El mercado cambiario
costarricense
Por
Lic. Gabriel Leandro, MBA
Economista
Hace muchos años,
el hombre llevaba a cabo sus transacciones por medio
del trueque, pero en la actualidad, prácticamente
en toda negociación que se efectúa, se
emplea dinero. Esto no representa ninguna dificultad
cuando los implicados son residentes de un mismo país,
pues éstos disponen de la misma unidad monetaria
y están dispuestos a aceptarla como medio de
pago como base de sus transacciones.
Sin embargo, ocurre
que cada país soberano tiene el derecho de tener
su propia moneda y ejercer control sobre ella. Entonces
¿qué sucede cuando, quienes realizan las
transacciones se encuentran en distintas naciones, en
las cuales existen distintas monedas?
Por ejemplo, un importador
costarricense que compra automóviles a una firma
de Estados Unidos, tendrá sus ingresos en colones
pero la empresa norteamericana requerirá que
los pagos le sean efectuados en dólares. Así,
el empresario nacional deberá adquirir la divisa
estadounidense para cumplir con sus compromisos; tendrá
entonces que recurrir al mercado cambiario, también
conocido como mercado de cambio extranjero o de divisas.
Es decir, el mercado
de divisas no es más que el mercado en el cual
se transan las distintas monedas extranjeras. Este mercado
está constituido por una gran cantidad de agentes
alrededor del mundo, quienes compran y venden monedas
de otras naciones, permitiendo así la realización
de cualquier transacción internacional.
Este mercado, como
afirma Riehl (1987), "no es una localización
geográfica" (p.491), más bien, está
compuesto por un conjunto de agentes, demandantes y
oferentes de divisas, quienes se hayan en distintos
sitios alrededor del mundo y que se comunican haciendo
uso del teléfono, de redes informáticas
o de otros medios tecnológicos. Según
Calvet (1995) se ha calculado que actualmente en este
mercado se negocian diariamente alrededor de US$900
mil millones, teniendo sus mayores centros en las ciudades
de Londres, Nueva York y Tokio.
El mercado de divisas
es un mecanismo que permite, de un modo impersonal y
eficiente, el poder adquirir divisas, facilitándose
con esto el comercio internacional, pues se transfiere
poder de compra de una moneda a otra, pudiendo así
los agentes de un país realizar ventas, compras
u otro tipo de negocios con los agentes de otra nación.
De ese modo, recurren
al mercado cambiario exportadores, importadores, turistas
nacionales en el exterior y foráneos en Costa
Rica, inversionistas y también personas que simplemente
desean hacer envíos de dinero a otra en el extranjero.
Funciones del
mercado cambiario
El mercado cambiario
juega un papel importante para el adecuado desenvolvimiento
de los agentes económicos en sus transacciones
internacionales, y, en general, para toda la economía.
En este sentido se
puede decir que su principal función es la de
ser un mecanismo a través del cual se puede adquirir
poder de compra en una moneda extranjera, es decir,
brinda la posibilidad de efectuar pagos denominados
en unidades monetarias de otras naciones. Es esta función
la que permite que, en un caso como el del importador
citado anteriormente, pueda éste adquirir mercancías
fabricadas en otro país y vendidas en otra moneda.
Puede notarse la importancia
de esta función del mercado cambiario dentro
de las relaciones económicas externas, pues como
dice Spencer (1976) en referencia a los mercados de
divisas: "Sin ellos el comercio internacional quedaría
limitado prácticamente al trueque" (p.584).
Además el mercado
cambiario cumple la función de reunir tanto a
demandantes como a oferentes de divisas, lo que les
permite a estos llevar a cabo sus negociaciones en una
forma rápida y eficiente.
Por otro lado, realiza
una función de crédito en el sentido de
que gran cantidad de las transacciones internacionales
se efectúan empleando las facilidades de crédito
que brinda el mercado cambiario. Esto es necesario debido
a que las mercancías requieren de cierto tiempo
para ser trasladadas de un país a otro, esa es
la razón por la que se ha creado una serie de
mecanismos como cartas de crédito, letras de
cambio, entre otros.
Estructura
y organización del mercado cambiario
Se tiene entonces
que en el mercado de divisas actúan una serie
de agentes, ahora bien, ¿quiénes son esos
agentes y qué papel desempeñan? La mayoría
de los autores coinciden en que éstos pueden
clasificarse como:
• Empresas
no financieras (exportadoras, importadoras, etc.)
o bien, turistas, inmigrantes, etc.,
• Bancos comerciales, y
• Bancos Centrales.
