5.- La captura del “Rímac”
La fragata “Unión” había
llegado el mismo día 16 de julio, a Arica desde el Callao y
se había unido al “Huáscar”, pues la 1ra. y la 2da. División
Naval se habían refundido en una sola bajo el comando de
Grau, por la pérdida de la “Independencia”
Prado cuando recibió
información del bombardeo de Iquique retornó precipitada-
mente a Arica e impartió órdenes a Grau, que contando
también con la “Unión” partiera de inmediato al sur, pues
el contralmirante Montero supo. que iban a viajar tropas de
Valparaíso a Antofagasta.
Las acciones que realizaron
el «Huáscar» y la «Unión» en
esta salida son
narradas por Grau en el parte que elevó al Presidente Prado
a su retorno a Arica. Dicho parte decía lo siguiente:
Comandancia General de la
Primera División Naval. A bordo del «Huáscar», al ancla
Arica Julio 25 de 1879.
Excelentísimo señor General,
Director de la Guerra. - Excelentísimo Señor.
En armonía con las
instrucciones y órdenes que recibiera de Ud. para buscar y
hostilizar al enemigo en las costas del sur, junto con la
corbeta La Unión y al mando de ambos buques, tengo el honor
de elevar al conocimiento de V.E. el presente parte sobre
los resultados de mi comisión.
El 17 de los corrientes a las
3 h.a.m. zarpamos del puerto, después de haber convenido
con el jefe de la Segunda División Naval, capitán de navío
don Aurelio García y García, los mejores medios para llenar
nuestro cometido. Navegamos bien retirados de la costa a
una distancia tal, para que no pudiéramos ser vistos por los
enemigos. A las 12 h.m. pasamos frente a Pisagua y a las 5
h.p.m. por Iquique. A las 9 h. a.m. del día 18 reconocimos
al norte de Mejillones de Bolivia, un buque de guerra que
resultó ser la barca inglesa “Lady Vore de Vore” que cuatro
días antes había zarpado de dicho puerto, con un cargamento
de guano con destino a Liverpool. De este buque obtuve
algunos datos referente a los transportes enemigos.
Continuamos en demanda del puerto de Antofagasta, y al
encontrarnos ocho o diez millas del punto Tetas, se avistó
un vapor hacia la cuadra de babor que llevaba un rumbo
opuesto al convoy. Inmediatamente ordené a La «Unión» que
fuera a reconocerlo, mientras yo hacia lo mismo pegándome a
la costa. Como el vapor se asemejara al buque enemigo “Abtao”,
activé la persecución y a las 5 h.p.m. entre al puerto de
Mejillones siguiendo sus aguas y resultó ser la cañonera
“Hugòn” de la marina de guerra francesa que venia en viaje a
Coquimbo. Nuestro inevitable arribo al puerto ya indicado,
frustró el primitivo plan, porque supuse y con fundamento,
que de allí se comunicaría por tierra a Antofagasta nuestra
llegada, como pasó en otra ocasión. Por tal motivo desistí
de mi propósito y resolví continuar mi viaje a las costas de
Chile.
En las primeras horas del día
19, y a 21 millas de tierra encontramos varios buques
mercantes de vela. Mientras yo reconocía a algunos de ellos,
ordené que hiciera lo mismo La «Unión» con él que tenía más
próximo. Del examen efectuado por la corbeta, resultó que el
buque era la fragata “Adelida Rojas” cargada con carbón
chileno, que enarbolaba indebidamente la bandera
nicaragüense y se la despachó al Callao con dotación de la
misma corbeta, para que fuera juzgada por el tribunal
respectivo.
En la mañana del 20 y frente
a Charanal, se capturó por La «Uniòn», el bergantín “E.
Sancy Jack”, cargado de cobre y en las mismas condiciones
del anterior buque, por lo que se le despachó al Callao, con
igual objeto. Como en estos momentos salía de Charanal el
vapor inglés “Santa Rosa”, mientras yo reconocía el puerto,
ordené a la «Uniòn» que continuara inmediatamente su
marcha al referido puerto para llegar antes que el vapor y
ver si se podía capturar algún transporte enemigo. Una vez
en el puerto notifiqué al jefe militar de la plaza, iba a
proceder a la destrucción de las lanchas haciéndolo
responsable de las represalias que pudiera tomar, en caso de
que se me hostilizara, asì se hizo con todas ellas, sin que
se opusiera la menor resistencia.
