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Historia de los Imperios: Antiguos y Modernos: Poblacion
Economia, Historia y Geografia
Asia Uno de los seis continentes; 44.443.738 km2 (30 % de la tierra
emergida), 3.101.108.000 hab. Su territorio se extiende entre los 26o
long. E (en el cabo Baba, Turquía) y los 169o long. O (en el cabo
Dézhniov, estrecho de Bering), y entre los 77o lat. N (en el cabo
Cheliuskin, Siberia) y 1o lat N (en la península de Malasia). El más
extenso de los seis continentes, limita al N con el océano Ártico, al
S con el océano Índico, al E con el mar de Bering y el océano
Pacífico y al O con los mares Rojo, Mediterráneo, Negro y Caspio, así
como con los montes Urales y la cadena del Cáucaso. Las costas
septentrionales de Asia, bañadas por el océano Glacial Ártico, son
bajas y uniformes. El E y el SE de Asia se encuentra bordeado por un
cinturón de islas que enmarcan diversos mares costeros. Algunas de
ellas constituyen una prolongación de sus cadenas montañosas, como
las Kuriles, el archipiélago de Japón, Taiwan (Formosa) y los
archipiélagos de Filipinas, Célebes, Molucas y Sonda. Existen también
grandes islas como Borneo y Sri Lanka (Ceilán). En las costas
meridionales se articulan grandes penínsulas, como la de Asia Menor,
bañada por el Mediterráneo y el mar Negro, la Arábiga, bañada por el
mar Rojo y el mar Arábigo, la del Indostán, bañada por el mar de Omán
y el océano Índico, y la península de Indochina, que se extiende
hacia el S, entre el mar de Andamán y el mar de la China Meridional,
hacia el archipiélago de Malasia. Entre estas penínsulas se abren
grandes golfos, como el de Adén, el Pérsico, el de Omán, el de
Bengala y el de Tonkín.
GEOGR. Geología y relieve. La masa continental asiática,
probablemente originaria de finales del precámbrico, está integrada
por cuatro plataformas diferentes: la siberiana, en el N; la china,
en el E; la india, en el S; y la arábiga, en el SO. Las dos primeras
formaron parte del antiguo continente de Laurasia, mientras que las
dos segundas son restos del Gondwana que acabaron separándose de este
antiguo continente para acercarse progresivamente a las masas
septentrionales. Estas viejas plataformas no siempre afloran, sino
que pueden estar recubiertas por espesas capas sedimentarias. A ellas
se añade el archipiélago de Insulindia, que destaca por su actividad
volcánica y sísmica (cinturón de fuego del Pacífico), cuya principal
isla es la de Borneo, con una extensión de 725.472 km2. Asia es el
continente con mayor altitud media (950 m aprox.). El relieve del
continente se caracteriza por el contraste entre las inmensas
superficies llanas, accidentadas por algunos escarpes rectilíneos
(Arabia, Decán, Xinjiang, Mongolia, China del norte y China del
noreste), y las cadenas de altas montañas, que discurren a veces de
forma paralela y en otros casos se ramifican en direcciones
divergentes. En Asia central y occidental las cordilleras presentan
una dirección E-O, desviándose hacia el N o hacia el S en el Extremo
Oriente. En el N se encuentran los sistemas montañosos de Birranga,
Verjoiansk, Cherski, Kolimá, Yablonovi, Stanovói y Altái, aunque
dominan las llanuras y mesetas (llanura de Siberia occidental y
meseta de la Siberia central). En el O se encuentran los montes
Urales y el Cáucaso, los montes de Turquía, Elburz y Zagros. En el E
aparece la cordillera Central de la península de Kamchatka y el Gran
Xingan, y al S, las cordilleras de Karakoram, Tian Shan y Kunlun,
Hindu Kush, Himalaya (donde se encuentran los montes más altos del
planeta, y entre ellos el Everest -8.846 m-, la cima del mundo),
Ghates y Barisan. Las cordilleras tienen su origen en plegamientos
más recientes cuanto más se acercan al S en Asia central y hacia el E
en Extremo Oriente. Así, son caledonianas las de Altái y Tian Shan,
herciniana la de Gran Xingan. Tienen su origen en las orogénesis del
secundario, frecuentes en Extremo Oriente, los montes Verjoiansk y
Cherski. Durante el terciario se plegaron una serie de cordilleras
que van desde Turquía (cadena póntica, Taurus), el Zagros, el
Himalaya hasta Indonesia. En el S y el SE se pueden encontrar
montañas todavía más recientes, las Siwalik y el arco Koriakski-
Kamchatka-Kuriles, todavía en proceso de levantamiento. Existe una
intensa actividad sísmica y volcánica, especialmente en Japón,
Kamchatka y Filipinas, ya que en esta zona se encuentra la parte más
activa del «cinturón de fuego del Pacífico». Las cordilleras se abren
para dejar paso a veces a cuencas, llanuras o mesetas (Anatolia,
meseta iraní, Tibet, Ordos, llanura de Manchuria, etc.). En Asia
occidental y central se encuentran altas llanuras y elevadas mesetas,
en gran parte con circulación hídrica endorreica y rodeadas por
vastos conjuntos de montañas periféricas.Clima. La gran extensión en
latitud del territorio de Asia, la influencia de los mares
circundantes y de su propio relieve, y el régimen de los monzones
explican la gran diversidad climática del continente. En la mayor
parte de Siberia predomina un clima subártico, con veranos cortos y
cálidos, e inviernos largos y muy fríos. Al E de Siberia se han
llegado a alcanzar temperaturas de -71 oC. Las precipitaciones, más
bien escasas, se distribuyen uniformemente durante todo el año. El
clima continental que predomina en las estepas y las cuencas
montañosas (Mongolia, Tibet, Irán, Anatolia) se caracteriza por los
fuertes contrastes térmicos y la escasa pluviosidad. El clima
mediterráneo está limitado a la franja litoral de Asia Menor y Siria.
Presenta inviernos lluviosos y templados y veranos cálidos y secos.
En China centro-oriental y en las llanuras del Ganges se manifiesta
un clima subtropical con diferencias estacionales de temperaturas más
acusadas que en el clima tropical. Este último predomina en
Indochina, Decán y Sri Lanka y se caracteriza por las intensas
lluvias durante el monzón estival y las importantes oscilaciones
térmicas. Finalmente en Filipinas, Insulindia, península Malaya y
costas de Birmania se de un clima ecuatorial caluroso y húmedo.
Hidrografía. La gran franja montañosa que atraviesa el continente
divide las principales cuencas de Asia, tributarias del océano
Pacífico (23 % de la superficie), del océano Índico (18 %) y del
océano Glacial Ártico. Pero en Asia existen también extensas cuencas
cerradas (30 %), que corresponden a las grandes depresiones internas
y que se alimentan de esta franja montañosa central. Las principales
masas de agua son el mar Caspio (el lago salado más extenso del
mundo: 371.000 km2), el mar de Aral, así como el Baikal y el mar
Muerto. Toda la parte media del territorio, desde el mar Caspio hasta
el desierto de Gobi está ocupada por zonas arreicas, sin hidrografía
superficial. Las aguas de los principales ríos que nacen en la franja
montañosa central llegan hasta el mar. Se trata de ríos con grandes
caudales que se han convertido en ejes de atracción humana y de
civilización. De Anatolia nacen el Tigris y el Éufrates que irrigan
la llanura mesopotámica. En la montañas del Tibet tiene su origen el
Indo, que ha formado la amplia llanura de Pakistán. En el Himalaya
nace el Ganges, que se une ya cerca de su desembocadura con el
Brahmaputra formando un amplio delta. De los valles tibetanos con
orientación SE nacen los principales ríos de la península indochina,
como el Mekong, mientras que en los más orientales surgen los grandes
ríos chinos Yangzi Jiang y Huang He. Todos estos ríos cuentan con
caudales estacionales, dependientes de las precipitaciones,
especialmente las monzónicas. Los ríos que se discurren hacia el N,
aunque no tengan la misma importancia cultural, cuentan también con
un una gran longitud, aunque son menos caudalosos. Nacen en la cadena
circunsiberiana el Obi-Irtish, que atraviesa la gran llanura
occidental, el Yeniséi, que con el Angara alcanza el lago Baikal, el
Lena, el Kolimá. También es un río importante el Amur, tributario del
Pacífico.Flora. En las zonas de climas siberianos existe una vasta
franja de tundra, más amplia en Siberia oriental. Al S de ella se
encuentra el extenso bosque boreal de coníferas (taiga), constituido
por abetos, pinos (Siberia occidental) y alerces (Siberia oriental).
Al S de la taiga se pasa a la estepa boscosa, a la que siguen en el
Asia central las estepas de gramíneas. En los suelos salados existe
una vegetación de artemisas. Por lo que se refiere a la vegetación
mediterránea de las costas turcas y sirias, destacan los bosques de
abetos y cedros. En Oriente Medio dominan las estepas. El interior de
Arabia es desértico, mientras que sobre los montes de Yemen existe un
bosque con especies mediterráneas y tropicales. En la parte
occidental del Himalaya, por debajo de la franja de vegetación
alpina, existen bosques de abetos, a los cuales siguen, en un nivel
inferior, las encinas xerófilas. En la parte oriental, más húmeda y
sometida a los monzones, destacan la vegetación de coníferas y
rododendros gigantes. Entre los 1.800 y los 3.000 de altitud
predomina el bosque húmedo de magnolias, lauráceas, lianas y musgos.
Por debajo existen bosques mixtos con especies de tipo templado y
tropical. En el Tibet central existe un desierto montañoso de musgos
y líquenes, mientras que en los valles secos de la vertiente himalaya
se da una vegetación de artemisas. La India centro-meridional, bajo
in- fluencia monzónica, está ocupada por bosques de caducifolias. En
el SE de Asia se da selva pluvial (en las islas), bosque de plantas
de hoja perenne y, en Indochina, bosque de caducifolias y sabana de
matorral de plantas espinosas. En los montes se encuentran encinas y
pinos de tipo tropical. En los deltas de los grandes ríos existe
bosque inundado. En las costas meridionales de China se ha
desarrollado el bosque tropical higrófilo, al que sigue, en el
interior del país, una franja dominada por el bosque de plantas de
hoja perenne de latifolias (lauráceas, encinas, magnolias, etc.) y
algunas coníferas peculiares. En China central existe un cinturón
forestal de bosques mixtos y en China septentrional y Manchuria se
dan formaciones forestales de hojas caducifolias. En el interior de
China, hacia el desierto de Gobi, aparecen praderas frondosas o
esteparias. Al N de Japón se han desarrollado especies caducifolias y
en los montes formaciones de coníferas. El S aparece cubierto por el
bosque «chino».Fauna. En la tundra de Siberia viven los animales
típicos de las zonas árticas como el oso blanco, el lemming, la foca,
el reno, la liebre blanca y el zorro polar. En la taiga se encuentran
el oso pardo, el lobo, el ciervo, la marmota, el zorro plateado, la
nutria. En las estepas y desiertos de Asia central y suroccidental
existen especies como el león (Arabia, Mesopotamia e Irán), el tigre
siberiano, el leopardo, el chacal, la hiena, el antílope, la gacela,
el camello, el yak, el panda y algunos équidos salvajes. Propios de
las zonas monzónicas son el tigre, el elefante, el rinoceronte,
numerosos cérvidos, etc. La gran mayoría de los bosques de la zona
monzónica son ricos en especies de aves como los papagayos, pavos
reales, faisanes, ánades. Asimismo destacan, en estas zonas, varias
especies de reptiles como las serpientes pitones, las boas y los
cocodrilos.Población. En Asia vive casi el 70 % de la población del
planeta. El crecimiento demográfico en gran parte del continente es
muy elevado. Sólo algunos países como Japón o China han logrado
reducir el crecimiento anual a tasas próximas al 1 ô. Con unos 3.100
millones de hab., la densidad media de Asia se acerca a 70 hab./km2,
aunque la distribución de su población es bastante desigual. De
hecho, la mayor parte de la población de Asia, el 90 %, se encuentra
concentrada en la franjas externas del continente. Las máximas
densidades se localizan en las áreas fluviales agrícolas, sobre todo
en la llanura del Ganges y en las franjas fluviales de China. Toda la
China oriental es una región de elevada densidad, con medias
superiores a los 100 hab./km2. Los puntos de mayor densidad se
encuentran en las llanuras del Yangzi Jiang y Huang He, en el golfo
de Tonkín y en Bengala, donde se llegan a superar en muchas zonas los
500 hab./km2. Algunas áreas, por su gran productividad agrícola o por
su gran concentración urbana e industrial, tienen densidades
excepcionalmente altas, como Java (600 hab./km2), la isla japonesa de
Honshu (1.000-1.500 hab./km2). En todas estas regiones de elevada
densidad está muy desarrollado el urbanismo. En cambio, la gran
franja árida que va desde la península arábiga hasta Asia central y
Mongolia es un área de población escasa, con densidades medias entre
1-10 hab./km2. Otra área poco poblada es Siberia, por sus difíciles
condiciones climáticas.Ciudades. En Asia tuvo sus orígenes el
fenómeno del urbanismo. Unas 60 ciudades superan el millón de
habitantes. Tres cuartas partes de ellas se encuentran en China,
Japón o la India. Entre las mayores concentraciones urbanas destacan
las de Tokyo (8.163.000 hab.) y Shanghai (7.228.000 hab.), Calcuta
(4.338.000 hab.), Bombay (9.909.000 hab.), Delhi (7.175.000 hab.),
Yakarta (6.503.000 hab.), Pekín (5.568.000 hab.), Seúl (10.628.000
hab.), Bangkok (5.876.000 hab.), Tianjin (4.419.000 hab.). Algunas
deben su desarrollo al impulso comercial dado por el colonialismo a
las grandes ciudades portuarias (Shanghai, Hong Kong, Yakarta,
Calcuta, Bombay). También han tenido un gran desarrollo las capitales
que han asociado a las funciones administrativas actividades
industriales, comerciales y culturales. Existen casos especiales
dentro del urbanismo de Asia, como el de las grandes ciudades
pioneras rusas en Siberia (Omsk, Novosibirsk), o el de las ciudades
con una función religiosa, como Benarés, Lhassa y Ulan Bator.
