Núm 28, II Época  - Noviembre 2000 - Edita FE-JONS  -  La Falange  


Sin Estado de Derecho

  

Sin Estado de Derecho
Jesús López

Ratas en Sevilla                     

Miguel Ángel Loma

A vueltas con el agua
FE-JONS, Alicante

Déficit cero
Enrique Antiguedad

El Sistema se divierte
Manuel Parra Celaya

Premio Lluys Santa Marina
Ciudad de Cieza 2001

Un pintor falangista
José Mª Gª de Tuñón

Salarios y Aznar
Enrique Antigüedad

Atentado en Cantabria
Néstor Pérez

La deuda exterior
David Ferrer

Irreverencia danesa
José M. Cansino
 

Azul mahón
Emilio L. Sánchez
 

Un tribunal para Ramiro
El director
 

Julio Ruiz de Alda

Uno de los asesinos del coronel Muñoz Cariñano, Harriet Iragi Gurrutxaga, fue condenado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo en junio de 1997 a cinco años de prisión por atacar a una patrulla de la Ertzaintza. La Justicia española, supuesto garante del también supuesto Estado de Derecho, decidió no encarcelar a Gurrutxaga y ahora está detenido por su participación en el asesinato del médico militar. ¿Dónde estaba la condena?. 
La misma Justicia hará posible que pronto salgan a la calle los terroristas responsables de las muertes en el Hipercor de Barcelona. La misma Justicia, el mismo Estado de Derecho, descansa sobre un Tribunal Constitucional responsable de la excarcelación de la Mesa Nacional de HB. 
La cruenta contabilidad etarra nos recuerda que no existe el Estado de Derecho para cientos de miles de españoles; no existió para los muertos, no existió para sus familias, no existirá para la próxima víctima. ¿Qué Estado es este incapaz de proteger a sus ciudadanos?. ¿Qué escenario es este en que se pide a los españoles que se pinten las manos de blanco y guarden silencio, uno, diez ... quince minutos para luego marchar a casa lamentado lo no dicho, lo no gritado, lo no hecho?. 
Ahora, ayer es y fue el momento de gritar ¡basta ya!, pero ¡basta ya! de discursos vacíos, de largos minutos de silencio, de una sociedad silente a la que se convoca para guardar silencio; que los políticos que gobiernan cumplan lo que prometen con globos y confetis en las campañas electorales.

Jesús López Martín