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LUCHA CONTRA LA EXTREMA POBREZA

Es de mañana, temprano, y Felipe se apresta a iniciar un nuevo día de peripecias. Su objetivo es elemental, pero no tan fácil de lograr en estos tiempos: Felipe debe sobrevivir ese día y hacer que su esposa y su pequeño de un año puedan hacerlo también. Ya se agotaron los pocos alimentos con que su mujer ha venido preparando la magra dieta de la semana; la desnutrición del niño asoma a simple vista. Se arroja entonces a la calle con su preocupación a cuestas "a ver qué se puede conseguir hoy". La historia de Felipe no es ni siquiera exagerada. Ni única. Hay miles, millones como él. Es el reino de la "pobreza extrema". Ningún novelista tendría la imaginación suficiente para fabular sobre estos casos reales de miseria y degradación de la dignidad humana. Nuestra capacidad de asombro no tendría límites. ¿Ven a lo que se ha limitado su existencia? A sobrevivir. Sólo a eso. ¿Y cuándo tendrá tiempo entonces para vivir de verdad? Para cultivarse. Para desarrollar sus potencialidades. Para contribuir además al desarrollo de todos. Del país donde vive, y cuyos gobernantes lo maltratan hoy de esa manera. ¡Cuándo!

Datos de la pobreza

La población total aproximada del Perú es de 24.5 millones. De la conformación de nuestra Población Económicamente Activa (PEA), el sector empleado representa el 47%; la franja del subempleo asciende a un preocupante 45%; y el desempleo abierto alcanza el 8%.

Digámoslo directamente, sin eufemismos ni artificios que engañen: ¡En el Perú conviven hoy 14 millones de pobres! ¡Es decir, un 40% de la población! Para ser más precisos, los peruanos que viven en condiciones de "pobreza extrema" son ya 3.5 millones. ¿Saben cuál es el ingreso promedio diario de estos compatriotas nuestros? Nada menos, ni nada más tampoco, que 0,72 centavos de dólar por día. Si continuamos con estas proyecciones respecto de nuestra estratificación social, arribaremos a la conclusión que para el "sostenimiento" de este grupo vulnerable el Perú destina 2.5 millones de dólares diarios.

La política de los últimos gobiernos ha sido optar por subvencionar notoriamente a este sector. Para ello, supuestamente se ha venido destinando el 60% de los fondos económicos recaudados del proceso de privatización por venta de las empresas públicas; este gasto social se habría canalizado a través de la instalación y mantención de los comedores populares; de la atención primaria de la salud; de la construcción de escuelas. Bueno, asumiendo que en verdad se hubiera efectuado dicha inversión, bueno, pues, esa plata ya se gastó, no existe. Las necesidades se mantienen, y hay que ver ahora cómo se les sigue ayudando. De qué manera. En cifras generales, un peruano en situación de "extrema pobreza" requiere de 20 dólares mensuales para seguir viviendo.

Programa de Concientización

Intentando hacer una vinculación entre el inmigrante peruano en el extranjero y el sector de extrema pobreza al que nos venimos refiriendo, podemos afirmar que: por cada inmigrante peruano en el exterior, se podría atender al menos a uno en extrema pobreza. Adicionalmente, el inmigrante asumiría un compromiso de "concientización", o, mejor dicho, de "adaptación a la distancia" del peruano que deseara emigrar, refiriéndole cómo es esa realidad exterior que no conoce, pero en términos de nuestra propia realidad.

Podríamos fijarnos una meta para que la correspondencia entre inmigrante y "peruano en extrema pobreza", funcione con eficacia actualmente. Así, de los 2 millones de peruanos que hoy viven en el extranjero, se debería aspirar a ampliar esta cifra hasta llegar a los 3.5 millones. De esta manera, existiría una correspondencia y compromiso "de uno a uno", tomando en cuenta los 3.5 millones de peruanos que conforman este grupo de pobreza extrema.