• Otros autores, como Chacholiades, agregan
a los corredores de cambio.
De ese modo, los empresarios,
turistas, etc. son los demandantes y oferentes finales
de divisas. Normalmente estos agentes no comercian entre
ellos, e incluso, no tienen contacto alguno, sino más
bien, lo que sucede es que éstos compran o venden
divisas, según sea el caso, a los bancos comerciales
prioritariamente. Estos últimos son en realidad
los principales agentes del mercado cambiario.
Así cada banco
comercial posee una cierta cantidad de divisas diferentes
para cambiar unas por otras. Además, los bancos
mantienen cuentas en otros, de diferentes naciones,
para poder llevar a cabo las transacciones de sus clientes.
De ese modo, en el
ejemplo antes citado del importador de automóviles,
este empresario no envía el dinero al proveedor
norteamericano, sino que hace un depósito en
un banco costarricense, o compra una letra bancaria
por el valor de la transacción, para que sea
éste último quien acredite el monto correspondiente,
a la cuenta del proveedor, en un banco estadounidense.
En realidad, en el comercio internacional es poco frecuente
el envío del dinero en efectivo, sino que generalmente
se emplean diferentes documentos sustitutos del dinero.
En este sentido los
bancos comerciales cumplen una importantísima
función al actuar como intermediarios entre oferentes
y demandantes de monedas extranjeras, sin embargo, se
puede dar el caso de que un banco acumule más
divisas de las que vende, o también que enfrente
una demanda superior a sus reservas. Es en ese momento
cuando los corredores de cambios toman un papel importante
en el mercado, pues los bancos no transan entre sí
directamente, sino que son los corredores los que están
en la capacidad de equilibrar estos desajustes y de
desempeñar un rol similar al de los bancos comerciales
con respecto a los demandantes y oferentes finales de
divisas.
Además, en el
mercado cambiario participan los bancos centrales. De
éstos depende, no sólo el tipo de cambio,
sino, también el régimen o sistema cambiario,
como un todo.
Tipos de cambio
Cuando se cambia una
moneda por otra se emplean un tipo o tasa de cambio,
que no es más que el precio de una moneda en
términos de otra unidad monetaria. Por ejemplo,
si se dice que el tipo de cambio del colón con
respecto al dólar es ¢191 por dólar,
esto quiere decir que el precio de un dólar en
Costa Rica es ¢191. Así, si se van a comprar
USUS$5 se deben entregar ¢955 (es decir 5x¢191).
También podría expresarse el tipo de cambio
del dólar con respecto al colón, lo que
sería el recíproco de la relación
anterior, es decir USUS$0.0052 por cada colón.
Sistemas cambiarios
Existen diversos modos
a través de los cuales los tipos de cambios se
fijan en una economía. Estos sistemas han ido
evolucionando con el tiempo y entre los más conocidos
están:
• el sistema
de tipo de cambio fijo,
• el sistema de tipo de cambio fijo ajustable,
• el sistema de tipo de cambio flexible o libre.
• Sistema
de tipo de cambio fijo
Un sistema de tipo
de cambio fijo es aquel en el cual el banco central
fija la tasa de cambio de acuerdo con sus políticas
y criterios. De ese modo la autoridad monetaria asume
el derecho de devaluar o revaluar la moneda, según
que el valor de ésta disminuya o aumente, respectivamente,
con respecto a un patrón que puede ser otra moneda
o, como se dió por mucho tiempo, con respecto
al oro. Este sistema estuvo en vigencia por muchos años,
en el transcurso de los cuales tomó distintas
formas.
Hasta antes de la primera
guerra mundial existía el denominado "patrón
oro", consistiendo éste en que se mantenía
el tipo de cambio fijo y los desajustes debían
saldarse con importaciones o exportaciones de oro. Los
billetes eran convertibles por oro, y los bancos centrales
debían así cambiar oro por moneda y moneda
por oro; además, debía haber plena libertad
para el comercio internacional del mencionado metal
precioso, lo que determinaba que la exportación
e importación de oro fuera libre.