Etnografía. La presencia de formas humanas en Asia se remonta a
tiempos muy remotos. Los restos fósiles más antiguos, que datan del
cuaternario y pertenecen al grupo de los protoantropos, han sido
hallados en el SE de Asia (pitecantropo de Java y sinantropo de
Zhoukoudian, cerca de Pekín). También se han descubierto restos
fósiles de paleontropos en Java y Palestina. En la actualidad se
pueden distinguir algunas grandes zonas geográficas que albergan los
distintos tipos étnicos. En los pueblos de Asia occidental,
distribuidos desde el Turkestán hasta el Mediterráneo, predominan los
caracteres europoides (tipos iraniano, árabe, turánico, anatólico y
urálico), aunque no faltan tampoco caracteres mongoloides (turco-
tártaro, calmuco). En los pueblos de Asia central y oriental,
asentados en una zona que va desde el Turkestán hasta el archipiélago
japonés, los caracteres dominantes son los mongoloides, que se
presentan más acentuados en las zonas centrales (tipos sínico y
sudmongólico) y menos acentuados hacia el N, el O y en las islas
(tipos turco-tártaro, tibetano, japonés). En los pueblos de Asia
situados al sur del Himalaya (que habitan la cadena del Himalaya, las
llanuras del Ganges y del Indo y la península India) dominan tanto
los caracteres europoides (tipos irano-afgano, indio), como los
mongoloides (tibetano) o los mixtos (melanoindio). En el Asia
insular, excepción hecha de Japón, se pueden encontrar grupos puros,
como el sudmongólico, o mestizos, como el indonesio (mezcla de
elementos europoides y mongoloides), e incluso tipos pertenecientes a
grupos residuales como el pigmoide, que tiene influencias negroides y
australoides.Lenguas. Asia presenta una situación lingüística
bastante compleja. Cuenta con familias lingüísticas muy diferentes,
dentro de las cuales existe una gran riqueza de variedades. En el
continente existen grupos lingüísticos exclusivamente asiáticos como
el chino-tibetano, el altaico, el paleoasiático, el dravídico, el
caucásico y el mundapolinesio. Tienen también un origen asiático
algunas lenguas como el japonés y el coreano, el buruchaski y el
andaman. Existen asimismo grupos lingüísticos que se pueden encontrar
en otros continentes como el indoeuropeo, al que pertenecen las
lenguas indoarias, iraníes, el armenio y el ruso, y el grupo semítico
, que incluye el árabe y el hebreo moderno.Religiones. Asia es el
continente de las religiones, ya que las más importantes tienen su
cuna en él. El budismo, un sistema filosófico religioso iniciado por
Buda en la India en el s. VI a.J.C., se encuentra actualmente
extendido por toda Asia centro-oriental. El brahmanismo, una religión
teísta que integra también un conjunto de saberes prácticos y
técnicas de comportamiento para la salvación del alma, se originó
también en el s. VI y se practica en la India. El confucianismo, que
surgió entre los ss. VI-V, se ha convertido en casi una religión de
Estado para el pueblo chino, ya que atribuye un papel determinante al
comportamiento civil. El sintoísmo, que surgió en el s. VI, ha
llegado a ser con el tiempo la religión nacional de Japón. Por otra
parte, en el O de Asia nacieron otras religiones universales como el
judaísmo, el cristianismo y el islamismo. La religión hebraica,
surgida en Palestina, se sigue practicando principalmente en el nuevo
Estado de Israel. El cristianismo es practicado actualmente en Asia
por unos 100 millones de personas. Finalmente, el islamismo está
extendido por Asia occidental y meridional.Agricultura y ganadería.
En la última mitad del s. XX se ha transformado el aspecto agrícola
de algunas regiones de Asia, especialmente de Kazajstán y Uzbekistán,
y más recientemente, de China y la India. Gracias al incremento de
las áreas de regadío, al aprovechamiento de amplias extensiones para
el cultivo y a la modernización de las técnicas agrícolas se ha
podido mejorar el rendimiento de la mayoría de los cultivos. La
producción de arroz, el alimento base de la gran mayoría de la
población asiática, constituye el 90 % de la mundial. El principal
productor es China, seguida de la India, Indonesia, Bangla Desh,
Japón y Tailandia. La producción de cereales de Asia es muy
importante, pero se encuentra todavía bastante por debajo de las
necesidades del continente, a pesar de su incremento en los últimos
años. Las principales áreas cerealícolas continúan siendo las de la
franja agraria septentrional: el N de China, la alta llanura del
Indo, el altiplano de Anatolia, y las llanuras de Asia central y
subsiberiana. Otro cultivo difundido en éstas áreas es el del maíz.
Por otra parte, en toda Asia existen numerosos cultivos industriales,
entre los que destacan por su importancia los dedicados a la industria
textil, como el algodón, que tiene sus principales áreas de cultivo
en Kazajstán, Uzbekistán, China, India, Turquía y Pakistán. El yute
se cultiva sobre todo en China, India y Bangla Desh. La caña de
azúcar tiene una gran difusión en la India, Filipinas, China
meridional, Indonesia y Tailandia. Asia proporciona las tres cuartas
partes de la producción mundial de té. Grandes productores de té son
India, China, Sri Lanka y Japón. Existen extensas plantaciones de
café, sobre todo en Indonesia, y de bananas (India, Indonesia y
Tailandia). Importantes productores de caucho son Malaysia, que
proporciona cerca del 30 % de la producción mundial, Indonesia y
Tailandia. Las plantaciones de tabaco están sobre todo difundidas en
China, India, Turquía y en los países de Asia central. La producción
de cítricos de Asia (China e India) constituye el 60 % de la mundial.
Otros cultivos destacados son la palma de aceite y de coco, el olivo
(en el área mediterránea) y las frutas (dátiles en Iraq). La taiga
siberiana, aunque escasamente explotada todavía, constituye una
inmensa reserva forestal. La madera extraída de ella se dedica a la
fabricación de pasta de madera, papel, etc. En las áreas monzónicas
tropicales de Indochina y de la India suroccidental se extraen
maderas preciosas de los bosques. La ganadería continúa siendo en la
mayoría de los casos una actividad subsidiaria de la agricultura.
Casi la mitad de la ganadería bovina de toda Asia se encuentra en la
India, aunque sus rendimientos son modestos, excluyéndose de ellos la
producción de carne por motivos religiosos. Otro importante productor
de ganadería bovina es China. Ambos países son también los
principales productores de ganadería caprina. Por lo que se refiere a
la ganadería ovina, se encuentra sobre todo difundida en los países
de Asia central que anteriormente pertenecieron a la desaparecida
Unión Soviética y en las zonas áridas de Asia centro-occidental,
donde está vinculada al nomadismo. La ganadería porcina, junto con
las aves de corral, constituye una de las principales fuentes de
carne para la alimentación de las poblaciones china (China tiene más
del 40 % de la cabaña porcina mundial) e indochina. En la India y
Pakistán están difundidos los camellos y los búfalos, mientras que en
la tundra y la taiga el animal más característico es el reno. La
actividad pesquera se ha organizado sobre bases industriales en
Japón, lo que le ha permitido convertirse en el principal productor
mundial de pescado fresco y conservado. La pesca también tiene una
larga tradición en Indonesia, Corea, China, India y los países de
Indochina.Minería e industria. Asia dispone de importantes recursos
energéticos. Las principales cuencas carboníferas se encuentran en
los territorios de la Rusia asiática y en China. También son notables
los yacimientos de la India, a los que siguen en importancia los de
Japón y Corea. Los países de Oriente Medio, especialmente Arabia Saudí
, seguida de Irán, Iraq, Kuwait y los otros pequeños emiratos de la
zona, se han convertido en los principales exportadores mundiales de
petróleo. También se ha incrementado intensamente la producción de
petróleo de Siberia occidental y de China. Otros grandes productores
de petróleo son Indonesia, Malaysia y Birmania. Aunque las
posibilidades de explotación energética de las cuencas hídricas son
notables, los grandes ríos asiáticos apenas se utilizan para producir
electricidad, excepto el Yeniséi, el Angará y los ríos japoneses. En
las grandes cuencas carboníferas rusas y chinas existen también
importantes yacimientos de hierro. Además, Asia es rica en otros
minerales metalíferos como el tungsteno (China, Corea, Tailandia,
Rusia), níquel (Rusia, Indonesia), cromo (Rusia, Turquía, Filipinas,
India), estaño (Malaysia, Indonesia, Tailandia). También son notables
los yacimientos de cinc, plomo (China, Corea de Norte), manganeso
(India), bauxita, oro (Rusia), y cobre (Transcaucasia). Sin embargo,
la principal potencia industrial del continente es un país pobre en
materias primas, Japón, cuyo modelo de desarrollo está siendo imitado
por otros países como Taiwan, Corea del Sur, así como Hong Kong y
Singapur. Tanto Japón como estos países han basado su desarrollo
industrial en una economía de transformación, con una amplia gama de
productos destinados a la exportación. Por lo demás, hay que recordar
que las grandes cuencas carboníferas siberianas y chinas han
impulsado el desarrollo de grandes centros industriales
(siderúrgicos) en Kuzbass, Manchuria y China central, a los que hay
que añadir los importantísimos centros siderúrgicos de Japón. Por su
parte, China, después de su apertura económica está registrando un
importante proceso de industrialización. Hay que recordar también,
que la India, con sus problemas de subdesarrollo, cuenta con un
importante aparato industrial capaz de proporcionar los productos de
tecnología más avanzada.Comunicaciones. Desde la antigüedad, la
conformación morfológica del continente ha favorecido un desarrollo
de las comunicaciones en sentido paralelo, entre el E y el O. La red
ferroviaria alcanza actualmente los 230.000 km. Destacan la línea del
Transiberiano que une Moscú con Vladivostok (9.337 km) a través de
Siberia, el turksib (Turkestán-Siberia) y el ferrocarril del Tauro.
También se están desarrollando densas redes ferroviarias en China
oriental, Japón y la India. Menos desarrolladas se encuentran las
comunicaciones por carretera. Merecen mencionarse la carretera que
une China con la India a través de los valles tibetanos y el
Himalaya, y las vías que comunican el Mediterráneo con la India y las
regiones surorientales, hasta Singapur. Por otra parte, se mantiene
un activo tráfico fluvial en China e Indochina. El tráfico marítimo
cuenta con buenas infraestructuras portuarias, sobre todo en Japón.
También se está potenciando la zona del golfo Pérsico, con la
construcción de nuevos puertos comerciales. Asimismo hay que destacar
el papel especial que juega el puerto franco de Hong Kong en el
comercio de la zona.Exploraciones. Los viajes de Herodoto (s. V
a.J.C) en la época de la expansión griega a Oriente proporcionaron a
Occidente las primeras noticias de las tierras asiáticas. Los
geógrafos de Alejandro Magno hicieron más preciso el conocimiento de
Asia suroccidental, del Indo, de las costas del océano Índico y del
golfo Pérsico. Los romanos, aunque se habían visto frenados en su
expansión hacia Oriente por los partos, mantuvieron relaciones
comerciales a través del mar con los países de Asia meridional. Con
el cristianismo, numerosos misioneros se adentraron en Asia hasta
llegar a la India y China. A partir del s. XI las relaciones de
viajes llevados a cabo por mercaderes y viajeros árabes
proporcionarían una importantísima contribución al conocimiento de
Asia. A pesar de ello, el mundo asiático continuó siendo
prácticamente desconocido para Europa. Las noticias de las grandes
conquistas de Gengis Kan promovieron los grandes viajes de los
europeos hacia Asia, con el objeto de ofrecer a los mongoles alianzas
contra el enemigo común, el islam. En 1242 fue enviado por Inocencio
IV el misionero franciscano Giovanni da Piano del Carpine a la corte
de Gengis Kan, mientras en 1261 partían los venecianos Niccolò y
Matteo Marco hacia Extremo Oriente. Diez años más tarde les
acompañaría Marco, hijo del primero, en un viaje que duraría 24 años.
La apertura de la vía marítima hacia Asia, después del viaje de Vasco
de Gama contorneando África (1497-98) y del viaje de Magallanes, que
arribó a las Molucas en 1521, permitió precisar cada vez más la
posición y la extensión del continente asiático. Sin embargo, la
exploración rigurosa del mismo no sería iniciada hasta el s. XVIII.
Vitus Bering llegó con una expedición rusa hasta el estrecho que
lleva su nombre (1728). Fueron los rusos los encargados de reconocer
las costas árticas. Cheliuskin en 1742 alcanzó el punto más
septentrional de Siberia. Los jesuitas aportarían muchos datos al
conocimiento de Asia central y meridional. Persia y la India fueron
dadas a conocer al mundo occidental por los franceses J. B. Tavernier
y J. Chardin (s. XVII). El servicio británico Survey of India
iniciaría en 1802 el reconocimiento exhaustivo del subcontinente
indio. A partir de la segunda mitad del s. XIX, serían las
expediciones científicas, sobre todo rusas y británicas, las que
proporcionarían los conocimientos más decisivos de las regiones
interiores de Asia.
HIST. Prehistoria. En la península Indochina, Indonesia y en varias
zonas de Asia septentrional se han encontrado restos del paleolítico
medio. Más notables son los restos hallados del paleolítico superior,
especialmente en Siberia y en Asia central. Sobre yacimientos de la
última fase del paleolítico han aparecido también restos de
asentamientos mesolíticos. Los principales testimonios de las grandes
culturas agrícolas proceden de la zona comprendida entre el
Mediterráneo, el golfo Pérsico y el mar Caspio. Hacia el VI milenio
a.J.C. se desarrollaron las culturas neolíticas que desde los valles
del Tigris y el Éufrates y desde el Jordán y la península de Anatolia
se extenderían después hacia Oriente Próximo y Europa. También hay
que destacar las culturas neolíticas existentes entre el mar de Aral
y la cuencas altas de los ríos Obi y Yeniséi (culturas de Afanasevo y
Andronovo), las de Asia central (Serovo), Irán (Anau), Indochina,
Insulindia y China. Los avances del neolítico, con el cultivo de los
vegetales, la invención de la cerámica, la cría y domesticación del
ganado permitieron a los habitantes del Mediterráneo oriental y de
los valles mesopotámicos desarrollar pueblos de agricultores y
después de artesanos. El descubrimiento de los metales, primero el
bronce y después el cobre y el oro, acabaría impulsando las grandes
civilizaciones del Próximo y Medio Oriente.Historia. Será en Asia
donde se producirá el salto cualitativo de las culturas primitivas a
las grandes civilizaciones, que aparecerían en las cuencas fluviales
mesopotámicas, entre el Éufrates y el Tigris, en la India
noroccidental (cuenca del Indo) y en China septentrional (cuenca del
Huang He). En Mesopotamia, las formas de asentamiento estable se
desarrollaron hacia el IV milenio a.J.C.. Las poblaciones más
antiguas fueron las de los sumerios y los elamitas. A ellas se
unirían después acadios, asirios, babilónicos, hititas, judíos,
fenicios e iraníes, una vez que la cultura se difundió hacia la costa
mediterránea y hacia el altiplano iraní. Se trataba de poblaciones en
parte de origen semítico, en parte de origen indoeuropeo o de otras
raíces, que desarrollaron elevadas civilizaciones diferentes entre
sí, caracterizadas por su urbanismo monumental, su compleja
organización política y social, su avanzada agricultura y la
existencia de artesanos. Los iraníes dieron un salto importante en la
organización política al crear imperios de dimensiones muy grandes.
