Historia de los Imperios: Antiguos y Modernos
Analasis de la Poblacion
Analisis de la Economia
Analisis de la Historia
Analisis de la Geografia

/. . .
Estados Unidos Rusia Espania Europa





Rumania Rusia Mexico Canada Eurasia
Austria Estados Unidos Brasil Argentina Francia
Hungria Italia Iran Irak Inglaterra
Gales Europa America Oceania Gales
Asia China Hungria Austria Alemania
Africa Japon Rusia Eurasia Argentina


Inglaterra. Italia RomaEspania



Francia Austria Europa. Eurasia
InglaterraItaliaRomaEspaniaFrancia

Historia de los Imperios: Antiguos y Modernos: Brasil





Brasil Estado de América del Sur; 8.511.819 km2, 146.917.459 hab.

Cap. Brasília. Limita con todos los Estados del continente

suramericano, excepto con Ecuador y Chile: al N con Colombia,

Venezuela y las Guayanas; al O con Perú y Bolivia; al S con Paraguay;

y al SE con Argentina y Uruguay. Al N y E, sus costas (7.400 km de

long.) están bañadas por el océano Atlántico.



• GEOGRAFÍA. Geografía física. Brasil, que ocupa casi la mitad de

Sudamérica (47 %), es el primer Estado en extensión de América Latina

y el quinto del mundo (sólo superado por Rusia, Canadá, China y EE

UU). El relieve brasileño no comprende tramo alguno de los Andes,

como tampoco ningún otro relieve de gran altitud: así, su cumbre más

alta, el pico de Bandeira (sierra de Mantiqueira), tan sólo alcanza

los 2.890 m. Con un paisaje integrado fundamentalmente por llanuras y

mesetas, Brasil se divide en dos grandes unidades: al N, la extensa

cuenca fluvial del Amazonas, la mayor del mundo (7.050.000 km2), que

capta las aguas de los Andes, avena el macizo de las Guayanas y la

meseta Brasileña, a través de más de 1.000 afluentes (Madeira,

Japurá, Purus, Ucayali, Tapajós, Xingu, río Negro, río Branco) y se

halla dominada por una selva tropical hoy en proceso de deforestación

; y al S, el macizo Brasileño, formado por un conjunto de mesetas

(las chapadas del Mato Grosso, Goiás) que descienden gradualmente

hacia la cuenca del Paraná, si bien también posee algunos escarpes

montañosos junto al estrecho litoral (sierras de Mantiqueira y

Espinhaço). Además del sistema del Amazonas (el principal río

americano, con 6.280 km de long. desde el Ucayali) destacan los ríos

San Francisco, Paraná y Tocantins (con su afl., el Araguaia). El

clima del país es tropical, húmedo en la región litoral y más seco

hacia el interior, en particular hacia el NE, donde prolifera la

caatinga, maleza típica compuesta de espinas.



• Geografía humana. Brasil ocupa, en la actualidad, el quinto lugar

en el mundo por número de habitantes, por detrás de China, la India,

EE UU, Indonesia y Rusia. Aunque mantiene un notable crecimiento

demográfico (1,9 %), su ritmo ha tenido una tendencia decreciente en

las últimas décadas. La población se distribuye de manera desigual: a

las concentraciones del litoral (un 90 % de los habitantes del país

se concentra en los estados atlánticos) se contrapone la escasa

ocupación de las zonas del interior (menos de 1 hab./km2 en la

Amazonia occidental). El área de 899mayor concentración humana es el

sudeste del país (triángulo Belo Horizonte-Río de Janeiro-São Paulo),

con una densidad media de unos 70 hab./km2 y con la máxima

interestatal (293) en el estado de Río de Janeiro; asimismo, es el

área que presenta un mayor índice de urbanización y de inmigración

(procedente de un nordeste deprimido), en un país que en las últimas

décadas ha visto cómo se incrementaba rápidamente su población urbana

(del 56 % en 1970 al 76,9 % actual). Destacan las grandes

aglomeraciones de São Paulo (9.626.880 hab.) y Río de Janeiro

(5.473.346), seguidas de ciudades tan populosas como Belo Horizonte y

Salvador (con más de 2.000.000 de hab.), Porto Alegre, Recife,

Fortaleza, Belém y Manaus, junto a otras de reciente expansión (la

cap., Brasília, o Nova Iguaçu), que superan, en algún caso

ampliamente, el millón de habitantes.