Este sistema del patrón
oro tenía una serie de debilidades, entre las
más importantes estaba que generaba problemas
de inflación o deflación, pues las oscilaciones
en las cantidades de oro provocaban aumentos o disminuciones
sobre la oferta monetaria de los países. Además
contribuía a que se dieran fuertes variaciones
en los niveles de actividad económica. Luego
de la segunda guerra mundial los países adoptarían
un nuevo sistema, que es el del tipo de cambio ajustable.
• Sistema
de tipo de cambio fijo ajustable
En 1944 con la Conferencia
de Bretton Woods, se pretendió crear un sistema
monetario internacional que garantizara la estabilidad
de los tipos de cambio y la cooperación internacional.
Fue así como en esa ocasión se creó
el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en su convenio
constitutivo se establecía un sistema en el que
los países se obligaban a adoptar una paridad
con respecto al oro o al dólar de los Estados
Unidos.
En este sistema los
países debían declarar una paridad con
respecto al dólar o el oro, y defender ésta
a través de la venta o compra de dólares
u oro. Podían variar el tipo de cambio para corregir
desajustes, pero previamente debían contar con
la autorización del Fondo para llevar a cabo
esta medida, a la vez que el Fondo también se
comprometía a colaborar a través de créditos
para estabilizar el cambio de la moneda.
Con el paso del tiempo,
y sobre todo a partir de 1960, empezó a acentuarse
la crisis del sistema de Bretton Woods, pues las cantidades
de oro que mantenía Estados Unidos empezaron
a ser cada vez menores en relación con las obligaciones
adquiridas, a la vez que los desajustes de balanza de
pagos de éste país crecían año
a año. Esto provocó desconfianza en el
sistema y se generaron fuertes movimientos especulativos.
Las mismas autoridades
del Fondo se dieron cuenta de la necesidad de llevar
a cabo ciertas modificaciones tendientes a la estabilización
del sistema, y con ese objetivo se llevó a cabo
la Primera Enmienda del Convenio Constitutivo del Fondo
Monetario Internacional en julio de 1969, en la que
se contemplaba la creación de un nuevo activo
de reserva al que se denominó "Derechos
Especiales de Giro" (DEG), independiente y complementario
de la producción de oro y de la creación
de divisas.
A pesar de esto, no
se logró superar la desconfianza existente, y
fue en 1971 que se elimina la obligación a la
Reserva Federal Norteamericana de cambiar dólares
por oro, y así los países se dan a la
búsqueda de un nuevo sistema, y en la Segunda
Enmienda del Convenio Constitutivo del FMI se da libertad
a las naciones de elegir el régimen cambiario
de su conveniencia, tendiendo muchas de ellas a un tipo
de cambio libre.
• Sistema
de tipo de cambio flexible o libre
En un sistema de este
tipo la tasa de cambio varía en función
de la oferta y la demanda de divisas dentro del mercado
cambiario. El banco central no fija el tipo de cambio
ni interviene en ninguna manera, a la vez que tampoco
se fija ningun tipo de paridad.
En este sistema es
el libre juego del mercado, la acción de la oferta
y la demanda; la moneda flota y es esto lo que determina
la tasa de cambio que equilibra el mercado. Los desajustes
se corrigen a través de las apreciaciones o depreciaciones
del tipo de cambio.
Así, por ejemplo,
cuando por causas del mercado se requieren más
colones para adquirir un dólar, se dice que el
colón se deprecia en relación al dólar,
pero si, por el contrario, se necesitan menos colones
para comprar la divisa norteamericana, se dice que el
colón se aprecia con relación a ésta
moneda extranjera.
En
la práctica, los países desarrollan lo
que se llama un sistema de "flotación sucia",
que es en realidad un régimen en el que las monedas
flotan, pero de un modo no completamente libre, sino
que las autoridades monetarias se reservan el derecho
de intervenir cuando así lo consideren, básicamente
con el objetivo de mantener la estabilidad o de ajustar
desequilibrios. Sin embargo, los bancos centrales intervienen
el mercado a través de operaciones que modifiquen
las cantidades ofrecidas o demandadas de divisas, y
no fijando la paridad.
Aspectos del
mercado internacional de divisas
El mercado cambiario,
como se ha dicho hasta ahora, no se limita a un lugar
geográfico, es más bien un mercado internacional,
pues sus participantes se mantienen constantemente comunicados
a través de los medios que la tecnología
ha facilitado para estos casos.