A las 2 p.m. zarpé con rumbo
a Caldera y a las 5 h. p.m. encontré en la boca del puerto a
La «Uniòn». Media hora después penetró en el puerto
siguiendo mis aguas la corbeta, sin que ninguno de los
fuertes o baterías nos hicieran fuego, sin embargo, de
habernos colocado a su alcance. Después
de tres horas,
esto es, a las 8 y 30 pm zarpé de Caldera con rumbo al Sur,
sin que hubiéramos encontrado en el puerto ningún buque
enemigo.
En la mañana del 21 entré en
Huásco y como en Charanal, destruí todas las lanchas,
mientras igual operación hacíamos en Carrizal con la Unión.
A las 5 de la tarde entré también a este último puerto, para
salir media hora después de haberlo reconocido. Al siguiente
día volví por segunda vez a Charanal y saqué a remolque a
la barca nicaragüense “Adriana Lucía” cargada de cobre y
que por encontrarse en condiciones análogas a las
anteriores, fue remitida al Callao al mando y cuidado de un
oficial y dos guardia marinas y ocho marineros de este
buque. La corbeta entró esa misma tarde al puerto Pan de
Azúcar y rompió todas las lanchas que allí existían. El
resto del día pasó sin que ocurriera ninguna novedad
importante hasta las 8h.pm encontramos un vapor, que
reconocido resultó ser el “Chala” de la Compañía Inglesa de
Vapores, que había salido de Antofagasta con destino a
Caldera el día anterior Nos comunicó que se encontraba en
dicho puerto el transporte chileno “Itata”, en el que había
llegado últimamente de Valparaíso, una Comisión compuesta
de varios jefes del ejército y presidida por el ministro de
estado Domingo Santa María. En la tarde se le dio el
“rendez vous” al comandante García y García para que
amaneciera con la «Unión» de 20 a 25 millas de
Antofagasta para operar ambos sobre este puerto. A las 6 AM
del 23, pocas millas al sur del puerto ya nombrado, descubrí
en el horizonte hacia el norte dos humos e inmediatamente
ordené se diera todo el andar al buque, pues suponía que
alguna nave perseguía a la corbeta, o que ésta daba caza a
un transporte. Una hora después pude ver que se efectuaba lo
último y goberné a cortarle la retirada al transporte. La
corbeta, merced a su rápido andar y hábil manejo, acortaba
la distancia visiblemente. El buque enemigo que al principio
huía al N.O. encontrábase acosado en su fuga por los
nuestros, que estrechaban la distancia instante por
instante. La “Unión” le hacía al mismo tiempo algunos
cañonazos con las piezas de menor calibre. A las 10.15 a.m.
estaba el «Huáscar» a tiro de cañón y disparé por la
vía de intimidación, una de las piezas de 300, cuyo
proyectil pasó sobre la proa del transporte. Nos alistábamos
para hacerle un segundo disparo, cuando el “Rímac” enarboló
en su palo trinquete, la bandera blanca: estaba rendido.
Inmediata-
 |
Captura
del "Rimac" |
mente llegué a su costado y envié botes con
oficiales, soldados y tripulantes para recibir el buque,
nombrando al mismo tiempo como comandante provisorio de
dicho transporte, al capitán de fragata graduado don Manuel Meli- tón Carvajal. A su bordo venía de transporte el
escuadrón “Carabineros de Yungay”, fuerte de 258 plazas,
inclusive 15 individuos entre jefes y oficiales. Este cuerpo
viene al mando del teniente coronel Bulnes. En el “Rímac”
han venido también 215 caballos, una gran cantidad de
carbón, armamento, proyectiles y otros artículos importantes
de guerra, cuyo inventa- rio se está actualmente haciendo y
que remitiré oportunamente a V.E. La caza duró cerca de 4
horas y a consecuencia de los disparos de la «Uniòn» murió
un soldado y salieron cuatro heridos, todos ellos del
escuadrón “Carabineros de Yungay”. Se ordenó también que de
a bordo de la “Unión”, pasen al transporte otros oficiales
y tripulantes. Así mismo, varios de los prisioneros fueron
transbordados a este buque y a la Unión. Entre los
prisioneros se encuentra el teniente coronel don Manuel Bulnes, el
sargento mayor don Wenceslao Bulnes, el capitán
del buque don Pedro Lantrup y otros varios. El capitán de
fragata don Ignacio Luis Gana con otros pasó a la Unión. En
el resto del viaje hasta este puerto, en el que he
fondeado hoy a las 9.30 a.m. no ha ocurrido nada importante.
