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La cabaña, enclavada en pleno barrio norte, tenía características propias de la selva negra. Una estilo de construcción que los primeros inmigrantes alemanes que llegaron a este país, dejaron como muestra de su paso en distintas ciudades. Bariloche, Villa General Belgrano, La Cumbrecita , Villa Gesell. Leandro la había elegido por varias razones. La primera, tenía un gran hogar que dominaba con su presencia un bello living. La segunda era el bosque la circundaba y la tercera, que estaba cerca del museo. " Mi vida - solía decirse - se limita a cuatro viejos recuerdos. Como en el museo. Por eso, cada vez que lo recorro, siento que camino por dentro mío " . Ese invierno, más que ningún otro, tenía la necesidad de mirarse. " Quizás, de tanto y tanto mirarme, encuentre un camino. Que pase por el museo, pero que a su vez, me aleje de el " . Esa tarde, como tantas otras, Leandro salió a caminar por la playa. Lo hacía de norte a su, camino al muelle. Le gustaba pensar mientras lo hacía. Tarareaba alguna vieja canción, que era llevada por el viento vaya a saber hacia que remoto sitio. " Las voces siempre se encuentran en algún lugar - se decía -.Yo dentro mío tengo varias ... Algunas viejas conocidas, opacas y amargas. Y una desconocida... Que me habla del futuro . De un amor por venir ". Ese tema, le resultaba extraño. Con casi 50 años, la idea de recomenzar alguna relación le resultaba muy difícil de asumir. Estaba tan acostumbrado a convivir con sus recuerdos que ya se había acostumbrado a ellos. En la caminata, no se había cruzado con nadie hasta que llegó a la Playa de los Milagros. El sol, generoso , le calentaba la cara. Las gaviotas, curiosamente, seguían su paso. Decidió sentarse en las rocas que estaban justo frente a la rambla. De cara a la costanera, encendió un cigarrillo y como las volutas de humo, que lentamente se elevaban hacia el cielo, ya que en ese momento el viento de había detenido por completo, dejó que sus pensamientos también subieran y se dispersaran... " Pero estos, a diferencia del humo, siempre vuelven dentro mío " - pensó . Instintivamente, miró hacia la rambla, adentrada en la playa en ese sitio. Acodada en la baranda vio a una joven que le hacía un gesto que comprendió inmediatamente. Buscó en el bolsillo de la campera el encendedor y cuando se levantaba, ella estaba caminando hacia el. Se levantó y dio un par de pasos hacia su encuentro. Una bella mujer, que no tendría poco más de 20 años, con el cigarrillo en la mano, ya estaba junto a el. Le dio fuego y ,sin transición, la saludó. ¡ Hola ! Me llamo Leandro. Cuando se estrechaban la mano, ella dijo : " Soy Luciana , recién llegada a la villa invernal ..." . Leandro la invitó a sentarse... " Estas son mis piedras - le dijo - Y esta es La Playa de los Milagros. Hay muchas historias que dicen que cuando dos personas se buscan, se encuentran aquí...." ... " Lo sabía - dijo Luciana mientras se sentaba - por eso vine a la villa, y por eso llegué a esta playa " . Leandro se sorprendió. Reconoció, en ese preciso momento , en la voz de Luciana, su voz interior, esa que le hablaba del futuro. ¡ Que locura - pensó. Es solo una coincidencia... ". " ¿ Y a quién viniste a buscar Luciana ? - preguntó interesado. " No lo se - no tengo la menor idea .... Solo se que mis lágrimas ya se agotaron y ahora quiero ser feliz ... Y creo en los milagros .... En los milagros de esta playa " SIGUE
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