Los Programas de Solidaridad

La vocación de ayuda se encuentra latente en cada peruano que vive en el exterior. Pareciera que forma parte de nuestra propia constitución vital, de nuestra "manera de ser". Los inmigrantes -como es lógico en todo proceso de transculturación- también asumen parte de las costumbres de los paises en los que habitan: hay bastante rotación de los bienes de consumo; el "cambio del ropero" se realiza dos veces al año; el cambio de la "línea blanca" es bianual. Igualmente ocurre en los centros de trabajo con relación a maquinarias, accesorios, etc. ¿Cuál es el destino de todo este excedente de bienes?
Algunos paises del tercer mundo ya se han organizado, y permiten que los privados lucren con la comercialización de estos productos en nuestros países. Las iglesias organizadas reciben ingentes cantidades como ayuda. No resulta para nada extraño en esos países ricos, encontrar en lugares de desechos, lavadores, refrigeradores, muebles y vestimenta en general. Y sin embargo, todo eso que allá se descarta, ¡qué útil podría ser en países con los niveles de pobreza como el Perú! El reto consiste en encontrar el modo más efectivo para hacerlo.

La "hermandad" de las ciudades

Debemos procurar establecer la "hermandad" entre ciudades del extranjero donde residan comunidades de inmigrantes peruanos, con aquellas ciudades o comunidades locales cuyos habitantes vivan en situación de pobreza extrema. Vincular a 60 de estas ciudades del Perú con cada uno de los 60 consulados donde se identifique comunidades de peruanos.
Sólo por poner algunos ejemplos hipotéticos: qué provechoso podría resultar hermanar a la ciudad de Massachusetts con Tiabaya de Arequipa. O la ciudad de Génova con Huaycán en Lima.

Para que esta proyecto funcione ordenadamente, se haría necesario emprender algunas aciones: identificar las necesidades del municipio local; apreciar las demandas más urgentes de la población; proceder a su empadronamiento y tomar nota de sus posibilidades para el desarrollo de alguna industria, etc.
Seguidamente, y con el fin de atribuir tareas de gestión directas, deberemos determinar cuál será la entidad responsable en cada ciudad "hermanada": clubes de madres, asociaciones del "Vaso de Leche". Inclusive la propia Iglesia, con el fin de aprovechar su vasta red de locales y parroquias extendidos a lo largo de todo el país.

La hermandad de la ciudad se constituye por un determinado, y sobre la base del predominio de la zona de procedencia de los peruanos que vivan en las ciudades del extranjero. También se podría contar con la Asociación Electa (ver SOLIDARIDAD ) quien trabaja en coordinación con el Consulado, para promover el flujo constante de ayudas no monetarias, organizando éstas de acuerdo a las necesidades de la población correspondiente que será beneficiada.

Además de la colaboración para facilitar el traslado material de la ayuda no monetaria que se pueda captar, podemos considerar inclusive el autofinanciamiento del costo del transporte, que viene a salir a 1 dólar por cada kilo de ayuda (considerando contenedores con un volumen de 40 pies cúbicos y de 25 toneladas de peso). A su vez mediante este programa de emergencia social, estos contenedores podrán ser ingresados al país libres de aranceles y ser objeto de un riguroso control sobre el destino final de la ayuda que se ha enviado, asegurándose de que ingresen a los almacenes previamente determinados en cada ciudad peruana hermanada.

Con el fin de evitar la indebida disposición de los bienes de la ayuda internacional, se deberá diseñar un sistema que permita el control y el castigo severo a aquellos responsables que lucren personalmente con estos envíos. La sanción principal -verdaderamente lamentable- sería dejar sin efecto el reconocimiento de la ciudad hermanada.

Podemos estimar la llegada de un contenedor bimensualmente; si tomamos en cuenta que serían 60 ciudades del exterior, estamos hablando del ingreso de 30 contenedores mensuales. Información que debe ser difundida sistemáticamente para ir cautelando el destino final de la ayuda enviada. Este programa de solidaridad tendrá como base el manejo transparente de los recursos materiales que se destinen a la ciudad hermanada.

En contrapartida a la ayuda que se reciba, nuestras ciudades nombrarían como "hijos ilustres" a los peruanos en el exterior que mantienen esta colaboración, quienes podrán ser recibidos por las autoridades de la ciudad.

Vayamos madurando otras medidas organizativas para fomentar la SOLIDARIDAD entre los peruanos, de manera que podamos afirmar:
"Hoy yo ya sé en qué puedo ayudar". "Hoy yo ya sé a quién estoy ayudando". "Hoy yo ya puedo comprobar los resultados de mi ayuda". Poder decir, con la conciencia aliviada, que aun cuando no esté físicamente en el Perú ... estoy haciendo Patria. Y reconciliar mis sueños.

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