GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO VIII:

LA GUERRA DE CHILE CONTRA GRAU

1.- Grau frente a Antofagasta

2.- Apreciaciones sobre la acción de Antofagasta

3.- Otra vez en Lima

4.- El segundo combate de Iquique: cartas de pésame

5.- La captura del “Rímac”

6.- El último cumpleaños

7.- Cerca de Valparaíso

8.- Grau ataca Antofagasta

9.- Carta de pésame por los Heros

 

2.- Apreciaciones sobre la acción de Antofagasta 

Los transportes “Itata” y “Rímac” con los cuales se tropezó Grau al entrar en el puerto de Antofagasta, seguramente eran los barcos que pocas horas antes habían desembarcado 3.500 soldados y gran cantidad de armamento

El 26 de mayo, los chilenos estaban preparando en Antofagasta, un homenaje a Carlos Condell, al cual consideraban héroe nacional. La población estaba embanderada, las bandas militares tocaban música y 7.000 soldados habían formado. Estaba por iniciarse la ceremonia cuando el “Huáscar “ irrumpió en la bahía y lanzó un cañonazo, que hizo desbandar al público, poner en alerta a los soldados y a la defensa del puerto y suprimir la ceremonia. La “Covadonga” prontamente se colocó detrás de 10 barcos mercantes extranjeros y delante de la población. En la noche de ese mismo día aprovechando la confusión que causaba la presencia del “Huáscar” en la bahía, la  hez chilena del pueblo de Antofagasta salió a las calles a robar y saquear, obligando al ejército a intervenir. Días más tarde de estos sucesos se ocupó el diario “El Mercurio” de Valparaíso.

El “Huáscar” hizo seis disparos con los gruesos proyectiles de 300 libras, contra la planta condensadora, a la cual malogró pero no llegó a destruir. La planta había sido construida años atrás para atender las necesidades de agua de la  población, y con la llegada del ejército chileno, se había más que doblado el número de los que la utilizaban, por cuyo motivo se había racionado su uso. La escuadra chilena se abocó al arreglo de la planta para evitar que el ejército chileno allí acantonado padeciera los rigores de la sed.

Grau no quiso cañonear los depósitos de salitre que habían en Antofagasta, y que Chile exportaba a Inglaterra a cambio de armas. Fue sin duda un error de Grau llevado por sus buenos sentimientos, porque el incendio hubiera producido una gran humareda que habría afectado a la población. Sin embargo, el comandante del “Huáscar” bien pudo tener en cuenta que los chilenos si incendiaron los depósitos de Salitre de Pisagua. Si Grau hubiera incendiado los depósitos de Antofagasta le hubiera creado un gran problema al ejército chileno acantonado en ese lugar.

Cuando el 27 de mayo detuvo Grau al vapor inglés “Ayacucho”, pudo leer periódicos y tener noticias sobre la escuadra chilena que  había salido desde el 17 de Iquique rumbo al Callao y ya había regresado, estando desde el 26 en el puerto de Pisagua. Eso decidió a Grau tener más prudencia pero de todos modos incursionó en la caleta de Cobija

El 29 de mayo estaba Grau en Iquique y allí lo fue a visitar a bordo el presidente Prado, el que le dio nuevas instrucciones, en sentido que pasara a Ilo a recoger carbón y luego retornase a Arica. El “Huáscar” pasó la noche mar afuera  y cuando en la mañana del 30 de mayo volvía al fondeadero de Iquique, se topó con la escuadra chilena a sólo 5 millas de distancia, por lo cual Grau puso rumbo al O.E. y luego al norte, siendo perseguido por el «Blanco Encalada” y por  la  corbeta “Magallanes”, pero a causa de que el enemigo estaba con el carbón  racionado,  tuvieron que abandonar la caza después de tres horas. Dos horas después, el “Huáscar” pudo ver a lo lejos a un barco que llevaba a remolque a otro más pequeño, hizo un disparo de aviso y se acercó, logrando distinguir al “Matías Causiño” que llevaba a remolque una barca a la que abandonó para huir frente a Camarones. Durante dos horas persiguió a la nave enemiga, la que logró zafarse. 

Grau cumplió con mucha prontitud todo lo dispuesto por el presidente en forma tal que el 1° de junio estaba en Arica. El 2 de junio estaba frente a Pisagua y siguió, de tal modo que el 3 a las 5.50 de la madrugada, entre Huanillos y Punta Lobos pudo ver como a 10 millas de distancia dos humos que creyó eran barcos menores de la escuadra enemiga, por cuyo motivo se les acercó hasta 5 millas, porque el tiempo estaba brumoso y recién pudo ver que se trataba otra vez,  del acorazado “Blanco Encalada” y de la corbeta “Magallanes” que  estaban en busca de  la “Chacabuco” y la “O’Higgins”  para auxiliarlas, pues no tenían carbón y avanzaban a vela. Como también buscaban al “Huáscar” al casi toparse con él, dirigieron su proa hacía el monitor. El momento era realmente crítico para Grau, pues su buque por estar utilizando carbón de baja calidad sólo estaba desarrollando 9 millas por hora.  

El enemigo inició la cacería del monitor, donde Grau para quitarle peso inútil arrojó parte del carbón al mar y soltó dos lanchas, Los chilenos pensaron que dichas lanchas eran torpedos y  para esquivarlas perdieron tiempo, lo que aprovecho el “Huáscar” para distanciarse, aunque no lo suficiente, como para que el “Blanco Encalada” empezara a disparar, cuando eran las 12.50 del medio día. Los dos primeros tiros con muy buena puntería de los chilenos, cayeron  a bastante distancia de la popa del monitor. Grau creyó que el combate era inevitable y convocó a su tripulación a cubierta y la arengó, luego cada uno fue a sus puestos. Cuando la distancia era de 3.500 metros hace el “Huáscar” su primer disparo, en buena dirección pero también corto. Llegó la noche y como la luna alumbraba bastante, siguió la persecución hasta las 12. 50  de la madrugada en que habiendo logrado el “Huáscar” aumentar la distancia, el enemigo cesó de perseguirlo, frente a Sama al norte de Arica, tras de 18 horas en que se recorrió un gran trecho de la costa sur.  El blindado chileno había hecho 14 disparos y el barco peruano 7. A la mañana siguiente, es decir, el 4 de Junio entró Grau al puerto de Mollendo donde el pueblo le tributó un gran recibimiento pues en todo el Perú y también en Chile se conocían sus proezas

El  sábado 7 de junio llegaba al Callao tras de 28 días de ausencia, pues había salido el 16 de mayo.  Si se hace un balance de este corto tiempo, se puede apreciar que Grau  mostró valor, serenidad, pericia y mucha magnanimidad en la lucha, lo cual da un balance positivo para su naciente gloria. Pero para el Perú el resultado fue negativo por la pérdida de la “Independencia” y porque no se pudo asestar fuertes golpes al enemigo. Si Grau hubiera sido menos generoso y no se hubiera dejado llevar de su carácter, sin duda que el Perú pudo haber capitalizado en mejor forma todo el accionar de Grau. Chile había iniciado una guerra sin consideraciones de ninguna clase como fue la destrucción del pequeño pueblo de Pisagua y con esos antecedentes, bien pudo haberse mostrado más severo frente al puerto de Antofagasta.