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VII ANNUAL Situación de Annual
subsiguiente a la pérdida de Igueriben.-
El abandono de Igueriben hizo flaquear el frente, y la
línea de Annual quedó descubierta y más directamente expuesta a la
amenaza del enemigo, que acentuando, de otra manera, el movimiento
envolvente de la posición con peligro de atenazarl, determinaba la
situación verdaderamente insostenible, cuya gravedad apreciara el
Mando en sus demandas apremiantes de socorro, manifestando hallarse
cercado en Annual. Desde la recogida de las
fuerzas a la posición el 21 y durante la primera noche estuvo el
enemigo hostilizándola con su fuego. Al principio de ella, la
posición "C" pidió auxilio, sin que por el campamento ni
por la inmediata de Izumar le fuese prestado - folio 1.155 -,
viéndose obligada la fuerza de la avanzadilla a abandonarla y
refugiarse en la posición; también quedó cortada la comunicación
telefónica, y la moral de las tropas se notaba harto decaída con el
giro desfavorable de los sucesos. Resolución adoptada en
vista de las circunstancias.- La consideración del grave estado
a que se había llegado hubo de aconsejar en el ánimo del Comandante
general la reunión de los jefes de unidades estantes en Annual en la
noche del expresado día, en la que expusiera descarnadamente la
situación, a tenor de las declaraciones de los folios 648 vuelto,
1.117 vuelto y 1.144, haciéndose examen detenido de las graves
circunstancias del caso y partidos que en su vista pudieran ser
adoptados, aceptándose, en principio, la decisión de replegar las
fuerzas a una línea más retrasada, para hacerse fuerte en ella, en
espera de los refuerzos solicitados, fijándose en este concepto,
límite de retirada el frente Ben-Tieb - Beni-Said, recogiendo antes
las posiciones que fuese posible. Así lo expresa el Comandante
general en telegrama de las cuatro cincuenta y cinco del día 22 -
folio 55 -, que dirige al Ministerio, y cuyo texto más completo y
explícito, compulsado con el original, se inserta al 1.994 -,
pintando su desesperada situación, con decisión de tomar las
determinaciones urgentísimas del caso, que adoptaría aceptando toda
su responsabilidad. Petición
incongruente.- Mas es dado
inferir que no hubiera entrado en sus previsiones la inminencia de
tan grave contratiempo ni medido las consecuencias cuando en
telegrama del día anterior, 21 - folio 566 -, entre otros refuerzos,
pídese por orden del Comandante general el envío, de suma
necesidad, de un batallón de ferrocarriles y material Decauville
suficiente para establecer una línea desde Tistutin a Ben-Tieb, por
la que se verificase el abastecimiento y transporte de elementos. Opiniones vertidas en la
reunión.- Expuesto en la reunión por el Comandante general lo
apurado de la situación, hubo diversidad de pareceres en cuanto a la
decisión que pudiera tomarse. Estimaban unos que debía extremarse
la resistencia a todo trance en la posición, a lo que se argüía la
falta de recursos de todo género para mantenerse allí, municiones,
víveres, agua, sin que hubiese quien los trajera ni pudiese acudir
al socorro en el lapso o espera razonable de los que pudieran venir
de fuera, como se había pedido; otros optaban por la retirada en
regla, por sus obligados términos, a lo que objetaba el coronel
Morales, de la Policía, de manera reticente, que era ya
"tarde" para retirarse y no podría llegarse a Ben-Tieb,
sin aclarar el concepto; que bien pudiera atribuirse, a posteriori, a
desconfianza de las propias fuerzas indígenas, noticia o presunción
del inminente levantamiento de las armadas cabilas de retaguardia, en
posesión del camino, acaso pensando en el escarmiento del Roghi en
ocasión pasada análoga, evocada por diferentes testigos en el curso
del expediente, si bien con conocimiento concreto de la falta opuesta
de medios para prolongar la resistencia se decidiese de igual modo
por la retirada; corriendo el riesgo de su dificultad; otros opinaban
por el abandono clandestino de la posición, a fin de no atraer la
atención del enemigo, y aun alguno propuso ponerse en inteligencia
con el caudillo de la harka enemiga. Partido que prevalece.- En
resumen de cuentas, prevaleció el acuerdo de hacer la retirada
"por sorpresa", para que fuese menos cruenta; que fuera el
peor partido que pudo adoptarse, sobrecogiendo de este modo a las
propias fuerzas y contribuyendo a aniquilar su moral, ya harto
deprimida; y que bien considerado, con la frialdad que se juzgan
hechos pretéritos, apartados de la influencia abrumadora de las
circunstancias, piénsase hijo del aturdimiento e impremeditación
del caso, y que algún testigo ha resumido en la conclusión de que
para haber prevenido el mal provocado hubiera debido hacerse todo lo
contrario de lo realizado. Acuerdos para la ejecución
de la retirada.- En cuanto a la materialidad de la evacuación,
según el capitán de Estado Mayor Sabaté
- folio 649 -, sólo muy superficialmente fue tratada en la reunión
de referencia, aunque admitiendo como partido más conveniente
hacerla por sorpresa, cual queda manifestado; así como,
relativamente al momento de efectuarla, quedó a la marcha de los
acontecimienos; recomendando el Comandante general, de cualquier
modo, la más absoluta reserva, a fin de que la determinación no
trascendiera a la tropa, sin decir nada ni aun a los oficiales hasta
el momento de salir, a cuyo fin se llevaran únicamente los heridos y
municiones, haciendo abandono de todo lo demás que existía en el
campamento, como si se tratara de efectuar cualquier otra eventual
función de armas. Disposiciones preventivas.- Sólo
el comandante de Ingenieros Alzugaray
- folio 1.120 vuelto - habla de disposiciones acordadas en cuanto al
orden particular de marcha de las unidades llegado el momento de la
evacuación. El capitán Sabaté
- folio 650 vuelto - consigna sólo las prevenciones acordadas en
principio para asegurar la salida, dependientes de las de seguridad
del campamento; pero con respecto a los términos concretos de la
evacuación, ya dice que fueron tratados muy superficialmente, si
bien de manera global indica que había de salir primero la
impedimenta, constituida sólo por los heridos y municiones
remanentes; luego la artillería y en último lugar la fusilería; lo
cual es, sólo en esquema, preliminar. Los demás asistentes al acto
no hacen mención de ello, y en todo caso está fuera de toda duda
que no observaron, ni la forma precipitada en que se hizo la retirada