El Imperio persa fundado por Ciro el Grande unificará en el s. VI
a.J.C. toda Asia, desde las costas griegas hasta el Indo. La historia
posterior de Asia occidental estará unida a la del continente
europeo, por la expansión en la zona primero de los griegos, que se
enfrentaron a los persas, y después de los romanos, que se vieron
frenados por los partos. En la India, entre el III y el II milenio
a.J.C. se desarrollarían las civilizaciones urbanas de Harappa y
Mohenjo-Daro, destruidas hacia el 1500 a.J.C. por los arios. Este
pueblo de origen indoeuropeo se difundió en el transcurso de un
milenio sobre todo por las regiones septentrionales de la India
(valles del Indo y del Ganges). En esta época, la India aria
elaboraría los elementos esenciales de su cultura religiosa y de su
organización política. En Extremo Oriente, la civilización más
antigua fue el reino de Shang (2000 a.J.C.), un Estado de tipo feudal
articulado en ciudades-estado, con una cultura avanzada. Mil años más
tarde sería reemplazada por la dinastía Zhou, durante la cual se
extendería el confucianismo en China. En el s. VII d.J.C. aparece en
la península arábiga la figura de Mahoma, creador de una nueva
religión, el islam, que cambia totalmente el perfil cultural de
Oriente Medio y el N de África. Las poblaciones islámicas llegarían
en el s. VIII hasta la India. El avance hacia oriente del islamismo
no significó necesariamente la desaparición de las civilizaciones
preexistentes. Así, el mundo persa asumió la grafía y las costumbres
nuevas, pero conservó su identidad. En este tiempo se produjo también
la difusión de la civilización aria en la India, aunque asumiendo
numerosos elementos culturales dravídicos. En el primer milenio de
nuestra era se producía también el asentamiento en Indochina de
poblaciones étnicamente más similares a los chinos, venidas del
norte, como los birmanos, los thai y los vietnamitas, pero que
culturalmente asimilarían sobre todo influencias indias. En Extremo
Oriente, los Zhou habían sido sustituidos en el s. II a.J.C. por la
dinastía Han que impuso a China una experiencia unitaria de
excepcional importancia, aunque la unidad china sufriría un declinar
en los siglos posteriores. Posteriormente, en el s. XIII sería casi
toda Asia la que conocería una experiencia unificadora, la de la
conquista mongol, encabezada por Gengis Kan y sus sucesores que se
apoderaron de los territorios que se extendían desde China hasta
Persia y dieron vida a la dinastía de los Yuan en China (1280-1368) y
de los mongoles en la India (ss. XVI-XIX). Mientras tanto, en Oriente
Medio y en los Balcanes se había desarrollado entre 1300 y 1600 el
último gran Estado unitario islámico, el Imperio otomano. En el s. XV
, comienza en Europa la época de las grandes exploraciones
geográficas y hacen acto de presencia en Asia portugueses, españoles
y holandeses, que fundan en el continente una densa red de
establecimientos comerciales. Aunque el mundo islámico controlado por
los turcos otomanos se mantiene cerrado, a espaldas del islam, el
mundo indio carente de una profunda unidad política va cediendo
gradualmente ante el avance de los europeos. Así, en el s. XVIII se
va a iniciar una penetración más sistemática. La India se convierte
en campo de batalla de las disputas entre franceses y británicos,
permaneciendo finalmente en manos de estos últimos, que concluirían
su colonización en 1858. Francia, por su parte, se establecería a
finales del s. XIX en Indochina, Malaca y Sumatra, mientras Holanda
se había asentado anteriormente en Indonesia. Al N, la potencia
zarista llevaba a cabo su expansión hacia oriente, hasta llegar al
mar de Ojotsk. Durante un tiempo, China, Corea y Japón habían
mantenido un aislamiento rígido para defenderse de las injerencias
extranjeras, pero en el s. XIX el destino de todo el continente
parecía el colonialismo directo o indirecto. China había tenido que
abrirse también al aprovechamiento colonial europeo por los tratados
de 1842. En el otro extremo del continente, después de la I Guerra
Mundial y la caída del Imperio otomano, Francia y Gran Bretaña se
repartieron los países árabes de Asia occidental. Japón lograría
conservar su independencia, transformándose durante el período Meiji
(1868-1912) en una potencia industrial de corte occidental. A partir
de 1920 comenzarían a surgir en Asia diversos movimientos
nacionalistas. Como consecuencia de ello, la India consiguió su
independencia al acabar la II Guerra Mundial, convirtiéndose, a pesar
de sus problemas internos, en un país de gran peso internacional por
sus dimensiones históricas y humanas. China, después de un período de
guerra civil, inició una nueva época bajo el signo del comunismo,
convirtiéndose en la tercera potencia militar y política del planeta,
mientras Japón, a pesar de su derrota en la II Guerra Mundial
llegaría a ser la tercera potencia económica de la Tierra. Oriente
Medio, por su parte, se vio desestabilizado después de la retirada de
las potencias occidentales por la creación del Estado de Israel,
causa de cuatro conflictos con los países árabes. La descolonización
de Indochina se encadenó con un conflicto que implicó primero a
Francia y después a EE UU (guerra y unificación de Vietnam), y que
posteriormente derivaría en una guerra de fronteras entre los Estados
de la zona. En los últimos años, tras la guerra entre Irán e Iraq y
después de la invasión de Kuwait, el Oriente Medio se ha convertido
en un foco de tensión internacional. Después de la extinción de la
Unión Soviética y debido a los enfrentamientos entre Armenia y
Azerbaiján, también han aparecido nuevas áreas de conflicto en la
zona del Cáucaso.
( Ver tabla )
Aembargo, la voluntad emancipadora seguía viva. El
patriota venezolano Simón Bolívar consiguió derrotar a los españoles
y convocar el congreso de Angostura (1819), que proclamó la República
de Colombia integrada en Nueva Granada y Venezuela. Mientras tanto,
el argentino San Martín logró liberar con su ejército expedicionario
Chile (1818) y Perú (1821). En México, la alianza de todos los
sectores nacionalistas permitió finalmente proclamar la independencia
en 1821. En Brasil, la emancipación se consiguió de manera pacífica
en 1822, después de que Pedro II, hijo del rey de Portugal,
proclamara la independencia del país y fuese nombrado emperador. La
estructura federativa adoptada por Brasil permitió al país conservar
la unidad de todos sus territorios.Los nuevos Estados. A partir de la
independencia, la trayectoria política y económica de EE UU ha sido
muy diferente de las de los países de América Latina. En la primera
mitad del s. XIX, EE UU pudo llevar a cabo su proyecto de ampliar sus
fronteras hasta el océano Pacífico. Se ocuparon las praderas, se
compró Florida a España y Alaska a Rusia, se incorporó Texas y se
anexionaron otros territorios mexicanos. La estabilidad política
lograda gracias al consenso plasmado en la aceptación por todos de la
Constitución liberal sólo se vería truncada momentáneamente por la
guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó a los estados del N y del
S. El país se recuperó y, con la llegada masiva de emigrantes
europeos, emprendió un rápido desarrollo económico, pasando de ser un
país predominantemente agrícola a convertirse en una de las potencias
industriales del mundo.En cambio, la consolidación de los Estados
nacionales de América Latina no se produjo hasta la década de 1880.
Previamente, numerosos países se habían visto envueltos en guerras
civiles, que en unos casos respondían a intentos independentistas de
territorios incluidos en Estados más amplios y en otros a luchas por
el poder entre facciones políticas (liberales y conservadores). En
los últimos decenios del s. XIX, la mayor estabilidad política y la
llegada de capitales extranjeros permitió a los países
latinoamericanos una mayor expansión económica. En este período se
intensificó la articulación del mercado mundial, en el que América
Latina tenía el cometido de abastecer de materias primas a los países
capitalistas, mientras que su desarrollo industrial era bastante
limitado. América Latina exportaba sobre todo minerales (cinc, plomo,
estaño y petróleo) y productos alimentarios (café, azúcar, trigo,
plátanos, carne). Todo ello favoreció la penetración de los intereses
estadounidenses en el entramado económico y político de América
Latina: esto se hizo patente en la intervención de EE UU en los
procesos de independencia de Cuba y Puerto Rico (1898) primero y en
la secesión de Panamá de Colombia (1903) para poder construir el
canal que atravesaría el istmo. Posteriormente los estadounidenses
seguirían manteniendo un control sobre el área caribeña con acciones
como la ocupación de la República Dominicana (1905) y Nicaragua
(1912). La expansión de la economía latinoamericana originada por la
I Guerra Mundial, sobre todo en Argentina, Brasil y México, favoreció
el desarrollo de un sector urbano propicio a las reformas
democráticas. Por otra parte, las desigualdades sociales en las zonas
rurales habían provocado el estallido de movimientos revolucionarios,
como el mexicano (1910-1917). Para EE UU la intervención en la
primera y sobre todo en la II Guerra Mundial significó el fin de su
política internacional aislacionista. Después de la victoria sobre el
nazismo EE UU se había convertido en la primera potencia mundial. La
denominada «guerra fría» con la desaparecida Unión Soviética y sus
aliados del Pacto de Varsovia marcó la política norteamericana hasta
el derrumbe de los regímenes comunistas a finales de la década de los
ochenta, acentuando aún más su control sobre su área de influencia
americana. La II Guerra Mundial supuso también un nuevo impulso para
la industrialización de algunos países latinoamericanos como
Argentina, Chile, Brasil y México. La agitación social surgida en los
años posteriores a la guerra sería canalizada por movimientos
populistas, alguno de ellos de corte fascista, como el peronismo. El
triunfo de un movimiento guerrillero en Cuba (1959), inicialmente
nacionalista y después marxista, supuso un nuevo impulso para los
movimientos revolucionarios del continente. La reacción anticomunista
de EE UU y sus aliados propició tanto intervenciones norteamericanas
indirectas y directas (República Dominicana) como la instauración de
dictaduras militares en muchos países como única respuesta ante las
demandas populares. En otros casos se trató de canalizar esas
reivindicaciones a través de movimientos moderados como la democracia
cristiana (Venezuela, Chile). En 1973, un golpe de estado militar
encabezado por A. Pinochet acabó con la nueva vía política abierta
por el triunfo electoral de la Unidad Popular liderada por Salvador
Allende (1970). En 1976 la dictadura militar se implantaba también en
Argentina, después de un nuevo fracaso del peronismo. Por el
contrario, en 1979 una revolución armada encabezada por los
sandinistas derribaba la dictadura somocista, asentada en el país
desde 1933 con la ayuda norteamericana. Centroamérica entró así en
una época de gran inestabilidad por el cerco estadounidense al nuevo
régimen de Nicaragua y la extensión de los enfrentamientos armados a
El Salvador y Guatemala. Desde comienzos de los años ochenta, se han
ido reinstaurando regímenes democráticos en la mayoría de los países
latinoamericanos (Bolivia 1982, Argentina 1983, Uruguay 1984, Brasil
1985). A comienzos de los años noventa se llevaban a cabo con éxito
procesos pacificadores en Nicaragua y El Salvador. Sin embargo, las
jóvenes democracias latinoamericanas se enfrentan a una situación
económica y social inestable, originada sobre todo por el peso de la
deuda externa y por la penuria que viven grandes sectores populares.
Ello ha provocado ciertos síntomas inquietantes, como el giro
autoritario dado por el presidente Fujimori al régimen político
peruano o los intentos de asonada en Venezuela o el golpe de estado
de Guatemala. A ello se ha de añadir la especial situación de Cuba
que, tras el hundimiento de los regímenes comunistas en Europa, ha de
afrontar en solitario el bloqueo estadounidense, incrementado en 1996
a raíz de la promulgación por parte de la Casa Blanca de la ley Helms-
Burton, que persigue la obstaculización del comercio y la inversión
de terceros países en la isla caribeña.
( Ver tabla )
Oceanía Uno de los seis continentes; 8.970.000 km2 de superf. (5,5 %
de la tierra emergida), de los cuales 7,6 millones (un 85 % de la
superf. total) pertenecen a Australia; 31.000.000 habitantes. Su
territorio se extiende entre los 30o de lat. N y los 50o de lat. S.
Limita al O con las islas del arco japonés, Filipinas e Indonesia y
al E con las islas de los grupos Revillagigedo, Aleutianas y Juan
Fernández. Oceanía comprende la masa continental australiana como
elemento básico en torno al cual se desarrollan las diversas islas
sobre el océano Pacífico formando arcos o alineamientos y agrupadas
en los conjuntos de Melanesia, Micronesia y Polinesia. El primero de
ellos está constituido por las islas situadas al NE de Australia:
Nueva Guinea, Nueva Caledonia, las islas Bismarck, las Salomón, Fidji
y Nuevas Hébridas; Micronesia engloba las islas situadas al N de
Melanesia: Marianas, las Carolinas, Marshall, Palaos y Gilbert, y
Polinesia, las islas situadas al E: Nueva Zelanda, las islas Samoa,
las Hawai, Tonga, Tuvalu, Fenix y la Polinesia Francesa.
GEOGR. Relieve. Australia es un fragmento del antiguo zócalo de
Gondwana en deriva hacia el E. Todavía afloran rocas precámbricas en
amplios tramos de su superficie. El continente aparece orlado hacia
el Pacífico por relieves de origen paleozoico. En el centro se
extiende, entre el golfo de Carpentaria y la depresión del río
Murray, una serie de cuencas sedimentarias. Al O se encuentra un
conjunto de mesetas formadas por terrenos muy antiguos. De origen
terciario son tanto los relieves de Nueva Guinea como los de Nueva
Zelanda, que parecen surgir de un basamento conectado con el
Australiano. Los relieves montañosos de la mayor parte de las islas
de Melanesia tienen su origen en plegamientos muy recientes y en
fracturas, que dan lugar a numerosos terremotos y erupciones
volcánicas. Las islas «altas» de Polinesia y Micronesia han sido
originadas por fenómenos volcánicos sobre el zócalo submarino,
algunos de ellos todavía activos, como en el caso de Hawai. En
cambio, las islas «bajas» de Micronesia y Polinesia son de origen
coralino (islas Tuamotú, Kiribati, Marshall).Clima. Australia y Nueva
Zelanda se encuentran dentro de la zona templada. Tanto estas últimas
islas como las costas del SE de Australia se ven afectadas durante el
invierno austral por vientos húmedos procedentes del E. No obstante,
en las regiones interiores del continente australiano predomina el
clima continental con amplios contrastes de temperaturas durante el
año y lluvias escasas. La mayor parte de las islas situadas en la
región intertropical tienen un clima uniforme con temperaturas
moderadas por los vientos alisios, monzones y las brisas, y con
precipitaciones abundantes. Las lluvias son más copiosas en las
costas orientales de las islas montañosas, expuestas a los vientos
alisios. En cambio, las costas occidentales a sotavento y las islas
bajas pueden verse afectadas por sequías fuertes. Existe también una
franja de clima ecuatorial que afecta a algunas islas de Melanesia,
con precipitaciones pluviales durante todo el año e incluso ciclones.
