¡Hola, hermano, qué
bueno encontrarnos! Hoy, físicamente distantes del país que tú y yo
amamos, queremos emocionarnos juntos; pero también juntos, reflexionar. Caminamos ahora
por todas partes. Pero nos enorgullece sabernos peruanos. Ser de aquel país (en palabras
de Alberto Hidalgo) "donde la quinua desde niña cumple las exigencias del
destino". Pero también de "donde a los odios se los tiene a la mano cual
revólveres". País de contradicciones. De allí somos, y hacia allí siempre
queremos ir. Sabemos que a la fecha somos más de 2 millones de Peruanos que hemos emigrado
.. Somos ya ciudadanos del Mundo, es cierto; pero antes que un pasaporte, son nuestros
corazones las vivas escarapelas rojiblancas que identifican nuestra peruanidad. Lejos de
casa, somos cada uno de nosotros ese "hermano ausente en la mesa pascual", que
cantó el inolvidable Abraham Valdelomar. Ese sitio vacío, hacia el cual nuestros seres
queridos tienden la mirada para musitar nuestros nombres.
Hoy, desde estas páginas, pretendemos, con modestia, no sólo pregonar una nostálgica
pertenencia a un suelo común: el Perú. Hoy, también queremos actuar. Alentarnos juntos.
Para decirlo con palabras de nuestro poeta Luis Hernández: ¡Adelante, mortales, llenemos
los corazones de sueños!
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