Piensa: ¿Qué personajes conformarán en un futuro cercano el juego de columnas encargadas de sostener los ideales y valores de quienes seremos llamados adultos responsables y hoy somos jóvenes inquietos, indecisos y fácilmente inftuenciables?
Es escalofriante pensar que los pilares del pensamiento ideológico peruano de inicios del siglo XXI se formen alrededor de exquisitos personajes del acontecer nacional. Personajes del entorno público con efímero éxito en el mundo de la televisión formarán, claro, nuestros sentidos de la envidia y la soberbia, como muestra del desenfreno publicitario característico de las culturas liberales o, en este caso, alienadas. Pero quizá encontremos en el ámbito político un mejor ejemplo, y vienen a mi mente madres de la patria que son un claro ejemplo de la entereza y la racionalidad propias de su cargo. ¿Acaso el Perú está tan escaso de líderes políticos que el pueblo tiene que recurrir a las tangas como una opción? Ya que no es raro ver que La Congresista sea una de las más productivas parlamentarias en cuanto al número de proyectos aprobados por el pleno.
Puedo ver a algún General en su ultimo día de mandato entregando el puesto luego de siete años de honrosa labor, que no deja más que dos líneas borrosamente escritas en los libros de historia. Algunos preferimos que, sin más sombras o pasquines, el verdadero gestor del futuro de la patria asuma con claridad y sana publicidad las riendas de la seguridad nacional Queremos saber quién es responsable de la defensa del país. No más marionetas.
Creo estar en la obligación de decir que hasta hoy el Perú no es un país hecho para fomentar el crecimiento ideológico de su juventud. Mucho menos el de su sentido político, aunque sí, con gran desenfreno, su instinto económico de supervivencia, que parece más una inclinación maquiavélica que una lucha al menos por la conservación de la especie.
¿Qué tendrían en común Baden Powell, Mariátegui o la figura inconcebible de Abimael? Ver en los jóvenes una promesa de constancia y tener una página entera en los libros de historia universal; cada uno a su manera, hayan estado equivocados o no. Aclaro que no apaño al conocido líder senderista, cuya condena me parece justa y precisa. Pero hay que reconocer que su liderazgo es envidiado por más de un destacado dirigente del país. Esa mística que mueve multitudes le otorgo un carácter radical, le dio vida a su movimiento. Lástima que utilizó toda su capacidad para sembrar el terror y retrasar el país.
Los adultos de mañana pedimos ser tratados como importantes proyectos a corto, mediano y largo plazo, inversiones rentables sólo para quienes pueden ver más allá de sus propios intereses. ¿Qué ejemplo deja el mundo en nosotros, sus hijos?
FIN
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