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...Había
sido engañado por Jason Wynn, pues se había convertido
en un verdadero dolor de cabeza.
Al Simmons fue enterrado con mucha publicidad de los medios, pues
se había vuelto el consentido a raíz del rescate
televisado del Presidente, meses atrás. Era un héroe,
con su ataúd cubierto por una bandera americana, que fue
dada a su viuda Wanda Blake, mientras el país entero observaba.
Hubo muchas historias sobre el muchacho enterrado en el Cementerio
Nacional de Arlington, que arriesgó y perdió la
vida, todo por su país.
Pero
su existencia no terminó al momento de ser enterrado por
sus traicioneros compañeros. Al momento de morir hizo un
pacto que difícilmente recordaría después.
Siempre tuvo un talón de Aquiles, que debía estar
bien seguro para un asesino como él. Amaba a su esposa
más allá de todo, y el trato se basó en eso.
Como era ateo a la hora de su muerte, era capaz de hacer cualquier
cosa para poder ver de nuevo a su esposa, y Malebolgia le tomó
la palabra. En un segundo, o al menos eso pareció, Al estaba
de nuevo en la Tierra. Ahora era un soldado en entrenamiento,
escogido personalmente por Malebolgia para este siglo, unido a
un traje simbiótico y engendrado con energía infernal.
Era capaz de seguir órdenes; tenía un instinto asesino,
deseoso siempre de salirse con la suya, cualidades que buscaba
Malebolgia.
Al
principio estaba un poco desorientado, lo cual era parte del entrenamiento
de Malebolgia. Lo que pareció un segundo, fueron en realidad
cinco años. Y pronto comenzó a aprender, parte con
ayuda de un chaperón diabólico, y parte con conocimiento
del mismo Malebolgia. Tuvo que enfrentarse a la decisión
de no hacer nada, o usar sus poderes para el bien o el mal. Si
no hacía nada, estaría permitiendo al mal salirse
con la suya. Pero estaba consciente de que si se volvía
un agente del bien, y se deshacía de los malvados con ayuda
de su energía infernal, como sus instintos le ordenaban,
sólo ayudaría a incrementar lo elementos del ejército
del Infierno, que se preparaban para la guerra contra el Cielo.
O incluso, podría aceptar aquello en lo que se había
convertido y utilizar sus poderes, aprendiendo a mejorar sus habilidades,
lo cual lo haría mucho más valioso para el Infierno.
Estaría, como ahora, tres veces maldito en el Infierno.
Lo
peor es que el Infierno no está dispuesto a esperar a que
Al tome una decisión. Su demonio guardián, The Clown,
siempre estará ahí para seguir sus pasos y provocarlo.
Este demonio, que se transforma en el horrendo Violator, una criatura
nacida de lo más profundo del Infierno, ha hecho su blanco
de los seres queridos en vida de Al, así como lo ha puesto
contra la ley y la humanidad en general. Spawn es perseguido por
la mafia, el gobierno y la policía, buscando todos ellos
deshacerse de esta “amenaza enmascarada”. Y es con
esta situación que en el Infierno se espera que su Hellspawn
haga caso a sus instintos: los de un asesino altamente entrenado
del gobierno, que reacciona y mata sin consideraciones.
Pero
resultó que su talón de Aquiles también lo
es del Infierno. Amaba a su esposa y regresó para verla.
Descubrió que se había casado con su mejor amigo,
Terry Fitzgerald, el cual le dio el bebé que Al nunca pudo.
Frustrado, se dio cuenta de que ahora ella es feliz, así
que decidió buscarse una nueva identidad, para así
poder adaptarse a su nueva condición. Su amor por ella
es tan grande, que le ha ayudado a sanar algunas de sus heridas,
así como lo ha ayudado a sanar su alma. Ahora busca una
manera de seguir adelante, pues ésta es una guerra que
también debe ganar.
Su
nuevo propósito radica en poder vengarse de Jason Wynn,
desde que descubrió que él ordenó su muerte.
Ahora vive con los vagabundos de aquél callejón
llamado El Barrio (The Bowery), en donde apareció nuevamente
en la Tierra, y se ha vuelto protector de ese lugar. Sabe que
puede hacer mucho por ellos y por él mismo, pero ahora
sabe que la peor parte de su maldición es que sus poderes
en la Tierra no son infinitos. Cuando se termine su energía
infernal, volverá a Malebolgia y se convertirá en
un esclavo a la cabeza del ejército del mal, sin ninguna
esperanza de perdón. Su meta consiste en poder utilizar
sus poderes de manera inteligente, y poder descubrir, si es que
la hay, alguna manera de romper ese pacto, nunca antes roto.
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