GRAU  El peruano del milenio

Reynaldo Moya Espinosa

Carátula

Contenido

Prólogo

Capítulo I

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

Capítulo VII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

Capítulo XII

Capítulo XIII

Capítulo XIV

Capítulo XV

Bibliografía

Biografía de R. Moya E.

 

CAPÍTULO X:

ANGAMOS

1.- Los últimos días en Arica

2.- Los chilenos deciden dar caza al “Huáscar”

3.- ¿Fue de Prado la iniciativa para atacar?

4.- La última noche en Arica

5.- El camino hacia la gloria

6.- Angamos según partes oficiales

7.- Angamos según los historiadores

8.- Lo que dijeron los chilenos

9.- Nuestra palabra

 

2.- Los chilenos deciden dar caza al «Huáscar» 

El 30 de septiembre de 1879, el ministro de Guerra chileno Justiniano Sotomayor que se encontraba en Antofagasta, supo que desde hacían varios días el «Huáscar» se encontraba anclado en Arica, por lo cual consultó con el presidente Pinto, la conveniencia de atacarlo con la escuadra. El mandatario respondió que era mejor consultarlo con los jefes de la escuadra, por cuyo motivo el ministro los convocó el 1ª de  octubre  a  una  reunión a bordo del acorazado «Blanco Encalada». La idea fue aceptada, y se dispuso que al día 2 a la 1.20 de la madrugada,  los barcos zarparan, incluyendo los que se encontraban en Mejillones. La escuadra debía de anclar a 6 millas de Arica, y desde allí lanzar las lanchas torpederas contra el «Huáscar», mientras que el resto de la flota avanzaría lentamente y rompería sus fuegos sobre los demás barcos y sobre las baterías de tierra, en caso de fracasar este ataque, los blindados dirigirían sus fuegos exclusivamente sobre el  «Huáscar», mientras el resto de la escuadra atacante cañonearía a las baterías del puerto. En caso de no encontrar al  «Huáscar» y a “La Unión" en Arica, los barcos retornarían La escuadra chilena se presentó ante Arica al amanecer del día 5  y se aprestaron a lanzar las lanchas torpedo, pero el día clareó y los defensores de Arica descubrieron a la escuadra y a los torpedos, por lo cual éstos no fueron activados  y como por otra parte no encontraron en la bahía ni a al  «Huáscar» ni a la «Unión», tuvieron una reunión de jefes a bordo del «Blanco Encalada» y tras de un frustrado ataque a la “Pilcomayo”, se retiraron hacia el sur. Esta  nave peruana siguió a la escuadra chilena a prudente distancia y logró alcanzar a la O’Higgins, con la cual se trabó en combate, retornando a las 12 del día a Arica.