induce a creer que se atendiera a ello, con ser esencial; juzgándose
la resolución más congruente con los hechos la que indica el
comandante de Artillería Ecija - folio 1.144 vuelto -, al aseverar
quedó acordada en principio la evacuación; que se convino en
guardar reserva sobre ella; que saliera la gente equipada a la
ligera, como para otra función accidental, y en volverse a reunir
para organizarla, y el mismo comandante Alzugaray
manifiesta, al folio 1.118 vuelto, que el General dijo que a la
mañana siguiente, a las seis, se organizaría la retirada. Los
acontecimientos no dieron, empero, lugar a tomar otras
disposiciones - aparte los servicios de protección del campamento y
caminos de que habla el capitán Sabaté - que apresurar
inconsiderablemente la salida de las fracciones sueltas, sin concluir
de formar, desunidas, sin gobierno, favoreciendo el germen de su
interior descomposición. Medidas de seguridad
adoptadas.- Desde las primeras horas del día 22 el campamento
empezó de nuevo a ser hostilizado, reinando en él la mayor
incertidumbre, revelando el estado de los ánimos y la indecisión de
las órdenes rápidas que se sucedían encontradas, muchas
contradictorias y todas con el carácter de apremio denunciador de la
intranquilidad, se dispuso, al fin, en la idea de continuar en la
posición, el servicio de protección de aguada y del camino de
Izumar con algún más refuerzo del acostumbrado, el primero por tres
mías de Policía y las harkas auxiliares y algunas unidades
peninsulares - folio 897 vuelto -, y el segundo por Regulares,
dándose orden para efectuar la aguada los hombres solamente y
acudiendo a ellas las fuerzas de Intendencia, a tenor de la
declaración - folio 1.400 -, para proveer a la necesidad de su
peculiar servicio. El ganado de Artillería llevaba dos días y medio
sin beber por las vicisitudes de las operaciones - folio 1.177 -. Más avanzado el día - folio
458 vuelto -, se dispuso ocupar también, por Regulares, las alturas
que dominan el camino viejo de Annual. Las fuerzas de estas tropas,
con las antedichas de Policía, establecidas en las lomas del otro
lado de la aguada, en protección de ésta, venían a constituir una
línea sensiblemente paralela exterior a la dirección del camino
carretero de Izumar, el cual, en sus tres primeros kilómetros, se
desarrolla por terreno ondulado hasta la falda de los montes de Beni-Ulixech,
en que a media ladera, y haciendo lazos, ascendía a la posición de
Izumar - folio 983 -. Orden precipitada de
salida.- Llamados los jefes de Cuerpo por el Comandante general a
nueva reunión, les expuso su resolución de mantenerse en la
posición en espera de los solicitados refuerzos; en este acto es
avisado - folio 1.742 - de la aproximación de numerosas fuerzas
rebeldes que venían sobre Annual, formadas en cinco columnas a modo
de tropas Regulares, y esto fue ya el impulso decisivo que desbarató
el primer momento por el fuego de las harkas que subían de Igueriben
y del enemigo apostado en los poblados de Tayarinen y Sarfaa, que
cruzaban los fuegos dentro del campamento, motivando que la salida
fuese desordenada y en completa confusión. Comenta el testigo capitán de
Artillería Chacón
- folio 1.177 vuelto - el triste espectáculo producido a la puerta
de la tienda del general con ocasión de la decisión de la salida y
las contestaciones que con este motivo se cambiaron, manifestaciones
todas del estado moral bajo el que se emprendía la retirada, y que
el testigo refleja bien gráficamente. Aviso de la retirada.- Comunicó
el Comandante general la resolución de la retirada al Alto Comisario
en los términos que expresa el telegrama del folio 57, manifestando
que, después de tomar acuerdo en Consejo de jefes, y ante el
numeroso enemigo que ordenadamente se aproximaba, aumentando por
momentos, y no contando más que cien cartuchos por plaza, ordenaba
la retirada sobre Izumar y Ben-Tieb, haciendo todo lo posible para
llegar a este punto. Petición de refuerzos.- Al
transmitir aquella autoridad al Gobierno el despacho con
representación de la crítica situación producida en el territorio,
expone la necesidad del envío de refuerzos "en la cuantía que
estime Silvestre", y participa sus decisión de trasladarse a
Melilla. Últimas órdenes del
Comandante general.- A la vez, el Comandante general previene al
comandante del cañonero Laya, apostado en Sidi Dris, en telegrama de
las 10:54 - folio 1.905 - de la resolución de su retirada, con
encargo de que proteja a la guarnición de dicha posición y a la de
Talilit, que se retiraría sobre Sidi-Dris; al general segundo jefe,
en telegrama consecutivo de las 10:50 - folio 1.996 -, le ordena que
el regimiento de Caballería de Alcántara adelante hacia Izumar para
proteger la retirada, dando orden a la vez a las guarniciones de
Talilit y Buimeyan de abandonar las posiciones y dirigirse, a la
primera, según lo indicado, a Sidi-Dris o Afrau, como encontrara
más fácil, y a la segunda, sobre Annual. A las fuerzas de Policía
se las previno, a eso de las diez, que acordara la evacuación del
campamento, adelantado como estaba el flanco más amenazado,
protegerían la marcha de la columna de evacuación, retirándose
luego, a su vez, cerrando la retaguardia de ella. A los folios 1.997, 1.998,
1.999 y 2000 se insertan los telegramas de servicio relacionados con
la evacuación en conformidad con las prevenciones anteriores. Impremeditación de los
términos de la retirada.- Determinada la evacuación del
campamento, no obedeció ésta al orden, método ni prevenciones
consiguientes a una operación de suyo tan comprometida como una
retirada; se dispone apresuradamente, desunidas las fracciones de
cada agrupación, incoherente, apremiando la salida de las unidades
sin dar lugar a formarlas, provocando, por decirlo así, una
precipitada fuga; pues como en media hora se hizo el desalojo del
campamento, con abandono de material y equipajes y cuando constituía
impedimenta, a fin de reservar el ganado sobrante para la conducción
de heridos, como por admitir el General la idea - folio 1.144 vuelto
- de que "no importaba se dejasen elementos en la posición para
que, entretenidos los moros con este botín, no los hostilizasen en
su retirada", siendo varias las citas que en las declaraciones
se hacen de que el propio Comandante general instigaba y apremiaba
para la salida - folios 1.145 y 1.229 vuelto -. Salen, pues, las
unidades sueltas, incompletas, sin cohesión, sin mando en casos,
