Aventuras en el metro
Metroplanet
Moda
Breves Torturas
De marcha
Monstruos
Pop
Cinemania
De ley
De mundial
Por la calle
Al ritmo
Se han escrito peliculas sobre viajes en tren, vuelos en avión, travesías en barco, pero nada aún sobre el metro de Seúl ¡con el potencial que tiene! En metro
En Taxi
Lo cierto es que al principio despista porque reúne dos características poco comunes de cualquier metro del mundo: limpieza y seguridad. En breve tendrá la tercera: una máquina en cada estación que acepte papel moneda y no te obligue a llevar dos kilos de monedas para ir sacando billetes. Es que aquí las tarjetas no funcionan por viajes, sino como un monedero: metes dinero y la maquina te lo va descontando; es decir, poco prácticas para visitantes ocasionales, como las tarjetas monedero aquéllas de España, que no sé las vuestras pero la mía de la uni aún tiene 920ptas no recuperables (- 80ptas de fotocopias,repito, ptas. no euros). Vamos, que lo realmente emocionante del metro es la fauna que la puebla, en particular, las especies autóctonas coreanas:las ajumas, los ayoshis y los haksengs.

"Ajuma" es una palabra típica coreana. La traducen como "mujer fuerte para tener hijos", pero para que os hagáis una idea real de todo su significado seguid el siguiente proceso mental: Imaginad una maruja, cambiadle la fregona y la escoba por una blusa de flores y zapatos de tela, hacedle creer que puede hacer de todo y dejadla suelta por la calle. Vamos, como una MªTeresa Campos pero sin el chollo de la tv. A efectos prácticos, esto se traduce en convertir el primer viaje en metro de un turista en:

Llegas al metro; encuentras las máquinas (porque aquí las esconden); vas a sacar el billete pero no tienes cambio; te chupas la cola de 20personas (+ 6 o 7 ajumas que se cuelan)para el vendedor de billetes, que se acojona al verte y tarda más de un microsegundo en darte el billete lo que causa las protestas airadas del resto de los pasajeros, algún grito de "ueuin" (extranjero) y que una octava ajuma se te cuele; bajas hacia el andén, tropezando con tres o cuatro personas (Andares coreanos:otro capítulo), ves llegar el metro y corres, pero las hordas de ajumas y ayoshis programadas para salir, te impiden siquiera llegar a la puerta. Así que pacientemente esperas al siguiente metro en los puntitos señalados al efecto.Cuando el metro llega ves a una ajuma que se acerca sospechosamente por tu derecha lista a entrar.Haces el gesto de ponerte delante suyo mientras las puertas se abren, lo que aprovecha una 2ª ajuma para entrar en el metro contracorriente. En tu despiste, la primera ajuma se acaba colando y cuando consigues reaccionar entras al metro en tercer lugar directa a ese asiento que te va a librar de ir de pie cargada con la mochila durante los próximos 40min. Te diriges a él. Nada se interpone entre tú y él ¿Nada? De repente, un O.V.N.I. pasa rozando tu cabeza y se sitúa en el asiento que tenías elegido. Detrás de él, la ajuma dueña de este bolso volador, lo recoge y se sienta. Aún no dispuesta a darte por vencida, miras el banco del otro lado y ves un sitio más. Cuando te estás sacando la mochila para sentarte, la ajuma de al lado se corre hacia tu asiento y el momento de sorpresa es aprovechado por su amiga para sentarse. Por supuesto, "se ofrecen a aguantarte el bolso para que no cargues con él, porque los coreanos son siempre muy amables y serviciales" (extraído de "visit Korea 2001 guidebook").

El viaje sólo acaba de empezar. Por supuesto, al ir pasando estaciones va bajando gente, pero sigue sin haber sitios libres. Aquí entra en juego la especie 2: el ayoshi. Ayoshi es un "hombre", pero según la definición de la edad media. Y como buen señor feudal, en cuanto queda un espacio libre aprovecha para abrir las piernas y ponerse cómodo (esto es a menudo imitado por las abuelas, que también son "sin ley"). Desde su posición te pega dos o tres repasos y depende del humor te da conversación y si habla inglés puede incluso intentar convencerte de ir a su iglesia, preguntarte por tu parentela o darte una oportunidad de ligar con él.

Tras unas paradas se va a su oficina a dormir y tu te quedas en su asiento. No tardas en notar una cierta incomodidad: los haksengs (es decir, estudiantes). Eres observada por cientos de ojos. Estás encerrada bajo tierra con hi-commandos!!! nooo!! (ver “Monstruos”para saber mas de los hi-commando). Cierras los ojos para controlar el pánico y cuando los abres ves a esa pobre ancianita con su nieto de pie, expuesta a los vaivenes de los conductores psicópatas del metro. Miras en derredor para ver si alguien se levanta y, para tu sorpresa, todos están "dormidos" (cuando tu antes te habías intentado dormir y un ayoshi te habia despertado de un codazo para que no te pasaras la parada teoricamente). La excepción son un viejete y una embarazada que tienen licencia para seguir sentadoa. Así que, medio sollozando por la pérdida de un asiento tan díficilmente conseguido se lo cedes a la señora, que te da las gracias a la vez que empuja a su nietecito (otro niño repelente) hacia tu recién malgastada butaca.

Seamos positivos: de pie puedes observar mejor. El viaje viene animado por vendedores de todo tipo de productos: desde portacedés a trapos de cocina, pasando por paraguas, periódicos o recogemigas. También suele pasar algún ciego cantando, que es lo más próximo a un mendigo que yo haya visto en el metro (nada de "es triste pedir..."). Luego están los movil-adictos, que se pasan el trayecto chillando o mandando mensajes (hay cobertura en casi toda la red). Y las pobres novias abandonadas, que se pasan el viaje llorando sin llorar. No sé, yo buscaría la intimidad de un taxi o el rápido anónimato de un paseo para volver a casa pero...

Vamos que cuando llegas a tu parada sólo quieres salir y lo haces a duras penas, luchando contra las ajumas que entran colándose a gente como tú antes (aquí lo de "dejen salir antes de entrar" es como mucho, la primera frase de la novela coreana "UTOPIA" porque de real tiene poco), te colocas pacientemente detrás de la coreanita de turno que se ha colocado al lado de su novio en el carril de subida rápido de las escaleras mecánicas (si las encuentras que también las esconden), pasas media hora buscando el billete para poder salir (es tipo Londres o Tokyo) porque cualquier coreano puede saltar si no le funciona pero a ti se te ve demasiado para poder hacerlo y sales jurando ir en taxi a todos sitios a partir de ahora. Eso claro hasta que tomas un taxi... pero eso es otro capítulo aparte.