• Geografía económica. Pese a lo ilimitado de su potencial y aunque

se trate de la décima economía del mundo, Brasil continúa siendo un

país en vías de desarrollo. Diversas circunstancias explican este

hecho: la extrema pobreza de una parte del territorio (opulencia de

Río de Janeiro y acentuada miseria del NE), que refleja la gran

desigualdad existente en la distribución de la renta; el predominio

del latifundismo agrario (las explotaciones de más de 1.000 ha, que

suponen menos del 1 % de las propiedades, se reparten un 40 % de la

superf. cultivada), con lo que representa de grave obstáculo para la

reforma del campo; y por último, un factor fundamental: los intereses

comerciales y financieros de las grandes multinacionales (el

neocolonialismo norteamericano, alemán y japonés), que continúan

dominando de hecho la estructura económica brasileña. La actividad

industrial, que conoció su auge entre 1967 y 1974 (el llamado

«milagro económico») aparece hoy bastante diversificada (ind. química

, alimentaria, siderometalúrgica, de material de transporte, textil,

electrónica, del cemento, calzado, la madera, plásticos y

construcción naval) y ha sufrido en los últimos años tanto la intensa

penetración del capital foráneo como la fuerte intervención estatal

(Petrobrás); se concentra en la costa SE, el área más desarrollada de

Brasil, entre Río de Janeiro y la metrópoli económica de São Paulo

(que por sí sola genera las 4/5 partes de la producción industrial

del país). Su notable siderurgia (novena producción mundial de acero,

con 23,9 Mt) aprovecha la existencia de importantes yacimientos de

hierro (Minas Gerais), del que Brasil es el primer productor mundial,

con 103 Mt. Otras producciones, que figuran asimismo entre las

primeras del mundo, son las de estaño, manganeso, oro (serra Pelada),

bauxita (río Trombetas), níquel (serra dos Carajás) y aluminio. En

cambio, sus recursos energéticos son aún insuficientes: carbón (Santa

Catarina; centrales hidroeléctricas en los ríos San Francisco, Paraná

-Itaipú- y Tocantins -Tucuruí-; gas natural y petróleo, con refino,

en Bahía). En el sector agropecuario (que todavía ocupa a un 26 % de

la población activa) coexisten los cultivos de subsistencia (maíz,

trigo, arroz) con los de carácter comercial, de gran tradición y cuya

producción se orienta al mercado exterior: primer productor mundial

de café (1.298.000 t); segundo de cacao (343.000 t); tercero de

azúcar; junto a otras de más reciente expansión (naranjas, soja);

cuenta, además, con una de las mayores cabañas bovina (153 millones

de cabezas), ovina (19,5) y porcina (33) del mundo. Su balanza

comercial es positiva (21.010 millones de dólares por importaciones

frente a 31.622 millones por exportaciones, en 1991): logra equilibrar

su déficit energético (petróleo y derivados son su primera

importación) con la venta de productos propios de un país en franco

desarrollo (acero, automóviles, armamento, maquinaria), que se unen a

las ventas ya tradicionales (café, cacao, hierro, manganeso), hacia

un amplio mercado: EE UU (23 %), UE (29 %) y América Latina (11 %).

Pero, con la mayor deuda externa del mundo (121.110 millones de

dólares en 1992) y unos niveles de hiperinflación (1.000 % en 1988;

731,3 % en 1992) y de estancamiento (crecimiento del -0,7 % en el PIB

de 1992) evidentes, la fragilidad de la economía brasileña gravita,

cada vez más, sobre una población hacinada en irracionales urbes

millonarias. La Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro

(junio de 1992), puede convertirse en una válvula de oxígeno para la

economía brasileña, si prosperan las iniciativas de apoyo financiero

procedentes del exterior.