buscando los capitanes sus agrupaciones o elementos, como puede
seguirse por las declaraciones, y sin conocer en su generalidad el
objeto ni la dirección de la inopinada marcha, siguiendo
maquinalmente la ruta que llevaban las fracciones precedentes, y
todas atropellándose y confundiéndose a la salida del campamento
sin guardarse orden alguno, enunciación de citas que el caso
describen serían interminable, todas unánimes en su lamentable
fondo. Desorden y atropellamiento
de la marcha.- El capitán de Estado Mayor Sabaté
dice al folio 651, que al observar este atropellamiento,
introduciendo la desorganización las unas en las otras fracciones, y
llamar por ello la atención del coronel Manella, jefe de la
posición, marchó a caballo al punto de paso de los tres campamentos
con el propósito de encauzar la evacuación que de aquella forma
había comenzado; y allí, auxiliado por el veterinario Ulierte, que
voluntariamente se le ofreció, y un sargento de Sanidad, procuraron,
pistola en mano, contener a los fugitivos, deteniéndolos y
agregándolos a las unidades que pasaban reunidas. Las fuerzas de protección
siguen prematuramente el movimiento.- Como el enemigo ya se
hubiese amparado en estos momentos de las defensas abandonadas del
campamento - folio 1.743 -, y batiera con su fuego el camino de la
retirada, al desorden inicial sumóse la impresión del certero
ataque, a cuya agresión no fueron tampoco ajenas la misma fuerza de
la Policía y las harkas llamadas amigas apostadas en protección del
camino. Apresuraron, por ello, descompuestamente su marcha las
unidades, disgregándose, confundiéndose y mezclándose toda suerte
de elementos, en términos de perder la menor apariencia de
organización en el largo repecho de las laderas de Izumar, formando
un revuelto tropel - sin dirección -, dejando a su paso el reguero
del diverso material que abandonaba en la fuga; dado también que las
fuerzas de protección de los servicios, siguiendo el movimiento de
retirada, desampararon sus puestos - folio 1.178 -, y, descubriendo
los flancos, dejaron aproximar al enemigo, encargadas de contener,
como tampoco encontró la fuerza el sostén de las posiciones
llamadas a cubrir la línea de retirada, cuyo apoyo, por lo demás,
ni se había previsto ni preparado; pues las "C",
"B", Izumar y Yebel Uddia habían sido prontamente
abandonadas, sosteniéndose tan solo "A" en crédito de su
honrosa defensa; así como, en el lado opuesto del camino, ardía el
Morabo, aniquilada su guarnición, y de la cabecera de la 13° mía,
Dar Mizian, desertaba la Policía y era ocupada por los jefes de la
sublevada cabila. Fuerzas de la 11° mía de
Policía, que también habían sido establecidas detrás de Annual,
en dirección a Buimeyan - apostadas desde la noche del 20 en unas
casas que fueron puestas en estado de defensa al complicarse la
situación del campamento - con prevención de permanecer en aquel
lugar hasta que se replegaran las fuerzas de aquella guarnición -
folio 1,234 vuelto -, también desampararon el puesto, cruzando a
través del campamento - folio 651 -, y manifestando el capitán Sabaté,
que esto narra, que a los Regulares dirigidos a las alturas del
camino viejo de Annual no los vió tampoco en su sitio en uno de los
momentos en que quiso hacerse cargo de la situación. Quedaban
únicamente, a su decir, los Regulares que protegían la dirección
del carril de Izumar, retirándose también últimamente. Apresuramiento de las
fuerzas en retirada.- Dice, entre otros, el capitán de
Artillería Chacón
en su declaración, al folio 1.178, que hasta llegar a Izumar, el
enemigo los hostilizó en el trayecto del desfiladero por que sube el
camino, causando en la columna numerosas bajas, siendo el desorden
extraordinario; que al embocar la angostura se agolpaban las
unidades, individuos sueltos montados, camiones rápidos y otros
vehículos, artolas con heridos, determinando en la estrechez del
camino una revuelta confusión que hizo imposible desde aquel momento
distinguir ni reformar las unidades, ni regularizar la marcha; a más
de que la estrechura del camino, ceñido a las laderas y cauces, no
permitía salir de él para dejar paso o ganar delantera; de modo que
la afluencia empujaba y apretaba los disociados elementos de la
columna. Por uno de los costados del camino corría un barranco, por
el que se despeñaron algunos mulos de su batería al ser empujados
por otros que intentaban adelantarse, y otros, espantados por los
automóviles que entre nubes de polvo marchaban por el estrecho
camino, y todos ellos agotados y sin resistencia. Entorpecían
también la marcha vehículos averiados y otros que se descompusieron
al cruzar una zanja abierta por el enemigo para cortarla, y en estas
condiciones llegó el tropel a Izumar. El capitán de Artillería Ruano,
también al folio 1.229 vuelto, da idea del apresuramiento de la
salida de Annual y del desorden de la marcha, con confusión y
atropellamiento de los elementos, entre nubes de denso polvo,
precipitando las acémilas por los barrancos y abandonando el
material y toda clase de efectos; y sería inacabable la relación de
testigos que, impresionados por el recuerdo de aquella desenfrenada
marcha describen con penosos detalles el tropel de la retirada. Desde Izumar - continúa el
capitán Chacón
- había una parte más despejada del camino en la que algo se
recobraron las tropas, pero más adelante, cuando recorre por su
fondo las angosturas del arenoso y largo barranco de bajada
envolviendo la marcha, espesa y ardorosa nube de polvo llevó al
extremo el amontonamiento y desorden. Los naturales de los poblados
aledaños y las mismas fuerzas indígenas separaban del camino
acémilas e individuos y se los llevaban o desposeían del armamento,
así como se apoderaban del que se iba arrojando por el cansancio y
extenuación de la marcha, abrasados los individuos por la sed. El Capitán Cebollino, de
Regulares, que con su escuadrón salió en vanguardia a ocupar las
alturas que dominan el camino viejo, concentrando luego la unidad en
Izumar, dice, al folio 459, que vio la salida de la columna, la cual,
en sus primeras unidades, guardaba algún orden; pero que empujadas,
y al mezclarse con las que las seguían, fueron puestas también en
desorden, adelantando todas precipitadamente; observando que se
retiraba el servicio de Policía y harkas auxiliares haciendo fuego
sobre la columna, la cual tardaría media hora en desalojar el
campamento, notando que el enemigo la invadía prontamente, y que