Hidrografía. Los ríos sólo llegan al alcanzar cierta importancia en
Australia (especialmente el Murray-Darling), Nueva Zelanda, Tasmania
y Nueva Guinea. En el resto de las islas, la red hidrográfica tiene
escaso desarrollo. Por lo que se refiere a los lagos, el más extenso
es el Eyre, salobre y bajo, que se encuentra en la llanura situada al
N de la Gran Bahía Australiana.Flora y fauna. El aislamiento ha
propiciado en las tierras de Oceanía el desarrollo de una vegetación
peculiar. En las regiones de Australia con un clima más bien árido
predominan las sabanas arboladas y las formaciones esteparias con
matojos (scrub). Las formas arbóreas presentan adaptaciones
particulares, como es el caso del eucalipto, del que existen diversas
variedades. En las zonas templadas se pueden encontrar coníferas.
Buena parte de Nueva Zelanda aparece cubierta por bosques templados.
Las vertientes mejor irrigadas de las islas situadas en las zonas
tropicales y ecuatoriales presentan frondosos bosques tropicales. La
vegetación característica de los atolones coralíferos son las
palmeras. La flora se va empobreciendo cada vez más en dirección al
centro del Pacífico. La fauna ha tenido todavía un desarrollo más
peculiar que la flora. En las islas del Pacífico faltan los grandes
mamíferos. En el continente australiano, los grandes mamíferos han
sufrido una evolución especial, que ha dado lugar a la formación de
diversos órdenes como los marsupiales y los monotremas. El animal más
característico de Australia es posiblemente el canguro que vive en
las sabanas. Entre las aves, se han conservado algunas especies
corredoras como el emú. El elemento más característico de la fauna
marina son las colonias de corales, cuyo desarrollo se ve favorecido
por las aguas cálidas y poco profundas, así como por las buenas
condiciones de salinidad y limpieza. Su asociación con algas
calcáreas ha dado lugar a la formación de numerosos atolones. La Gran
Barrera Coralina Australiana se extiende ininterrumpidamente a lo
largo de 2.000 km, albergando una extraodinaria fauna marina.Población
. Oceanía, con una densidad de 3 hab./km2, es la parte del planeta
menos poblada. Más de la mitad de sus habitantes viven en Australia
(2,2 hab./km2), donde se distribuyen de manera muy diversa. Así, en
el interior del continente existen grandes vacíos humanos, mientras
la población tiende a concentrarse en los bordes costeros,
especialmente en la franja suroriental. Aquí se han desarrollado
incluso grandes centros urbanos como Sydney (3.657.900 hab.),
Melbourne (3.081.800 hab.) o Brisbane (1.301.700 hab.). En Nueva
Zelanda existe también un urbanismo moderno, que ha dado lugar a
importantes ciudades como Auckland. Nueva Guinea y las restantes
islas de Melanesia presentan densidades de población también bajas,
entre 5 y 10 hab./km2. En las demás islas del Pacífico las
condiciones son muy diversas. En algunas de ellas la población se ve
obligada a emigrar por falta de recursos. En cambio, una de las
densidades más altas de toda Oceanía se da en Nauru (381 hab./km2),
la isla de los fosfatos. Notables densidades tienen también algunas
dependencias como la isla de Midway o la isla de Guam, ambas de EE UU.
Etnografía. Oceanía es actualmente un mosaico de razas. Australia y
Nueva Zelanda están pobladas mayoritariamente por blancos, debido a
la fuerte inmigración. En Australia la población indígena está
constituida por unos 145.000 hab. En cambio en Nueva Zelanda, los
maoríes, un pueblo de origen polinesio, constituyen actualmente el 10
% de la población. Las etnias más primitivas de Oceanía son la
australiana, la tasmaniana y la melanesia, del grupo australoide.
Nueva Guinea está habitada por gentes de raza papú, igualmente del
grupo australoide, aunque también viven en estado primitivo etnias
pigmoides. En general, los pueblos que habitan Melanesia son muy
heterogéneos. En los archipiélagos de Micronesia y Polinesia viven
pueblos del grupo europoide, de raza micronesia y polinesia, que han
formado culturas más desarrolladas.Lenguas. En Oceanía se hablan
lenguas indonesias, melanesias (fidji, sasak), micronesias,
polinesias (maorí), papú, además de las lenguas indígenas de
Australia y de Tasmania. Entre las lenguas introducidas por la
colonización, la principal es el inglés, hablada por más de 19
millones de personas en Australia y Nueva Zelanda. También se hablan
en algunas islas el japonés, el francés y el chino.Economía. La
economía de Oceanía, en términos modernos, tiene su origen en la
época colonial. Hay que recordar que antes de la colonización europea
la población activa de Oceanía se dedicaba sobre todo a una
agricultura y una pesca de subsistencia, mientras que la ganadería
estaba muy retrasada. La colonización tuvo como consecuencia
principal la potenciación de las actividades primarias, aunque varió
mucho de un Estado a otro. Australia y Nueva Zelanda han alcanzado un
importante desarrollo económico, que inicialmente se basó en la
explotación de los recursos zootécnicos y mineros, potenciándose
después la agricultura, y finalmente la industria, que ahora juega un
papel cada vez más preponderante. Hay que destacar la importancia de
la ganadería en Australia, especialmente la ovina, ya que este país
es el primer exportador mundial de lana. En Nueva Guinea, a pesar de
sus múltiples recursos naturales, la climatología ecuatorial se ha
constituido en un obstáculo para la colonización europea, lo que ha
retrasado la modernización de las estructuras productivas. En el
resto de Oceanía el desarrollo económico ha sido más bien exiguo por
la limitación de sus supeficies y de las riquezas naturales. Existen
en el Pacífico numerosos contrastes económicos, con islas de escasas
posibilidades de supervivencia. La economía de subsistencia todavía
sigue vigente en muchas islas mientras que en otras la producción ha
ido asumiendo un carácter comercial, gracias a la introducción de
plantaciones de caña de azúcar, café, cacao, ananás, cuya producción
se dedica a la exportación. Por otra parte, los bosques ecuatoriales
proporcionan también maderas preciosas duras. No hay que olvidar
tampoco el papel que desempeña la pesca en la economía de las islas.
Por lo que se refiere a la minería, los principales productos
extraídos son, en Australia, oro, plata, plomo, cobre, cinc, uranio,
lignito, carbón, petróleo, gas natural, bauxita, hierro. En Nueva
Caledonia existen yacimientos de níquel y hierro, en Nueva Guinea de
cobre y de plata, y en Nauru de fosfatos. La industria, como se ha
dicho anteriormente, se ha desarrollado sobre todo en Australia y
Nueva Zelanda. En el primer país destaca especialmente la industria
siderúrgica y química, y en el segundo la alimentaria. Otra de las
bases de la economía de las islas oceánicas es el turismo, que
todavía tiene muchas posibilidades de potenciación. En general, se
puede decir que la mayor parte de las islas disfrutan de condiciones
de vida superiores a las de la mayoría de los países del Tercer
Mundo. Dada la insularidad de estos países, su desarrollo depende
mucho del incremento de las vías de comunicación, especialmente de
las aéreas. Lógicamente, la red más completa de vías de comunicación
corresponde a Australia.Exploraciones. F. de Magallanes, al atravesar
el océano Pacífico (1519-1521) al servicio de Carlos V, llegaría
hasta las islas Marianas, abriendo el ciclo de los descubrimientos en
Oceanía. En 1528 A. de Saavedra consiguió desembarcar en la costa NO
de Nueva Guinea. América sería en aquel tiempo el punto de partida de
las expediciones españolas hacia Oceanía. A. de Mendaña descubrió las
Ellice, Salomón y Wake (1567), y las Marquesas y Santa Cruz (1595).
Fernández de Quirós avistó en 1605 las Tuamotú y en 1606 llegó a las
Nuevas Hébridas. L. Váez de Torres cruzó el estrecho entre Nueva
Guinea y Australia. En 1606 el holandés V. Janszoon descubrió las
islas de la Sonda y Australia, y entre 1642 y 1643 su compatriota
A.J. Tasman hizo lo mismo con Nueva Zelanda, Tasmania y las islas
Fidji. En 1722 Jacob Roggeveen llegaría hasta la isla de Pascua y las
Samoa. Los británicos Wallis y Carteret descubrirían en 1767 Tahití y
las islas de la Sociedad. Sería en s. XVIII cuando se llegaría a un
conocimiento total y a una exacta representación de Oceanía, gracias
sobre todo a los tres viajes del capitan Cook realizados entre 1768 y
1779.
HIST. La difusión del hombre en el continente australiano es
bastante reciente y se hizo a partir de pequeños grupos procedentes
de Asia. En Australia probablemente data del XV milenio a.J.C.,
aunque no puede descartarse que algunos milenios antes se hubieran
extendido grupos de protoaustralianos procedentes de Indonesia,
primero en Nueva Guinea y después en la propia Australia, Melanesia,
Tasmania y quizás Nueva Zelanda. La difusión en las grandes islas
occidentales del tipo melanesio parece más reciente. El poblamiento
de las islas dispersas a lo largo del Pacífico hasta Hawai y la isla
de Pascua se remonta posiblemente al II milenio a.J.C. Se trataba de
gentes de caracteres europoides-mongoloides portadoras de culturas
superiores. El aislamiento geográfico permitió que las culturas de
las islas conservasen hasta tiempos bastante recientes (ss. XVII-XVIII
) sus caracteres ancestrales. En conjunto se pueden distinguir tres
grupos culturales: australiano, papúa-melanesio y polinesio-micronesio
. Hasta el s. XIX estos pueblos se mantuvieron en unas civilizaciones
de tipo neolítico. Desconocían la metalurgia y avances técnicos tales
como la rueda o el telar. Este exiguo desarrollo técnico no
significaba necesariamente un retraso intelectual, como se puede
comprobar en las concepciones religiosas y metafísicas de algunos
pueblos, o en sus manifestaciones artísticas. La anexión del
territorio australiano a la corona británica fue rápida. La
colonización se inició en 1788 y en 1826 la totalidad del territorio
estaba sometida ya a la soberanía de Gran Bretaña. La resistencia de
los maoríes en Nueva Zelanda les permitió conseguir de la corona en
1840 garantías de respeto a sus propiedades tribales, que luego no
fueron cumplidas. Mientras tanto se difundían por las islas de
Oceanía misiones católicas y protestantes, de procedencia francesa,
estadounidense e inglesa, que actuarían como cabezas de puente del
proceso de colonización. Entre 1885 y 1900 Oceanía quedaría ya
repartida entre Gran Bretaña, EE UU, Francia y Alemania, que había
hecho acto de presencia después de 1850 ocupando Samoa. Desde 1901
Australia fue ya un Estado soberano y desde 1907 Nueva Zelanda.
Después de la I Guerra Mundial las posesiones alemanas se repartieron
entre Japón, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. Durante la II
Guerra Mundial, Oceanía se convirtió en un importante escenario de
operaciones bélicas, que devastaron numerosas islas. Al acabar la
guerra, los dominios germano-japoneses (Marianas, Carolinas y
Marshall) fueron transferidos en fideicomiso a EE UU, jugando un
papel importante en su sistema geoestratégico. En 1951 Australia y
Nueva Zelanda se unirían a este sistema estratégico, firmando con EE
UU el tratado del ANZUS, que reforzaba los vínculos militares y
político-económicos entre estos países. En 1959, Hawai se convertiría
en el 50 estado de EE UU. Finalmente el movimiento de descolonización
llegaría también a Oceanía, y entre 1962 y 1980 fueron logrando su
independencia Samoa Occidental (1962), Nauru (1968), Fidji y Tonga
(1970), Papúa Nueva Guinea (1975), las islas Salomón (1978), las
islas Ellice, actual Tuvalu (1978), las islas Gilbert, con el nombre
de Kiribati (1979), Nuevas Hébridas, hoy Vanuatu (1980); con un lapso
de un decenio la conseguirían las islas Marshall y Micronesia (ambas
en 1991) y en 1994 la República de Belau o Palau. Las islas dispersas
de Oceanía, tanto las que han accedido a la independencia como las
que siguen estando sometidas a la soberanía de otros Estados, carecen
de peso específico en el mundo y siguen manteniendo una gran
dependencia de las potencias occidentales.
Europa Uno de los seis continentes; 10.500.000 km2 (7 % de la tierra
emergida), 732.004.000 hab. Su territorio se extiende entre los 9o
27' long. O y 66 o 20' long. E y entre los 36 o lat. S y 71o 6' lat.
N. Limita al N con el océano Glacial Ártico; al S con el Cáucaso, el
mar Negro, el estrecho de Bósforo, el mar de Mármara, los Dardanelos
y el mar Mediterráneo; al O, con el océano Atlántico; y al E con los
montes Urales, el río Ural y el mar Caspio. Europa presenta un
contorno muy accidentado. Es la parte del mundo que en relación a su
superficie tiene un mayor desarrollo costero (37.900 km). Una
consecuencia de la configuración articulada del continente es que el
27 % de su superficie está ocupado por penínsulas y el 8 % por islas.
En la parte septentrional se encuentran la península Escandinava y la
de Jutlandia, así como las islas Británicas e Islandia, y en la parte
meridional la península Ibérica, la de Italia y la de los Balcanes,
al igual que las islas Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Malta y
Creta.
GEOGR. Geología y relieve. En el paisaje europeo predominan las
llanuras. De hecho, aunque la altitud media del continente llegue a
situarse en los 430 m, el 44 % de su territorio no supera los 150 m.