• HIST. Descubrimiento y colonización. En 1500, Pedro Álvarez Cabral

avistó las costas de Brasil, que llamó Vera Cruz, cuya colonización

el Tratado de Tordesillas (1494) concedía a Portugal. Las tierras que

encontraron los portugueses estaban habitadas por indios nómadas o

seminómadas (tupí-guaraníes), no muy numerosos. Esto, sumado a la

mayor rentabilidad del tráfico con las Indias Orientales, retrasó la

colonización oficial, que se inició en 1530 con la expedición de

Martim Afonso de Souza, quien fundó en 1532 una villa en la isla de

San Vicente (Santos) y otra en Piratininga (São Paulo) en el

continente. Ese mismo año, el rey Juan III dividió el territorio en

doce capitanías, verdaderos feudos, que entregó a los donatários,

quienes organizaron la explotación de los indios -que luego serían

sustituidos por esclavos africanos- en los latifundios cañeros. En

1548, Juan III transfirió el poder de los donatários a un Gobierno

general del Brasil, a cuyo frente puso a Tomé de Souza, quien fundó

Salvador (Bahía), que sería la capital hasta 1763. En los años

siguientes, Brasil se convirtió en el mayor productor mundial de

azúcar. El gobernador Mem de Sá expulsó a los franceses establecidos

en Francia Antártica (1560-1567), y su sobrino Estacio de Sá fundó el

fuerte de São Sebastião do Rio de Janeiro (1565). Tras la unificación

de España y Portugal (1580-1640), se nombró un virrey y se instituyó

un Conselho de India (1604). Con las guerras de la nueva metrópoli se

produjeron invasiones de franceses (1594-1615) y de holandeses, que

ocuparon Bahía (1624-1625) y Pernambuco (Recife) (1630-1654), de

donde fueron expulsados por los colonos portugueses. La colonización

estuvo limitada al litoral atlántico hasta mediados del s. XVII. La

penetración en el interior, en el sertão, fue iniciada por los

bandeirantes, cazadores de esclavos y luego buscadores de oro y

piedras preciosas, y por misioneros jesuitas. Las conquistas de los

bandeirantes en la Amazonia y el Mato Grosso fueron reconocidas en

1777 por el Tratado de San Ildefonso. Tras el descubrimiento de oro

en Minas Gerais (1695), Mato Grosso (1718) y Goiás (1725), el peso

económico y político se desplazó al S. Mientras tanto, el marqués de

Pombal introducía reformas en Portugal que afectarían la vida

administrativa, social y religiosa de la colonia: en 1759 expulsó a

los jesuitas, en 1763 trasladó la capital a Río de Janeiro, en 1775

abolió el régimen de esclavitud de los indios. La independencia. La

conjuración minera de 1789 en Minas Gerais se convirtió, bajo la

influencia de Tiradentes, en el primer intento independentista.

Cuando Napoleón invadió Portugal (1807), el príncipe regente, el

futuro Juan VI, estableció la capital del Imperio en Río de Janeiro

(1808). En los trece años que la corte residió en Brasil se iniciaron

numerosas reformas: construcción de carreteras, mejoras de los

puertos, fomento de la inmigración, afluencia de capitales

extranjeros. Tras la muerte de la reina María I, el regente fue

coronado como Juan VI (1816). En 1817 se proclamó la República

Pernambucana, que fue sofocada, pero en 1821 se inició otro

movimiento en Pará y Juan VI tuvo que prometer una futura

Constitución. En 1821 nombró regente a su hijo Pedro y regresó a

Lisboa. Para evitar que se repitiera el proceso de las colonias

españolas, Pedro apoyó la independencia, que fue proclamada el 7 de

septiembre de 1822. Al mes siguiente, Pedro I fue coronado emperador

del Brasil. EE UU reconoció el nuevo Estado en 1824 y al año

siguiente lo hizo Portugal. El Imperio (1822-1889). En 1824 se aprobó

una Constitución, que regiría hasta el fin del Imperio, basada en el

principio de los tres poderes. La insurrección de la Provincia

Cisplatina (Uruguay) provocó la guerra con Buenos Aires (1825-1828).