mientras estuvo en la proximidad de Izumar fueron desalojadas esta
posición y la "C"; y continuando el declarante con su
escuadrón por fuera del camino para no entorpecer la marcha de la
columna, encontró al llegar al puente del Morabo un escuadrón y las
ametralladoras de Alcántara con el teniente coronel Primo de Ribera
a su frente. El capitán Correa, de
Ceriñola, dice también, al folio 898, que la columna en retirada
iba en confusa aglomeración de unidades y elementos, abandonando el
material, sin mandos ni servicio alguno de protección; antes bien,
la fuerza de Policía que se dijo encargada de ello los tiroteaba;
como asimismo los naturales, en abierta hostilidad. El comandante de Artillería
Martínez Vivas - folio 1.156 vuelto -, en Izumar
circunstancialmente, dice que a las once llegó al pie de la
posición en que estaba el grupo de Montaña procedente de Annual,
que había llegado por el camino antiguo; y a partir de este momento
fue constante el paso de personal, ganado y material en completa
confusión; que los carros, automóviles y camiones que venían por
la pista se unían al tropel, al confluir, que venían por el camino
viejo y juntos seguían por el carrirl, aumentándose con ello el
desorden y la confusión, y que por las alturas venían las fuerzas
indígenas, y como se oían disparos y algunos tiros entraron en
Izumar y no había enemigo a la vista, debe suponerse que los
disparasen las expresadas fuerzas. Intentos vanos de rehacer
las fuerzas.- El teniente médico D´Arcourt - folio 1.105 -
manifiesta que próximamente a un kilómetro de Annual encontró al
coronel Manella solo y en un caballo de tropa. A la misma altura
marchaba una compañía de Ceriñola encargada de hacer el flanqueo,
el que realizaba de manera tan imperfecta, que el coronel Manella
hubo de indicar al capitán Morales, que la mandaba, y al testigo,
que procurasen rehacerla, al verla ya algo desmoralizada. Unióse a
ellos el comandante Piña, del regimiento de África, que apareció
por allí, y rodilla en tierra se empezó a organizar el fuego. De
subalternos de esta fuerza sólo vio un momento a un oficial, cuyo
nombre ignora y que no sabe si pertenecía a la misma compañía. El capitán González Longoria
- folio 495 - agrega que en Izumar quedó el precitado coronel
intentando una extrema defensa en las proximidades de la posición,
procurando reunir para ello algunos elementos dispersos, que ni
acudían por su estado al llamamiento, ni, aun de hacerlo, hubieran
sido útiles por haber perdido el armamento. El soldado Agustín Sosa, de
Ceriñola - folio 1.134 vuelto - manifiesta que con la sección en
que él iba marchaban su capitán, los coroneles Morales, de la
Policía y Manella, de Alcántara, y un capitán médico cuyo nombre
no sabe. En las inmediaciones de Annual, el enemigo les hizo mucho
fuego, ocasionándoles bajas muy numerosas. En este fuego murieron su
capitán y el coronel Manella y fue herido en un brazo el médico que
les acompañaba. El teniente Martínez Baños - folio 1.235 vuelto -
expone que continuó a pie en dirección a Izumar, encontrando al
coronel Manella que, a caballo y rodeado de unas cuantos, trataba en
los alrededores de la posición "C" de rehacer las fuerzas
para hacer frente al enemigo, que se echaba encima. Últimas noticias del
Cuartel general.- El suboficial García Bernal, de Ceriñola, en
declaración del folio 1.577, con relación al atestado inserto al
1.581, dice que su compañía quedó defendiendo el reducto de
la posición principal de Annual al ser evacuado el campamento hasta
que, llegado el momento de efectuarlo su unidad, lo hizo él con la
tercera sección, formada por 14 ó 15 individuos; que al llegar a la
altura del Comandante general y de su Estado Mayor, constituido por
los coroneles Morales y Manella, un comandante de Intendencia y otros
oficiales, quedó con su guerrilla de extrema retaguardia protegiendo
al referido Cuartel general, que marchaba por un barranco pequeño
que existe antes de la que fue posición "C", en tanto que
él avanzaba por su divisoria, y al rebasar el cual sólo quedaban
detrás grupos sueltos en retirada, suponiendo fuera alguno el del
Cuartel general; y consigna, por último, que, próximo a la
posición "C", alcanzó al capitán del regimiento de
Ceriñola don Emilio Morales, que marchaba a caballo y que algunas
veces fue junto a la guerrilla; a poco rato se les incorporó el
coronel Manella, que le esperaba con algunos individuos que encontró
en el camino, que recorrió hasta llegar a la altura de la guerrilla,
dejando de ver al citado coronel antes de llegar a Izumar por haber
entrado por un barranco e ir el testigo por la cresta del mismo. Supone el declarante que el
Comandante general y su Estado Mayor debieron sucumbir en el mismo
barranco por donde se internó el coronel de Caballería; este
barranco quedaba a la izquierda de la guerrilla y más cerca de
Izumar que de ella. El soldado del Regimiento de
Alcántara Moreno Martín refiere en el atestado 138 que estaba de
ordenanza y cuando empezaron a salir las tropas del campamento se
dirigió al sitio donde estaba el Comandante general con su Estado
Mayor, fuera de la posición principal, oyendo al Comandante general
denostar de cobardes a los policías que escapaban en dirección a
Izumar, dejando libre el frente del campamento por donde venía la
harka, que cuando ya había moros dentro de aquel llamó el general
al sargento de la escolta y le dio orden de marchar a Melilla con los
caballos, dirigiéndose luego con los coroneles Morales y Manella y
otros oficiales hacia su tienda, saliendo el testigo con los
ordenanzas del Cuartel general que llevaban de mano el caballo de
aquél. Confirma en lo esencial el aserto el teniente de Policía Civantos,
al manifestar, al folio 1.744 vuelto, que vio en Ben-Tieb llevado de
mano por el ordenanza el caballo del general. Esfuerzos particulares para
contener la desmoralización.- En el descenso de Izumar hacia le
Morabo, a la salida del largo y encajonado barranco - folio 1.179 -,
el teniente coronel Primo de Rivera, con los escuadrones de
Alcántara, cuyo mando tomara el 21 por la noche en Dríus, al
regreso de Annual, según consigna el teniente de Artillería Gómez
López al folio 832 vuelto, trataba de contener y de organizar
los dispersos elementos que pasaban; pero pronto se convenció de lo
irrelizable del propósito, y esto mismo asevera con respecto a dicho
jefe el capitán Chicote,
de una de sus escuadrones, al folio 1.874, acreditando la excitación
