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Para quitar el óxido de la plancha, aplica un poco de mantequilla y después sal muy fina. Deja actuar y limpia con un paño grueso.
Echando un puñado de sal al agua en la que lavas los tejanos, evitarás que éstos se destiñan.
Cuando una comida se te ha quedado adherida al fondo de la cacerola, puedes eliminar los restos echando sal y dejándola reposar una o dos horas. Después limpia normalmente. La suciedad se quitará sin ningún esfuerzo.
Si quieres que tu vajilla brille como los chorros del oro, límpiala con detergente, pero añadiendo al agua sal gruesa y vinagre.
Si con el tiempo tus visillos han tomado un color pálido, déjalos pasar la noche en remojo con agua y sal. Recuperarán su colorido original.
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