MICROEMPRESALa gran empresa en el Perú produce el 75 % del Producto Bruto Interno (PBI); sin embargo apenas ocupa al 8% de la Población Económicamente Activa (PEA). Por el contrario, las micro y pequeñas empresas del país producen el 25 % del PBI, y utilizan el 92% de la PEA. Los políticos suelen usar el tema del apoyo a este sector económico productivo con el fin de captar votos, tomando en cuenta la gran cantidad de personas comprendidas en sus actividades. No dicen, sin embargo, de qué manera van a brindar ese apoyo. ¿Acaso lo harán trayendo inversionistas extranjeros de 10 multinacionales, que finalmente terminarán enriqueciendo a la burguesía empresarial? ¿O lo harán solicitando directamente recursos al Estado, confundiendo la acción productiva de éste con acciones de beneficencia social? He aquí un nuevo aspecto donde el inmigrante peruano podría
pasar a cumplir un rol principal. El inmigrante peruano -en su estancia en el extranjero-
ha adquirido, al menos, dos riquezas o patrimonios fundamentales: una capacidad económica
estable, y una acumulación de conocimientos de orden productivo y práctico, digamos un
"know how". En este orden de ideas, ¿por qué no vincular los oficios que los inmigrantes han adquirido en el extranjero con el micro empresario nacional? Evidentemente que el beneficio será mutuo. El inmigrante aportará ese know how que constituye su valor agregado de capacitación adquirida; el micro empresario conoce el mercado local, sus canales de comercialización, de proveedores, etc. ¡Sería una asociación bastante productiva, finalmente beneficiosa para el país! El inmigrante promedio regresa al Perú una vez cada dos años, pagando su propio pasaje y su propio alojamiento. Organicémonos entonces para que durante su permanencia en el Perú pueda transmitir sus conocimientos y démosle la posibilidad de participar en esta gran familia que constituyen la micro y la pequeña empresa. Conocimiento que puede compartir con aquél que posee el micro empresario, a través de una asociación en participación, propiciando situaciones como, por ejemplo, la generación de una producción dirigida al mercado externo. El inmigrante tendría oportunidad de ser importador y distribuidor, elevando su nivel social. El micro empresario tendría ocasión de acceder a nuevas técnicas de vanguardia que bien podrían aplicarse en el mercado interno Veamos algunos casos bastantes sencillos, a manera de ejemplo. Un peruano inmigrante que labora diseñando y armando equipo de luces para discotecas, con sus conocimientos iniciales de electricidad casera adquiridos en el Perú, no hubiera tenido muchas condiciones para dominar este oficio. Sin embargo, luego de 5 años de trabajo constante en Italia ha llegado a dominar todas las formas de diseño y construcción de las luces sicodélicas: qué materiales emplear; cómo se montan y, sobre todo, la gran variedad de efectos que producen. Esta persona puede tener un acercamiento con micro empresarios dedicados a a este sector de servicios e inclusive interesarlos para fusionar esfuerzos. Él está en condiciones de aportar ese bagaje de conocimiento tecnológico, y el micro empresario aportar una mano de obra bastante cómoda comparativamente. Ambos, asociados, pueden aspirar legítimamente a producir para el mercado externo, con la consiguiente generación de divisas para el país. Un peruano inmigrante que empezó limpiando las instalaciones de una empresa que fabrica adornos con perfiles artísticos, pasó luego a ser ayudante, luego fue maestro que llegó a dominar el uso de todos los materiales y las formas que se podía dar a los objetos. Él realiza las esculturas y las deja terminadas para que su jefe simplemente las pueda firmar. Obviamente, la firma de la escultura a cargo del artista, constituye el valor de mercado del producto, pero la técnica empleada se ha incorporado al patrimonio del maestro inmigrante peruano, que bien puede adaptarse a nuestro mercado local, principalmente ligado al sector de la micro y pequeña empresa. Actualmente la política hacia este sector se ha limitado a la organización de mega-eventos, invitando a representantes de las multinacionales, cuyos perfiles y estándares no se adaptan fácilmente a la realidad nacional, resultados que finalmente todos los conocemos. La verdadera promoción de la micro y pequeña empresa debe darse con un acento criollo, que sea el resultado de nuestra realidad. Por eso, la propuesta que efectuamos aprovecha del aporte del hombre peruano: el que está afuera y cuenta con tecnología desarrollada; y el que está aquí, con su oferta de mano de obra desaprovechada, y que requiere de técnicas más novedosas para aspirar a exportar en un mercado internacional de bastante competitividad que privilegia los estándares de calidad. |
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