Así, el mercado
de divisas tiene como principales centros a las ciudades
de Nueva York, Londres, Hong Kong, Tokio, entre otros,
y se mantiene activo las 24 horas del día. Los
agentes de éstos y todos los centros financieros
del mundo recurren a sofisticadas herramientas tecnológicas,
para mantenerse en comunicación constantemente.
Arbitraje
Este carácter
internacional del mercado cambiario permite que se dé
el llamado Arbitraje. Muchas veces se da que el precio
de una moneda, en términos de otra, es mayor
en un lugar que en otro, de modo tal que se podría
comprar ésta en donde es más barata y
vendarla donde es más cara, y obtener así
una ganancia. Eso es el arbitraje, que puede ser definido
como la "compra y venta simultánea de monedas
extranjeras en búsqueda de una ganancia"
(Chacholiades, 1992, p.298).
Existen dos posibilidades
para poder efectuar el arbitraje, la primera de ellas
es cuando los precios de las monedas son diferentes
de un centro a otro, y la segunda es cuando existen
tipos de cambio inconsistentes.
• Tipos
de arbitraje
Como ya se mencionó,
se pueden dar dos tipos de arbitraje, el arbitraje de
dos puntos y el de tres puntos. El arbitraje de dos
puntos consiste precisamente cuando las tasas de cambio
difieren en dos distintos centros de cambio. Por ejemplo,
si en Nueva York se tiene que se cambia USUS$1 por ¢190,
y en San José la tasa de cambio es de USUS$1
por ¢192, entonces el arbitraje consistiría
en comprar dólares en Nueva York, donde son más
baratos en términos de colones, para venderlos
en Costa Rica y ganarse ¢2 por cada dólar,
sin embargo pronto los precios tenderan a igualarse.
Por otro lado, el arbitraje
de tres puntos es aquel en el cual se dan tipos de cambio
inconsistentes, pues aunque prevalezcan los mismos precios
en todos los centros financieros se da lugar al arbitraje.
Si se diera, por ejemplo, que en tanto en San José
como en Nueva York se vende US$1 por ¢190, o US$1
por 2 marcos alemanes (DM), y el marco se vende por
¢100, entonces podría venderse US$1 por
2 marcos, para vender los 2 marcos por ¢100 colones
cada uno y tener ¢200, y poder comprar otra vez
el dólar original a ¢190 y haberse ganado
¢10.
El mercado
cambiario costarricense
A continuación
se describe brevemente la evolución que ha tenido
el sistema cambiario en Costa Rica desde antes de su
ingreso al Fondo Monetario Internacional hasta la actualidad.
La información siguiente ha contado como fuentes
principales a Picado (1993) y Peralta (1994).
Regímenes
cambiarios de Costa Rica
Aún desde mucho
antes del ingreso de Costa Rica al Fondo Monetario Internacional
ya se daba en el país una difícil situación
en la balanza comercial, la cual se complicó
en 1946 obligando a las autoridades a tomar medidas
tendientes a la estabilización de la economía,
y específicamente a tratar de reducir las presiones
sobre el mercado de divisas.
En esa época
estaba vigente el patrón oro, en el que los países
se comprometían a mantener una tasa de cambio
fija, y además se creó el FMI en 1945,
que entre sus objetivos tenía el velar por el
mantenimiento de la estabilidad cambiaria de las naciones
miembros, entre ellas Costa Rica.
En el período
en el que se mantuvo vigente este patrón, el
país tuvo una relativa estabilidad, pues si bien
el tipo de cambio no varió significativamente,
las autoridades si tuvieron que hacer esfuerzos por
sostener esa situación. Desde 1947 se recurrió
a los depósitos previos, al racionamiento de
divisas, recargos, entre otros controles, además
de que se mantenía un sistema de tipos de cambio
múltiples, de 1967 a 1969.
Se dieron varios momentos
difíciles, pero a través de diversas medidas,
tales como el otorgamiento de divisas sólo a
actividades indispensables (importación de medicinas,
petróleo, etc.), e incluso, modificaciones a
la Ley Orgánica del Banco Central, la situación
se mantenía con cierta estabilidad. Así,
la principal variación se dio en abril de 1974
cuando el tipo de cambio pasó de ¢6,65 a
¢8,54, y en 1979 el tipo de cambio era de ¢8,57
y ¢8,60 por dólar la compra y la venta,
respectivamente. Esto a pesar de las fuertes fluctuaciones
que se dieron en los mercados internacionales en esos
mismos años.
