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Núm 29, II Época - Diciembre 2000 - Edita FE-JONS - La Falange |
Navidad...
y tú ¿qué celebras? Cartas a
Napoleón elite Una
mirada de Quebec a España César
Vidal Atentado
en Cantabria |
No es la causa QuebeÇois asunto que nos quite el sueño o que nos inspire especial antipatía. Es loable ver como usan la bandera francesa de la cruz argentea con las lises, pre-revolucionaria, igual que en Puerto Rico las Aspas rojas. Las viejas lealtades merecen respeto siempre. Tengo sólo un recuerdo infantil sobre Quebec, una novela de J. Verne, en la que los franceses son los buenos y los ingleses los malos. Hay que decir que el Marqués de Montcalm, general francés que perdió ante los más numerosos casacas rojas aquel país, no tenía la doblez con que se le retrata en El último Mohicano, entregando a la crueldad iroquesa o séneca a los soldados, civiles, y mujeres del fuerte Toconderoga. Más tarde, De Gaulle azoró a sus anfitriones canadienses, aliados sidecar y gratuitos en dos guerras contra Alemania, con un ¡Viva Quebec libre!. Ahora leo que los independentistas, aliados a Pujol, quien les tiene por su modelo, y que estuvieron a un pelo de mayoría en pasados plebiscitos, están bajando en votos. De 75 escaños en juego, de tener 54 pasaron a 44 en 1997 y ahora a 38. El asunto que nos debe interesar es el discurso fuertemente voluntaristas de los francófonos. Se consideran con derecho a convocar referendums, que si pierden, como ha ocurrido, sólo posponen lo que anhelan, pero , si ganan, será cosa decisión irreversible. Esta doble vara de medir es más honrosa, después de todo, que la de Arzalluz and cia., esté ya ha dicho que sólo convocaría para ganar, y antes debe “preparar el terreno”, limpieza étnica, terror, adoctrinamiento masivo... Los opuestos serán, “como los alemanes de Mallorca” dijo el fementido enemigo de España. (España ha tenido enemigos leales en cuanto tales, como Rizal, Martí o Aguinaldo, no es el caso). Otra irreductible cuestión es porqué tienen derecho de autodeterminación los francoquebequeses y no los angloquebequeses, y, sobre todo, las naciones indias que estaban allí antes que unos y otros. A estas tribus no se les puede negar la condición étnica de nación; el hecho diferencial sí que es cierto. De hecho, reparando en las diferencias culturales reales y profundas entre los grupos sociales de la Península, o sólo hay una Nación, la de Las Españas, o, antes no sólo de las llamadas constitucional e imbécilmente “nacionalidades históricas”, si no incluso de Portugal, antes que ellas irìan los derechos de autodeterminación de los gitanos, los alemanes de Mallorca, los emigrantes moros y los jubilados ingleses. Si atendemos a lo étnico, nadie más singularizado que los romaníes. Si a la antigüedad “nacional”, los herederos mogrebíes de Al-Ándalus, en cuanto tales, en Granada, la plaza de Sta. Ana en Magerit o Granada, son más antiguos que Don Pelayo... Por eso es innegociable en un referéndum por la autodeterminación, y si así se decidiese, no debería ser irreversible el resultado, por que equivaldría a conceder a una generación accidental soberanía no sólo sobre el pasado a destruir, si no sobre el futuro a conquistar. Y si se admite la reproducción de la autodeterminación, entonces, ¿cada cuanto?, ¿con qué límite?. Acaso, por ejemplo, los ciudadanos de Extremadura no podrían autodeterminarse y unirse a Luxemburgo ante una sustanciosa oferta de subida de pensiones?. Ante este desastre al que lleva el desarrollo consecuente de la “autodeterminación”, los falangistas elevamos un anhelo; el de Unidad. Unidad entre los hombres, las clases, las regiones, los países hispanos y proletarios. Y un juramento; el separatismo no sólo es un error, “es un crímen que no perdonaremos”. Otazu |