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Los objetos de cobre te quedarán perfectos si los frotas con medio limón al que le hayas echado sal.
Las nueces viejas recuperan su sabor fresco si las escaldas con agua y sal. Con este sistema también conseguirás abrirlas fácilmente.
Si quieres que la verdura se conserve mejor, rocíala con un poco de sal.
Si añades una pizca de sal al café mientras lo estás moliendo, conseguirás mejorar notablemente su aroma.
Añade sal al agua y la harina de desleirá sin grumos.
Si guardas en sal el queso parmesano, se conserva durante meses.
Las tartas recubiertas con clara de huevo quedan más brillantes, pero aún más si añades a la clara una pizca de sal.
Para que los huevos no se rompan cuando los hierves, pon un puñado de sal en el agua.
Si espolvoreas con sal el aceite con el que vas a freír, conseguirás que éste no salpique.
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