Se pueden distinguir cuatro grandes regiones geográficas de N a S. En
la parte septentrional del continente se encuentran los relieves de
Escandinavia y de las islas Británicas. Se trata de una serie de
macizos antiguos, de la orogénesis caledoniana, plegados al iniciarse
la era primaria y rejuvenecidos más tarde por los movimientos
tectónicos del terciario. En la península Escandinava el relieve
tiene dos vertientes diferentes: hacia el océano Atlántico se
presenta con montes escarpados, pendientes rápidas y numerosos
fiordos que han sido excavados por los glaciares, mientras que al S
desciende progresivamente en diversas llanuras hacia el golfo de
Botnia. En las islas Británicas, el relieve se ha desarrollado de
forma semejante: en Escocia aparecen las formas más bruscas, mientras
que más al S se encuentran las formas más suavizadas de los montes
Peninos y las llanuras, que han sufrido procesos de erosión más
intensos. El sector más antiguo del continente es la Europa oriental,
de edad precámbrica. Está ocupada por lo que se denomina la llanura
europea, que tiene una altura media de unos 200 m. Comienza en
Flandes, se abre por el N de Alemania y Polonia, para extenderse
después por Rusia. Está constituida por una plataforma, que aparece
recubierta por sedimentos tanto marinos como continentales. Algunos
terrenos se vieron enriquecidos por depósitos de loes. A veces aflora
también el zócalo precámbrico. Al S y al E de la llanura se elevan
respectivamente los montes de Crimea y los montes Urales. Entre el
golfo de Carelia y el mar Blanco se une a la llanura europea el
territorio de Finlandia (Escudo Báltico), que presenta el aspecto de
una meseta nivelada por la erosión y recubierta por terrenos
morrénicos. Al S de estas grandes llanuras se extiende una serie de
macizos antiguos que tienen su origen en la orogénesis herciniana: el
macizo Francés central, los Cèvennes, las Ardenas, los Vosgos, la
Selva Negra, el macizo Renano, la Selva de Turingia, los montes
Gigantes y los Sudetes. Estos macizos aislados son restos de montañas
más elevadas, plegadas a mediados de la era primaria, más o menos
dislocadas por los movimientos tectónicos del terciario y erosionadas
a lo largo del tiempo. Como consecuencia de ello carecen de crestas
agudas, presentando cimas en forma de cúpula o más bien llanas. Entre
estos macizos se encuentra una serie de depresiones ocupadas por
cuencas sedimentarias (Londres, París, Suabia y Franconia). En el S
de Europa, bordeando el mar Mediterráneo, se extienden las
cordilleras alpinas en un doble arco: las cordilleras Béticas, los
Apeninos italianos y los relieves de la península Balcánica en el
arco interior, y los Pirineos, los Alpes, el Jura, los Cárpatos y los
Alpes Dináricos, en el arco exterior. Se trata de los montes de
formación más reciente, originados en la orogénesis terciaria, con
plegamientos que han alcanzado a veces gran altura, como el del Mont
Blanc (4.807 m), punto culminante de Europa. Los violentos terremotos
que afectan algunas veces a zonas de Italia o de los Balcanes denotan
la inestabilidad actual de estas regiones.Clima. Aunque casi la
totalidad del territorio europeo se encuentra en la zona templada,
existe en la parte más septentrional una zona de clima ártico, con
temperaturas bajas durante todo el año, precipitaciones de nieve y
suelos helados. La franja que se extiende desde Noruega hasta el N de
Portugal y que comprende las islas Británicas, gran parte de Francia,
Países Bajos, costas occidentales de Dinamarca y Alemania hasta el
Oder, se caracteriza por un clima oceánico o atlántico, con inviernos
suaves, veranos templados, oscilaciones térmicas anuales limitadas
(unos 10 oC en Brest) y precipitaciones abundantes (entre 800 y 3.000
mm anuales). Pasando de las regiones occidentales del continente a
las centrales (Alemania sudoriental, Polonia, cuenca superior y media
del Danubio, Serbia, Bulgaria, etc.), se va atenuando la influencia
oceánica, lo que da lugar a inviernos más fríos, así como a
oscilaciones térmicas más acusadas y a precipitaciones menos
copiosas. En Europa oriental, dominada por un clima continental, se
produce ya un contraste entre los inviernos fríos y largos (con
suelos cubiertos de nieve y ríos helados durante 4-6 meses) y los
veranos calurosos, mientras que las lluvias son más bien moderadas,
más frecuentes durante el verano. Las oscilaciones térmicas pueden
alcanzar los 30 oC en Moscú. En el S de Rusia, con territorios
cubiertos de estepas, el clima se vuelve más árido, con altas
oscilaciones térmicas, elevadas temperaturas estivales. Junto al mar
Caspio se da ya un clima subdesértico. Finalmente, en el área
mediterránea domina un clima caracterizado por inviernos suaves y
veranos no excesivamente calurosos y secos. Las altas presiones
subtropicales mantienen una gran estabilidad climática durante el
verano al tiempo que impiden las precipitaciones, que se producen
principalmente durante la estación invernal.Hidrografía. Los Alpes
asumen una función determinate en la hidrografía europea. De ellos
nacen algunos de los principales ríos, como el Rin (1.326 km), que
desemboca en el mar del Norte, y el Ródano, el mayor río
mediterráneo. El Danubio, aunque no se origina directamente en los
Alpes, se alimenta de ellos y recorre de O a E el continente (2.850
km de long.), desde la Selva Negra hasta el mar Negro. Estos tres
grandes ríos desarrollan sus cursos en territorios predominantemente
llanos y son navegables. La extensa área de las llanuras europeas
favorece la navegabilidad de los ríos. Merecen destacarse en la parte
occidental de las llanuras europeas el Sena y el Loira, que vierten
sus aguas al océano Atlántico, en la parte oriental el Elba, que
desemboca en el mar del Norte, y el Oder y el Vístula, que lo hacen
en el mar Báltico. En Europa oriental los ríos se ramifican con una
dirección radial. El Neva y el Dvina Occidental vierten también sus
aguas hacia el mar Báltico. El Pechora y el Dvina Septentrional se
dirigen hacia el océano Glacial Ártico. El Volga, que con sus 3.351
km es el río más largo de Europa, va hacia el mar Caspio. El Dniéper,
el Don y el Dniéster desembocan en el mar Negro. El fraccionamiento
ha impedido la formación de una red hidrográfica extensa en el
Mediterráneo. Aparte del Ródano antes citado, destaca el Po (652 km).
La mayor parte de los grandes lagos europeos tienen un origen glaciar
y se localizan en los márgenes del escudo Báltico: Ladoga (18.400 km2
), Onega, Vänern, Iso-Saimaa; entre los que no son de origen glaciar
destacan el Balatón, en Hungría, y el Skadar, entre Albania y la
República de Montenegro. También existen numerosos lagos en la zona
alpina (Léman, 581 km2; Constanza, 538 km2). En los confines entre
Europa y Asia se halla el mar Caspio, un mar cerrado que, con 360.000
km2 de superf., es el lago de mayor extensión del mundo (si bien de
agua salada).Flora. La parte más septentrional del continente es el
reino de la tundra, con predominio de los arbustos y de las
asociaciones de musgos y líquenes. Más al S, todavía en el N de Rusia
y en Escandinavia, se extiende la taiga, con predominio de los
bosques de coníferas. Donde se da el influjo templado del Atlántico
aparecen los bellos bosques de latifolias como la encina, el haya, el
castaño, el olmo, el arce, típicos de Europa central. Bosques de
latifolias se encuentran también en la región balcánica. En las
llanuras rusas, a los bosques de coníferas les sucede la estepa
euroasiática, un dominio de extensas praderas. Finalmente, en el área
mediterránea se producen asociaciones características de árboles y
arbustos, que reciben el nombre de maquia. Entre las especies más
típicas están el pino marítimo y el de Alepo, el alcornoque, el
algarrobo, la carrasca, el lentisco, el brezo, la retama, el mirto.
Fauna. Las diversas regiones que conforman Europa no cuentan con
demasiadas especies típicas, ya que el efecto barrera de las cadenas
montañosas que separan la Europa meridional de la centroseptentrional
se ha visto contrapesado por los continuos cambios que han sufrido
todas las zonas. Confinado en determinadas áreas de Europa
septentrional vive todavía el alce. En estado salvaje se pueden
encontrar en Europa también otros rumiantes como los ciervos, los
corzos y los gamos, mientras que el bisonte vive sólo en Polonia. En
algunas regiones de Europa centromeridional está bastante difundido
el jabalí. También es característica la fauna alpina, con especies
típicas como el rebeco, la cabra montés y la marmota. Entre los
mamíferos difundidos en Europa destaca el tejón, la marta, el armiño,
el oso pardo, el lobo y el zorro. El único primate europeo es el mono
de Gibraltar, seguramente importado por el hombre. Entre los roedores
destacan los topos, las ardillas y las marmotas, y entre los
insectívoros el erizo. En aves, existen numerosas especies
paseriformes. Merecen mencionarse las codornices, los faisanes de
monte y las rapaces. Entre los reptiles están los lagartos, las
víboras y las tortugas, y entre los anfibios, las ranas y los
tritones. De las especies de peces cabe mencionar las truchas,
carpas, anguilas y los esturiones.Población. Después de Asia, Europa
es el segundo continente más habitado del planeta. Incluso su
densidad de población, con 68 hab./km2, es más elevada que la de
Asia. Sin embargo, la densidad varía de unas zonas a otras. Gran
Bretaña, Francia septentrional, Países Bajos, Alemania y el N de
Italia se caracterizan por sus elevadas densidades humanas (300-350
hab./km2), su fuerte urbanización y su desarrollado aparato productivo
. En el resto de Europa predominan densidades medias entre 50-100
hab./km2, con la excepción de las zonas mediterráneas más pobres y de
las llanuras rusas, donde los valores son inferiores a los 50 hab./km2
. En las tierras nórdicas la densidad humana está por debajo de los
10 hab./km2. Como contraste con esta elevada densidad demográfica,
Europa es el continente que tiene un crecimiento de población más
bajo, como consecuencia de los bajos índices de natalidad. El
resultado de este fenómeno es el envejecimiento de la población.
Ciudades. El continente europeo es una de las partes del mundo más
urbanizadas, ya que aproximadamente la mitad de su población vive en
las ciudades. La industrialización originó en el O de Europa grandes
núcleos urbanos, en torno a ciudades como Londres (6.678.000 hab.) o
París (2.152.000 hab.). La cuenca del Ruhr agrupa también importantes
ciudades industriales (Düsseldorf, Essen). Otras zonas industriales
de elevada urbanización son las regiones flamencas (Bruselas,
Rotterdam, Amsterdam), el Midlands del centro de Inglaterra
(Liverpool, Manchester, Birmingham), el N de Italia (Turín, Milán) y
la cuenca del Elba (Dresde, Hamburgo). De más reciente constitución
son el núcleo urbano surgido en torno a Moscú (8.769.000 hab.), la
cuenca del Don y la cuenca carbonífera de Silesia. Después de la
reunificación de Alemania, Berlín (3.377.000 hab.) ha recuperado su
importante papel en Europa. Existen también núcleos urbanos más
aislados surgidos en torno a grandes ciudades, en la región
escandinava (Estocolmo, Copenhague), en la mediterránea (Roma,
Nápoles, Barcelona, Madrid), en la del Danubio (Viena, Belgrado), en
Rusia (San Petersburgo) y en Ucrania (Kíev).Etnografía. Europa estuvo
habitada desde tiempos remotos, como demuestran los restos fósiles
hallados y las numerosas culturas líticas que se han descubierto. Sin
embargo, se trataba de un poblamiento discontinuo. A partir del V
milenio a.J.C. penetran en Europa pueblos agrícolas y pastores de
Asia y el N de África, sobre todo a lo largo del eje del Danubio y
del E del Mediterráneo. Desde entonces y hasta la Edad Media, Europa
acogería diversas olas de pueblos asiáticos. Todos estos pueblos se
mezclaron entre sí dando origen a etnias poco conocidas todavía:
celtas, iberos, ligures, umbros, helenos, germanos, escitas, etc. Las
regiones situadas al N y al E de la línea Danubio-Rin se convertirían
más tarde en una zona de transición y de formación de nuevas etnias,
como los godos, visigodos, sajones, francos, lombardos, hunos,
búlgaros, etc. El declinar del Imperio romano significaría la
difusión por Europa de las etnias de las zonas centroorientales,
conformando el tejido étnico vigente hoy en Europa. Actualmente se da
un predominio de la familia indoeuropea de raza blanca, que ha dado
lugar en el N y el centro de Europa al grupo de pueblos germánicos.
Al E de éstos se encuentran los pueblos eslavos, al O el mundo
latinizado de raíces celtas y al S los pueblos latinos. Existen
también pueblos con caracteres mongoloides como los calmucos del bajo
Volga, los kirguises del alto Volga y los bashkiros de los Urales
meridionales.Lenguas. Como consecuencia de esta distribución étnica,
las lenguas de la familia indoeuropea predominan también en Europa. A
esta familia habrían pertenecido, entre otras, las ramas del griego,
itálico, celta, germánico, báltico, eslavo, albanés, que dieron lugar
a las lenguas habladas por la mayoría de la población del continente:
lenguas románicas (francés, español, italiano), inglés, alemán, ruso,
etc. El siguiente grupo en importancia es el de las lenguas
aglutinantes uraloaltaicas. De esta segunda familia formaban parte
las subfamilias altaica y urálica, dividida esta última a su vez en
los grupos finougrio (finlandés, lapón, estonio, húngaro) y samoyedo.