que enérgicamente hiciera a sus oficiales de sacrificarse, acudiendo
a contener tan incomprensible retirada a toda costa como se intentó
dos veces, siendo del todo imposible conseguirlo. El teniente Bravo,
de este regimiento, dice, al folio 1.378, que no vio pasar unidad que
llevara cohesión, ni en que fueran reunidos siquiera los elementos;
que el capitán Sainz, de Estado Mayor, se situó en la carretera,
pistola en mano, para contener la fuerza que huía; pero como en ella
iban también jefes y oficiales, su desmoralizador ejemplo hacía que
la tropa no obedeciera. El soldado del regimiento de
África Alaejos refiere, en atestado, folio 1.429, que hacia estos
lugares bajaban de las lomas de la derecha del camino tropas de
Ingenieros con cargas de alambrada, y un sargento de Alcántara, con
su armamento, trató de retener a los fugitivos increpándolos y
excitándolos a dar cara al enemigo, intentando preparar una barrera
con dichas alambradas para contener la dispersión; pero que era tan
grande el tropel de soldados, caballos y mulos, que arrollándolo
todo tuvo que desistir del empeño. El comandante de Ingenieros Fernández
Mulero - folio 1.453 - dice asimismo que las fuerzas venían a la
desbandada; que trató por todos los medios de imponerse y encauzar
el tropel, armado de carabina, logrando detener hasta unos
trescientos, que hizo marchar mejor, haciendo advertir que en aquel
sitio - como seis o siete kilómetros de Ben-Tieb - se oirían hasta
ocho o diez disparos, lo que bastó para aumentar la precipitación
de la huída: que venían los individuos montados a dos y a tres por
acémila, sin que advirtiera la presencia de oficiales que trataran
de levantar la moral de estas tropas presas del pánico. El soldado Pérez, del
regimiento de Ceriñola - folio 1.691 -, luego de referir que los
primeros en la retirada llegaban a Izumar, donde se encontraba,
fueron las fuerzas montabas y de Policía, y que esta última y
algunos Regulares ocupaban las cumbres que flanqueaban el camino,
desde donde hostilizaban a las fuerzas en retirada, poniendo esto
sobre aviso a los poblados, dice que las fuerzas pasaban en desorden,
arrollando los montados a los de a pie, tirando otros los fusiles y
sin hacer caso de algún oficial que pistola en mano trataba de
imponerse, y que cuando se intentaba subir a los heridos o despeados
a alguna acémila el conductor de ella echaba a correr para
impedirlo. El capitán de Policía Jiménez
Ortoneda - folio 1.463 - confirma que en tanto los escuadrones de
Alcántara, bajo el mando de sus oficiales, cubrían las fuerzas que
se retiraban, éstas venían confundidas, despeadas, sin mando
visible y en completo desorden. El precitado soldado Alaejos
agrega que el desorden era tal que no existían mandos de ninguna
clase ni cabeza visible que tratase de rehacer las fuerzas para
organizar la menor resistencia, pues tanto los oficiales como las
clases, confundidos con la tropa, arrastrados por el tropel y montado
el que había podido coger una acémila, cortando las cinchas y
arrojando las cargas, no intentaban siquiera contener la dispersión,
aun cuando el enemigo en este trayecto no los hostilizaba en
absoluto. Que antes de llegar a Dríus vio que venía el alférez D.
Vicente López Jiménez, de ametralladoras del tercer batallón de su
regimiento, montado en un mulo sin baste de dicha compañía con el
conductor de la acémila, y el teniente médico D´Harcourt refiere -
folio 1.106 - que al tratar de afirmarse en Izumar algunos residuos
de gente en retirada, un cabo hubo de decir a un oficial que iba a
caballo: "No corra usted, señor oficial, y venga a
defenderse"; por contraste, señala dicho médico al folio 1.106
vuelto, como hecho singular, que por la derecha se les incorporó el
teniente Hernando, de Ceriñola, con veinte o veinticinco hombres,
que supone debían proceder de la posición intermedia "B",
pero provenía de las fuerzas de protección de los trabajos
emprendidos en el portillo de Beni-Asa, la cual fuerza - dice -
venía perfectamente mandada por su oficial y con el mejor
continente, aunque le habían matado en el camino al capitán y era
la primera vez que entraba en fuego. Desastre de la retirada.- Tal
es el cuadro de esta retirada en que la columna va dejando el rastro
de su material y armamento abandonados, cediendo más al pánico y a
la desmoralización que a la intensidad de la agresión de que fuera
objeto, pues si el enemigo castigó con su fuego en la primera y más
batida parte del camino, en la subida y cima de Izumar no acosó
verdaderamente la retirada - folio 279 -, limitándose a perseguir
con el fuego, debilitándose la agresión a medida que se adelantaba
hacia Ben-Tieb, en el cual descenso la hostilidad partía de los
moradores de los poblados de ambos lados del camino y de las tropas
indígenas encargadas de los flanqueos - folio 1.146 , y otras citas,
entre ellas la del repetido Alaejos, al folio 1.423, que asevera fue
muy hostilizada la marcha de Annual a Izumar, también por la
Policía, que remontando las laderas del lado externo del camino los
agredía. En la última parte de este
recorrido el confuso aglomerado de gente fue protegido por la
Caballería de Alcántara, que al retirarse cerraba sobre la
retaguardia y cambiaba también sus disparos con la Policía de las
alturas de Uddia - folio 483 -, entendiendo el teniente de Policía
Miralles - folio 270 vuelto -, en resolución, que el
desparramamiento y pérdida de gente, más fue por cansancio y
decaimiento moral que "por efecto de las balas". Absatracción del Comandante
general.- Debe señalarse el hecho reflejado en la declaración
del teniente de Policía Civantos
- folio 1.742 vuelto - de que el Comandante general, en los momentos
que precedieron a la retirada, presintiendo - cual indica - la
inmensidad de la catástrofe, parecía ajeno al peligro, y situado en
una de las salidas del campamento general permanecía expuesto al
fuego intenso del enemigo, silencioso e insensible a cuanto le
rodeaba. Ausencia del Mando.- Hecho
lamentable es que en esta retirada desaparece el Comandante general
dictadas sus disposiciones preliminares para el desalojo del
campamento, cuya salida apremiara, y que una vez dado el impulso
inicial, que indefectiblemente había de conducir por la forma, la
ocasión y la imprevisión con que se hacía al aniquilamiento de
aquellas fuerzas, no se aprecia dirección ningunsa ulterior, ni en
ningún momento de la retirada resurge la autoridad del Mando en