Al concluir permítome el honor de felicitar a V.E. y al
país por el triunfo moral obtenido sobre el enemigo, a
arrebatándole en noble lid, uno de sus más importantes
transportes, como así mismo, uno de los mejores cuerpos que
componen su ejército. Todo lo que tengo el honor de poner
en conocimiento de V.E. a fin de que se
digne de
conceder su aprobación a los procedimientos de que doy
cuenta. Tan luego como remita su parte el comandante García
y García, tendré el honor de remitirlo a V.E. Dios guarde a
V.E. excelentísimo señor. Miguel Grau.
Como se puede apreciar, Grau
era muy parco y objetivo en su parte, a la par que
minucioso, sin hacer ninguna clase de ponderaciones de su
acto al cual considera sólo como un triunfo moral, lo que
indudablemente era cierto, pues la captura del “Rímac” no
variaba el curso de la guerra, no obstante lo cual, impactó
tremendamente en Chile donde las masas populares en son de
protesta cometieron graves desmanes.
Cuando la “Unión” avistó, al
“Rímac” le hizo tres disparos con un cañoncito de sòlo 9
libras, los que impactaron, causando bajas en el enemigo.
Después que el “Rímac” se rindió se observó que los
carabineros arrojaban sus armas al mar El “Rímac” era un
cómodo y nuevo transporte que desplazaba 2.000 toneladas y
era el más rápido de la flota chilena. El Capitán paiteño
Arellano Jefe de la Columna Constitución vigiló el traslado
de 80 prisioneros al «Huáscar» y 56 a La “Unión “, quedando
el resto en el transporte
En su recorrido Grau pasó
frente a Iquique sin tratar de entrar en la bahía porque
sabía que allí se encontraba inmovilizada con el bloqueo la
Primera División Naval Chilena. Las lanchas que Grau
destruyó en los puertos chilenos estaban cargadas de
salitre. Los transportes “Rimac” y “Paquete Maule”, habían
salido de Valparaíso el día 20 rumbo a Antofagasta y en el
primero iba, el grupo selecto de Carabineros de Yungay ,
todos los cuales medían más de l.70 m. de estatura. El
Ministro Santa Maria que en el “Itata” acababa de llegar a
Antofagasta, supo por un mensaje que desde Iquique le fue
enviado en el vapor inglés “Colombia” por espías chilenos,
que los dos barcos peruanos patrullaban al sur de
Antofagasta .De inmediato telegrafió a Valparaíso para que
los dos transportes chilenos no salieran, pero el mensaje
llegó tarde y la noticia del mismo trascendió tanto que los
periódicos se ocuparon bastante del asunto creándose en las
dos ciudades un gran suspenso El día 23 al amanecer entró en
Antofagasta el “Paquete Maule” y eso dio la esperanza de
que luego aparecería el “Rímac”, y como el 24 no llegaba,
se creyó que había retornado a Valparaíso. El Supervisor de
la Guerra, Santa María, desde Antofagasta, había enviado
urgente al “Itata” al mando de Patricio Lynch, ordenando
al “Cochrane” que estaba bloqueando Iquique, saliera a toda
máquina al encuentro del «Huáscar», pero el acorazado
chileno estaba sin combustible y era remolcado, por el
“Itata” hacia la caleta de Caldera. Si Grau lo hubiera
sabido, sin duda habría dejado al “Rímac” para ir a
espolonear al “Cochrane”.. En esos momentos había en Chile
una gran confusión en el mando de la Guerra, pues mientras
Santa María le ordenaba al almirante Williams Rebolledo
levantar el bloqueo de Iquique; el Presidente Pinto ordenaba
que mantuviera ese bloqueo a como diera lugar.