En 1826 estalló una crisis cuando Pedro I quiso regresar a Portugal

para suceder a Juan VI: Brasil quería ser gobernado desde Río de

Janeiro y no desde Lisboa. En 1831, Pedro I abdicó dejando el trono a

su hijo, Pedro II, de cinco años. El período de la regencia (1831-

1840) fue una década de revueltas republicanas y guerra civil; en

1834 se aprobó una Constitución, de carácter federal. Pedro II fue

coronado emperador en 1840, después de que el Congreso acordara su

mayoría de edad. Aparte de la intervención en la guerra del Paraguay,

durante el largo reinado de Pedro II, Brasil vivió una era de paz y

progreso aunque envenenada por el problema de la esclavitud, que se

arrastró hasta 1888. Al año siguiente, tras un golpe de estado, Pedro

II abdicó. Los Estados Unidos de Brasil. Con el apoyo de militares y

plantadores de café, el 15 de noviembre de 1889 se estableció una

república similar a la norteamericana. El Congreso eligió presidente

al mariscal Deodoro da Fonseca, quien renunció poco después. Su

sucesor, el mariscal Floriano Peixoto (1891-1894), restableció el

orden y traspasó el mando al paulista Prudente de Morais (1894-1898),

primer presidente de la oligarquía del café. Durante su mandato

estalló la rebelión campesina en el sertão de Bahía. Bajo la era de

los «presidentes del café», el centro económico y político se

desplazó de los estados cañeros del NE a los cafeteros del SE. Fue un

período de modernización y prosperidad que se cerró con la caída de

los precios del café y del caucho. La reacción contra el poder de la

oligarquía paulista comenzó con la rebelión de los tenentes (1924-

1926) y se concretó con el golpe de estado de 1930 que destituyó al

presidente Pereira de Souza e impuso a Getúlio Vargas, quien

protagonizó la política brasileña hasta 1954. Suspendió la

Constitución e implantó un régimen de tipo totalitario. La nueva

Constitución, aprobada en 1934, le otorgó poderes dictatoriales.

Tras el fracaso de la revuelta de la Alianza Nacional Libertadora

(1935), que nombró presidente al comunista Luis Carlos Prestes,

Vargas disolvió el Parlamento y los partidos políticos. En 1942

Brasil participó junto a los aliados en la II Guerra Mundial, con un

cuerpo expedicionario de 25.000 hombres. Vargas fue destituido por un

grupo de generales en 1945, pero fue reelecto por amplia mayoría en

1951; se suicidó en 1954 presionado por los militares. En 1955 fue

elegido presidente J. Kubitschek. Considerado el heredero político de

Vargas, emprendió un ambicioso programa de desarrollo de la

infraestructura industrial y de la producción de acero, carbón y

petróleo. Construyó Brasília, declarada capital el 21 de abril de

1960. Al término de su mandato fue sucedido por el gobernador de São

Paulo, Janio Quadros, quien dimitió en 1961. La sucesión

constitucional por el vicepresidente João Goulart, mirado con recelo

por los conservadores, llevó al país al borde de la guerra civil.

Ciertas medidas, como la reforma agraria y la nacionalización de

algunas refinerías de petróleo, aceleraron la rebelión militar. En

1964, Magalhães Pinto, y el general Castelo Branco se sublevaron para

poner fin a la «infiltración comunista». El 15 de abril, el Congreso

nombró presidente a Castelo Branco, que inició de inmediato la

represión de la izquierda. Los militares abandonaron el poder en

1985, tras su fracaso económico y social. Tancredo de Almeida Neves

fue elegido ese año, pero murió antes de asumir el cargo. La

presidencia fue ocupada por el vicepresidente electo, José Sarney,

quien heredó la inflación y la deuda exterior dejada por los

militares. En las elecciones de 1989 triunfó Fernando Collor de

Mello, candidato del nuevo Partido de la Reconstrucción Nacional

(PRN), que en septiembre de 1992 fue destituido por corrupción, y

sustituido por el vicepresidente M. Itamar Franco. Éste ocupó la

presidencia hasta la elección de Fernando Henrique Cardoso en 1995.



DiegoyGabriel@aol.com