ninguno de sus grados, borradas a lo que parece jerarquías con sus
deberes inmanentes. Sólo de manera episódica algún espíritu
animoso, volviendo por los fueros de la disciplina y dictados del
deber, trata de hacer reaccionar aquella masa inerte, en su propia
defensa o para encauzar el desorden, sin que su meritorio proceder
obtenga éxito alguno. Es tan completa la desorganización, como el
decaimiento moral que acusa esta desalentada marcha, que su mención
en detalle se haría interminable, remitiéndose por ello el Juzgado
al contexto de las declaraciones y atestados que del caso tratan,
creyendo suficiente para evidenciarlos el resumen consignado. Continúa la retirada a
Dríus desamparando a Ben-Tieb.- No se detiene aún en Ben-Tieb
la desordenada columna sino pasajeramente, para reponerse algún
tanto. El jefe de esta posición trata
en vano de retener algunas de estas tropas para reforzar su corta
guarnición, recabando para ello el concurso de los jefes que pasan,
los cuales desatienden la instancia a tenor de lo que declara el
teniente médico Peña,
de aquel hospital de evacuación - folio 678 vuelto -, que describe
el desastre de la retirada bajo la obsesión del pánico, y más
determinadamente se contrae el teniente coronel de Ceriñola Marina.
También dice a este respecto el teniente de Intendencia Guerra -
folio 1.527 -, del depósito de aquella posición, que hicieron
intentos de sujetar algunas de las fracciones para entrarlas en la
posición a fin de organizar la resistencia; que con este propósito
salieron a la carretera, por la que pasaba la columna con la gente de
diversos Cuerpos y Armas mezclada, los camiones abarrotados de
soldados y todo en el mayor desorden, procurando detener a la gente y
apear de los vehículos a los que no estaban heridos. Ratifica que
requería el jefe de la posición la asistencia de los referidos
jefes y oficiales que pasaban con dicho objeto, pero sin alcanzarla;
pues tanto éstos como los soldados, con el calor, el polvo, el
cansancia y la depresión del espíritu, llegaban completamente
agotados. El alférez de Ceriñola Guedea
dice, en declaración del folio 1.249, refiriéndose a estas
discusiones, que el teniente coronel Marina, de su regimiento, dijo
que seguiría con sus fuerzas a Dríus, en tanto que el capitán
Lobo, jefe de la posición, quería que se detuvieran con ellos para
contribuir a la defensa por contar sólo para este fin con dos
secciones. En resolución: todos seguían a Dríus, ya sin hostilidad
en este trayecto, al cual campamento se recogen los restos
desbaratados de estas tropas, tan faltas de gobierno como de moral. Dice el capitán Cayuela, de
Policía - folio 985 -, que en Ben Tieb se observaba una gran
confusión de fuerzas de todas clases, sin mando ni dirección; que
dirigiéndose a los oficiales de la posición preguntó por algún
jefe de quien pudiera recibir instrucciones, contestándole aquellos
que allí sólo existía la perplejidad que observara, "sin
órdenes de ninguna clase", y que, en suma, la columna siguió
el camino de Dríus. Resumen e impresión de los
sucesos.- Al folio 62 se inserta una conferencia telegráfica
celebrada entre el Ministro de la Guerra y el jefe de Estado Mayor de
la Comandancia general en que, con referencia a los informes
fehacientes dados por el capitán de Ingenieros Valcárcel, en
prácticas de Estado Mayor, se resumen las fases todas de los
sucesos, así como al folio 59 se inserta otra de la una y diez del
día 23 que traduce la impresión deprimente de los mismos y la
situación de indefensión de la plaza de Melilla, expresándose en
telegrama de las diez y siete cincuenta del 22 al Alto Comisario -
folio 58 -, por el coronel jefe de Estado Mayor, juzgar indispensable
y urgentísima su presencia en la plaza por lo difícil de la
situación, y con noticia de la presunta muerte del Comandante
general, según los informes que recibe. Descuido de toda medida para
esta retirada.- Por los fundamentos en su lugar establecidos se
aprecia bien que el apoyo natural de la retirada eran las alturas de
Izumar, y así dice el teniente médico D´Harcourt - folio 1.106 -
que tenían pensado hacerse fuertes en dicha posición, que según
hubo de manifestarle el capitán de Estado Mayor Sabaté
era el proyecto primitivo - que ni por pienso fue puesto en
ejecución en el momento decisivo -, y donde creyeron encontrar
algún sostén; pero que al entrar en la posición vieron arder el
depósito de municiones; que allí también encontraron al capitán
de San Fernando. López Vicente; mas como en suma de fuerza que
reunía en conjunto era de quince o veinte hombres, decidieron
continuar la marcha. Igual abandono hace notar el
capitán Valcárcel en sus noticias referidas, así como de las
sucesivas posiciones del camino; y dice el comandante Martínez
Vivas, al folio 1.156 vuelto, que la posición "C" evacuó,
así como la "B", pudiendo comprobar esto último porque,
al pasar al pié de ésta, vieron en ella fuerzas de la Policía; que
en la posición de Izumar, aun cuando estaba preparada para proteger
el repliegue, teniendo sus fuerzas en el parapeto y las piezas de
artillería cargadas, no llegó a hacer fuego porque no vio enemigo
contra quien dirigirlo, y cuando el capitán jefe de la posición
creyó habían evacuado las fuerzas de Annual, dispuso, de acuerdo
con los demás oficiales, destruir las municiones, inutilizar las
piezas y salir con los elementos que pudieran llevar. Si la posición de Izumar se
hubiese, con efecto, sostenido y a su apoyo hecho firmes algunas
fuerzas, presidiendo un mando, una dirección, hubiera sido posible
contener y regularizar aquella desastrosa retirada, porque el enemigo
no insistió en la persecución, atraído más bien por el botín,
como presintiera el Comandante general; pero abandonada dicha
posición prematuramente - como todo hacer suponer - y las sucesivas,
fiado todo al acaso y a la negligencia y no encontrando la retirada
reparo alguno en su camino, cediendo al pánico, hubo de suceder lo
que resultaba inevitable, degenerando en fuga descompuesta. Acuerdo postrero de
posición en Beni-Aza.- Un grupo diferenciado de fuerzas, que una
eventualidad llevó a las alturas de Yebel Uddia en la mañana del 22
de julio, vino a sumarse al desconcierto de la retirada, acogiéndose
también sus restos al campamento de Dríus. Refiere el capitán Fortea,
al folio 471 de su declaración, que hubo de exponer al Comandante
general la necesidad de establecer una posición intermedia entre
"B" y Uddia - cuyo objeto era cubrir el portillo llamado de
