Uno
de los principales retos geométricos de Escher
es la división regular del plano, del forma que
las imágenes crean una especie de mosaico.
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 La
idea de lo convexo y lo cóncavo y las esferas,
de los aspectos más explorados por Escher. Es
el caso de este autorretrato.
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 Los
edificios imposibles de construir en la realidad son
de lo más llamativo y espectacular. |
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No se trata de dibujar dos caras, sino de que el ojo
las perciba.
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Un
espacio donde no se sabe qué es arriba y abajo.
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 Una
mano que sobresale del papel boceta otra mano que, a
su vez, sale del papel para dibujar la primera.
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El infinito camino de las hormigas sobre la cinta de
Moebius. No hay principio ni final.
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Escher
nació el 17 de Junio de 1898 en Leeuwarden (Holanda). Comenzó los estudios
de Arquitectura, pero se dió cuenta de que su auténtica pasión eran
las artes gráficas. Sus primeras obras tendieron a retratar de forma
realista los paisajes y la arquitectura que se encontró durante
sus numerosos viajes, con predilección por la Alhambra de Granada
(España), cuyas estructuras le cautivaron. A partir de 1937 su trabajo
se centró en la división regular del plano y sus famosos patrones
de repetición. Pero fue más allá, y trabajó en
nuevas visiones del espacio, jugando con sus conocimientos matemáticos
y su prodigiosa imaginación para diseñar construcciones
y figuras imposibles que cautivan la mirada. Falleció en 1972.
