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Uno
de los libros más múltiples que existen. Partiendo
de la base del juego de la Rayuela, en el que se dibujan
en el suelo con una tiza cuadrados que posteriormente hay
que r ecorrer
a la pata coja arrastrando una piedra, Cortázar elabora
una historia que puede leerse de infinitas formas.
La
narración de lo que le sucede a Horacio Oliveira
(primero en París y luego en Buenos Aires) permite
descubrir a un personaje tan cautivador como La Maga...
todo ello saltando de un capítulo a otro, o bien
-poco recomendable- sin leer los "capítulos
prescindibles".
Por
detrás de esas lecturas más simples, Cortázar
elabora toda una teoría sobre la narrativa, sobre
los personajes e, incluso, sobre la vida. Todo ello con
unas grandes dosis de humor que suelen esconder la verdad
más cruda.
En
todo el libro, sólo hay un requisito que permanece
invariable a todas las posibles lecturas: el lector tiene
que formar parte activa de la narración. Rayuela
será, así, siempre un libro vivo.

Los
cuentos de Cortázar reinventan el mundo y el lenguaje
una y otra vez. Los primeros que publicó se refieren
más al realismo fantástico (que nunca le abandonó),
a la investigación de una realidad irreal. Es de
destacar Casa tomada. Posteriormente llega El
perseguidor, y tras él Cortázar alcanza
el punto cumbre de su romance eterno con el lenguaje, y
su preocupación por lograr que el mensaje se entienda,
por llegar al lector, que debe colaborar constantemente
con los guiños del autor..
En
los años 70, el escritor se implica con las revoluciones
sudamericanas, y sus narraciones breves adquieren un tono
social. Un Cortázar pleno de inventiva nos reserva
para el final joyas como Las fases de Severo o Queremos
tanto a Glenda, sin olvidar, porque sería un
sacrilegio, su divertidísimo "Un tal lucas",
libro sin desperdicio de principio a fin, del que aquí
reproduzco dos cuentos:
Amor
77
Y
después de hacer todo lo que hacen, se levantan,
se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se
visten, y así progresivamente van volviendo a ser
lo que no son.
Lucas,
sus estudios de la
sociedad
de consumo
Como
el progreso no conoce límites, en España se
venden paquetes que contienen treinta y dos cajas de fósforos
(léase cerillas) cada una de las cuales reproduce
vistosamente una pieza de un juego completo de ajedrez.
Velozmente
un señor astuto ha lanzado a la venta un juego de
ajedrez cuyas treinta y dos piezas pueden servir como tazas
de café; casi de inmediato el Bazar Dos Mundos ha
producido tazas de café que permiten a las señoras
más bien blandengues una gran variedad de corpiños
lo suficientemente rígidos, tras de los cual Ives
St. Laurent acaba de suscitar un corpiño que permite
servir dos huevos pasados por agua de una manera sumamente
sugestiva.
Lástima
que hasta ahora nadie ha encontrado una aplicación
diferente a los huevos pasados por agua, cosa que desalienta
a los que comen entre grandes suspiros; así se cortan
ciertas cadenas de la felicidad que se quedan solamente
en cadenas y bien caras dicho sea de paso.

Cortázar
dio nombre a esos seres estrambóticos, "verdes
y húmedos" suele describirlos él, el
mago de los adjetivos, llenos de rarezas y que hacen que
la vida sea maravillosa y digna. Son los cronopios, plasmados
en "Historias de Cronopios y de Famas", una serie
de textos cortos que pueden devolver a cualquiera la alegría
de vivir, pese a los famas que bailan tregua y bailan catala,
y a los esperanzas.
Recomiendo
encarecidamente la lectura de Conducta en los velorios,
que no reproduzco porque quedaría demasiado largo,
e Instrucciones para subir una escalera, que transcribo
a continuación porque sí:
"Nadie
habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo
se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo
recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente
se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva
perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea
quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose
y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales,
y la derecha en la horizontal correspondiente, se está
en posesión momentánea de un peldaño
o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados
como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más
arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido
a la escalera, ya que cualquier otra combinación
producirá formas quizá más bellas o
pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja
a un primer piso.
Las
escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o
de costado resultan particularmente incómodas. La
actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos
colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque n o
tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente
superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente.
Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte
del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre
en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente
en el escalón. Puesta en el primer peldaño
dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge
la parte equivalente de la izquierda ( también llamada
pie,
pero que no ha de confundirse con el pie antes citado),
y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir
hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual
en éste descansará el pie, y en el primero
descansará el pie. (Los primeros peldaños
son siempre los más difíciles, hasta adquirir
la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre
entre el pie y el pie hace difícil la explicación.
Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo
el pie y el pie).
Llegado
en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente
los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera.
Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de
talón que la fija en su sitio, del que no se moverá
hasta el momento del descenso".

Julio
Cortázar nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres
argentinos. Huyendo de la Primera Guerra Mundial, llegó
a la Argentina a la edad de cuatro ańos.
En 1951 se instaló en París. Esta ciudad y
Buenos Aires serán parte importante de su obra, en
la que también destaca el papel de la música,
especialmente el jazz. Desde los años 70 se convierte
en un defensor de las revoluciones en Centro y Suramérica.
Julio
Cortázar muere el 12 de febrero de 1984, en París, enfermo
de leucemia.
Su
obra, el eterno redescubrimiento del lenguaje y la realidad,
es mágica.




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