CARLOS
SE BAJA LAS BRAGAS
Nuestro
reto antes de este fin de semana pasado era ese
(mira la sección "¿Carlos es
un actor?": Ante el rumor de que el domingo
habría un invitado sorpresa, dijimos que
si aparecía Carlos habría motivos
para pensar que era un actor o que, en todo caso,
no era el mascachapas (apelativo con el que amablemente
lo ha bautizado alguien en Tele 5) o, en definitiva,
el chico barriobajero duro que había estado
interpretando.
Efectivamente.
Carlos apareció en pantalla el domingo,
aunque no en la boda. Seguramente era una entrevista
grabada.
Dijo
a todo que sí como un niño bueno.
Sus supuestos cojones de machote quedaron expuestos
como calderilla a la vista de todo el mundo. La
Milá lo rebajó cuanto quiso y él
dijo a todo sí, sí y sí.
Puso un empeño vergonzoso en subrayar que
el programa no tenía la culpa de lo que
le había pasado... ¡sino la audiencia!...
¿No sabrá el infeliz lo que han
estado diciendo de él a todas horas los
distintos participantes en los programas de la
cadena?
Si
hubiera sido el duro por el que se había
hecho pasar, jamás se hubiera bajado los
pantalones de esa manera. Ni siquiera hubiera
aparecido en Tele5. Ni se hubiera acercado al
edificio, vaya.
¿Cuestión
de pasta? Aunque fuera eso, seguiría siendo
una demostración de poca dignidad y hombría.
Pero no es eso: lo hubieran vestido de billetes
en cualquier otro lado sólo con que hubiera
ido a despotricar a gusto contra el concurso.
La
cuestión es que su personaje se ha hecho
completamente inverosímil. No hay quien
se lo trague. Nadie que se haya "hecho en
la calle" en Hospitalet, protagonizaría
semejante bajada de bragas ante las cámaras.
Más
verosímil resultará que nos digan
que se educó en un internado de curas de
los de a medio millón el mes, que su padre
fue contratista de obras durante las Olimpiadas
de Barcelona y que él mismo es miembro
de la ejecutiva de las juventudes de Convergència
i Unió....
Todo
eso encajaría mejor con su comportamiento
que no esa otra película que nos ha estado
interpretando.