¿EFICIENCIA
O EQUIDAD?
Gravar la educación privada atentaría
contra ambos objetivos
Por
Lic. Gabriel Leandro, M.B.A.
Economista
Un buen sistema tributario
busca tanto la eficiencia como la equidad. Si un sistema
tributario logra la misma recaudación que otro,
pero a un menor costo, el primero es más eficiente
que el segundo. Por otro lado, el sistema tributario
es equitativo si distribuye la carga tributaria en forma
equitativa en entre los distintos miembros de la población.
El problema es que generalmente al avanzar en el logro
de uno de los dos objetivos se retrocede en el logro
del otro. Este tipo de disyuntivas se presentan con
frecuencia a la hora de tomar decisiones de política
económica. El asunto consiste en valorar cuál
objetivo es prioritario para la sociedad.
El sistema tributario
costarricense ha sido caracterizado como poco equitativo.
Distintos estudios han mostrado que la carga tributaria
recae en forma similar sobre los sectores de bajos,
medios y altos ingresos (o sea es de carácter
neutral). Esto se debe a que en gran medida está
basado en impuestos indirectos, los cuales generan cerca
del 70% de la recaudación fiscal. En cuanto a
la eficiencia, se considera que en Costa Rica el sistema
tributario es muy complejo en su estructura y administración,
pues cuenta con muchos impuestos, diversos regímenes
de incentivos e impuestos con graves problemas de diseño.
En general ninguno de los dos objetivos mencionados
anteriormente se alcanza a plenitud.
Dentro de los planes
que se manejan en la Asamblea Legislativa actualmente
está el gravar la educación privada con
el impuesto al valor agregado, pero antes de tomar una
decisión de esta naturaleza sería conveniente
preguntarse qué tanto se alcanzan los objetivos
que el sistema tributario se plantea.
El impuesto al valor
agregado es un impuesto de carácter regresivo.
Este tipo de impuestos no contribuye a mejorar la distribución
de la carga tributaria entre la población. Para
eso se requieren impuestos directos. Más aun
cabe preguntarse, ¿quiénes son los usuarios
de la educación privada? Si bien es cierto que
la mayoría de las familias de altos ingresos
enviarán a sus hijos al sistema educativo privado,
también lo es que muchas familias de clase media
actúan de la misma manera, pertenecen a la clase
trabajadora, donde tanto el padre como la madre laboran
y por tanto necesitan los servicios que los kinders,
escuelas y colegios privados les proveen. Gran cantidad
de los estudiantes de las universidades privadas tienen
que trabajar para financiar sus estudios, y muchos lo
logran con sacrificio. Entonces, al aplicar el impuesto
al valor agregado, ¿quiénes se afectan
más, las personas de ingresos medios o de ingresos
altos? En conclusión, no se contribuye a lograr
una mayor equidad.
Pero tampoco se logra
la eficiencia. Aquellas personas que no puedan seguir
pagando la educación privada podrán recurrir
a la educación pública, en cuyo caso no
pagan el impuesto y más bien pasan a ser subsidiados
por el Estado, o bien algunos desertarán del
sistema educativo, no pagando el impuesto. Esto llevaría
a una baja recaudación fiscal, un incremento
del gasto público, un deterioro de las condiciones
de las familias, estudiantes y de las mismas instituciones
educativas privadas y públicas. En general una
pérdida de bienestar irrecuperable para la sociedad.
Esto sin hablar de los enormes beneficios sociales que
la educación provee a la sociedad a corto y largo
plazo.
En
materia de política económica, como se
dijo, normalmente no es posible alcanzar todos los objetivos
simultáneamente, pero vale la pena sacrificar
algunos con tal de lograr otros. ¿Qué
sentido tendría sacrificar unos objetivos para
tampoco lograr los otros?