Finalmente, no faltan grupos menores.Religiones. El cristianismo, en
sus diversas confesiones, es la religión practicada por la inmensa
mayoría de los europeos (93 %). El catolicismo está difundido sobre
todo en Italia, Francia, España, Portugal, Irlanda, Eslovaquia,
Lituania, Eslovenia, Croacia, Austria y en parte de Alemania y
Hungría. Las confesiones protestantes son mayoritarias en los países
germánicos, anglosajones y escandinavos. Finalmente, son ortodoxos
los griegos, los eslavos orientales, los rumanos, los búlgaros y los
serbios. Por otra parte, existen en Europa importantes minorías de
musulmanes (bosnios, albaneses y turcos), así como algunos grupos que
practican la religión judía.Agricultura y ganadería. La superficie
agrícola utilizada en Europa representa el 29 % del total, lo que
convierte al continente europeo proporcionalmente en el más cultivado
del planeta. Además, la agricultura europea es la más mecanizada de
todo el mundo, lo que explica que ocupe una parte poco importante de
la población activa. Los principales cultivos son trigo, centeno,
cebada, avena, maíz, patata, remolacha, tabaco, uva, aceite de oliva,
agrios, hortalizas. Sin embargo, la agricultura ofrece panoramas muy
variados de un país a otro, no sólo por las condiciones ambientales,
sino también por los factores organizativos. Así, en Europa central,
la agricultura se encuentra muy desarrollada, tanto por las
favorables condiciones climáticas y del suelo, como por su alto grado
de racionalización. En general es un área muy apta para el cultivo de
cereales y está siendo muy explotada también para el cultivo de
forrajes destinados a la ganadería. En este sentido, las zonas
agrícolas más ricas y rentables de Europa se encuentran en los Países
Bajos, Dinamarca, Francia, Alemania y el N de Italia. También en
algunos países de Europa oriental, como Polonia, Hungría y Bulgaria,
está muy difundida la agricultura como soporte de la ganadería. En la
península Balcánica está ampliamente extendido el cultivo de
cereales. En las zonas mediterráneas los cultivos más productivos son
los de frutas, especialmente agrios, olivos y vides. La disponibilidad
de recursos forestales en Europa es también importante, dado que el
32 % de su superficie está cubierta de bosques. Especialmente
notables son los recursos forestales de Rusia y de los países
escandinavos, donde existe una industria muy desarrollada para la
elaboración de la madera así como para la producción de papel y pasta
de madera. El 18 % de la superficie europea está dedicada a pastos y
prados. La ganadería europea está constituida sobre todo por bovinos,
ovinos, porcinos y aves de corral. En Dinamarca e Irlanda, la
ganadería, especialmente la bovina, constituye la base de la economía
. Los Países Bajos, Suiza y otros países de Europa centrooccidental,
como Alemania, han desarrollado también una notable ganadería bovina
intensiva. En Alemania existe, asimismo, una importante ganadería
porcina. Los ovinos se crían sobre todo en los países septentrionales
y en las zonas mediterráneas. En general, el volumen de la producción
zootécnica de Europa es suficiente para satisfacer las necesidades
alimentarias del continente, con muy importantes excedentes de
productos derivados como la leche, mantequilla, conservas de
alimentos, etc. La pesca es una actividad importante para algunos
países como Noruega, Islandia y Dinamarca, que basan en ella su
economía, y también desempeña un papel relevante en la economía de
otros países que aprovechan los importantes recursos pesqueros del
océano Atántico.Minería e industria. Europa dispone de variados
recursos minerales, aunque sólo en algunos de ellos cuenta con
reservas importantes. Existen notables yacimientos de carbón en Gran
Bretaña, el N de Francia, Bélgica, Alemania y Silesia, cuencas que se
han convertido también en grandes centros industriales. En cambio, no
son tan importante las disponibilidades de hidrocarburos, que en
parte han de ser importados. El primer país petrolífero de Europa fue
Rumania, aunque sus reservas son modestas. Existen importantes
yacimientos de petróleo en Rusia y en el mar del Norte, sobre todo en
las aguas territoriales de Gran Bretaña y Noruega, donde se extraen
además notables cantidades de gas natural, producto del que también
existen yacimientos en los Países Bajos, Rumania, Italia, etc. El
principal potencial de energía hidroeléctrica se concentra en los
Alpes. Europa cuenta también con yacimientos de numerosos minerales
metálicos, aunque no son siempre suficientes para las necesidades de
su industria. Existen importantes recursos de minerales de hierro,
especialmente en Francia, Polonia, Gran Bretaña y Suecia. Por lo
demás, Europa dispone de notables cantidades de bauxita, mercurio y
sales potásicas. Con todo, las reservas energéticas y de minerales
resultan insuficientes para abastecer la industria europea. Los
centros más importantes de la poderosa industria siderúrgica europea,
que proporciona casi la tercera parte del acero del mundo, se
encuentran en Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y Polonia.
Igualmente cuentan con una importante siderurgia Bélgica, Rumania,
España, etc. También proporciona un tercio de la producción mundial
la industria automovilística. En general, la industria mecánica, que
cuenta como base con las grandes producciones siderúrgica y
metalúrgica de Europa, ha alcanzado un alto grado de desarrollo.
Destaca, asimismo, la industria naval, con muchos años de tradición.
La industria electrónica también está muy desarrollada, aunque
todavía no haya alcanzado el nivel de Japón y EE UU. No hay que
olvidar, finalmente, las industrias química, farmacéutica, textil y
alimentaria, que también tienen dimensiones importantes y de sempeñan
un papel de primer plano en la economía mundial. Un caso aparte es el
de los países de Europa oriental, que durante un tiempo contaron con
una economía planificada. Después de la II Guerra Mundial orientaron
su desarrollo a la industria de base, ya que la mayoría de los países
tenía una estructura económica agrícola-ganadera. A partir de los
años setenta comenzó a potenciarse también la industria de bienes de
consumo. El paso de una economía planificada a otra de libre mercado,
después del derrumbe de los regímenes comunistas, puso de manifiesto
la falta de competitividad de la industria de los países de Europa
oriental, que se ha visto obligada a una fuerte reestructuración.
Comunicaciones y comercio. El transporte marítimo tiene una gran
importancia en Europa, ya que proporciona las materias primas
necesarias para las industrias europeas. No es extraño, pues, que los
principales puertos se encuentren en el mar del Norte: Hamburgo,
Amberes, Rotterdam, Londres, Liverpool. Los grandes ejes de las
comunicaciones en Europa unen los puertos con las zonas interiores
industrializadas. Esto es especialmente aplicable a las
comunicaciones fluviales. Ríos y canales constituyen una trama
continua que une Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania. El Rin es
sin duda la vía de agua interior más importante, ya que atraviesa el
área más industrializada de Europa. Las comunicaciones fluviales
transversales han adquirido también gran desarrollo (canal entre el
Elba y el Rin), aunque sean menos importantes. El ferrocarril, con
394.000 km de vías trazados, es la base de las comunicaciones por
tierra en Europa. Las redes más densas se encuentran en las áreas
industriales de Europa noroccidental, alrededor de las grandes
ciudades y de los puertos de mayor tráfico. Las carreteras se han
visto mejoradas, y han facilitado el empleo a gran escala del
automóvil. También ha cobrado gran impulso la construcción de
autopistas, que unen actualmente ya todos los países del continente.
Los países de la Comunidad Europea cuentan con el más denso sistema
de carreteras del mundo. También los transportes aéreos tienen una
gran importancia para Europa, dada la proyección mundial de sus
intereses. Los principales aeropuertos son los de Londres, París,
Frankfurt, Zurich, Roma. El comercio de Europa está basado en la
importación de materias primas, sobre todo del Tercer Mundo, y la
exportación de sus productos industriales. Existen importantes
intercambios comerciales con América del Norte, siendo ligeramente
deficitaria la balanza comercial con EE UU. Los intercambios con
Japón registran un saldo claramente pasivo, dada la competitividad de
los productos japoneses. Con las antiguas colonias se siguen
manteniendo vínculos comerciales, que se traducen en la importación
de materias primas. En cuanto a los intercambios en el interior del
continente, destaca el acuerdo logrado entre la Comunidad Europea y
la EFTA para constituir un gran mercado europeo libre de barreras
comerciales. Por otra parte, la Comunidad Europea importa de Rusia
materias primas y exporta tecnología y servicios.
HIST. Prehistoria. Las numerosas exploraciones llevadas a cabo
desde el s. XIX han permitido descubrir en Europa numerosos
yacimientos de restos prehistóricos. Así, las estaciones paleolíticas
aparecen distribuidas en muchas zonas desde el Atlántico hasta el mar
Caspio. Al período mesolítico se remontan algunas culturas surgidas
en Europa occidental (Sauveterriano, Tardenoisiano, Aziliano) y
septentrional (Maglemosiano, Ahrensburghese). Las culturas neolíticas
más antiguas se cree que han aparecido en la península Balcánica
(Starcevo, Sesklo). A través del Mediterráneo irradiaron algunas
culturas de la cerámica. A partir de entonces florecerían en Europa
diversas civilizaciones agrícolas, tanto en el área mediterránea
(Lagozza, Chassey), como en el área balcánica y en la nórdica. La
aparición de la primera metalurgia del cobre dio pie al surgimiento
de nuevas culturas. El descubrimiento de la aleación del cobre y
estaño y las mayores posibilidades de intercambio permitieron en la
Edad del Bronce la aparición de culturas de gran extensión
territorial, tanto en Europa central (cultura de los campos de urnas)
como en el Mediterráneo, especialmente en Italia. Ya durante la Edad
del Hierro, iniciada en el I milenio a.J.C., aparecerían grandes
civilizaciones (Hallstatt y La Tène).La antigüedad grecorromana. Los
orígenes históricos de Europa se remontan al enfrentamiento entre las
ciudades griegas y el Imperio persa (s. V a.J.C.), que significaron
la contraposición de una cultura propiamente europea ante Asia,
constituida como un imperio que era gobernado despóticamente. A la
incorporación de Macedonia al sistema de alianzas y rivalidades entre
las ciudades griegas, siguió la pretensión de Alejandro Magno (356-
323 a.J.C.) de fundir en un nuevo imperio la civilización griega con
la persa y de trasladar el centro de gravedad de la civilización
europea hacia Occidente. Mientras sus sucesores intentaban llevar a
cabo esta pretensión, se constituía en la península Itálica, en torno
a Roma, otro centro político de la cultura europea, que también
recogería la herencia griega. En su extensión por la cuenca
mediterránea, Roma constituyó un imperio con el que se llegó a
identificar Europa como unidad político-cultural. Con el tiempo, el
Imperio iría perdiendo su fortaleza y su centralidad, al tiempo que
debía sufrir la presión de fuerzas externas, tanto en Oriente (por
parte de los partos) como en el Danubio y el Rin. A ello se venía a
sumar la aparición de una religión nueva, el cristianismo, que
desafiaba el culto imperial, considerado como sostén religioso de la
autoridad estatal. Así se llegó a la división del Imperio en dos
partes, Oriente, con capital en Constantinopla, y Occidente, con
capital en Roma, consolidada en el s. IV d.J.C. Ello vino a coincidir
con el traslado del centro de gravedad de Europa hacia Occidente,
donde el elemento germánico acabaría consolidándose. Se conformaron
así reinos romano-germánicos en la Galia, España, Italia y Alemania.
Mientras tanto, Justiniano conseguía recomponer parcialmente en el s.
VI los territorios romanos de Oriente, reforzando así el componente
bizantino de Europa.La Edad Media. Como resultado de las conquistas
de los francos sobre los otros pueblos romano-germánicos, llevadas a
cabo entre los ss. V y VIII, se constituyó el Imperio carolingio, lo
que significó la reconstrucción de la unidad de Occidente. En esta
época emergieron también el Papado y la Iglesia como fuerza unitaria
en competencia con el poder político. Se configuraba así una Europa
latino-germánica cada vez más diferenciada de la cultura bizantina.
En este ámbito occidental se desarrolló el sistema feudal, que tuvo
sus antecedentes en la difusión de los latifundios en el Imperio
romano tardío. La estructura unitaria del Imperio carolingio también
se resquebrajó, no sólo por el sistema de división hereditaria y por
la presión de los árabes, escandinavos, eslavos y magiares, sino
también por la acentuación de las diversidades étnicas entre los
diversos reinos. Fue el preludio de la Europa de las naciones. Con
todo, la Europa latino-germánica se irá extendiendo al N y al E,
tanto por la acción de la Iglesia como por el apoyo interesado de los
soberanos. Se incorporan así a ella anglos, celtas, escandinavos,
eslavos y magiares. La lucha de las investiduras (1059-1122)
debilitaría el prestigio del Imperio y contribuiría a hacer del
Papado la autoridad preeminente en Europa. De iniciativa papal son
las cruzadas de los ss. XIXIII, llevadas a cabo no sólo en Tierra
Santa sino también hacia la España islámica. En ellas se dan también
objetivos territoriales, políticos y económicos, que permitirían la
ampliación de la Europa cristiana. La cultura empieza a renacer en
las universidades, que cuentan con privilegios pontificios, aparecen
nuevas órdenes religiosas, renace la civilización urbana, con la
reivindicación de las libertades de las ciudades, y se constituyen
Estados nacionales en Francia, Inglaterra, Aragón, Castilla, etc. En
el s. XIV, el elemento unitario de la cristiandad que había dado
cohesión a la Europa latino-germánica se debilita por la crisis del
Imperio y del Papado, afectado éste por el cisma de Occidente, lo que
favorece el particularismo de los Estados nacionales. Junto a ello se
activa el intercambio comercial, y aparece un nuevo fenómeno
cultural, el humanismo, que había de poner en crisis la escolástica
medieval. El avance de los turcos, que toman Constantinopla en 1453,
provoca la pérdida de algunas regiones de Europa.La Europa moderna.
