar, además, aunque se desconoce la causa, que para el correcto funcionamiento de el apetitostato es imprescindible la realización de ejercicios.
Todo tipo de ejercicio es útil en mayor o menor grado para dejar de fumar sin engordar. Nosotros recomendamos la caminata a paso vivo (treinta a sesenta minutos diarios), por ser muy útil y carente de riesgo para la salud en caso de que prefiera correr o trotar, es indispensable que previamente consulte con su médico, recordando que si está muy excedido en peso no es aconsejable hacerlo.
6. Rey, príncipe y mendigo. Un viejo consejo de nutrición decía: “Debes desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”.
Reconocemos lo difícil que es a nuestra idiosincrasia latina aceptar el desayuno como la principal comida del día. Sin embargo no podemos dejar de destacar la importancia de una cena ligera, dado que en el reposo nocturno el cuerpo asimila más los alimentos ingeridos. Por lo tanto el desayuno y el almuerzo debieran ser las principales comidas.
Si no está acostumbrado a desayunar, evite un día la cena y verá cuán apetitoso le resultará el desayuno al día siguiente.
Un buen desayuno impedirá que a medida mañana tenga que buscar, presa del hambre, cualquier tipo de comida o golosina.
7. Una dieta inteligente. Lo más probable es que siguiendo los seis puntos anteriores ayas solucionado su problema de peso; pero, si los quilos son rebeldes, tendrá que hacer algunos reajustes un poco más profundos en la alimentación.

  Son innumerables las dietas que día a día aparecen para dejar de fumar sin engordar. Algunas son muy buenas, y otras, pésimas. Nuestro objetivo no es analizarlas, sino tan sólo mencionar algunos errores comunes que cometen muchas personas que siguen un régimen.
Con frecuencias es tan importante la comida en sí misma, sino lo que se le pone en sima. Por ejemplo en cien gramos de lechuga sólo encontramos quince calorías, pero en la cuchara de aceite que usamos para sazonarla hay cien calorías. Un cuarto kilo de papas hervidas tiene sólo 160 calorías. Pero el problema comienza cuando le agregamos las dos cucharadas de manteca para hacer el puré, y con ellas añadimos doscientas calorías más y esto no es bueno para dejar de fumar sin engordar.
Al hablar de una dieta inteligente nos referimos a que es equilibrada, de manera que el organismo recibe todo los nutrientes que necesita. Ello no significa que sea necesario vivir mirando las tablas de composición de los alimentos. Si los elige de los cuatro grandes grupos alimenticios: lácteos, proteínas, cereales, frutas y verduras, automáticamente obtendrá una dieta equilibrada.
Puede comer dos porciones diarias del grupo de alimentos lácteos, dos del grupo de alimentos proteicos, cuatro porciones diarias del grupo de cereales y cuatro del de frutas y vegetales. Con ello obtendrá una dieta equilibrada de 1000 a 1200 calorías, lo que sumado al ejercicio le permitirá bajar sin problema esos quilos de más.
Por supuesto, para definir el volumen de las porciones tendrá que usar el sentido común, pues nuestra intención es evitarle el uso continuo de una balanza para pesar los alimentos o de tablas para controlar calorías. Sólo como orientación diremos que una porción de alimentos lácteos sería una taza de leche, o yogur, o media de ricotta. La porción de alimentos proteicos podría ser una taza de legumbres cocidas, o un huevo, o 50-100 gramos de carne magra, o pescado. La porción de cereales equivale a una taza de cereal, arroz o pasta, o una rebanada de pan. Finalmente, la porción del último grupo está dada por una fruta o media taza de vegetales.
Para concluir queremos recalcar un punto importante: su problema es de alimentación, y no de fumar. Por ello, ni siquiera piense en la posibilidad de fumar para adelgazar, pues de hacerlo no sólo enfrentará erróneamente el problema, sino que estará quitándose años de vida y, lo que es peor, quitando vida a los años que le resta por vivir, pues no podrá disfrutar del genuino sabor de los alimentos, del verdadero aroma de una flor, ni gozar de un beso sin gusto a tabaco. Todos esos y muchos más son los placeres que podrá disfrutar, en cambio, si se mantiene firme como ex fumador, dándole más vida a su vida y por supuesto que se puede dejar de fumar sin engordar !!!

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