El Templario que
busca la milicia de FASTA no es ni el Templario medieval que se paseaba con la
espada y armadura por toda Europa, ni tampoco el Templario ideal y perfecto que
solo puede existir en nuestra imaginación, por que ninguno de los dos existen.
Uno por que vivió en la antigüedad, el otro por que es solo una idea sin más
ni más. Por el contrario el Templario que buscamos es el Templario posible de
realizarse hoy en nuestros tiempos. Se trata del joven que armónicamente
conjugue el ser mitad monje mitad soldado a la manera que FASTA lo requiera.
El Templario que la
milicia de FASTA quiere es un joven adolescente que haciendo del Ideario y
Estilo de FASTA convicciones propias, va definiendo su personalidad a través
de actitudes concretas guiadas por un elevado Ideal de amor a Dios, la Iglesia y
la Patria
Se trata de un
joven signado por el nombre de Templario. Nombre que incluye a Dios como la
Verdad Suprema y el Primero en la vida. Nombre que viene de Templo, lugar donde
habita Dios, y significa Guardián del Templo y custodio de las cosas
sagradas. Un Templario sin Dios no existe, no tiene más razón de ser, es como
un Templo profanado.
Este joven llamado
Templario es el que tendrá que asumir actitudes concretas que le permitan ser
Guardián del Templo y lo vayan distinguiendo del mundo. Por que he aquí que el
Templario que debe rendir honores a las cosas celestiales y eternas del Templo,
no a las cosas cambiantes y terrenas del mundo.
Y eso lo tendrá
que lograr con actitudes concretas. Entonces se irá distanciando del
mundo que solo propone placer y bienestar, del mundo que esclaviza en el
movimiento de la moda, de los boliches de los programas de TV., acomodando en la
facilidad y confort y arrastrando al placer desordenado que propone la oferta de
la tranza en el negocio del trueque hedonista. ¿Pero como lo hará? ¿Cómo
podrá quedarse inmutable en el medio del huracán mientras todo se mueva
alrededor? ¿Cómo podrá conseguir la dureza necesaria que contraste con la
blandeza de este mundo?
Lo hará con
templanza. Lo hará con la Templanza. Virtud que lo afirmará en su señorío.
Virtud que concede el verdadero equilibrio de las pasiones y que soporta
cualquier ataque que pueda hacer el enemigo de este mundo. La templanza no se
deja arrastrar y esclavizar, por el contrario, resiste los ataques y se afirma
en la verdadera dureza de las convicciones. Así como al clavo que se calienta
al rojo vivo en el fuego, luego se lo sumerge en el agua para endurecerlo y
templarlo de modo que resista los golpes del martillo, también el
Templario necesita
la templanza para poder resistir el placer desordenado de este mundo y hacerse
un hombre templado.
Pero la templanza
no lo es todo, también tendrá que asumir actitudes concretas de compromiso.
Actitudes que lo desafíen, que lo exijan, que le permitan superarse, conocerse
y reconocerse como Templario. Solo así podrá intuir lo que podrá llegar a
ser. Este Templario deberá tener en su conciencia, signado a fuego, la
convicción de que está llamado a los grandes ideales. Ideales que reclamarán
de el grandes y heroicos gestos. Deberá ahondar en el misterio de ser
Templario, debe cernirse en lo profundo y navegar mar adentro. ¿De lo
sacramental? Con la Santa Misa, la comunión diaria , la oración... ¿Desde lo
habitual? Con virtudes concretas que lo perfeccionen especialmente las propias,
templanza, virilidad y fortaleza. ¿Desde las responsabilidades asumidas? Con el
cumplimiento de los deberes de Estado: como jefe, como hijo, como alumno...
También tendrá
que asumir actitudes de renuncia a todo lo que el mundo le proponga para
despojarlo de Dios e intentarlo profanar como Templario. Entonces tendrá que
renunciar a muchas cosas que ama y que son parte de su vida cotidiana.
Así el Templario
podrá formarse para levantar sus propios horizontes, siempre arriba, siempre más
alto. Nacerá de él el hermoso amor a lo heroico y lo difícil surgirá de él,
el desafió de superación de si mismo. Entonces se lo llamara Templario, su
saludo será el “A tus ordenes”, sus respuestas “Con estilo y con honor”
y su camino“Por la Patria hasta Dios”
La tarea no será
sencilla, pero todo se hará marchando a paso fuerte y cantando la sobria música
de nuestras marchas. ¡Que Cristo y la Virgen nos acompañen en la cabecera! ¡Que
nuestras banderas y estandartes flameen en lo alto! Asumir este desafió es ya
comenzar a marchar. ¡Que el sol y los vientos vean que nuestra hermosa Milicia
está Marchando!