El Renacimiento supone la sustitución de los vínculos religiosos y
políticos que habían sido el fundamento de la Europa cristiana
durante la Edad Media. Surge así por una parte la Europa de los
Estados nacionales con tendencias hegemónicas, gobernados con un
régimen absolutista. La unidad de la cristiandad es cada vez más un
recuerdo del pasado, a pesar del intento de Carlos V por revitalizar
el Imperio. Por otra parte, Europa se divide en diversas confesiones
religiosas, originadas bajo el influjo de poderosas personalidades
como Lutero, Calvino, Zuinglio, que abanderan una rebelión
antirromana. Los conflictos bélicos que se originan, incluso los de
religión, tienen como trasfondo el equilibrio político. Las
exploraciones y los descubrimientos agudizan la lucha entre los
diversos Estados europeos por el dominio de los mares y sus rutas, y
por la explotación de los recursos de las tierras recién
descubiertas. Primero participan en ella Portugal y España, que ve
reforzada su posición con el descubrimiento de América, y más tarde
se incorporarían Inglaterra, Holanda y Francia. La explotación de las
riquezas de ultramar, la importación de grandes cantidades de oro y
plata supondrá un gran impulso de crecimiento para el capitalismo en
Europa. En el s. XVIII los nuevos avances técnicos permitirían el
desarrollo de la revolución industrial en Europa. Mientras tanto, la
crítica racionalista de los filósofos de la Ilustración significará
una nueva crisis para la Europa cristiana y para los Estados
absolutistas que la constituían.La Europa contemporánea. Fruto de
esta crisis es la Revolución francesa (1789), exportada al continente
por el Imperio napoleónico. Las conquistas llevadas a cabo por los
ejércitos revolucionarios franceses, bajo la excusa de liberar a los
pueblos de los tiranos, permitieron a Napoleón canalizar las fuerzas
de la nueva Francia e instaurar al mismo tiempo un nuevo sistema
hegemónico sobre el continente, derrotado finalmente en Waterloo
(1815). Las guerras napoleónicas supusieron un resquebrajamiento de
la hegemonía europea en ultramar, ya que, por una parte, se
consolidaba la independencia de EE UU y, por otra, se iniciaba la de
las colonias hispanoamericanas. El Congreso de Viena intentó restaurar
un sistema de equilibrio en Europa bajo la hegemonía de las grandes
potencias. El sistema de la Restauración se matuvo vigente en Europa
prácticamente hasta la mitad del s. XIX, a pesar de las convulsiones
liberales que afectaron al continente en 1820-1821 y en 1830. En 1848-
1849 una oleada revolucionaria recorre Europa. Convergen en ella el
radicalismo político, que reclama el poder para el pueblo a través
del sufragio universal, y el socialismo, que reivindica además una
reforma de las estructuras económico-sociales. La revolución
industrial había convertido a la burguesía en la clase dominante de
Europa occidental. Ante ella emergía la clase obrera, hacinada en las
grandes ciudades en condiciones muy penosas. La segunda Restauración
(1850-1860) no conseguirá ahogar las aspiraciones y la insatisfacción
de capas sociales cada vez más amplias. A ello se unía el
reforzamiento de la conciencia nacional en Italia y Alemania, que
propiciarían los correspondientes procesos de unidad. Todo ello
traería consigo la afirmación de la Europa de las naciones, de los
regímenes constitucionales y de la burguesía industrial,
manufacturera y bancaria que impulsaría la expansión colonial en
África y Asia. El imperialismo colonial en ultramar, protagonizado
por países como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y
Portugal, se combinaba con las rivalidades existentes dentro del
continente, provocando una carrera armamentista. La consecuencia de
este proceso sería el estallido, ya en el s. XX, de la I Guerra
Mundial (1914-18). La denominada Gran Guerra supuso el declinar de la
hegemonía económico-política de Europa en el mundo, un proceso que se
completaría con la II Guerra Mundial. Al acabar la I Guerra Mundial
no sólo se había producido la primera revolución socialista triunfante
en Rusia, sino que también habían aparecido nuevos Estados
plurinacionales como Yugoslavia y Checoslovaquia. El nuevo orden
europeo no pudo conservar la estabilidad en el continente durante
mucho tiempo. La pretensión de los vencedores de reducir a una
perpetua sumisión a los vencidos pronto se demostró ilusoria. Los
Estados europeos se vieron afectados por nuevas dificultades
económicas y políticas, ya que las instituciones tradicionales
representativas sufrían la acometida de fuerzas que las contestaban
con una gran capacidad de movilizar a las masas. A los movimientos
obreros estimulados por el triunfo de la Revolución soviética se
sumarían los movimientos de inspiración nacionalista y de ideología
autoritaria y antidemocrática. Este último fenómeno desembocaría en
el ascenso al poder del fascismo en Italia (1922) y del
nacionalsocialismo en Alemania (1933). Se vuelve a intensificar la
carrera armamentista y la política de alianzas militares. La precaria
paz en Europa se rompe finalmente con las reivindicaciones de la
Alemania nazi sobre Polonia, desencadenando la II Guerra Mundial, que
sobrepasa el ámbito continental por el enfrentamiento del eje Berlín-
Roma-Tokyo frente a la alianza de Gran Bretaña, EE UU y Rusia. El
final de la II Guerra Mundial, con la derrota de las potencias del
Eje, significaría el fin de la hegemonía de Europa en el mundo. Los
vencedores, después de un período de colaboración, acentuaron sus
diferencias ideológicas en sus respectivas esferas de influencia, lo
que determinó la creación en el continente de dos bloques
enfrentados, el occidental «democrático», que contaba con el apoyo
económico y político de EE UU, y el oriental «socialista», controlado
por la URSS. La división de Alemania en dos Estados, sometidos a
esferas de influencia enfrentadas, vino a ser la expresión del nuevo
orden en Europa. Los años de la denominada «guerra fría» estuvieron
marcados por la reconstrucción económica de Europa y el surgimiento
de nuevas estructuras supranacionales. En la Europa occidental
aparecería primero la Organización Europea de Cooperación Económica
(OECE), en cuyo seno se crearía la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero (CECA), germen del Mercado Común Europeo, más tarde Comunidad
Europea y por último (1993) Unión Europea. Los países occidentales
que no se integraron en este último organizaron la EFTA, la Europa
del libre cambio. Al mismo tiempo, Europa occidental se integraba en
una alianza político-militar más amplia, la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN), liderada por EE UU. El bloque oriental
replicó con la creación del Pacto de Varsovia, de carácter militar, y
de una organización económica de asistencia mutua, el COMECON. A
partir de 1985, el colapso del sistema comunista en la URSS llevaría
a Mijail Gorbachov a impulsar importantes reformas políticas y
económicas en la Unión Soviética y en todo el bloque oriental. Pero
los regímenes comunistas acabaron desmoronándose, lo que permitió la
reunificación de Alemania, y la propia URSS se desintegró. El fin de
la guerra fría significó sin embargo la reactivación de los
conflictos étnicos y nacionales, que provocarían importantes
modificaciones en el mapa de Europa. Tras proclamarse independientes,
entre 1991 y 1992, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Bosnia-
Herzegovina, Yugoslavia quedó reducida a Serbia y Montenegro; la
guerra que estalló en estas repúblicas balcánicas finalizó con el
acuerdo de paz de noviembre de 1995 para Bosnia. El 1 de enero de
1993 se proclamaron independientes la República Checa y Eslovaquia.
África Uno de los seis continentes; 30.271.000 km2 de superf. (el 20
% de la tierra emergida), 647.000.000 hab. Su territorio se extiende
entre los 37o 20 lat. N (cabo Blanco, Tunicia) y los 34o 51 lat. S
(cabo Agujas, Sudáfrica) y entre los 17o 32 long. O (cabo Verde,
Senegal) y los 51o 23 long. E (cabo Guardafuí, Somalia). Limita al N
con el mar Mediterráneo; al S con la unión de los océanos Índico y
Atlántico; al E con el océano Índico y con el mar Rojo; y al O con el
océano Atlántico. Los límites del continente africano son casi
exclusivamente marítimos. Únicamente el istmo de Suez, abierto desde
1869 por el canal del mismo nombre, une el territorio de África con
el de Asia. Cuenta, pues, con unos 30.000 km de costas, generalmente
llanas y bajas al N, y altas y escarpadas al S. Un número reducido de
islas bordea sus costas. En el océano Índico se encuentran
Madagascar, Comores, Seychelles y Socotora; en el océano Atlántico,
Madeira, Canarias, Ascensión, Santa Elena, Cabo Verde, Bioco
(Fernando Poo) y Santo Tomé.
GEOGR. Relieve. La masa continental de África se halla sobre la
placa africana y comprende una parte del escudo precámbrico. Hace
millones de años, África estuvo unida a América del Sur, la India,
Australia y la Antártida, formando un continente denominado Gondwana.
La placa africana, formada por la fragmentación de este antiguo
continente, se desplaza, según algunas teorías, hacia el N
hundiéndose bajo la placa europea. Las tierras que conforman el
continente africano han conservado sustancialmente la integridad
estructural desde sus orígenes. Con una altitud media de 750 m, el
relieve africano se compone de un conjunto de grandes mesetas:
Sahara, Sudán, África centroecuatorial, Congo o Zaire y sudafricana.
Sobre ellas se elevan algunas cadenas montañosas: al N, el Atlas y
los antiguos macizos volcánicos saharianos del Ahaggar y de los
montes Tibesti; al O, los macizos de Futa Yalon, Loma y Adamaoua; al
E, el macizo Etíope, los montes Mitumba, Virunga y Ruwenzori; y al S,
los montes Drakensberg. El punto culminante del relieve africano es
el Kilimanjaro, en Kenya, un macizo volcánico reciente de 5.895 m de
alt. Al E del continente africano dos grandes fosas tectónicas rompen
también la monotonía de las mesetas: la centroafricana, que va desde
la bahía de Sofala hasta el valle del Nilo medio, y la sirio-
africana, que se inicia en el O del Kilimanjaro y continúa hacia el N
en el mar Rojo y el mar Muerto.Clima. El ecuador, que atraviesa el
continente por su parte central, determina el predominio de un clima
cálido en África. En la franja ecuatorial, junto a las altas
temperaturas (25-26 oC), con escasas variaciones térmicas diarias y
estacionales, se producen abundantes lluvias (siempre por encima de
los 1.800 mm) durante todo el año. En las dos franjas de clima
tropical que se extienden al N y al S de la zona ecuatorial, las
temperaturas son también elevadas, pero presentan variaciones
térmicas diarias y estacionales más acusadas a medida que se alejan
del ecuador. Se desarrolla además un régimen tropical de dos
estaciones, la de las lluvias (durante los meses de verano al N del
ecuador y durante los meses invernales al S). En las zonas desérticas
del Sahara, del Kalahari y de Namibia, con elevadísimas temperaturas,
las oscilaciones térmicas diarias pueden llegar hasta los 40 oC,
mientras que las precipitaciones son muy escasas o nulas. Finalmente,
tanto en las regiones septentrionales como en las australes existe un
clima de tipo mediterráneo, con temperaturas moderadas (medias
estivales de 25 oC e invernales de 13-15 oC) y lluvias invernales al
N y estivales en la punta meridional del continente.Hidrografía. La
superficie del continente africano está distribuida en escasas pero
amplias cuencas fluviales. Las grandes dimensiones de sus ríos tienen
su origen en la morfología mesetaria predominante en África. El más
largo de todos los ríos de África y del mundo es el Nilo (6.600 km),
que recoge buena parte de las aguas de la parte oriental del
continente y desemboca en el mar Mediterráneo. Sin embargo, la mayor
parte de las aguas caídas en África va a parar al Atlántico, a través
de grandes ríos como el Congo o Zaire, el Níger y el Orange. El
Zambeze y el Limpopo llevan al océano Índico las aguas de las zonas
centromeridionales de África. Las superficies endorreicas del
continente corresponden a algunas de las más marcadas cuencas
depresivas, sobre todo las de los lagos Chad y Ngami. En realidad, la
mayor parte de los lagos africanos ocupan el fondo de las fosas
tectónicas de África oriental (Mobutu Sese Seko, Eduardo, Kivu,
Tanganyika, Malawi). Únicamente el más extenso de África, el
Victoria, es un lago de altiplanicie. Especialmente extensas en
África son las cuencas arreicas (Sahara y Kalahari), dada la amplitud
de los desiertos, donde la escasez de precipitaciones impide la
formación de auténticos ríos.Flora. A partir del ecuador se suceden,
siguiendo las zonas climáticas, tanto en la zona boreal como en la
austral, la selva virgen, la sabana arbórea, la sabana arbustiva y el
desierto, más allá del cual reaparecen las zonas arbustivas y, en los
extremos, las áreas de vegetación mediterránea. En los exuberantes y
casi impenetrables bosques de la zona ecuatorial abundan árboles de
maderas preciosas como el ébano, la caoba, el palisandro y la teca.
En los grandes cursos fluviales se desarrollan exuberantes bosques de
galería, donde las ramas de los árboles forman bóvedas sobre los
ríos. En las sabanas y en las estepas herbáceas de las zonas
subtropicales se levantan sobre las altas hierbas enormes árboles
como el sicomoro, el árbol del pan y el baobab. Sólo las especies
adaptadas a la aridez pueden sobrevivir en las zonas desérticas,
aunque en los oasis crecen plantas datileras y se puede llegar a
cultivar hortalizas y cereales. Finalmente, en las zonas más
septentrionales y meridionales del continente se encuentran encinas,
pinos, vid, olivo, agrios y se cultivan legumbres, arroz, trigo, e
incluso algodón, café y tabaco.Fauna. Con los ambientes anteriormente
citados se relaciona la diversidad de la vida animal africana. En la
franja de la selva virgen existe una limitada variedad de animales.
Entre los mamíferos más frecuentes destacan los simios como el gorila
y el chimpancé. En cambio, son muy numerosas las especies de insectos
, reptiles y aves. Por el contrario, en las sabanas y en las estepas
proliferan las especies de mamíferos como los antílopes, gacelas,
avestruces, jirafas, cebras, elefantes, leones y leopardos. Entre los
insectos de la sabana destaca la termita. En el desierto se pueden
encontrar animales domésticos, como los camellos y los dromedarios.
En las zonas templadas, junto con los animales mediterráneos típicos,
existen otras especies como los cocodrilos, buitres, garzas, hienas y
chacales.Población. África, con más de 600 millones de habitantes,
sigue siendo un continente poco poblado a pesar del importante
desarrollo demográfico de las últimas décadas. De hecho, su densidad
está situada en torno a los 20 hab./km2, aunque la distribución de la
población es muy desigual. Tanto la franja ecuatorial como las zonas
desérticas continúan estando escasamente pobladas por las condiciones
ambientales adversas. En la franja del Sahel la densidad es de 3-4
hab./km2. En algunas áreas costeras del golfo de Guinea, de África
oriental, así como en la zona de El Cabo y en el África mediterránea
existen frecuentemente densidades de 40-50 hab./km2. Finalmente, en
el valle del Nilo, que desde el punto de vista demográfico siempre ha
sido un caso particular dentro de África, se alcanzan las densidades
más elevadas, 700 hab./km2 como media.Ciudades. Aunque gran parte de
la población africana vive todavía en las zonas rurales, el
desarrollo urbano es en la actualidad muy acelerado. En un período de
tiempo de 10-15 años gran parte de las principales ciudades africanas
han doblado su población. Con todo, sólo 16 ciudades superan
actualmente el millón de habitantes: El Cairo, Kinshasa, Alejandría,
Gizeh, Casablanca, Abidján, Luanda, Argel, Nairobi, Addis Abeba,
Dakar, Dar es Saalam, Lagos, Ibadán, Kampala y Maputo. El Cairo es la
ciudad más poblada de África, con más de 6 millones de hab. y más de
13 millones en su aglomeración urbana. Entre las 26 ciudades que
superan los 500.000 hab. destacan Accra, Duala, Brazzaville,
Antananarivo, Lusaka y Ciudad de El Cabo.Etnografía. Al N del Sahara
predominan las poblaciones de raza blanca. Las más antiguas son las
poblaciones del bajo Nilo y los bereberes. A ellas se superpusieron a
partir del s. VII los árabes. En todo el área mediterránea siguen
existiendo también algunas minorías europeas, principalmente
franceses e italianos. Al S del Sahara dominan las poblaciones
negras. En las zonas de contacto existen poblaciones resultantes de
antiguas mezclas entre blancos y negros, como los etíopes, los teda
del Sahara central y los fulbé de Sudán. En Madagascar oriental viven
también poblaciones originadas por la mezcla de negros y malayos. Los
negros propiamente dichos están constituidos por varios grupos de
poblaciones, entre las que destacan los bantúes, el grupo más numeroso
, los nilóticos del medio y alto Nilo, los sudaneses y los guineanos.
Los grupos de población más antiguos son los pigmeos, los bosquimanos
y los hotentotes, relegados a las zonas más inhóspitas de África
ecuatorial y austral. En la zona meridional de África existe también
una importante minoría de población blanca de origen inglés y holandés
.Lenguas. En África se hablan tres grandes grupos de lenguas. El
grupo camito-semita, extendido sobre todo por el N de África, está
constituido por lenguas de origen semita, como el árabe y el amárico
etiópico, y por las lenguas autóctonas camíticas habladas por
bereberes, coptos, somalíes y galas, a las que se superpusieron las
primeras. El grupo sudanés y centroafricano comprende entre 400 y 500
lenguas a menudo muy diferentes entre sí y de orígenes muy diversos.
En el grupo bantú se incluyen más de 200 lenguas, con caracteres
estructurales más homogéneos que ponen en evidencia su tronco común.
