3.- ¿Fue de Prado la iniciativa para atacar?
Hay dos versiones
entre los historiadores, con relación al último viaje
del Huàscar y Grau, pues mientras unos dicen que fue
Grau el que solicitó en forma espontánea hacer el viaje
y Prado resistió, hay otros historiadores que aseguran,
que la iniciativa partió del presidente
El
historiador don Rubén Vargas Ugarte, en Historia General
del Perú, La República, dice: Mientras tanto, el
Presidente Prado continuó con su plan de servirse del «Huáscar»
para hacerle al enemigo todo el daño posible, únicamente
se le previno a Grau que debía de evitar un encuentro
con los blindados chilenos, pero esta instrucción en la
práctica no era de fácil ejecución y desde el momento en
que la escuadra chilena tomó la ofensiva, podemos decir
que era casi
imposible. Grau, lo sabía y, sin
embargo, no hizo objeción alguna a este plan y se
dispuso a hostilizar a sus contrarios mientras fuese
posible.
El historiador
Guillermo Thorndike en “1879”, asegura que “El Supremo
Director de la Guerra insistió en descargar un golpe por
sorpresa al enemigo.....Una vez que el «Rímac» descargue
pertrechos en Iquique, el «Huáscar» y la «Unión»
seguirán si es preciso a Coquimbo a torpedear al buque
insignia chileno, de noche y en puerto”. Grau estuvo en
desacuerdo con las órdenes y consiguió rectificarlas.
Imposible atacar por sorpresa en tiempos de luna llena.
Planteó que sería mejor descargar el torpedo e ir al
Callao a limpiar fondos y calderas y proveerse de
granadas Palliser que llegarían al Callao desde Panamá a
fines de octubre. El Almirante también quería blindar la
cofa, para proteger a los servidores de su única
ametralladora. Decía Grau: Si el «Huáscar» puede
recuperar su primitiva velocidad de doce nudos, si con
nueva munición puede perforar el más grueso blindaje
enemigo, si cada día progresa la puntería de sus
cañones, si la escuadra chilena sigue dividida en dos
cuerpos, con un blindado al frente de cada uno, si es
posible separarlos, para combatir de frente con
cualquiera de ellos, si la orden de ataque nocturno con
torpedo ha sido revocada ¿porqué insiste el alto mando
en enviar al monitor a quinientas millas al sur?
El Historiador Jorge
Basadre en “Historia de la República del Perú”, expresa:
“Se ha creído por algunos, a base de varios testimonios
orales, que la orden para el último viaje de Grau emanó
de Prado bajo la presión pública anhelosa de aplaudir,
más y más hazañas, sin otorgar la debida importancia a
las reparaciones que necesitaba el monitor. Prado en su
manifiesto de Nueva York, fechado en agosto de 1880,
desmintió esta versión. Al referirse a la fatal e
inesperada pérdida del «Huáscar», afirmó que “en ella si
alguna culpa me cabe es únicamente mi condescendencia
con el malogrado contralmirante Grau quien, como es
público, solicitó de mí repetidas veces esa comisión,
hasta que al fin tuve que ceder, no sólo por la absoluta
seguridad que me daba el contralmirante, por la fe que
me inspiraba su pericia y su valor, y por la ilimitada
confianza que en él tenía, sino porque a la vez se
presentaba la necesidad de convoyar y proteger a la
división del general Bustamante, que pasó a Iquique, la
misma noche de su llegada a Arica.”
El historiador Felipe
Paz Soldán en “Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia
, 1er.Tomo, dice: “En estas circunstancias fue cuando el
Director de la Guerra, ordenó (30 de setiembre) que
después de convoyar al transporte «Rímac» que llevaba a
la división Bustamante a Iquique, pasara de allí
directamente al Callao, pero el comandante Grau le
manifestó su deseo de ir en seguida a Iquique para hacer
un ligero reconocimiento, como de costumbre, en la costa
enemiga, después del cual regresaría con derechura al
Callao. El general Prado, así como el secretario general
don Mariano Álvarez y el general Daza, se opusieron a
esta expedición, en que no veían sino un gravísimo
peligro, sin objeto alguno determinado que obligase a
arrostrarlo, y sólo al ver el empeño que el comandante
Grau tenía por emprenderla, permitió que se llevara a
cabo, en convoy con La «Unión».
El
historiador chileno Jorge Hinostroza en “Adiós al
séptimo de línea”, II Tomo, expresa: “El almirante Grau,
había desembarcado a tierra (Arica) para mostrar a su
Presidente los mismos diarios chilenos (adquiridos de
los barcos mercantes ingleses). Se le veía algo cansado,
muy pálido y con la mirada brillándole afiebrada, cuando
decía al general Prado: Lea aquí Excelencia. Los barcos
chilenos zarparon de Valparaíso el 21, luego han debido
desembarcar esos cinco mil hombres en Antofagasta el 24
o 25 recién pasados. Estamos todavía a tiempo
Excelencia. Mis informantes me
han hecho
saber que en Antofagasta se preparan aceleradamente
transporte más transporte para trasladar esas tropas a
un punto de desembarco de nuestro territorio. El
presidente Prado se mostró alarmado y dijo: les
opondremos nuestro ejército que está entre Iquique y la
Noria. El almirante Grau movió la cabeza y dijo: hay
algo que podemos hacer antes Excelencia, una acción
positiva y de relativo riesgo para un mando experto.
Luego prosiguió Grau: salir con el «Huáscar» al
encuentro del convoy con soldados destinados a
desembarcar en nuestro territorio, y al amparo de la
noche cañonearlo, desordenar sus unidades y hundirle el
mayor número de barcos. El Presidente Prado se quedó
mirándolo espantado. Lo que le proponía el almirante era
de una temeridad loca, casi un suicidio y expresó: ese
convoy irá ciertamente protegido por los blindados y
toda la escuadra enemiga. Grau le replicó: no les temo
excelencia, aún más, ansío de todo corazón realizar este
intento. Pero había en su voz, un tono desconocido, se
expresaba con un acento tan hondo, grave y melancólico,
que parecía estuviera dominado por la videncia de su fin
y se resignara a salirle al encuentro. Luego continuó
Grau: póngase en mi lugar excelencia, la guerra naval
seguramente pasará a un plano secundario al comenzar la
campaña de tierra ¿Puedo resignarme a dar por terminada
mi labor sin antes echar a pique a unos cuantos barcos
enemigos?
¡No puedo aceptar su
plan, almirante ¡protestó el General Prado tratando de
disuadirlo. Es muy expuesto, los blindados chilenos
están reparados y ....Grau lo interrumpió: Le suplico
esta autorización Excelencia, y le prometo que una vez
más el «Huáscar» no dejará mal puesto el honor del
Perú.
El presidente Prado,
agachó la cabeza. No tuvo ánimo de oponerse a la
personalidad avasalladora del almirante. Además, Grau
siempre había cumplido sus promesas y siempre tuvo
éxito.
¡Está bien¡ aceptó en
voz baja. Lo autorizo para intentar ese ataque, aunque
me da pavor pensar en que esta pueda ser la última
empresa del «Huáscar».
¡Gracias Excelencia!
El rostro tenso del almirante se relajó y hasta ensayó
una sonrisa forzada, se puso de pie, se inclinó
rígidamente y dijo: ¡Hasta la vista excelencia!. Zarparé
mañana al alba. Grau salió con paso lento. Ya Prado no
lo volvería a ver más. Todo esto corresponde a la
narración del historiador chileno.