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Los chilenos deciden dar caza al «Huáscar»
El 30 de septiembre de
1879, el ministro de Guerra chileno Justiniano Sotomayor
que se encontraba en Antofagasta, supo que desde hacían
varios días el «Huáscar» se encontraba anclado en Arica,
por lo cual consultó con el presidente Pinto, la
conveniencia de atacarlo con la escuadra. El mandatario
respondió que era mejor consultarlo con los jefes de la
escuadra, por cuyo motivo el ministro los convocó el 1ª
de octubre a una reunión a bordo del acorazado
«Blanco Encalada». La idea fue aceptada, y se dispuso
que al día 2 a la 1.20 de la madrugada, los barcos
zarparan, incluyendo los que se encontraban en
Mejillones. La escuadra debía de anclar a 6 millas de
Arica, y desde allí lanzar las lanchas torpederas contra
el «Huáscar», mientras que el resto de la flota
avanzaría lentamente y rompería sus fuegos sobre los
demás barcos y sobre las baterías de tierra, en caso de
fracasar este ataque, los blindados dirigirían sus
fuegos exclusivamente sobre el «Huáscar», mientras el
resto de la escuadra atacante cañonearía a las baterías
del puerto. En caso de no encontrar al «Huáscar» y a
“La Unión" en Arica, los barcos retornarían La escuadra
chilena se presentó ante Arica al amanecer del día 5 y
se aprestaron a lanzar las lanchas torpedo, pero el día
clareó y los defensores de Arica descubrieron a la
escuadra y a los torpedos, por lo cual éstos no fueron
activados y como por otra parte no encontraron en la
bahía ni a al «Huáscar» ni a la «Unión», tuvieron una
reunión de jefes a bordo del «Blanco Encalada» y tras de
un frustrado ataque a la “Pilcomayo”, se retiraron hacia
el sur. Esta nave peruana siguió a la escuadra chilena
a prudente distancia y logró alcanzar a la O’Higgins,
con la cual se trabó en combate, retornando a las 12 del
día a Arica.