Existen otros grupos lingüísticos minoritarios, como los que
comprenden los dialectos de bosquimanos y hotentotes.Religiones. La
mayor parte de las poblaciones negras siguen practicando sus
religiones tribales que tienen como función constituir una comunidad
organizada y en las que la salvación individual coincide con la
salvación pública. Estas religiones atribuyen virtudes sobrenaturales
a las fuerzas de la naturaleza (animismo), a los animales (totemismo)
o a los objetos (fetichismo). Entre las religiones importadas, el
islamismo es la que ha alcanzado una mayor difusión. Introducido por
los árabes, se practica sobre todo en África septentrional y
oriental. El cristianismo de orígenes más antiguos es el de rito copto
, que se profesa en Egipto y Etiopía. Gracias a las misiones
impulsadas por los europeos, las confesiones cristianas, tanto
católica como protestantes, consiguieron un importante número de
adeptos entre las poblaciones negras.Agricultura y ganadería. El
continente africano contiene importantes recursos agrícolas y
forestales. Sin embargo, existe una clara disociación entre los
cultivos industriales, destinados a la exportación y sometidos a las
fluctuaciones de los precios en los mercados internacionales, y los
de subsistencia, insuficientes para satisfacer las necesidades
alimentarias de la población. En realidad, las técnicas tradicionales
de explotación del suelo y cría de ganado proporcionan una
productividad muy baja. El problema del hambre se ha ido agravando
desde los años sesenta, con incrementos de la producción agrícola más
bajos y cada vez más desfasados respecto al crecimiento de la
población. Este retroceso ha sido más acentuado en África central y
occidental, incluyendo la franja del Sahel más afectada por la
sequía. La roturación indiscriminada del bosque y la sabana ha
favorecido el avance de los desiertos y la pérdida de superficie
agrícola. En las zonas centrales, el bosque ecuatorial y tropical,
rico en productos como el caucho, las resinas y la madera, va dejando
cada vez más espacio a los cultivos de café, cacao, algodón, caña de
azúcar, cacahuetes, palma de coco y de aceite. En los oasis de las
áreas desérticas el principal cultivo es la palma datilera, mientras
que en las zonas de clima mediterráneo predominan los cereales,
olivo, vid, frutas y hortalizas. En cuanto a la ganadería, hay que
destacar la cría de ovinos y caprinos en la franja mediterránea y en
las zonas meridionales del continente, la de bovinos en la sabana y
la de dromedarios en las zonas desérticas. La pesca costera
proporciona importantes producciones de atunes, jureles, ballenas,
ostras, corales, esponjas, perlas y madreperlas.Minería e industria.
Los ingentes recursos minerales de África podrían ser la base de su
desarrollo industrial, pero por el momento no ha pasado de ser una
gran fuente de aprovisionamiento para los países industrializados.
Son importantes sus producciones extractivas de bauxita (Guinea),
hierro (Liberia, Mauritania y Sudáfrica), cobre (Zambia y República
Democrática del Congo), cromo, oro y diamantes (Sudáfrica), manganeso
(Gabón), uranio (Níger y Gabón), fosfatos (Marruecos), petróleo
(Nigeria, Libia, Argelia, Egipto, Gabón y Angola). El proceso de
industrialización se ha visto frenado por factores tales como la
insuficiencia de infraestructuras, la escasez de capitales y mano de
obra cualificada y las reducidas dimensiones de los mercados
nacionales. La mayor parte de la producción industrial de África,
ligada sobre todo a la transformación de productos del subsuelo y de
la agricultura, está concentrada en pocos países: Sudáfrica, Egipto,
Argelia, Tunicia, Libia, Nigeria, Zambia y Costa de Marfil.
Comunicaciones y comercio. La red de carreteras africanas, en torno a
1,5 millones de km, está constituida en gran parte por pistas,
mientras que las carreteras practicables durante todo el año son muy
reducidas. Están en vía de estudio o de realización importantes
proyectos de comunicación por carretera para ampliar la red
existente. Los ferrocarriles, con un trazado de unos 85.000 km, están
distribuidos de manera desigual, ya que más del 20 % discurre por
Sudáfrica. Los mayores progresos dentro de las comunicaciones se han
producido en el transporte aéreo, que ha venido a resolver los
problemas de las inmensas distancias y han acabado con el aislamiento
de las zonas de más difícil acceso. Las comunicaciones fluviales de
mayor importancia son las que se producen a través del Nilo y el
Zaire o Congo. A pesar de la ampliación y modernización de algunos
puertos, la infraestructura portuaria sigue siendo insuficiente. Las
deficiencias en las vías de comunicación y la falta de
complementariedad de muchas economías nacionales dificultan los
intercambios comerciales entre los países africanos. El comercio con
el exterior del continente se realiza sobre todo con los países
occidentales. El desfase entre los precios de las materias primas y
los productos acabados provoca que la balanza comercial de la mayor
parte de los países africanos sea deficitaria.
HIST. Prehistoria. Después de Europa, África es el continente que
ha conservado mayor número de restos prehistóricos. Algunos hallazgos
arqueológicos parecen localizar en África el origen de las razas y
culturas humanas. Se han descubierto restos fósiles humanos y
herramientas de piedra en niveles geológicos que se remontan, los más
antiguos, a más de un millón de años, desde el fin del terciario
hasta el principio del cuaternario: Olduvai (Tanzania), Kafu
(Uganda), Ain Hanech (Argelia), Sidi Abderrahman (Marruecos). Al
Paleolítico medio corresponden los yacimientos descubiertos en El
Kharga (Egipto) y Sidi Mansour (Tunicia). En el N de África se
desarrollaron también algunas industrias líticas al iniciarse el
mesolítico, entre ellas la capsiense que se extendió entre Tunicia y
Marruecos. Hacia el año 5000 a.J.C. apareció en el valle del Nilo el
Neolítico, que se extendería por el NO de África y el Sahara. África
preeuropea. La historia antigua de África se inicia en las regiones
mediterráneas, en torno a Egipto y Cartago. Desde su unificación en
el 3200-3000 a.J.C., Egipto desarrolló durante 30 siglos una
importante civilización que se difundió por la cuenca oriental del
Mediterráneo, llegando a influir en Grecia y en Roma. En el primer
milenio a.J.C. los fenicios fundaron colonias en el N de África
(Útica, Leptis, Adrumeta, Cartago) y en el s. VII a.J.C. se produjo
la colonización griega. Entre los ss. V y III a.J.C. los
cartaginenses se convirtieron en una potencia económica y militar
dentro del ámbito mediterráneo. Después de la destrucción de Cartago
(146 a.J.C.), los romanos constituyeron la provincia de Africa. En el
429 d.J.C. se produce la invasión y el asentamiento de los vándalos
en el N de África, pero en el 534 el territorio es reconquistado por
los bizantinos. La posterior invasión árabe (640-708) dio lugar a la
formación de fuertes Estados árabes bereberes. La presión musulmana
sobre los estados sudaneses logró su adhesión al islam en el s. viii,
mientras el reino cristiano de Etiopía consiguió sobrevivir. El
África negra situada al O del Chad, poco conocida por los antiguos,
había pasado lentamente del Neolítico a la Edad del Hierro en una
época oscura de la que apenas se tienen datos. Posteriormente,
durante varios siglos se sucedieron una serie de ricos imperios: el
de Ghana (s. XI), entre el Senegal y el Níger, el de Malí (s. XI), el
Sudán occidental, el de Songay (s. XIV). En torno al Chad se
desarrollaron también diferentes reinos islamizados (Baguirmi,
Ouaddai, Kanem-Bornu), mientras en la costa del golfo de Benín
existían algunos pequeños reinos animistas (Ifé, Oyo, Benín, Ashanti,
Dahomey). Al S de la gran selva alcanzó gran esplendor el imperio de
Monomotapa, del que se conservan las ruinas de Zimbabwe. En realidad,
el África negra viviría durante siglos aislada del resto del mundo,
convulsionada por guerras y migraciones. Entre 1517 y 1574, África
septentrional cayó bajo dominio del Imperio otomano. En los ss. XV y
XVI se realizaron en las costas orientales y occidentales las
primeras exploraciones y asentamientos de los europeos, inicialmente
portugueses y españoles, y posteriormente holandeses, franceses y
británicos. Los puntos de tráfico establecidos por los europeos en
las desembocaduras de los ríos enriquecieron los Estados africanos
costeros. Muy pronto, el comercio empezó a basarse en el tráfico de
hombres. Los europeos fueron poco a poco penetrando hacia el interior
buscando esclavos con destino a América. El comercio de esclavos
alcanzó su apogeo en el s. XVIII, aunque la esclavitud sería
finalmente abolida en Gran Bretaña en 1778. En el s. XIX la trata de
esclavos fue sustituida por el comercio de algunos productos
africanos que interesaban cada vez más en el mercado europeo. Hasta
el momento de repartirse África, los europeos siguieron considerando
a los jefes africanos como los amos reales de su país.Colonización e
independencia. Ya en 1652 los holandeses habían fundado una colonia
en El Cabo, que se convertiría en la base de un dominio más vasto.
Pero en 1806 los bóers se vieron obligados a retirarse al instalar
también los británicos una colonia en El Cabo. La colonización
europea de África, impulsada por las principales potencias, se
intensificaría a partir de la segunda mitad del s. XIX. Gran Bretaña
iría ampliando sus instalaciones coloniales en Costa de Oro (a partir
de 1875) y en Nigeria (a partir de 1880). Francia, que se había
instalado en 1658 en Senegal, empezó a explotar sus recursos a partir
de 1815. El auténtico fundador de la colonia francesa fue Faidherbe,
entre 1854 y 1865, que también intentó abrir para Francia la ruta del
Níger. El comercio francés fue extendiéndose poco a poco en el golfo
de Guinea. En 1880 inició ya su marcha hacia el Níger. Bélgica,
mientras tanto, llevaba a cabo su penetración en el Congo. A partir
de 1879 se aceleró la ocupación europea de África, con la
participación de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, Portugal,
Italia y España. La Conferencia de Berlín (1884-1885) consagró y
determinó las grandes líneas del reparto colonial de África. En 1914
toda África, con la excepción de Etiopía y Liberia, estaba ya bajo
dominio europeo. Los franceses dominaban África occidental y
ecuatorial. Los británicos se habían hecho con una amplia franja que
iba desde El Cairo hasta El Cabo, además de una serie de territorios
aislados en el O del continente como Gambia, Sierra Leona, Costa de
Oro y Nigeria. Bélgica asumió el control del Congo, mientras Alemania
ocupaba Togo, Camerún, el SO de África y Tanganyika. Portugal
continuó con sus antiguas colonias de Angola, Mozambique y Guinea.
España se hizo con algunos territorios en África occidental (Sahara)
y ecuatorial (Río Muni). Finalmente, Italia consiguió Eritrea y
Somalia. El movimiento de emancipación e independencia no se
iniciaría hasta después de la II Guerra Mundial, pero el proceso de
descolonización fue entonces rápido e imparable. Gran Bretaña, me
diante el establecimiento del autogobierno, facilitó una rápida
descolonización de sus posesiones en el ámbito de la Commonwealth,
que mantenía ciertos vínculos entre los nuevos países y la antigua
metrópoli. Francia, en cambio, fracasó en sus intentos de mantener
sus lazos con las colonias que se iban independizando. En 1960 el
Congo lograba su independencia de Bélgica. A principios de los años
sesenta la descolonización alcanzaba su máxima extensión, aunque
quedarían todavía algunos casos pendientes, como la emancipación de
las colonias portuguesas, que no se hizo realidad hasta la década
siguiente. Con los nuevos Estados surgirían también organizaciones
internacionales africanas, la más destacada de las cuales es la
Organización para la Unidad Africana (OUA), que agrupa a 51 países.
Sin embargo, muchos de los regímenes políticos, especialmente los
establecidos en el África negra, se han visto afectados por una
crónica inestabilidad provocada por la artificialidad de las
fronteras, la falta de preparación de las elites políticas y la
difícil transición de una economía tradicional a otra capitalista.
Los países islamizados y más desarrollados del Norte han
experimentado un auge del fundamentalismo islámico, hecho que ha
provocado, sobre todo en Argelia, una oleada de atentados contra
turistas, cooperantes extranjeros y opositores al establecimiento de
un régimen islámico. El referéndum auspiciado por la ONU para poner
fin al contencioso entre Marruecos y el Frente Polisario, cuya
celebración había sido aceptada por ambas partes y programado para
1996, se postergó debido a las maniobras dilatorias del régimen de
Rabat. En mayo de 1993 Etiopía reconoció, tras treinta años de
enfrentamientos armados, la independencia de Eritrea. La dictadura
militar nigeriana, todavia en el poder en 1996, rechazó la elección
del líder opositor Mashod Abiola en 1993 y un año después lo
encarceló. Los presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia
hutu, fueron asesinados en 1994. En Ruanda, tras el genocidio
cometido contra la población tutsi por sus enemigos históricos de la
etnia hutu, la guerrilla tutsi derrotó a las tropas gubernamentales,
ocupando el poder y obligando a centenares de miles de hutus a
exiliarse en la República Democrática del Congo y Tanzania. En 1996,
dichos refugiados se vieron implicados en los problemas internos de
ambos países y se vieron obligados a regresar a su país de origen. En
Sudáfrica se puso fin a la política de apartheid, cuya abolición
oficial en 1991 permitió la celebración de las primeras elecciones
multirraciales (abril de 1994), que otorgaron la victoria al Congreso
Nacional Africano y a su líder Nelson Mandela.Exploraciones. En la
época de los fenicios apenas se conocía de África algo más que la
franja mediterránea. Las conquistas militares y las relaciones
comerciales establecidas por árabes y romanos permitieron ampliar la
penetración en el continente. En la Edad Media, los países europeos
comenzaron a organizar las primeras expediciones de exploración. El
portugués Bartolomeu Dias llegó en 1488 al cabo de Buena Esperanza, y
su compatriota Vasco da Gama lograría entre 1497 y 1498 circunnavegar
el continente. En los siglos siguientes portugueses, ingleses,
franceses y holandeses intensificaron sus viajes. La exploración del
interior de África, iniciada en la segunda mitad del s. XVIII, fue
más ardua. Así, entre 1770 y 1774 el escocés Bruce llegó hasta las
fuentes del Nilo Azul. El británico Mungo Park exploró el Níger (1795-
1805). Ya en el s. XIX, el británico Speke descubrió los lagos
Tanganyika y Victoria y el alemán Barth llegó hasta el lago Chad. Por
su parte el británico Livingstone y el estadounidense Stanley
exploraron el África Ecuatorial y Austral. Con el descubrimiento de
las fuentes del río Congo por parte de Cameron y de Stanley
finalizaron las grandes exploraciones de África Austral. Al acabar el
s. XIX se cerraba la época heroica y aventurera de las exploraciones
para dejar paso a expediciones científicamente organizadas y con gran
disponibilidad de medios.
( Ver tabla )
DiegoyGabriel@aol.com