Su martirio es como un
eco de la muerte de Cristo, pues es fruto de 40 libras milanesas. Era el 6 de
abril de 1.252. Regresaba de Milán a su Convento de Como, donde era Prior.
Cerca de la aldea de Barsalina recibe dos golpes de hacha en la cabeza, comienza
a recitar en voz alta el credo, las fuerzas la faltan y mojando un dedo en su
sangre escribe en el suelo "CREO".
El Credo en la síntesis
de su vida, de su abnegada entrega, de una fidelidad emocionante a Cristo
Crucificado a quien imita y ama. Tenía 46 años. Su cuerpo es trasladado al
convento de Milán. El 25 de marzo del año siguiente, 1.253, Inocencio IV le
canoniza. Es el protomártir de la Orden Dominicana.
San Pedro de Verona
es ejemplo de fidelidad y de amor a Cristo y a los hombres.