Mientras tanto a bordo del
“Rimac” se habían estado produciendo desacuerdos entre el
capitán del barco, el alemán Lautrup con el teniente
coronel Bulnes, porque el transporte avanzaba muy lentamente
y por último no quiso entrar de noche a la bahía de
Antofagasta y pernoctó millas afueras para ingresar al
amanecer y fue entonces cuando el transporte fue capturado.
Comentando estos sucesos el
el historiador chileno Jorge Inostroza, dice: Todo se unía y
combinaba para ayudar al temerario plan trazado por el sagaz
marino peruano; hasta los elementos parecían encajarse
exactamente en sus cálculos. La habilidad de ese solo
hombre, el almirante Grau estaba ganando la Guerra del
Pacífico.
El 29 de julio, el capitán
del barco francés “Marsella” llegó a Valparaíso haciendo
conocer la captura del “Rimac” lo que se divulgó como
reguero de pólvora y salió en todos los diarios de Santiago
y de Valparaíso. La culpa de la mala conducción de la guerra
se la echaron al Presidente Pinto y se pedía la separación
del General en Jefe del Ejército Chileno y del almirante
Williams Rebolledo. Los altos funcionarios del gobierno eran
sometidos a actos de hostilidad cuando eran encontrados en
las calles, sus casas eran apedreadas y turbas vociferantes
recorrían la ciudad cometiendo actos vandálicos. El Ministro
de Guerra, general Basilio Urrutia en momentos en que salía
del Palacio de Gobierno de “La Moneda” fuie atacado por una
turba que le lanzó piedras y basura sin ser defendido por la
guardia de Palacio que presenció los hechos. Bajo los
balcones de Palacio había una permanente manifestación de
gentes enardecidas que pedían la renuncia del Presidente
Pinto. Pese a todo, éste se dirigió al Senado, donde
encontró al Ministro de Guerra y al resto del Gabinete que
le presentaron renuncia irrevocable. También renunció el
Almirante Eulogio Altamirano, de la Comandancia General.
Después Pinto, escribía a su
Ministro Rafael Sotomayor que estaba en Antofagasta lo
siguiente: “La noticia de la captura del “Rimac” dio lugar
aquí escenas parecidas a las de noviembre cuando vino
Bilbao. La misma chusma movida por los mismos agentes.
Imposible imaginar una estupidez igual. La interpelación del
senado y las escenas vergonzosas acaecidas con motivo de la
pérdida del “Rimac” me han dejado la convicción de que nunca
debimos comprometernos en la guerra.”
Los prisioneros fueron
tratados con mucha caballerosidad por Grau como era
proverbial en él. Los dos oficiales Bulnes eran hermanos e
hijos del que fuera general Manuel Bulnes que comandó la
expedición de chilenos y emigrados peruanos que vencieron a
Santa Cruz en la Batalla de Yungay, en 1839. También los
Bulnes eran primos hermanos del Presidente de Chile y el
tnte. coronel Bulnes era diputado cuando estalló la guerra.
Cuando llegaron los barcos
peruanos a Arica, los marineros de La «Uniòn» hicieron
entrega a Prado de la bandera rendida del “Rímac” También
le entregaron la espada que el Tnte. Coronel Bulnes tuvo que
rendir al capitán de fragata Melitón Carbajal.
Grau entregó al Presidente
Prado el cuaderno de bitácora del capitán del barco Pedro
Loutrup, así como correspondencia oficial capturada. Por
ella se tuvo conocimiento que desde Alemania viajaba a Chile
el vapor “Gleneg” con un cargamento de 16 cañones Krupp y
4.000 fusiles, las nuevas y modernas ametralladoras ligeras
Hotchkiss y las pesadas Gatling, diez mil uniformes,
granadas Palliser y cinco mil sables de caballería. Cada
granada Palliser costaba 7.500 pesos chilenos. Después
llegarían otros barcos como el “New Castle” y el
“Genovese” repletos de armas. así como abundante munición.
Cuando Chile tenía 13.000 hombres en Antofagasta, ya era el
mejor ejército de América del Sur y en Europa le estaban
atendiendo pedidos por 40.000 rifles modernos más. Como el
“Gleneg” debía de. pasar por el estrecho de Magallanes,
Prado dispuso que la “Unión” partiese al día siguiente al
estrecho para capturar el barco alemán. El Capitán García y
García llegó al estrecho de Magallanes, pero unos pocos días
antes había pasado el “Gleneg”