Beni-Aza y entre las mismas abre paso a los senderos que suben de
Igueriben y descienden de Tizi-Assa -, agregando más adelante -
folio 482 - que en presencia de los sucesos que se desarrollaban en
contorno de Annual y grave estado de las cosas, cediendo también a
la petición de los moros amigos, que le pedían para asegurar la
tranquilidad de la cabila, hubo de insistir el 21, al terminar el
servicio, en la necesidad de establecer la referida posición, cuyo
establecimiento inmediato así fue dispuesto. Con arreglo al diario de
operaciones de la Comandancia - folio 633 - fue encomendada la
operación para el día siguiente, 22, a una columna al mando del
teniente coronel de Alcántara, compuesta de este regimiento, tres
compañías del de Ceriñola y una compañía de Ingenieros con el
material correspondiente de fortificación para establecer la
posición referida en el punto que designase el capitán de la 13°
mía de Policía; las compañías precitadas de Ceriñola, una
procedente de la plaza, y las otras dos relevadas por las
provisionales organizadas en las destacamentos de Nador, Zeluán,
Zaio y Monte Arruí, eran los últimos refuerzos que se llegan a
Annual, y pernoctaban de tránsito en Ben-Tieb el 21, siendo la
compañía de Ingenieros también del destacamento de esta posición. Interrupción de los
trabajos.- Defección de la Policía y agresión que provoca.- Llegadas
las fuerzas designadas a media mañana del 22 al lugar de
asentamiento de la proyectada obra, se estaba en los primeros
trabajos de su construcción - folio 482 - cuando le fue comunicada
al teniente coronel Primo de Rivera la orden urgente de acudir con
los escuadrones en dirección a Izumar para proteger la evacuación
de Annual, en consonancia con el aviso del folio 1.996, a que con
anterioridad queda hecha referencia, como en seguida puso este jefe
en ejecución; divisándose ya a este tiempo desde la altura la
polvareda de la columna en retirada de Annual a Izumar. El enemigo se
corría en tal momento por Taurda, entre Uddia e Intermedia
"A", con ánimo sin duda de cortar el paso a la referida
columna, que en tanto adelantaba desordenadamente por la carretera,
tiroteada por ambos flancos y retaguardia - folio 483 -, siendo de
entender de las manifestaciones, un poco reticentes, del testigo que
las fuerzas de su mía, establecida en protección de los trabajos de
referencia, desertaban de sus puestos y cruzaban sus fuegos con los
flanqueos que desplegara Alcántara, conforme a las postreras
órdenes del Comandante general; como el propio testigo fuera
también objeto de la agresión que explica de parte de los moradores
de los poblados que tuvo que atravesar para ganar la carretera,
siendo de suponer que por desafección de su fuerza; agregando que al
tratar de encaminarse a Dar Mizian para recoger la documentación y
fondos de la mía, no lo pudo conseguir a causa del fuego que de
allí se hacía. Según el parte del capitán de
Policía Jiménez Ortoneda - folio 1.835 -, agregado a los servicios
de la 13° mía, al escapar de una guerrilla unos policías de ésta
se les hizo fuego, rompiéndolo entonces el enemigo, que hasta
entonces se había mantenido en observación, que próximamente a las
catorce treinta arreció el fuego entre Uddia y Ben-Tieb, y por
Tardua trataban de bajar los grupos referidos enemigos, en dirección
a la posición "A" y Tafersit; cubriendo entonces dicho
frente hasta las dieciseis, que siguió para Dar Mizian, y al cruzar
a Ben-Tieb pudo notar que, posesionados de la cabecera los rebeldes,
hacían fuego contra dicha posición. Síntesis de esta parcial
retirada.- Según declaración del folio 1.339, del teniente
Muñoz, de una de las compañías asistentes a los trabajos - cuyo
grupo de unidades, dicho sea de paso, no se habia sometido a
mando de jefe alguno de regimiento, todo e el espíritu negligente
dominante en el territorio -, el enemigo había ido concentrándose
en los barrancos que rodeaban el lugar de la posición en planta, al
propio tiempo que las fuerzas de Policía establecidas en protección
avanzada de los referidos trabajos, desde las alturas fronteras,
abrían también fuego contra las tropas ocupadas en ellos; por lo
que hubo de disponer el capitán que las mandaba cesar en el trabajo
y aprestarse a la defensa. Acababa de desplegar la suya con este
objeto cuando dio aquél la orden de retirada, aunque sin indicar
dirección determinada, por lo que el testigo decidió adoptar con su
compañía de la Bedn-Tieb, y batidos de arriba, primero, y atacados
después por los moradores del poblado que tenía que cruzar, vióse
obligado a abrirse paso a viva fuerza, desbaratándose en esta
refriega su gente; pues, como asevera, en ella se encontró solo, por
dispersión de la compañía. En las proximidades del poblado de
referencia , manifiesta que alcanzó a ver que las otras fuerzas
empleadas en la operación se retiraban también combatidas. El hecho
es que, descendiendo de la altura y hostilizados por los moradores de
los poblados de tránsito, quedaron también desechos en el
repliegue, acogiéndose los restos a Ben-Tieb, siguiendo el curso de
la retirada general, como se incorpora también a ella la compañía
de esta agrupación de Ceriñola que quedara en el Morabo, en la
carretera, al cuidado de la impedimenta; haciendo observar el
teniente del regimiento de Alcántara Bravo, en su declaración del
folio 1.379, que dichas fuerzas se retiraban con más precipitación
de la que justificaba el fuego del enemigo, contrayéndose al
conjunto de las unidades de referencia. Dice el coronel de Ingenieros López
Pozas, al folio 1.131, que la tercera compañía de Zapadores de
su Comandancia, encargada de los referidos trabajos, tuvo que
aguantar el choque del núcleo de la harka que intentaba cortar por
aquel sitio la retirada de las fuerzas de Annual hacia Ben-Tieb, y
que cuando llegó a Dríus tenía sesenta y tantas bajas de sus cien
hombres del pie de fuerza. Repliegue de Alcántara
sobre Ben-Tieb y Dríus.- Dice el referido teniente Bravo en su
precitada declaración - folio 1.379 vuelto -, que los escuadrones de
Alcántara, pasando el tropel de la retirada, marcharon cubriendo la
extrema retaguardia y recogiendo en el camino a los rezagados por el
cansancio y extrema fatiga; que al llegar a Ben-Tieb aprestábase la
guarnición para la defensa, porque los que pasaban en retirada no se
detenían en ella. La policía parecía ya sublevada, pues
retirándose sobre su cabecera, no respondió al llamamiento.