Sin embargo para mantener
esa tasa de cambio y poder garantizar la convertibilidad,
el Banco Central debió hacer frente a fuertes
pérdidas de sus reservas monetarias internacionales,
lo que originalmente se compensó con endeudamiento
externo y una serie de restricciones a la adquisición
de divisas, sobre todo a la importación de bienes
no indispensables.
Ante esta situación,
en 1980 se llevan a cabo cambios sustanciales en el
régimen cambiario del país, adoptándose
un sistema de flotación de la moneda, para que
fueran las fuerzas del mercado las que determinaran
el tipo de cambio. En este sentido Picado (1993) afirma
lo siguiente: "No cabe duda que la fluctuación
del tipo de cambio del colón respecto al dólar
de Estados Unidos a partir del 26 de diciembre de 1980
marcó el inicio de un cambio de gran importancia
en lo que hasta entonces había caracterizado
el régimen cambiario costarricense" (pág.14)
Se mantuvieron dos
tipos de cambio distintos, a saber:
• el tipo
de cambio oficial, el cual se mantuvo en ¢8,60
por dólar hasta el 10 de diciembre de 1981
cuando la Ley de Devaluación lo varió
a ¢20,00 por dólar, y
• el tipo de cambio libre, que era el fijado
por el mercado y con respecto a éste se llevaban
a cabo la mayoría de las transacciones, pues
el mismo Banco Central fijaba qué porcentaje
y qué actividades emplearían uno u otro
tipo de cambio.
• Luego apareció también el tipo
de cambio interbancario, pero después se unificó
con el tipo de cambio libre.
En este período
el país vivió una fuerte crisis la que
se caracterizó por la inflación y la devaluación,
esto como consecuencia de una serie de factores, muchos
de ellos externos. Se dieron serios problemas de balanza
de pagos, los precios del petróleo subieron significativamente,
a la vez que los del café cayeron, se rompieron
relaciones con el Fondo Monetario y con algunos acreedores
internacionales, entre las principales causas de la
difícil situación vivida.
En 1982 se efectuaron
algunas reformas a la Ley Orgánica del Banco
Central, de las cuales tal vez la más importante
fue el restringir las negociaciones de dólares
al órgano emisor y a los bancos comerciales así
como a las entidades que él autorizaba. Esta
disposición produjo la desaparición de
las casas de cambio y además castigaba severamente
a quienes negociaran dólares sin autorización.
Luego de haber puesto
en práctica las disposiciones mencionadas anteriormente
y algunas otras, se puede decir que hubo un mejor ambiente
dentro del mercado cambiario nacional.
• Sistema
de minidevaluaciones
Luego de toda la situación
vivida en los años anteriores, el gobierno llevó
a cabo un programa de estabilización monetaria
junto con un Convenio de Stand-by con el Fondo Monetario
Internacion, a través del cual se pretendía
controlar el endeudamiento externo, el gasto público
y las reservas monetarias internacionales netas, a la
vez que taÐámbién se reunificaba el
tipo de cambio, quedando vigentes sólamente el
tipo oficial de ¢20,00 y ¢20,30 para la compra
y venta, respectivamente, y el que se denominó
"libre interbancario", según el cual
se llevaban a cabo la mayoría de las transacciones.
Ya a partir de 1984
el Banco Central adopta una nueva política cambiaria,
que era la de las "mini-devaluaciones". Esta
consistía en llevar a cabo pequeñas devaluaciones
de la moneda con respecto al dólar con el objetivo
de ajustar el tipo de cambio a las diferentes situaciones.
En este sentido se tomaban en cuenta, principalmente,
aspectos como los siguientes:
• Diferencia
entre la inflación externa y la interna,
• Competitividad de las exportaciones nacionales
en el mercado externo, a la vez que esto significaba
un estímulo a la exportación,
• Comportamiento de la cuenta de capitales,
• Resultados de la balanza de pagos,
• Racionalización del uso de divisas,
• Demanda y oferta de divisas en el mercado
cambiario nacional.
