5.- El Camino hacia
la gloria
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Óleo de
Grau, poco antes del combate de Angamos |
El «Huáscar»
llegó a Iquique a las 4 y 30 de la mañana del día 30 de
setiembre, con el «Rímac», y la «Unión» desembarcó al
resto de la división Bustamante y a las 4 a.m. del 1ª
de octubre zarpó hacia el norte, aparentemente
retornando a Arica, pero a la hora de navegación,
dispuso que el “Rímac” continuara navegando al norte,
mientras que el «Huáscar» con la «Unión», penetraban mar
adentro y luego volteaban al sur, rumbo a las costas de
Chile. Como hemos dicho, la escuadra Chilena partió el 2
de octubre rumbo a Arica y en búsqueda del «Huáscar”,
pero los barcos peruanos y enemigos se cruzaron en alta
mar, a la altura de Chipana,
sin verse,
por estar muy distanciados.
A las 7.30 de la
mañana, la escuadrilla peruana pasaba por las
proximidades de Mejillones y el vigía chileno situado en
Punta Angamos, dio la voz de alerta. Las autoridades de
ese puerto de inmediato telegrafiaron a Antofagasta que
estaba un poco más al sur, la presencia de los dos
barcos peruanos. La noticia causó desconcierto y
preocupación en el campamento militar chileno de
Antofagasta. Mientras tanto Grau seguía penetrando en
mar chileno. El 4 de octubre a las 3 de la tarde se
recibe en Antofagasta, otro telegrama que decía:
teniente de Peña Blanca, envíame mensajero anunciándome
«Huáscar» y la «Unión» están frente a la caleta de
Chépica, conversando con vapor “Chala” del servicio de
pasajeros, Exigida confirmación noticia, mismo teniente
Aduana amplía diciendo que «Huáscar», apoderóse de una
goleta en Sarco y pasó el día en acecho en Punta
Leones.- Guillermo Mata, Intendente de Atacama.
Es decir, que en esos
momentos la flotilla peruana estaba al sur de Caldera,
muy adentro del mar chileno. Pero no se detuvo y siguió
avanzando. El 5 de octubre, desde Coquimbo a las 2 de la
madrugada las autoridades chilenas enviaban a
Antofagasta el siguiente telegrama: «Huáscar» entró
silenciosamente en bahía, recorriéndolo en busca de
buques nuestros. No hallándolos prosiguió navegando al
sur.”
La información que
tenía Grau, era de que uno de los blindados enemigos se
encontraba inmovilizado en Caldera y por eso se aventuró
tanto y de forma tan temeraria en mar chileno.
El mismo día 5 de
octubre, desde la caleta de Tondoy, se anunciaba
telegráficamente: «Huáscar», apareció al amanecer
frente al puerto. La flota peruana avista al “Cotopaxi”y
abordó a las 12.30 p.m. al vapor Illo, que navegaba al
sur. Una hora más tarde continuó Grau navegando también
al sur, hacia los Vilos.
Luego a las 12 de la
noche, se envían telegramas tanto a Antofagasta como a
Valparaíso, cuyo contenido era el siguiente: «Huáscar»
llegó este puerto a las 10 de la noche, fondeó unos
minutos, observó y virando en redondo, regresó
rectamente al norte.
La audacia de Grau
había llegado a límites extremos en su desesperación
por encontrar algunos barcos chilenos inmovilizados
para torpedearlos. Vilos, sólo se encontraba a pocas
horas de Valparaíso, pero en este puerto no hubo alarma,
porque el telegrama decía que Grau ya estaba de regreso.
A lo mejor Grau hubiera llegado hasta Valparaíso a no
ser por una información maliciosamente tomada frente a
Vilos, cuando el 5 detuvo al mercante “Cotopaxi” de la
compañía inglesa, en donde un pasajero le dijo
malintencionadamente, que el general Erasmo Escala,
nuevo jefe chileno de las fuerzas en Antofagasta estaba
ya listo para iniciar la invasión del Perú por Iquique.
Esta mala información a la postre significó el
sacrificio de Grau, pues cayó en la ratonera de
Antofagasta. A toda máquina Grau regresaba al norte
cuando el día 7 a las 9 de la mañana, a la altura de
Coquimbo, el «Huáscar» tuvo desperfectos en su
maquinaria, lo que lo obligó a ingresar mar adentro
para reparar las fallas y para evitar el encuentro de
mercantes que pudieran dar a conocer su posición. A la l
y l5 de la tarde continuó su viaje al norte. Sin
embargo, el mercante inglés “Cotopaxi” que iba de norte
a sur, se cruzó con el «Huáscar» a las 10 de la noche y
llevó la noticia a Valparaíso, lo cual permitió al
ministro de Guerra chileno trazar planes para hacer
caer al monitor en una trampa.
El 2
de octubre, el jefe de la flota chilena Galvarino
Riveros, después de salir de Arica, tuvo una reunión con
sus jefes y se
trazó una estrategia para perseguir al «Huáscar»,
pero como recibieran otra orden de Santiago de Chile, y
la información de que la flotilla peruana tocaría pronto
en Mejillones, se volvieron a reunir el 5 de octubre y
acordaron dividir a la flota en dos grupos, con un
acorazado en cada grupo y distribuidos de tal forma que
los barcos peruanos no pudieran escapar. Con las
noticias del Cotopaxi, el gobierno chileno se reafirmó
en sus planes. Mientras tanto Grau navegaba hacia el
norte completamente ajeno a los preparativos que se
hacían.