Detuviéronse los escuadrones hasta concentrarse, marchando después
en dirección a Dríus, excepto el quinto, que continuó en Ben-Tieb
hasta que fue evacuada la posición, cuya retirada, a su vez,
protegió hasta aquel campamento. Y agrega el soldado Moreno
Martín, de este escuadrón - atestado 138 -, que a poco de llegar a
Ben-Tieb tuvieron que salir 40 caballos con el teniente Puga para
contener una mía de Policía que se había sublevado, teniendo con
ella bastante fuego, regresando y saliendo de nuevo para despejar los
alrededores y proteger la salida de la guarnición, continuando
después en protección de ésta hasta Dríus. Juicio de la retirada.- Juzgando
la retirada el comandante de Estado Mayor Fernández,
dice, al folio 814, que se explica las malas condiciones morales en
que se realizó por los contratiempos experimentados en días
anteriores y porque, a su juicio, no se efectuó con sujección a las
reglas del arte militar; como lo demuestra el dato preciso de que la
evacuación del campamento de Annual se verificó en un plazo de
tiempo tan sumamente corto, que es imposible de comprender cómo
durante él salieron tantos elementos de aquel punto, sino admitiendo
que se imprimió al movimiento una precipitación inicial, que
naturalmente había de reflejarse en todo su desarrollo. El teniente coronel Fernández
Tamarit - folio 1.202 - dice también que la orden de retirada,
abandonando todo lo que no fueran armas y municiones, causó una
profunda decepción en las tropas, que aún esperaban auxilio; que en
su iniciación se incubó ya el desastre; que no hubo quien
estableciera el orden, brillando por su ausencia el Mando. Muertos
unos, arrastrados otros por el torrente, nadie pudo si supo
contenerle, y atento a las condiciones de la única línea peligrosa
de retirada, falta de puntos de apoyo y reservas que pudieran servir
de dique, "la retirada - dice - terminó en un sálvese quien
pueda desdichado, fatal consecuencia de errores que eran de todos, y
de los que la oficialidad del Ejército, ni aun muriendo, pueden
redimir a éste". El coronel Riquelme
reconoce asimismo, al folio 1.282 vuelto, la depresión moral
provocada como consecuencia lógica de la evacuación de Annual por
la columna más fuerte que se había concentrado, y ello después de
la pérdida de las posiciones de Abarrán e Igueriben, esta última,
a pesar del esfuerzo máximo realizado por el Comandante general para
socorrerla; y si a esto se agrega la muerte del general y de los
jefes principales que con él estaban, se comprende el desconcierto
de los inferiores y las consecuencias que produjo, unido a no haber
sostenido muchas posiciones la obligada defensa; y estima, por
último, el teniente coronel Dávila
- folio 1.296 - que la desaparición del Comandante general, de
prestigio notorio, deprimiría seguramente el espíritu de las
fuerzas, determinando el consiguiente desorden. Es incuestionable, con todo,
considerando el desarrollo de los sucesos desde su iniciación, que
la caída inesperada de Abarrán hubo de ofuscar al Mando,
sugiriéndole irreflexivas ideas de desquite, como en su lugar se ha
visto, despertando al propio tiempo la inquietud de las tropas, como
la posterior pérdida de Igueriben, en las condiciones de su
lamentable abandono, influyó desastrosamente en el espíritu de
ellas, debilitando el sentimiento de su propia confianza, como la
autoridad del mismo Mando, que en sus postreras determinaciones, en
presencia de la peligrosa situación provocada, parece desconcertado.
La ausencia de disposiciones, encaminadas a encauzar en lo posible la
situación con adopción de las medidas consiguientes al problema
militar que se planteaba, indujeron por modo irremediable al
desaliento y desorden promotores de la catástrofe. Los términos del abandono de
Annual, tal como la realidad los representa en el furtivo intento de
escapar a la atención del enemigo, son indicios de sobrecogimiento
del ánimo en esta adversidad, de la renunciación de la voluntad y
deberes inherentes al Mando, o del insuperable ascendiente cobrado,
en su impresión, por el dicho enemigo. Habiendo faltado el Mando
superior en tan supremos momentos, aislados y caídos los jefes que
hubieran podido asumirle por natural sucesión, si el necesario
concierto hubiera presidido en ello, sin guía ni dirección la
fuerza, faltó asimismo, escalonadamente, su acción hasta las
unidades inferiores, rota la cohesión y resortes de toda autoridad,
surgiendo con el pánico la confusión declarada, que no encontró en
la huída sostén alguno que la pudiera recoger y hacer reaccionar,
sino los esfuerzos sueltos, meritorios, pero incapaces para contener
la fuga, porque en realidad de verdad, en esta humillante retirada de
la tropa no opuso otra resistencia que su inercia, su abatimiento, el
agotamiento físico, el aniquilamiento de su moral, como se deduce
las múltiples declaraciones recogidas. |