Se pretendía
así mantener el tipo de cambio de acuerdo con
su efectiva paridad, con la idea de que se ajustara
a las condiciones de la economía. Este mecanismo
tenía la ventaja de que permitía a los
agentes tomar sus decisiones con más facilidad,
pero también el inconveniente de que las devaluaciones
efectuadas se llevaban a cabo según el criterio
del Banco Central, pudiendo de ese modo no reflejarse
las verdaderas condiciones de mercado y de la economía
en general.
• Sistema
de flotación sucia
A partir de marzo
de 1992 el Banco Central decide poner en práctica
el sistema de flotación de la moneda, ésto
como parte de todo un proceso de modernización,
para que de este modo sean las fuerzas de la oferta
y la demanda mismas, las que determinen el verdadero
tipo de cambio de equilibrio que debe imperar en la
economía (con relación a este tema se
recomienda consultar: Guardia, 1993; Di Luca, 1994).
Con esta liberalización
cambiaria surgieron en el mercado ciertas dudas, pues
se crearon una serie de expectivas con respecto al comportamiento
que habría de tener el tipo de cambio, y efectivamente
esta variable experimentó fuertes fluctuaciones
en los días siguientes a la liberalización.
Así, por ejemplo, el 20 de marzo de 1992 se experimentó
una fuerte baja de ¢0.82, junto con otra serie
de disminuciones que se dieron durante ese período
en el cual la moneda tendió a revaluarse.
Para muchos esto se
dio porque el colón había sido devaluado
más de lo necesario, y se dijo que ese era el
modo a través del cual el mismo mercado estaba
fijando la verdadera paridad de la moneda con respecto
al dólar norteamericano. Esto causó una
situación de incertidumbre en la economía,
pues hubo, incluso, personas que temían que se
experimentara algo similar a lo vivido a principios
de la década de los 80's. Además ciertos
sectores, como los exportadores, se sintieron amenazados
en esa ocasión, pues la revaluación los
perjudicaba.
Después de que
la revaluación llegara a ser cercana al 12%,
poco a poco, el tipo de cambio tendió a estabilizarse
y luego la moneda empezó a depreciarse, pues
ya para junio del citado año el dólar
tendía al alza, a pesar de que algunos aseguraban
que el colón estaba sobrevaluado.
A pesar de todo hubo
factores que ayudaron a un mejor desenvolvimiento de
este sistema, según cita Zúñiga
(1994), tales como el manejo de la política fiscal
y monetaria, el crecimiento de la actividad turística,
la depreciación del tipo de cambio real, una
importante acumulación de reservas por parte
del Banco Central y la diferencia entre las tasas de
interés internas y externas, que junto con otras
políticas generaron una importante entrada de
capitales al país.
Dentro del régimen
de flotación sucia tenemos entonces que ya no
es el Banco Central quien determina el tipo de cambio,
sino que será el mercado el que determine la
tasa de equilibrio. El ente emisor se limitará
simplemente a intervenir cuando haya fuertes fluctuaciones
en el corto plazo, sobre todo si son debidas a la especulación.
Este régimen
cambiario se propuso llevar a cabo cambios fundamentales,
pues hubo reformas al reglamento que estaba vigente,
y otras de tipo legal.
Las reformas que afectaron
al Reglamento para las Operaciones Cambiarias consistieron
básicamente en la descentralización de
la compra y venta de dólares para transacciones
corrientes en el Banco Central, a la vez que se eliminaban
las restricciones al capital. Esto trae como consecuencia
que el llamado "mercado negro" prácticamente
se fusione con el mercado libre, el cual permite que
cualquier persona pueda adquirir o vender divisas al
precio al que se coticen en el mercado cambiario.
Y en segundo lugar,
se dan una serie de reformas de índole legal.
Este nuevo régimen incluye ciertos cambios en
el sentido de garantizar la libre convertibilidad de
monedas para toda persona y en igualdad de condiciones
para todas ellas, es decir, ya no será solo para
el Sistema Bancario Nacional, sino también todas
las demás entidades financieras quienes tendrán
derecho a esta libre convertibilidad. Además
cualquier persona podrá negociar divisas, para
fines lícitos, sin incurrir en delito alguno,
a la vez que exista plena libertad de contratar en monedas
extranjeras. Por otro lado se elimina la paridad oro
del colón y ya no será necesario acudir
a la Asamblea Legislativa para fijar el tipo de cambio
oficial, pues el mismo Banco Central podrá hacerlo,
o bien podría tomar el precio que el mercado
determine.
Adicionales a las citadas
reformas, también se tomaron ciertas medidas
tendientes, básicamente, a buscar una mayor participación
por parte del sector bancario, al dárseles libertad
en la toma de riesgos, y en la posibilidad de captar
y poder efectuar préstamos en moneda extranjera.
Si bien dentro de este
sistema el Banco Central no es el encargado de fijar
el tipo de cambio, esto no quiere decir que no vaya
a cumplir un papel fundamental dentro del funcionamiento
del mercado cambiario, pues sí interviene, pero
de un modo distinto a como lo hacía en el régimen
anterior.
Ahora las intervenciones
del organismo rector de la economía serán
diferentes, pues en este sentido se limitará
a regular el funcionamiento del mercado y actuará
comprando o vendiendo dólares en situaciones
en las que se den fluctuaciones fuertes o especulativas,
o bien podrá aumentar o reducir la oferta y la
demanda de colones, según lo considere conveniente.
Con respecto a las
regulaciones, podrán participar en el mercado
las entidades que la ley, el reglamento y el mismo Banco
Central autoricen. Según el reglamento, los bancos,
tanto públicos como privados, y los entes financieros
no bancarios, regulados por la Auditoría General
de Entidades Financieras (AGEF) podrán tomar
parte activa dentro del mercado cambiario. Además,
la Junta Directiva del Banco Central autorizó
otras entidades como puestos de bolsa y casas de cambio.
En este sentido, tanto
el Banco Central, como la AGEF y la CNV tenían
la obligación de velar, no solo por una mayor
participación, sino también de fiscalizar
y supervisar a las entidades participantes, con el objeto
de garantizar la seguridad, estabilidad y solvencia
del mercado y los agentes que en él participen.
• Régimen
actual
Según la Ley
Orgánica del Banco Central aprobada a fines de
1995, la determinación del régimen cambiario
corresponde a la Junta Directiva del ente emisor, y
se da margen tanto para que el tipo de cambio sea determinado
por el mismo banco o bien para que sea el mercado quien
lo determine, dejando abierta la posibilidad de que
el Banco Central participe o no, según lo dicen
los artículos 28 y 85 de la mencionada ley.
En este sentido, y
desde hace algún tiempo, el Banco Central ha
readoptado la política de minidevaluaciones,
devaluando la moneda diariamente según su criterio
acerca de la evolución del mercado y los disitintos
factores que inciden sobre él, y además
se conceden más libertades para la tenencia de
divisas que en la ley anterior, y se garantiza la libre
conversión de monedas (artículo 82). Actualmente
se deprecia el colón con respecto al dólar
entre 10 y 14 céntimos diarios.
Se establecen regulaciones
en cuanto a qué entes y de qué modo se
pueden negociar divisas en el mercado cambiario, según
queda definido en el artículo 86 de la Ley Orgánica.
Las represiones y sanciones para quienes incumplen con
las distintas disposiciones se encuentran en los artículos
92 y 93 de dicha ley, respectivamente.
Mercado Organizado
de Negociación Electrónica de Divisas
(MONED)
Hace algún tiempo
el MONED fue diseñado por la Bolsa Nacional de
Valores y es en realidad un mercado que se da a través
de sistemas de cómputo enlazados entre si vía
modem. De ese modo, cada usuario de este mecanismo puede
tener en su monitor información sobre oferta
y demanda de divisas, además de otros datos,
y puede negociar empleando este sistema.
MONED muestra los montos
de las ofertas y demandas de divisas en determinado
momento y sus precios, sin mostrar las entidades implicadas,
permitiendo a los participantes transar desde su terminal
y de un modo completamente impersonal. Se da información
sobre las operaciones efectuadas durante el día
y estadísticas relativas a éstas, como
lo son precio promedio, última operación
realizada, etc.
Así cada entidad
participante en el MONED puede ofrecer o bien adquirir
divisas al precio que mejor le convenga, pues en este
mecanismo los precios son fijados por oferta y demanda.
Este
es un mecanismo bastante eficiente y para emplearlo
se requiere simplemente la autorización del Banco
Central, equipo de cómputo adecuado, una línea
telefónica exclusiva para este fin y mantener
cuentas corrientes tanto en colones como dólares
en el Banco Central. Además se debe pagar una
cuota de afiliación y una comisión del
0.05% a la Bolsa Nacional de Valores por cada transacción
efectuada, pagadera en colones.